Arquitectura de la Memoria_Dr. Adolfo Vásquez Rocca

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    Este trabajo se propone desplegar una mirada metafsico-existencial y por

    ello tambin arquitectnica sobre el habitar, entendido ste como un acto de

    resonancias espirituales mediante el cual el hombre afianza su identidad y se

    reconoce en el trato que establece con las cosas. Esta mirada se corresponde con

    la tesis heideggeriana del habitar potico del hombre en el mundo, entendiendo

    este habitar en el sentido tanto fsico-residencial de la morada, como espiritual

    de la moral.

    El desarrollo de las ideas heideggerianas respecto al ser de lo til

    rpidamente sitan ante perplejidades que dieron lugar al planteamiento de

    cuestiones tales como: el desmantelamiento postmoderno de la relacin entre lo

    til y lo bello , las cuales son desplegadas en este trabajo como una reflexin en

    torno al diseo y la arquitectura, todo esto en el intento de articular una potica

    de la habitabilidad.

    Los temas aqu desarrollados forman parte de las reflexiones que

    Heidegger realiz para responder de un modo estricto, precisamente, alproblema de la esttica. Estas reflexiones se encuentran principalmente en El

    Origen de la Obra de Arte y Hlderlin y la esencia de la poesa . Ambos escritos

    fueron ledos por su autor en conferencias pronunciadas con diferencias de

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    algunos meses, sucedindose cronolgicamente en el orden citado.

    La esttica del siglo XIX se dedic de modo muy unilateral a tratar el arte

    como actividad subjetiva, dejando en segundo trmino el examen profundo y

    directo de la obra de arte, la cual es en definitiva el motivo determinante de

    aquella actividad. El cambio de direccin del pensamiento esttico, que

    reclamaba la propia naturaleza de dicha reflexin, no se ha producido hasta

    nuestro siglo, y puede considerarse la actitud de Heidegger respecto a este

    problema como un exponente temprano de dicho cambio. El punto de vista

    heideggeriano es abordar directamente la obra de arte como tema concreto de

    su anlisis filosfico. Por ms que sus trabajos estticos tengan cierta autonoma

    y el propio autor aluda muy escasamente a su obra anterior, es claro que aqullos

    tienen como supuesto de sus ideas centrales Ser y Tiempo. De manera similar a

    este libro que es una ontologa fundamental, los dos pequeos ensayos estticos

    pueden considerarse como una ontologa del arte en el sentido ms propio.

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    LA PALABRA COMO MORADA DEL SER.

    La tarea de la filosofa, tal como es entendida por Heidegger1, consiste en

    conservar en su verdad la fuerza de las palabras ms elementales en las que

    nuestra realidad se expresa a s misma, y preservarlas sobre todo de los usos

    inerciales, los cuales las volatilizan llegando a ser incomprensibles, que es, por

    otra parte, fuente y origen de problemas aparentes.

    Desde cundo es tarea de la filosofa preservar y conservar en su

    primigenia verdad la fuerza de ciertas palabras elementales? Desde cundo not

    la filosofa que las palabras tienen fuerza, que hubiese palabras elementalsimas

    y que fuera faena suya preservarlas y conservarlas en su verdad o primigenio

    poder de manifestacin? Sin embargo, mejor sera preguntarnos, desde cundodej la filosofa de considerar como propias estas tareas, y desde cundo pasaron

    al dominio de los poetas?

    Primognitas y gemelas fueron, all, en sus orgenes, filosofa y poesa. No

    es coincidencia, sino natural necesidad, el que la primera obra de metafsica,

    madre de todas las dems hasta el presente, haya sido obra de un poeta:Parmnides; y escrita, cantada, en verso hexmetro. La esencia de la poesa

    consiste en saber inventar nombres que funden y asienten en la palabra el Ser y

    la esencia de las cosas . Y fue el poeta-filsofo Parmnides quien dio nombres1 HEIDEGGER, Martn , Hlderlin y la esencia de la poesa , Ed. Anthropos, Barcelona, 1944.

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    fundadores y fundamentales al Ser ; y quien invent las palabras Ser, Pensar,

    Identidad Dichtung ist das stiftende Nennen des Seins (Heidegger). Poetizar es

    usar una palabra para el oficio de hablar del Ser; inventarle a un vulgar y fsico

    sonido el oficio de hablar del Ser. De este modo se puede afirmar que todo

    poema supone una metafsica y que, a su vez, toda metafsica implica una

    potica, un determinado imaginario.

    Es as como los poetas han aprendido de los filsofos el arte de las grandes

    metforas tan desacreditadas por el movimiento de la deconstruccin, esas

    imgenes iluminadoras e inmortales por su valor potico, como el ro de

    Herclito, la esfera de Parmnides, la lira de Pitgoras, la caverna de Platn.

    Esa fusin de movilsimo con ro, de identidad con esfera, de sonido con

    nmeros, de ideas con luz, no se mantiene ms de un instante, es una visin

    reveladora, como un relmpago en el pensamiento, cuyo destello no dura ms de

    lo que todo presente, urgido por el futuro, arrastrado por la fuerza inmemorial

    del pasado convertido en leyenda. Es el lugar del mito como sabidura proverbial,

    el que por la fuerza evocadora de sus imgenes, nos permite retornar a los

    tiempos originarios, de modo que resplandezca entre sus fantasmas el verdadero

    sentido del ser. Por ello la reflexin filosfica no puede prescindir del mito, as

    como el mito de su guardin, el poeta.

    Decir la verdad, es expresar, manifestar, articular, la condicin de

    pertenencia a un desvelamiento en el cual el hombre est ( immer schon

    geworfen ) siempre ya arrojado. La metfora gua para la nocin de verdad no

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    queda caracterizada por el acto de captar ( begreifen ) sino por el de habitar. Por

    ello no es casual que Heidegger refiera tan a menudo el verso de Hlderlin sobre

    el habitar potico del hombre. dichterisch wohnet der Mensch auf dieser Erde

    (poticamente habita el hombre esta tierra). Ahora bien, si la metfora gua para

    el concepto de verdad es el hecho de habitar, la experiencia de la verdad est

    destinada a devenir una experiencia potica o esttica 2.

    En la obra de Heidegger se esta constantemente buscando retornar al

    origen, ya sea por el camino hermenutico, ya por las seales de ruta dejadas en

    el devenir etimolgico de las palabras o mediante la reconstruccin de sentidos

    primigenios a travs de ejemplos tomados de una vida de aldea, en la cual se

    puede percibir una gran nostalgia, la misma que l Heidegger reconoce en la

    poesa de Trakl. Una nostalgia por aquel mundo del orden inmemorial de las

    aldeas y de los campos, en donde siempre se produce la misma segura rotacin

    de las siembras y las cosechas, de sepultacin y resurreccin, tan similares a la

    gestacin de los dioses propios de la poesa de Hlderlin. En las obras de

    Heidegger vemos las cosas dotadas de vida, las cosas vividas, el trato con las

    cosas cotidianas, con las cosas admitidas en nuestra confianza, esto es lo que

    Heidegger entender como el ser de lo til. 3

    2 Esto es posible verlo en el concepto de hermenutica de Rorty, que la opone a la epistemologa(En La reconstruccin de la racionalidad hermenutica de Gianni Vattimo, compilado por H. R. Fischer,A. Retzer y J. Schweizer).3 RIVERA, Jorge Eduardo, Heidegger y Zubiri . Ed. Universitaria, Chile, 2001, p. 63.

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    EL HABITAR POTICO DEL HOMBRE EN EL MUNDO.

    Heidegger alude, a travs de la imagen de la casa, al sentido espiritual

    del hogar como espacio en el que se produce la unidad espiritual de los seres

    humanos con las cosas. Es as como Heidegger realiza una lrica descripcin de su

    hogar ideal, una granja, en la Selva Negra:

    Lo que ordena aqu la casa es la autosuficiencia que permite al cielo y la

    tierra, a los dioses y a los mortales formar una nica unidad con las cosas. Es

    eso lo que sita la granja mirando al sur, en la ladera de la montaa protegida

    por los vientos, entre los prados cercanos al manantial, y la dota de un tejado

    con ancho voladizo de guijarros, cuya caracterstica pendiente no slo aguanta

    el peso de la nieve, sino que desciende hasta abajo para resguardar las

    habitaciones de las tormentas durante las largas noches invernales. No olvida el

    altar en un rincn, detrs de la mesa comunitaria, y halla sitio en la habitacin

    para el sagrado lugar del parto y para el rbol de los muertos pues as llaman

    aqu al atad, y de ese modo determina, para las distintas generaciones que

    conviven bajo el mismo techo, el carcter de su viaje a travs del tiempo. La

    habitabilidad artesana, surgida ella misma de la morada, que an emplea sus

    herramientas y sus estructuras como si fueran cosas, edifica la casa de labor. 4

    4 HEIDEGGER, citado por L. McDowell enGenero, Identidad y Lugar , Ediciones Ctedra, Madrid, 2000, pp. 111 y 112.

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    Heidegger, en este texto, vuelve la mirada a un idlico estado

    preindustrial, mirada que se corresponde con la sensibilidad neorromntica de

    los poetas lricos como Trakl o Teillier, quienes estn constantemente intentando

    regresar a la aldea al pueblo natal como muestra de rechazo (velado o

    inconsciente) de la ciudad moderna, creando un mundo imaginario en el cual

    declaran verdaderamente habitar, y en donde se da el verdadero arraigo, la

    vuelta al mundo de la infancia y la confianza en la memoria y la leyenda.

    La vivienda y el hogar, son elementos decisivos que permiten al hombre

    desarrollar un sentido de su propio yo, en tanto que perteneciente a un lugar

    determinado:

    "Todo espacio realmente habitado contiene la esencia del concepto de

    hogar, porque all se unen la memoria y la imaginacin, para intensificarse

    mutuamente. En el terreno de los valores forman una comunidad de memoria e

    imagen, de tal modo que la casa no slo se experimenta a diario, al hilvanar una

    narracin o al contar nuestra propia historia, sino que, a travs de los sueos,

    los lugares que habitamos impregnan y conservan los tesoros del pasado. As

    pues la casa representa una de las principales formas de integracin de los

    pensamientos, los recuerdos y los sueos de la humanidad. Sin ella, el hombre

    sera un ser disperso ".5

    Aqu podemos notar el paralelismo entre la casa y el cuerpo como depsito

    5 BACHELARD, Gastn, La potica del espacio , Ed. FCE., Madrid 1993.

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    de memoria. No slo los recuerdos, tambin las cosas que hemos olvidado estn

    almacenadas 6. El alma es una morada. Recordando las casas y las habitaciones

    aprendemos a mirar dentro de nosotros mismos.

    6 BAHLOUL, Joelle,The Architecture of the Memory , Cambridge University Press, 1992.

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    COLECCIONISMO Y GENEALOGA DE LA INTIMIDAD.

    Esta descripcin de carcter lrico concede a la casa la connotacin

    espiritual de refugio y seguridad, por contraste con un vivir expuesto que sera

    propio de la existencia a la intemperie-espacio, finalmente, tambin la casa es el

    lugar del goce y del acopio de recuerdos, que forjan una identidad y permiten

    reconocerse en una radical intimidad como siendoigual a s mismo . Las imgenes

    de la casa estn en nosotros porque nosotros estamos en ellas.

    En un sentido prctico, puedo comportarme humanamente hacia un objeto

    slo en tanto el objeto se comporta de manera humana hacia m. El objeto es

    significativo en la medida en que es rico en historia y en asociaciones imaginarias

    y reales. Una caja vaca, por ejemplo, es como la idea de una novela7; ambasson los lmites, el contorno y el volumen de una separacin, un mundo de

    posibilidades frente a la posibilidad del mundo. Si yo, a travs de mi vida, he

    coleccionado numerosas cajas vacas ha sido por las posibilidades que

    encerraban. No por lo que luego encerrasen en concreto, se entiende, sino por la

    misma posibilidad que guardaban de encerrar algo, de dotar de lmites, de dar

    cobijo o componer un orden. Probaba introduciendo ahora unas cosas, luego

    otras fotos, monedas, botones, hallazgos o recuerdos, y primero en un orden y

    7 VSQUEZ ROCCA, Adolfo, Ral Ruiz; L'enfant terrible de la Vanguardia parisina, En MARGENCERO , MADRID, 2005, Fundadora de la Asociacin de Revistas Culturales de Espaa, ISSN 1695-4807

    http://www.margencero.com/articulos/articulos2/raul_ruiz.htm

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    http://www.margencero.com/articulos/articulos2/raul_ruiz.htmhttp://www.margencero.com/articulos/articulos2/raul_ruiz.htm
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    luego en otro hasta que lo reiteraba todo para quedarme fundamentalmente con

    el vaco. Porque lo que a m me interesaba en realidad era que lo posible bullera

    en mi cerebro y zumbase en sus entretejidos el abejoneo de sus combinaciones,

    era llenar mi cabeza, como queda claro, ms que con las cajas, de la idea de

    acotar un mundo de dar un amparo, de recortar un orden en el caos del mundo

    de afuera.

    Al respecto, Ral Ruiz ha sealado en alguna conversacin acerca de

    objetos y ficciones que cuando no est filmando pelculas, durante sus paseos

    compra objetos al azar. Y cuando ya ha juntado una cierta cantidad de objetos

    nuevos que excitan su curiosidad, comienza a jugar con ellos. Hace listas, las

    ordena, las mezcla, luego aisla dos o tres objetos y trata de imaginar una

    escena con estos tres. Son ejercicios que hace regularmente. Todo eso, segn

    sostiene, no sirve para nada en el sentido productivo inmediato por ello lo pone

    de lado cuando escribe un guin, pero constituye un repertorio de historias

    hechas nicamente con objetos. Sin embargo, indica, "en el momento de la

    filmacin, cuando ordeno todo lo que hay en el plano, recuerdo ciertos

    automatismos, pongo los objetos de una manera ya dramatizada porque est

    atravesada por el recuerdo de stas micro-ficciones que he elaborado. Todos

    estos ejercicios me dan la sensacin en un momento de estar listo. No es

    improvisacin, es incluso lo contrario, pero al mismo tiempo excede el simple

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    en el placer que supone la posesin de un conjunto de objetos, donde la idea

    misma de coleccin est directamente vinculada a la posesin no funcional por

    encima de la necesidad, es decir, a la riqueza. Respecto de las maneras de usar

    el excedente cabe la prodigalidad que acelera el caudal de los objetos o

    productos en la esfera personal ya sea eliminndolos mediante el regalo, el

    desgaste, la destruccin, la eliminacin, el trueque sistema extrovertido en la

    terminologa de Jung ya sea mediante el amontonamiento. Al respecto resultan

    ilustrativas las opiniones de Andy Warhol: Creo que todos deberamos vivir en un

    gran espacio vaco. Me gusta la costumbre japonesa de enrollarlo todo yguardarlo en armarios. Pero yo prescindira hasta de los armarios, porque es una

    hipocresaTodo en tu armario debera tener fecha de caducidad, al igual que la

    leche, el pan, las revistas y los peridicos, y una vez superada la fecha de

    caducidad, deberas tirarlo. Lo que deberas hacer es comprar una caja cada

    mes, meterlo todo adentro y a final de mes cerrarla. Entonces le pones fecha y la

    envas a Nueva York. Deberas intentar seguirle la pista, pero si no puedes y la

    pierdes, no importa, porque es algo menos en que pensar: te sacas otra carga de

    la mente. -Yo ahora simplemente lo tiro todo en cajas de cartn marrones del

    mismo tamao que tienen una etiqueta a un costado donde poner el mes y ao.

    Sin embargo, detesto francamente la nostalgia, as que en el fondo espero que se

    pierdan todas y no tener que volver a verlas nunca ms.12

    Ahora bien, la casa, pues, es una extensin de la persona, una especie de

    12 WARHOL, Andy, Mi Filosofa de A a B y de B a A , Pg. 155, Editorial Tusquets, Barcelona, 1998

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    segunda piel, un abrigo o caparazn, que exhibe y despliega tanto como esconde

    y protege. Casa, cuerpo y mente se encuentran en una continua interaccin; la

    estructura fsica, el mobiliario, las convenciones sociales y las imgenes de la

    casa permiten, moldean, informan y reprimen al mismo tiempo las actividades y

    las ideas que se desarrollan dentro de sus paredes, un entorno creado y decorado

    como escenario de la habitabilidad. La casa y la habitacin se convierten as en

    un agente de pensamiento y en un primer agente socializador, que moldea el

    carcter de los hijos, a partir de las primeras impresiones de la mirada. Al

    moverse en un espacio ordenado diseado-, el cuerpo interpreta la casa, querepresenta la memoria para una persona.

    Con las costumbres y la habitacin, cada cual construye un dominio

    prctico de los esquemas fundamentales de su forma de vida. No habitamos

    porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida

    que habitamos, es decir, en cuanto que somos los que habitan13. Construir es

    producir cosas que, al erigirlas, disponen un lugar y otorgan un espacio pletrico

    de sentido que se abre a la vez al habitar. La esencia del construir es el dejar

    habitar14. La construccin debe respetar el lugar, el mundo, la tierra donde

    nuestra determinada forma de pensar tiene sentido, y esto es una apuesta por lo

    diferente frente a la uniformidad (igualitarismo) y el estilo arquitectnico

    ramplonamente homogneo contemporneo a Heidegger y que duda cabe

    13 HEIDEGGER, Martin, ConferenciaConstruir, Habitar, Pensar , pronunciada en 1951 y publicada tresaos ms tarde.14 Ibd.

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    tambin a nosotros.

    Lo que hemos intentado aqu es mostrar cmo el habitar y el construir

    estn estrechamente vinculados con el pensar. Porque, al igual que el pensar, el

    construir le da apertura al ser, crea un mundo, un espacio habitable, y es en el

    propio habitar donde se percibe el sentido de este espacio y el pensar acoge e

    instala al ser.

    A este respecto cabe sealar que el devenir-templo de la casa es, en s

    mismo, obra del proceso postmoderno de secularizacin, que se corresponde con

    la elaboracin de "ritos laicos" de carcter domstico (como la contemplacin de

    las "obras de arte" que decoran las casas de la clase dirigente); pero tiene como

    efecto derivado el agudizar la contradiccin entre ese interior que connota"antigedad": la propia antigedad del linaje familiar plasmada en la galera de

    retratos de los antepasados que decoran las paredes y el exterior urbano que

    connota la "novedad" y el desarraigo tpicos de la ciudad en contraposicin a la

    solidaridad orgnica de las aldeas; en suma la contradiccin entre la fachada

    (exterioridad) y el interior. Esto porque las fachadas de las casas o edificios, al

    contrario de lo que pudiera parecer, no estn hechas para ser "contempladas" (la

    contemplacin es slo posible en el interior de la casa, que es lugar de la "vida

    contemplativa"). La calle es una coleccin de fachadas-significantes, y la casa

    una coleccin de interiores-significados. La fachada, como todo significante,

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    debe volverse invisible para transparentar el significado: no est hecha para ser

    vista, sino para ser leda y obedecida, es un signo o una consigna. De la misma

    forma que en la antropologa platnica el cuerpo es la exterioridad del alma a la

    que envuelve, la fachada es la exterioridad que envuelve la casa, y las puertas

    y las ventanas son los apertura al exterior, son "forados" de doble trayectoria:

    ingerencia e intrusismo que amenazan con la penetracin del exterior (de la vida

    agoranmica, comercial y poltica); la disolucin que amenaza con el

    allanamiento del interior y la profanacin de la intimidad (por ello los vidrios de

    una catedral gtica no dejan penetrar el rumor multitudinario de la calle por susventanas, sino slo la luz que procede "de lo alto"15.

    Ahora bien, es en torno a nuestro comportamiento ritual y nostlgico

    respecto de los objetos en los que nos reconocemos, ante los fetiches que

    abarrotan nuestra casa, y en los que de algn modo esta depositada nuestra

    memoria, que podemos reconstruir el sentido de nuestra hasta entonces

    aparentemente dispersa historia y fijar nuestra identidad. Historia que se ha

    desplegado en un conjunto de prcticas y estrategias representacionales, las que

    dan lugar a una forma de vida , aquella que tiene como principio detentador de

    sentido un determinado mito o una historia ancestral a partir de la cual el

    conjunto de sucesos aparentemente dispersos y azarosos que constituyen

    nuestra biografa quedan explicados. Esta clave hermenutica desde la cual, los

    atajos, cabos sueltos, recorridos en zig-zag y dems accidentes de nuestro

    15 PARDO, Jos Luis,Formas de la Exterioridad , Editorial Pre-Textos, Valencia 1992, p.209.

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    ocurrir vital quedan anudados, puede ser un pequeo chiste, una vieja mana

    familiar o un azaroso juego numrico, una narracin cifrada que slo cobra

    sentido a partir de los hechos que ilumina. Es a esto lo que llamamos mito

    fundacional. Slo a partir de ellos nos volvemos comprensibles.

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    LA POESA COMO NOSTALGIA16.

    Los poetas son fundadores del ser; son, por lo mismo, los depositarios de

    los mitos fundacionales de un linaje, de una familia y ms tarde de un pueblo,

    son los nicos capaces de revelarnos el origen y la esencia en cuya prdida

    andamos arrojados en una existencia que nos vela su manifestacin. La poesa es

    el nombrar fundacional del ser y de la esencia de todas las cosas, un decir por el

    cual sale a lo abierto por primera vez todo aquello con lo cual luego tratamos en

    el lenguaje cotidiano. Por eso la poesa nunca toma el lenguaje como una

    materia prima preexistente, sino que es la poesa misma la que posibilita el

    lenguaje17. La poesa es fundacin del ser por la palabra. La poesa es el

    lenguaje prstino de un pueblo histrico. Un pueblo al que el poeta, como

    sobreviviente de un paraso perdido, quisiera regresar, como testigo visionario

    hoy forzosamente marginal de esa edad dorada de lo humano. El mundo del

    verdadero arraigo, donde la jornada de trabajo en el molino y el lugar de

    residencia del campesino reciben el saludo Donde el molino prepara el grano

    que sirve para la preparacin del pan18. En atencin al pan piensa el poeta en

    ese lugar de trabajo; el lugar del trato cotidiano con las cosas, donde acontece

    16 TELLIER, Jorge, Entrevista en Noreste (Peridico de poesa, Santiago, 1989) : Tener nostalgia es tener patria en el tiempo.17 HEIDEGGER, Martn , Interpretaciones sobre la Poesa de Hlderlin , Ed. Ariel, S. A., Barcelona, 1983, p.63.18 HLDERLIN, Recuerdo , Poema (IV, 61 ss.), aparecido por primera vez en el Almanaque de las Musas deSeckendorft , el ao 1808.

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    el cuidado de lo humano.

    Es as como el dominio de la poesa es el de las palabras fundacionales de

    lo humano, palabras que preservan una forma de vida. La poesa es, pues, una

    ocupacin. Su labor, como guardiana del mito, es instalar constantemente al

    hombre en su origen, en su pertenencia a la tierra, entendida sta como la

    provincia, en oposicin a la vida de la urbe, donde con el advenimiento de la

    tcnica ha acontecido el oscurecimiento del ser (Ge-stell ).

    Aqu, la tierra es entendida como aprendizaje. Aprendizaje que tiene lugar

    en el trato con las cosas mismas en su cotidianidad y el mundo es comprendido

    como la resolucin de la intimidad. La intimidad se resuelve en el lenguaje, en

    el lenguaje sentido a la vez como amenaza y como inocencia. La amenaza atravs de la posibilidad del ocultamiento ( pseudos ); la inocencia, a su vez, como

    la descuidada apertura al natural transcurrir de los das corrientes en el uso del

    mundo del lenguaje, y de las palabras como instrumentos. Ese particular arraigo

    y sentido de pertenencia hace del hombre un ser histrico. El hombre como

    dir Ortega19 no tiene naturaleza sino que tiene historia. El hombre es lo que

    conserva en s, lo que acumula. El hombre tiene la edad de su primer

    recuerdo20. El hombre es quien hace que dentro de l, eso que fue, siga siendo

    19 ORTEGA Y GASSET, Historia como sistema , VI, p. 4020 BARQUERO, Efran, En artculo Los Poetas de los Lares escrito por J.Teillier y Compilado por Ed.Sudamericana comoJorge Teillier, Prosa , Santiago, 2001.

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    en la forma de haberlo sido

    Aqu, ante el peligro de concebir al hombre como un ser constituido

    fundamentalmente de pasado - el hombre es lo que ha sido-, cabe aclarar que

    en el marco de la concepcin existencialista, tanto de Ortega como de Sartre, el

    hombre aparece tambin como proyecto y porvenir. En este sentido son

    clarificadoras las afirmaciones de Sartre en El Ser y la Nada, Soy el ser por el

    que el pasado viene al mundo, pues para que tengamos un pasado es preciso

    que lo mantengamos en la existencia gracias a nuestro proyecto hacia el futuro

    (Sartre, Letre et le nat, p. 580), de modo que es el futuro el que decide si el

    pasado esta vivo o muerto.

    El habla es pues, un acontecer que funda, que coloca un mundo, que

    pone el ser del hombre. Este ser, es un ser dialogante, un ser que porta la

    existencia como dilogo porque ste es la unidad del ser histrico, que rene lo

    que permanece con lo que se ha ido 21 . Existir en el tiempo es pues sentir

    nostalgia; una gran nostalgia, no slo del pasado sino tambin del futuro. Es as

    como el poeta no es el que escribe poesa, sino el que habita poticamente el

    mundo. El morar fundante del poeta consagra un modo de vida ya ido, pero que

    21 Aqu queda abierta otra reflexin, la de los no lugares y su relacin con la absoluta simultaneidad lo queen otro apartado llamo La era de la llegada generalizada -. Al respecto cabe decir, de manera sucinta (dadoque el paso de lo real a lo virtual nos sita en otro imaginario), que en la realidad virtual, la transparenciaabsoluta converge con la absoluta simultaneidad. Esta instantaneidad de todas las cosas en la informacinglobal es lo que con Baudrillard llama tiempo real. El tiempo real puede verse como elCrimen Perfecto(Baudrillard, J. Barcelona 2000) cometido contra el mismo tiempo: porque con la ubicuidad y ladisponibilidad instantnea de la totalidad de la informacin, el tiempo alcanza su punto de perfeccin, que estambin su punto de desaparicin. Y, esto por supuesto, porque un tiempo perfecto no tiene memoria nifuturo.

    BAUDRILLARD, Jean,La Ilusin Vital , Pg. 57, Ed. Siglo veintiuno, Madrid, 2002.

    Dr. Adolfo Vsquez Rocca.

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    el reproduce y recrea constantemente, todo esto en la esperanza de que algn

    da seremos leyenda.

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    PARA HABLAR CON LOS MUERTOS; TRAKL Y TEILLIER.

    [Publicado originalmente bajo el ttulo Para hablar con los muertos.

    Potica de la memoria: Tralk, Heidegger, Teillier- Vsquez Rocca, Adolfo, EnDU &

    P: revista de diseo urbano y paisaje,Universidad Central de Chile]

    De igual forma la poesa de Georg Trakl, de estilo abrupto y violento con

    una rara densidad une la nostalgia del origen con el presagio del fin del mundo.

    Sus premoniciones de desolacin no podan ser comprendidas por sus coetneos,

    confiados todava en las apariencias del esplendor finisecular. Tampoco se poda

    comprender la videncia del poeta ruso Andrs Biely, el que escriba en 1921: El

    mundo volar / por el estallido de una Bomba Atmica / en gavillas de

    electrones. / Descarnada hecatombe!. En Trakl aparece un mundo de nostalgia

    y decadencia. Ya en 1917 Rilke escriba: "la poesa de Trakl es para m el ms

    conmovedor de los lamentos ante un mundo imperfecto".

    La de Trakl es una poesa que alude con melancola a la casa de sus antepasados;

    a su ciudad natal, al paisaje de la comarca. All aparece un mundo de nostalgia y

    decadencia, propio de una ciudad que durante la Edad Media haba tenido un

    gran esplendor, y que viva de un pasado irrecuperable. Por oposicin a la ciudad,

    Trakl se vuelve a la naturaleza, a la que ve exenta de la culpa de la cada.

    Dr. Adolfo Vsquez Rocca.

    http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2209770http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2209770http://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?tipo_busqueda=CODIGO&clave_revista=6735http://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?tipo_busqueda=CODIGO&clave_revista=6735http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2209770http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2209770http://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?tipo_busqueda=CODIGO&clave_revista=6735http://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?tipo_busqueda=CODIGO&clave_revista=6735
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    As la ciudad de Trakl es imagen de la decadencia del mundo occidental que est

    relacionado con la figura potica del forastero, el solitario, el aptrida, cuya

    culpa radica slo en el hecho, por lo dems inevitable, de existir en este mundo

    donde slo habitan exiliados.

    En contraposicin a este tipo de nostalgia, la obra del poeta Jorge Teillier -el

    fundador de la tendencia conocida como poesa lrica, giro que denomina un tipo

    de escritura que pone nfasis al recuerdo del "paraso perdido" de la edad

    primigenia, en la tierra ancestral, indagando los orgenes primordiales del serhumano- hace alusin constante al terruo, a la infancia, al hogar y al paisaje

    rural, pero como el lugar idlico al qu volveremos, de all su particular

    nostalgia, la nostalgia del futuro. La forma de representacin del mundo lrico

    es, en Teillier, el idilio, que se despliega como representacin esttica de una

    particular forma de vida -donde los habitantes de la aldea establecen relaciones

    de cooperacin, correspondencia y armona consigo mismo, con la colectividad y

    la naturaleza. Una unidad de vida y paisaje preservada slo por el poeta, por el

    guardin del mit

    Para Teillier el poeta debe dar cuenta primero del mundo que lo rodea a

    trueque de convertirse en un desarraigado". Este esfuerzo de arraigo comportauna doble y simultnea operacin: Por una parte una integracin al paisaje al

    cual el poeta pertenece y por otra, la comparecencia de los antepasados que

    actan en el proceso integrador como figuras mticas capaces de revelar en la

    Dr. Adolfo Vsquez Rocca.

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    realidad invisible un rango ms alto de realidad, y por ello posibilitando

    reconocer lo que an perdura en ella de autntico a pesar de la ruinosa y

    desoladora cotidianidad. Como indica Rilke. "Para nuestros abuelos... cada cosa

    era un arca en la cual hallaban lo humano v en la cual agregaban su ahorro de

    humano". En este sentido puede hablarse de lo lrico teillieriano como una

    poesa genealgica que salva la paradoja entre la aparente ahistoricidad del mito

    y la historicidad concreta de la existencia humana, una realidad impregnada de

    trasfondos arquetpicos, que posibilitan al lenguaje transfigurar la ancdota en

    mito.

    La instalacin del poeta en la patria de su infancia, en el universo mtico de los

    ancestros, se cumple mediante las coordenadas espaciales del viaje, en un caso

    en ferrocarril desde la capital al pueblo sureo natal y en otro mediante elretorno potico al dominio perdido del sujeto, la infancia tutelada por sus

    antepasados.

    "La muerte

    esa manzana llevada por la bruja

    ahora golpea los muros

    sin dejarnos dormir

    Dr. Adolfo Vsquez Rocca.

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    La muerte ser una hoguera junto

    a la cual nos agruparemos

    Quizs alguna vez he muerto. Y era otro

    Todos seguimos alguna vez nuestro cortejo

    y hemos resucitado tantas veces

    en el moscardn que ronda las casas.

    As, desde los primeros inmigrantes colonizadores de la frontera, van

    compareciendo los seres y los objetos que poblaron ese dominio perdido de la

    aldea con sus generaciones y sus pequeos acontecimientos locales (juegos,

    amoros, festejos, vendimias, paseos, etc.), que descuellan nicamente por

    contraste con la cclica repeticin de siembras y cosechas que acontece segn el

    imperecedero orden agrario.

    En Chile la palabra agrario no puede sino remitir al proyecto utpico-

    socialista que el gobierno de Salvador Allende intent implementar la reforma

    agraria 22 pero curiosamente, en la obra de Teillier no encontramos referencias22 En las primeras dcadas del siglo XX la sociedad rural chilena mantuvo la agraria tradicional, fundada en e predomino del gran latifundio y una jerarqua social rgida, autoritaria y paternalista. En vista de estasituacin las demandas por una reforma agraria fueron desde comienzos de siglo una propuesta permanente dlos sectores progresistas del pas, como fue en el caso de la campaa presidencial del Frente Popular en 1938Sin embargo, una vez en el poder los gobiernos radicales decidieron privilegiar la industrializacin en elmundo urbano, postergando al rural. Como consecuencia, cientos de miles de campesinos emigraron a lasciudades en busca de un mejor futuro, mientras que la economa agraria comenz a experimentar una crisis profunda caracterizada por su incapacidad productiva, siendo necesaria la importacin de alimentos en losaos cincuenta. A mediados de la dcada de 1960 con la llegada al poder de la Democracia Cristiana, a travs

    Dr. Adolfo Vsquez Rocca.

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    de orden poltico. Su inspiracin -de carcter no ideolgico- ligada ms bien a

    experiencias universales de la naturaleza, la infancia y la muerte; el carcter

    "arcaico" del poeta como sobreviviente de un paraso perdido, como testigo

    visionario -hoy forzosamente marginal- de esa edad dorada de lo humano, y como

    "guardin del mito y de la imagen hasta que lleguen tiempos mejores", evoca ms

    bien a Hlderlin y a cierto clima neorromntico propio del influjo telrico de

    Georg Tralkl. Los lares de Teillier, la Frontera en cuestin parecen ser una

    trasposicin de mundos eslavos y germnicos sobre la experiencia nativa del sur

    de Chile.

    En relacin con lo anterior, la investigadora Carolyne Wright en "In Order

    to Talk with the Dead: Selected Poems of Jorge Teillier" seala que a diferencia

    de otros poetas latinoamericanos, en la obra de Jorge Teillier hay una curiosa einteresante ausencia de tpicos polticos. La violencia sobre el histricamente

    (re)fundado mundo de La Frontera - los conflictos con las comunidades indgenas

    que habitaban esas tierras y que fueron relegadas a territorios marginales,

    de la Presidencia de Eduardo Frei Montalva, el proceso de reforma agraria alcanz un impulso vertiginosoBajo el lema la tierra para el que la trabaja el programa reformista del nuevo gobierno busc lamodernizacin del mundo agrario mediante la redistribucin de la tierra y la sindicalizacin campesina. Elnuevo gobierno Socialista de Salvador Allende continu el proceso de reforma agraria, utilizando losinstrumentos legales promulgados por el anterior gobierno, con el fin de expropiar todos los latifundios ytraspasarlos a la administracin estatal, cooperativas agrcolas o asentamientos campesinos. Este procesotambin estuvo acompaado de una gran efervescencia campesina que se expres en la ocupacin o tomasmasivas de predios, desatndose en el mundo rural un clima de violencia y enfrentamiento. Al producirse elGolpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 la Unidad Popular haba expropiado cerca de 4.400 prediosagrcolas, que sumaron ms de 6,4 millones de hectreas. El viejo orden latifundista que haba prevalecido poms de 400 aos haba llegado a su fin. En las dos dcadas siguientes el modelo neoliberal irrumpi en elmundo rural, producindose el traspaso de la tierra a nuevos capitalistas, quienes modernizaron la produccinagrcola y convirtieron en proletarios a los campesinos del campo.

    Dr. Adolfo Vsquez Rocca.

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    sintomticamente llamados reducciones, de manera anloga a la reduccin de los

    restos humanos en las tumbas, para hacer lugar a otros- no aparece en la poesa

    de Teillier. Esta ausencia no puede atribuirse a un descuido del poeta - que era

    profesor de historia- , sino a una condicin poticamente necesaria para hacer

    posible y verosmil el ensueo de una comunidad en que estn conciliados la

    naturaleza y la cultura, el pasado y el presente, el hombre y su prjimo.

    Las preocupaciones polticas y sociales con las que se han comprometido

    tantos escritores, no juegan, pues, en Teillier un papel relevante. Aunque

    "Retrato de mi padre, militante comunista" revela la afinidad de Teillier con el

    ideal revolucionario, l ha aclarado explcitamente que su poesa no ha de ser

    plataforma para polmicas ideolgicas (sintomticamente, aun en "Retrato"

    describe la utopa revolucionaria de su padre en trminos buclicos). En elprlogo a Muertes y maravillas, que constituye su ideario potico, escribe:

    ... a m me parece que la poesa no puede estar subordinada a ideologa alguna

    ... Ninguna poesa ha calmado el hambre o remediado una injusticia social, pero

    su belleza puede ayudar a sobrevivir contra todas las miserias .

    Pese a todo, en su crtica a la modernidad Teillier rechaza las valoraciones de la

    sociedad capitalista y sus consecuencias el exacerbado consumismo y la

    Dr. Adolfo Vsquez Rocca.

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    desigualdad social y propone excluirse de la vida ciudadana o, ms bien,

    convertirse en poeta residente en la Provincia, en "comunidades" que, en su

    caso, afirman una forma de vida generosa, la propia de la aldea.

    Adolfo Vsquez Rocca.