28
PRIMERA PARTE LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS: LA EXPANSIÓN COLONIAL DE LOS SIGLOS XIX Y XX

BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

PRIMERA PARTE

LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS:LA EXPANSIÓN COLONIAL DE LOS

SIGLOS XIX Y XX

pc
Rectángulo
pc
Cuadro de texto
BRAILLARD, Philippe y DE SENARCLENS, Pierre, “El imperialismo”, F.C.E., México, 1981; caps. 1 y 2.
Page 2: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

En la última parte del siglo xix se asiste, en Áfricay en Asia, a un prodigioso movimiento de expansióncolonial europea. En algunos decenios, las tres quin-tas partes de las tierras emergidas del globo pasana ser controladas directamente por Europa, Otrospaíses, en vías de industrialización, como EstadosUnidos y Japón, participan también en este granmovimiento expansionista,

" Es evidente que la construcción de grandes im-perios no data de finales del siglo pasado. Desdela más remota antigüedad, y todo a lo largo de lahistoria, innumerables imperios vieron la luz deldía. La construcción de esos imperios implicó, confrecuencia, la colonización de territorios próximos olejanos.

En la era moderna, a principios del siglo xvi,el imperio colonial europeo nace con la conquistade América y el establecimiento de las primeras su-cursales en Asia y en África. Ese movimiento, quese prosigue de manera discontinua, con jases deexpansión y de retraimiento, hasta el siglo xviii,lleva a la creación de imperios europeos de ciertaimportancia. Así, por ejemplo, a comienzos del si-glo xix, la dominación británica se extiende a unabuena parte de la India, África del Sur y Canadá.Además también dispone de posesiones coloniales enAustralia, Nueva Zelandia, en el Caribe y en Amé-rica Latina (Guyana). Asimismo, Holanda cuentacon importantes colonias en Indonesia. Por otra par-te, Francia, España y Portugal conservan aún, de

Í9

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 3: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS 21

"iCD•N

H

3<to

u3

^•25

O8I

Ai

sus antiguos imperios, algunos territorios dispersospor el mundo.

Desde los comienzos del siglo xix se asiste a unanueva fase de expansión colonial. Gran Bretañaprosigue una política de penetración en Asia, sobretodo en la India, mientras que Francia se estable-ce en África del Norte y emprende en el Sudeste deAsia expediciones que crearán las bases de su nue-vo imperio.

No obstante, es a partir de 1870, y sobre todo acomienzos de los años 1880, cuando se origina ungran movimiento de expansión europea que darácomo resultado el reparto de África y la construc-ción definitiva de los imperios coloniales de la épocacontemporánea. El término imperialismo estuvo es-trechamente vinculado a este movimiento expan-sionista.

Si nos limitamos a las principales etapas de estacolonización de finales del siglo xix, recordaremosque Gran Bretaña ocupa Egipto desde 1882 refor-zando así su imperio en una región que podía ase-gurarle el control de la ruta de las Indias. Por suparte, Francia trata de consolidar sus posesionesen África del Norte estableciendo un protectorado enTúnez (1881). Hacia la misma época, Gran Bretañaorganiza una serie de bastiones protectores en tornoa la India. Ésa es la razón por la cual establece unprotectorado en Baluchistán (1879) y consolida tam-bién su dominación sobre Birmania (1885). Además,Francia continúa su expansión en Indochina conprotectorados en Anaam y Tonkin (1883).

pc
Rectángulo
Page 4: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS 23

IX03

ou

K3S

.g$

-

No obstante, es en África donde el movimientode expansión colonial se desarrolla en todo su es-plendor. Dicha colonización tiene generalmentecomo punto de partida misiones exploratorias, em-presas misioneras y la actividad directa de las com-pañías privadas. Sin embargo, sobre todo a partirde 1880, los gobiernos europeos se ven progresiva-mente implicados en actividades coloniales. La Con-ferencia de Berlín constituye un giro importante eneste sentido. Convocada por iniciativa de Bismarck,reunió desde noviembre de 1884 a febrero de 1885 alos representantes de las potencias europeas que te-nían intereses en África. Intentó solucionar los pro-blemas provocados por las iniciativas privadas del reyLeopoldo II en el Congo, y canalizar las ambicioneseconómicas y políticas suscitadas por la actividad delrey de los belgas. También trató de definir las condi-ciones en que se ocuparía África. Retrospectivamen-te, se verá esta conferencia como el punto de partidade un vasto movimiento para repartirse el África ne-gra. Desde este momento, se acelera "el reparto deÁfrica. Se modifica el carácter de la expansión colo-nial. El imperialismo geográfico o económico quedarelegado ante el imperialismo "militar". Las adqui-siciones se multiplican febrilmente y todos los paísesparticipan en la competición, animados por un na-cionalismo nuevo".1 -

A comienzos del siglo xix, Europa domina toda

1 Jean-Louis Miége, Expansión européenne et décoloni-sation de 1870 a nos jours, París, Presscs Univcrsitaircs deFrance, 1973, p. 181, colección "Nouvclle Clio", núrn. 28.

pc
Rectángulo
Page 5: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS 25

•«A,O

Xtu

s3

S

e• o

•o,S

o1-1co<

I

África con excepción de Etiopía y Liberta. Franciacontrola una parte importante del Magreb y delÁfrica occidental. También se establece en Mada-gascar y en el África ecuatorial. Gran Bretaña poseeasimismo un vasto imperio africano, que se articulaesencialmente en torno al eje que va del Cairo aCiudad de El Cabo; controla Egipto, Sudán, Ugan-da, Kenia, Somalia, Rodesia y todo el África delSur. En África occidental, domina Nigeria, Costade Oro, Sierra Leona y Cambia. Aparte de estos dosgrandes imperios, francés e inglés, Alemania poseeTogo, Camerún y las colonias del sudoeste africanoy del África oriental. Bélgica ocupa también unvasto territorio en el centro de África con su coloniadel Congo. Portugal extiende su control sobre elconjunto de Angola y Mozambique; dispone tam-bién de una colonia en Guinea. En cuanto a Italia,posee Libia, Eritrea y una parte de Somalia.

Este movimiento de expansión colonial es indi-sociable de las grandes rivalidades entre potencias,las cuales adquieren cada vez mayor amplitud entre1870 y 1914. Los apetitos coloniales y la búsquedade esferas de influencia avivan las rivalidades tra-dicionales en Europa y en el mundo; provocan crisisa veces agudas entre las grandes potencias imperia-listas. La crisis de Fachada, en 1898, entre Franciae Inglaterra, y sobre todo las que estallan en 1905y en 1911 entre Alemania y Francia a propósito deMarruecos, son sólo algunos de los episodios impor-tantes de estos enfrenamientos y amenazas de gue-rra, que tienen lugar entre las potencias europeas,

JMJEHMUUU

pc
Rectángulo
Page 6: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

26 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS 27

y cuyo origen son las rivalidades coloniales. Porañadidura, la carrera armamentista, y en particularel desarrollo de una competencia cada vez mayor en-tre las marinas inglesa y alemana, son en parte laconsecuencia de ese movimiento.

En 1898, se desarrolla el imperialismo norteame-ricano en las Antillas y en las Filipinas, gracias auna guerra contra España, Este último, también ha-cia finales del siglo xix, ataca directamente los in-tereses de Alemania y de Inglaterra en AméricaLatina. En Asia, donde Japón se afirma como unrival de peso de las naciones imperialistas occiden-tales, las ambiciones coloniales de las grandes po-tencias y su búsqueda de esferas de influencia sonla causa de rivalidades y conflictos de importan-cia. China se convierte en el objetivo privilegiadode esos enfrenamientos. La guerra ruso-japonesa de1904-1905 es la manifestación más grave de las ten-siones engendradas por estos imperialismos rivales.

La expansión colonial y los enfrentamientos depotencias tienen por tela de fondo el desarrollo pro-digioso de la civilización industrial occidental, y enparticular la de Europa. Los progresos técnicos sonimportantes y provocan transformaciones profundasen los campos industrial y militar. La utilización denuevas fuentes de energía y el perfeccionamientode nuevas técnicas de fabricación aseguran a la pro-ducción industrial un desarrollo importante. Losmedios de transporte evolucionan muy rápidamente.Se asiste, en particular, al desarrollo de los ferroca-rriles y de los barcos de vapor y, de manera general,

al acrecentamiento de la velocidad horaria. Estoscambios favorecen una ampliación de los mercadosgracias a una disminución de las tarifas de trans-porte. Por otra parte, constituyen para las grandesnaciones industriales nuevos instrumentos de con-quista y de poder. Además, el progreso de la medi-cina, que permite luchar contra las enfermedadestropicales, hace posible la penetración en vastos te-rritorios de ultramar, particularmente en África.

Las importantes ganancias debidas al auge indus-trial, así como las transformaciones del sistema decrédito —con el desarrollo de las sociedades por ac-ciones y los grandes bancos de negocios y depósito—producen una enorme concentración de capitales. Setiende cada vez más a invertir estos últimos fuerade Europa.

Este período se caracteriza también por un fuertecrecimiento demográfico ya que, de 1850 a 1900, latasa de crecimiento de la población europea es de

. alrededor del 50%.De manera general, estos factores económicos, tec-

nológicos y demográficos, que aparecen al mismotiempo que la afirmación de las grandes ideologíasconquistadoras, son otras tantas manifestaciones delexpansionismo occidental que caracteriza este pe-riodo de la historia contemporánea, definido gene-ralmente como la "era de los imperialismos".

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 7: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

I. LOS ANÁLISIS MARXISTAS DELIMPERIALISMO

Los AUTORES marxistas no conciben el imperialismocomo un simple fenómeno de expansión y conquista,sino como la consecuencia directa del funcionamien-to y de la evolución del capitalismo. Así, en estaperspectiva, el imperialismo no se reduce al movi-miento de expansión colonial de finales del siglo xix,sino que es considerado como uno de los fenómenosde la evolución del capitalismo. De ahí, que losanálisis marxistas del imperialismo tengan como pun-to central el estudio del desarrollo del sistema capi-talista y de sus contradicciones.

Hay en esos análisis de las causas del imperialis-mo dos grandes marcos explicativos: el primero, ba-sado en la tendencia a la concentración y a la crea-ción de monopolios, y el segundo centrado en lascondiciones de realización de la plusvalía.

I. LAS CAUSAS DEL IMPERIALISMO

1. El capital financiero. En el pensamiento marxis-ta, el primer marco explicativo del fenómeno impe-rialista se basa en el concepto de capital financiero.Este concepto, puesto al descubierto por RudolfHilferding, está en el centro de las explicaciones delimperialismo adelantadas por Nicolás Bujarin y

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 8: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

30 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 31

Lenin. Para estos autores, el capital financiero de-fine una etapa en la evolución del capitalismo, ca-racterizada por el paso de la competencia al mono-polio, y sobre todo por la fusión del capital bancarioy del capital industrial, procesos que implican uncontrol creciente de la industria por parte de laalta finanza.

Marx ya había querido mostrar que la tendenciaa la concentración era inherente a la dinámicade la competencia capitalista. En efecto, para él,la ley de la competencia implica que el capitalse acumula de manera desigual en las diferentesempresas, lo cual lleva a una eliminación progre-siva de las más débiles engendrando necesaria-mente una concentración del capital y unadesaparición de la verdadera competencia. Asipues, este proceso lleva consigo una tendencia ala monopolización.

En su obra El capital financiero,1 Hilferding tra-ta de mostrar que esta tendencia a la concen-tración está tan avanzada, desde finales del si-glo xix, que nos encontramos ya en una nuevaetapa del capitalismo: el estadio monopolista. Paraeste autor, el papel creciente que los bancos se hanvisto obligados a desempeñar en la economía ca-pitalista refuerza ese proceso de concentración. Enefecto, las industrias, en su movimiento de concen-tración, son cada vez más dependientes de losbancos para su financiamiento, ya que el proceso

1 Le capital financier. Elude sur le développement récentdu capitalisme, traducido del alemán por Marcel Ollivier,París, Edhions du Minuit, 1970.

de concentración bancaria y el desarrollo de lasnuevas formas de financiación (acciones, obligacio-nes, etc.), confiere a los bancos un papel nuevoen la organización de la producción capitalista. Es-tos últimos ya no son simples intermediarios en lospagos, sino que detentan una parte cada vez másimportante de los capitales necesarios a las in-dustrias.

Según Hilferding, "una parte cada vez mayordel capital industrial no pertenece a los indus-triales que lo ponen en circulación. Estos nodisponen de ese capital más que por intermediodel banco que representa ante ellos a los propie-

F taños de ese capital. Por otra parte, la bancak misma está obligada a utilizar en la industria

una parte cada vez mayor de sus capitales. Deahí que la banca cada vez más se convierte enun capitalista industrial. Llamo capital finan-ciero a este capital bancario, es decir, ese capitaldinero, que es así transformado efectivamenteen capital industrial" 2 ( . . . ) "El capital finan-ciero significa de hecho la unificación del capital.Los sectores, antes diferentes, del capital indus-trial, comercial y bancario, quedan en adelantebajo el control de la alta finanza, en la que losmagnates de la industria y de los bancos están

^ estrechamente asociados. Esa asociación se basaen la supresión de la libre competencia entrelos capitalistas al formarse las grandes unionesde carácter monopolice, lo cual tiene naturalmentecomo consecuencia el cambio en las relaciones

t de la clase capitalista con el poder del Estado".3

slbid, pp. 317-318.3lbid, p. 407.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 9: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

32 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 33

Para Hilferding, y después para Bujarin y Lenin,la organización del capital bajo la égida del capitalfinanciero, que corresponde a una expansión extra-ordinariamente rápida de los monopolios capitalis-tas (creación de cárteles, de consorcios de bancos,de sindicatos industriales, etc.), lleva a un proceso de"aglomeración nacional", de nacionalización, y a unalucha cada vez más dura en el mercado mundial.

En ese proceso de nacionalización, el capital fi-nanciero penetra todos los resortes del Estado, queasí se hace cargo de los intereses de los grandes mo-nopolios. El paso de una política de libre cambio auna de alto proteccionismo es la expresión más con-creta de este proceso. En la fase competitiva delcapitalismo, el libre cambio era una regla y lasbarreras aduaneras tenían una función esencialmen-te defensiva, ya que favorecían el desarrollo de lasnuevas industrias incapaces de soportar la compe-tencia internacional. En la fase monopolista del ca-pital, el proteccionismo tiende a generalizarse, yestá al servicio de las industrias más aptas parasoportar la competencia internacional.

"El 'proteccionismo superior5 de nuestros días noes más que la fórmula estatal de la política econó-mica de los cárteles. Los modernos derechos deaduana son los derechos de los cárteles, un mediopara éstos de adquirir una ganancia suplementaria.Puesto que está claro que si, en el mercado interior,la competencia se suprime o se reduce al mínimo,los 'productores' pueden aumentar los precios hastael límite otorgado por los derechos de aduana. Aho-

ra bien, esa ganancia suplementaria ofrece la posibi-lidad de vender las mercancías en el mercado exte-rior a precios inferiores al precio de costo, 'a vilprecio'. Así se organiza la política de exportación es-pecífica de los cárteles (dumping). Así se explica esehecho, en principio extraño, de que los derechos deaduanas modernos 'protegen' la industria de expor-tación".4

Este proteccionismo al servicio de los monopo-lios engendra necesariamente una tendencia expan-sionista que se expresa en una política de conquistasy de anexiones imperialistas. En efecto, las ganan-cias que los monopolios obtienen de ese proteccio-nismo, y que les permiten financiar su política dedumping en su lucha por las salidas en el mercadomundial, están necesariamente limitadas por la ca-pacidad de absorción del mercado interior. Cierta-mente, se podría imaginar un alza de los ingresos delas masas trabajadoras que permitiría una subidade la demanda interior. Sin embargo, para Bujariny Lenin, una hipótesis semejante es absurda ya quecontradice los principios mismos de funcionamientodel sistema capitalista. Así, los monopolios no puedenhacer otra cosa sino extender las fronteras nacionalespara acrecentar de esa forma su mercado protegidopor las barreras aduaneras, y así sus "sobreganancias".Esta expansión nacional permite mejorar la ventade la sobreproducción en los mercados exteriores,

4 Nicolás Bujarin, L'économie mondiale et l'impérialii-me, Esquisse économique. París, Éditions Sociales Interna-tionales, 1928, pp. 68-69.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 10: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

34 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 35

dando a los monopolios los medios financieros paraproseguir en el extranjero su política de dumping.

Este análisis de la política proteccionista del ca-pital financiero, que ocupa un lugar importante enla obra de Bujarin, tiende a mostrar que, en la pers-pectiva marxista, la causa de la expansión imperia-lista es sobre todo la necesidad de asegurar las ventasexteriores, a fin de colocar la sobreproducción y ele-var así la tasa de beneficio.

Sin embargo, la salida de la producción no es,en esta perspectiva, la única determinante del im-perialismo en la etapa del capitalismo monopolista.Ni siquiera es el elemento esencial. Para autoresmarxistas como Hilferding, Bujarin y Lenin, laexportación de capitales adquiere una importanciamuy especial como causa del imperialismo. SegúnBujarin, el desarrollo del capitalismo a finales delsiglo xix engendró una acumulación considerablede capitales. En efecto, todos los progresos técnicosy el aumento de la escala de producción en la erade los monopolios contribuyeron a la creación degrandes masas de capitales, cuya salida en los mer-cados interiores es cada vez más difícil. El impe-rialismo centra entonces su interés en desarrollarlas posibilidades de inversión de capitales en lasesferas exteriores.

Por otra parte, la búsqueda de mayores ganan-cias refuerza esta tendencia a la exportación de ca-pitales. En efecto, según el análisis marxista, conel desarrollo del capitalismo y con el progreso de laciencia y de la tecnología, se asiste a una disminu-

ción tendencia! de las tasas de beneficio originadapor la elevación de la composición orgánica delcapital, es decir, por el aumento de la parte del ca-pital estable (instrumentos de producción, talescomo los edificios, equipos, instrumental y materiasprimas necesarias para la producción). Ahora bien,para los marxistas, los beneficios (la plusvalía) seobtienen únicamente mediante la explotación de lostrabajadores. De ahí que cuanto más avanzado estáun país en su desarrollo, más bajas son las tasas debeneficio. Así, el imperialismo es también la conse-cuencia de la lucha contra la disminución tendencia!de las tasas de beneficio, puesto que la política deexpansión es la condición vital no "del mantenimiento,sino del aumento, de las tasas de beneficio".5

• En la época de la exportación masiva de capi-tales, el control político de vastos territorios exte-riores se convierte en una necesidad para el capitalfinanciero, ya que se trata de proteger las inversio-nes exteriores, con el fin de poder proseguir con

r absoluta seguridad la acumulación.V La búsqueda incesante de materias primas es, enla perspectiva marxista, otra causa del imperialismo.Hacia finales del siglo xre, la agricultura es un im-portante suministrador de materias primas para laindustria, ya que produce la madera necesaria parala fabricación de papel y para numerosos tipos deconstrucción —entre ellos, los ferrocarriles—, las

r materias animales y vegetales para la industria ali-*É*.

e 5 Rudolf Hilferding, Le capital financier, op. cu.,p. 490.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 11: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

36 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOSLOS ANÁLISIS MARXISTAS 37

mentida, y las materias brutas indispensables parala industria textil (tales como la seda, el lino, elcáñamo, el algodón, etc.)- El desarrollo industrial,en la era de los monopolios, es de una amplitudtal que la esfera de la producción agrícola no al-canza a seguirlo. De ello resulta una desproporciónentre el desarrollo de la industria y el de la agri-cultura, desproporción que provoca un alza suma-mente importante de los precios de las materias pri-mas agrícolas.

Este aumento repercute negativamente en las tasasde beneficio de las industrias que emplean estasmaterias primas en su producción. Para luchar con-tra este descenso de las tasas de beneficio, los gran-des monopolios intentan ensanchar sus esferas deaprovisionamiento de materias primas. De ahí surgeun reforzamiento de la dinámica imperialista y unenfrentamiento de las grandes potencias, que ad-quiere la misma violencia que en la competenciapor la salida de la sobreproducción. Según Lenin,este reforzamiento es mucho más marcado por cuan-to el capital financiero no se asegura tan sólo undominio sobre las fuentes ya conocidas de materiasprimas, sino también sobre aquellas que podrían serútiles en las fases posteriores del desarrollo in-dustrial.8

Así pues, el imperialismo es considerado comouna consecuencia del desarrollo de los monopoliosy, en particular, de la evolución del capital finan-

8 L'impérialisme, stade suprime du capitalisme, París,Editions Sociales, 1971, p. 117.

'ciero. En efecto, para el análisis marxista, ese pro-ceso de desarrollo es la causa de una lucha cadavez más dura en el escenario mundial por la salidade los surplus, por el control de nuevas esferas deinversión y por el aprovisionamiento de materiasprimas, y lleva inexorablemente a la expansión delcapitalismo nacional.7

Por eso Nicolái I. Bujarin caracteriza la dinámicaimperialista en estos términos: "El desarrollo delas fuerzas productivas del capitalismo mundialha dado, en los últimos decenios, un salto gigan-tesco. En todas partes, la gran producción salióvictoriosa de la lucha por la competencia alagrupar a los 'magnates del capital' en una or-ganización de hierro, que domina toda la vidaeconómica. Una oligarquía financiera se ha ins-talado en el poder y dirige la producción quelos bancos unen en una sola red. Este procesode organización de la producción partió desdeabajo para consolidarse en los dirigentes de losestados modernos que se han convertido en los in-térpretes fieles de los intereses del capital finan-ciero. Cada una de las 'economías nacionales'desarrolladas, en el sentido capitalista de la pa-labra, se transformó en una especie de trustnacional del Estado. Por otro lado, el procesode organización de las partes económicamenteavanzadas de la economía mundial se acompañade una agravación extrema de su competenciamutua.8

7 Ver Otto Bauer, Die Nationalitdtenfrage tind die So-zialdemokratie, Viena, Verlag dar Wiener Volksbuchhand-lung, 1924, p. 471 (primera edición de 1907).

8 L'économie mondiale et l'impérialisme, op. cit., p. 106.

pc
Rectángulo
Page 12: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

38 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

"La expansión del territorio económico libraa los cárteles nacionales regiones agrarias y,en consecuencia, mercados de materias primas;aumenta las salidas y la esfera de inversión decapital; la política aduanera permite aplastar lacompetencia extranjera, obtener plusvalía y poneren movimiento el ariete del dumping. La tota-lidad del sistema contribuye a aumentar la tasade beneficio de los monopolios. Es, precisamen-te, esta política del capital financiero, el imperia-lismo".»

Lenin resumió ese proceso en una definiciónfamosa, que engloba los cinco puntos siguientes:"1) Concentración de la producción y del ca-pital hasta un grado de desarrollo tal que hacreado los monopolios, cuyo papel es decisivo enla vida económica; 2) fusión del capital banca-rio y del capital industrial, y creación, sobre labase de ese 'capital financiero', de una oligar-quía financiera; 3) la exportación de los capitales,a diferencia de la de mercancías, adquiere unaimportancia muy especial; 4) formación de unio-nes internacionales monopólicas de capitalistasque se reparten el mundo; 5) fin del reparto te-rritorial del globo entre las mayores potenciascapitalistas." 10

2. Realización de la plusvalía. Igual que los teó-ricos marxistas presentados en la sección anterior,Rosa Luxemburgo considera al imperialismo comola consecuencia de la evolución del sistema capita-lista en su último estadio. Esta autora da no obs-

»lbid., pp. 104-105.10 L'impéñalisme, stade suprime du capitalisme, op. cit.,

p. 124.

LOS ANÁLISIS MARXISTAS 39

'tante otra clase de explicación económica del fe-nómeno imperialista. Según su punto de vista, elimperialismo proviene de una contradicción esen-cial del capitalismo: la contradicción entre las fuer-zas productivas y los límites del mercado.

Según Rosa Luxemburgo, Marx cometió el errorde concebir un esquema teórico de la acumula-ción del capital sin tener en cuenta más que alos capitalistas y a los proletarios, olvidando portanto a sectores no capitalistas de la economía,es decir, considerando el sistema capitalista comocerrado y no articulado con otras formacionessociales. Ahora bien, para Rosa Luxemburgo, eseesquema no puede explicar el proceso de acu-mulación del capital ni la reproducción de dichoproceso. En efecto, en el marco de la reproduc-ción ampliada, común en el capitalismo, y quepermite por tanto la acumulación del capital,es decir, en el proceso que consiste en la rein-versión de una parte de la plusvalía a fin de au-mentar el capital productivo, se da un aumentode la producción. Esta última termina necesa-riamente por superar las capacidades de absor-ción del mercado capitalista. En otros términos, laproducción capitalista no encuentra una deman-da solvente suficiente.

Para Rosa Luxemburgo, en el conjunto de la pro-ducción capitalista tres partes pueden distinguirse: laprimera, que sirve para renovar los medios de pro-ducción, y por tanto para sustituir el capital fijo;la segunda, que sirve para mantener a los obreros ycapitalistas; la tercera, que en la perspectiva mar-xista, corresponde a la parte de la plusvalía usurpa-

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 13: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

40 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 41

da a los obreros, y que da lugar a la reproduccióndel capital, es decir, la acumulación.

Según Luxemburgo, la salida de esta tercera partees problemática. "¿De qué mercancías se trata yquién, en la sociedad, tiene necesidad de ellas o,dicho de otra manera, quién las compra a los capi-talistas para permitirles realizar por último enespecies sonantes la parte más importante de susganancias?"" Para esta autora, esa es la preguntafundamental que plantea el problema de la acumu-lación. "Para que pueda darse la acumulación, loscapitalistas deben encontrar en otros lugares los com-pradores para la parte de mercancías que contieneel beneficio destinado a la acumulación; y esoscompradores deben conseguir medios de pago pro-cedentes de una fuente autónoma y no facilitadapor los capitalistas, como en el caso de los obreroso colaboradores del capital: órganos del Estado,ejército, clero, profesiones liberales. Tienen que sercompradores que se procuren los medios de pagogracias a un sistema de intercambio de mercan-cías, y por tanto basándose en una producción deéstas, y esta producción tiene necesariamente que si-tuarse fuera del sistema capitalista de producción." 12

Así pues, en esta perspectiva, el capitalismo tuvosiempre necesidad, para su desarrollo, es decir, parala realización de la plusvalía, y también como fuen-te de medios de producción y como reserva de mano

11 L'accumulation du capital, traducción de Irene Petit,París, Maspero, 1967, t. II, p. 147.

™Ibid, pp. 149-150.

de obra, de toda una serie de relaciones con elmedio no capitalista que lo rodea. Desde su géne-sis, el área de dominación del capital se ha idoextendiendo constantemente; esta expansión, en laque el militarismo siempre jugó un papel determi-nante, adquirió hacia finales del siglo xrx la formadel imperialismo, debido a la competición, cada vezmás violenta, entre los capitalismos nacionales por eldominio de las últimas regiones que escapaban aúna las garras del capitalismo. En otras palabras, haciafinales del siglo xix el capital y su acumulación pa-san a depender de la expansión imperialista. Estemovimiento de expansión es incluso la expresiónpolítica de los procesos de acumulación. No obstan-te, para Rosa Luxemburgo, esta expansión no puedesino dar una prórroga al capitalismo, ya que la basede acumulación de este último disminuye a medi-da que el imperialismo se adueña, para finalmentedestruirlas, de las economías "naturales" de lasúltimas regiones del globo sustraídas hasta entoncesa su influencia.

II. LAS CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO

Es imposible disociar los análisis marxistas del im-perialismo del gran debate que se instaura desdeprincipios del siglo xx, en el seno de la II Interna-cional, acerca de la evolución del sistema capita-lista. Dicho debate se abre sobre todo a partir delas dudas planteadas por la corriente revisionista,

Page 14: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

42 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 43

aparecida con Bernstein, sobre el carácter inelucta-ble de las previsiones de Marx relativas a la agoníay la desaparición final del capitalismo. Además, lasamenazas de guerra, que se ciernen sobre Europay el mundo desde los comienzos del siglo xx, sonuna preocupación importante de la socialdemocra-cia europea, y naturalmente avivan los debates acer-ca de la cuestión colonial y de los antagonismos en-tre las grandes potencias industriales.

Ésta es la razón por la cual los análisis marxistasdel imperialismo se centran sobre todo en las con-secuencias de este fenómeno, entre las que se puedecontar la supervivencia provisional del capitalismo,las luchas imperialistas y la demolición de las es-tructuras de los países colonizados. •

1. La supervivencia provisional del capitalismo. Laprolongación de la existencia del capitalismo a con-secuencia del imperialismo ocupa \ lugar impor-tante en el análisis de Rosa Luxemburgo. Como seseñaló más arriba, la tesis principal de esta autoraquiere mostrar que la articulación con otras forma-ciones sociales es indispensable al capitalismo paraque pueda existir acumulación. En la época de losmonopolios, ese proceso de articulación adopta laforma del imperialismo, ya que el nivel de evolu-ción al que han llegado las economías capitalistaslas obliga a asegurarse el control de formacionessociales no capitalistas situadas en la periferia.

En esta perspectiva, el imperialismo es una ne-cesidad vital para el capitalismo: prolonga asi su

supervivencia. "Pero en ese movimiento, tambiénprecipita su destino inexorable [...] Cuantomás aumentan la violencia y la energía con lascuales el capital procede a la destrucción de

'' las civilizaciones no capitalistas, más se estrechasu base de acumulación. El imperialismo es a

¿ l a vez un método histórico para prolongar losdías del capital y el medio más seguro y másrápido de ponerle objetivamente un término." 1S

- .No hay en los escritos de Hilferding, Bujarin o

Lenin una demostración explícita del lazo existenteentre el imperialismo y la supervivencia del capi-talismo. No obstante, es cierto que la cuestión dela supervivencia del capitalismo era una de las pre-ocupaciones centrales de estos autores. En efecto,tal cuestión se inscribe en la propia lógica de losmecanismos descubiertos en sus análisis: baja ten-dencial de las tasas de beneficio, surplus de capi-tales y de mercancías, carencia de materias primas.Lenin habla explícitamente de la necesidad de laexportación de capitales: "La necesidad de expor-tar capitales se debe a la 'excesiva madurez' delcapitalismo de algunos países donde (al estar atra-sada la agricultura y ser miserables las masas) noexisten para el capital las inversiones ventajosas."14

Así, y en esta perspectiva, el capitalismo, a me-nos de renunciar a lo que constituye su motor, esdecir, al beneficio, y por lo tanto desaparecer entanto que capitalismo, tiene necesidad de manera

13 L'accumulation du capital, op. cit., t. II, p. 115.!*•• i* L'impérialisme, stade suprime du capitalisme, op, cit.,

p. 87.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 15: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

-.->->-?•.•'r.p.Víí.',->: '

44 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

imperiosa de la expansión imperialista.15 Lo quehace decir a Hilferding que la rápida expansión delcapitalismo, que permiten las exportaciones de ca-pitales, "es la condición vital del mantenimientode la sociedad capitalista".16 Así, el imperialismo espara el capitalismo, en la era de los monopolios, unanecesidad económica absoluta. Constituye el "esta-dio supremo" de la evolución del sistema capitalista.Al prolongar la supervivencia del sistema, amplificalas contradicciones y engendra sobre todo una ten-dencia a la putrefacción y al parasitismo,17 anun-ciando así el tránsito al socialismo.

También Lenin trató de poner al descubierto al-gunas consecuencias políticas del imperialismo quecontribuyen a la supervivencia del capitalismo. Enefecto, para él, la adhesión de un gran número dedirigentes de la II Internacional a las políticas mi-litaristas de sus respectivos países, en agosto de 1914sobre todo, es consecuencia lógica del aburguesamien-to de una parte del proletariado, engendrado por el

15 Sin embargo, este punto de vista no es compartidopor Kautsky, para quien el imperialismo no es más queuna de las políticas posibles del capitalismo ya que noconstituye una necesidad económica para la sobrevivenciadel sistema. De este autor ver: Der Imperialismus, DieNeue Zeit, 11 de septiembre de 1914, vol. II, núm. 21.

18 Le capital financier, op. cit., p. 429.17 "En la medida en que se establecen, aunque sea

momentáneamente, los precios del monopolio, se hacedesaparecer hasta un cierto punto los estímulos del pro-greso técnico y, por consiguiente, de cualquier otro progre-so." Lenin, L'Impérialisme, stade suprime du capitalisme,op, cit., p. 139.

LOS ANÁLISIS MARXISTAS 45

imperialismo. Algunas capas del proletariado se be-nefician directamente de la explotación imperialistay terminan por adoptar una política oportunista ypatriotera.18

2. Las luchas interimperialistas. Muchos autoresmarxistas consideran que en la era de los mono-polios la guerra entre las grandes potencias capita-listas entra en la propia lógica del imperialismo. Enefecto, para ellos el reparto del mundo entre esaspotencias conduce inexorablemente al enfrentamien-to entre los imperialismos nacionales. Ese enfren-tamiento es considerado como la consecuencia nece-saria, por una parte, de los procesos de nacionaliza-ción del capital examinados más arriba, los cualesconducen a la extensión del territorio nacional, ypor otra al estrechamiento progresivo de las esferasde expansión territorial.

La superproducción de mercancías, inherenteal desarrollo de las grandes empresas, la polí-tica de exportación de los cárteles y la disminu-ción de los mercados, debida a la política colo-nial y aduanera de las potencias capitalistas; lacreciente desproporción entre la industria terri-blemente desarrollada y la agricultura atrasada;y por fin la inmensa exportación de capital yla sujeción económica de países enteros a losconsorcios bancarios nacionales llevan hasta elparoxismo el antagonismo entre los intereses de

18 "L'impérialisme et la scission du socialisme", enOeuvres, París, Editions Sociales, 1959, vol. 23, pp. 116y siguientes.

Page 16: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

46 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

los grupos nacionales del capital. Estos gruposbuscan su último argumento en la fuerza y enel poder de la organización del Estado y, en pri-mer lugar, en su flota y en sus ejércitos. Unpoderoso Estado militar es la última baza queutilizan las potencias en su lucha. Asi, la capa-cidad combativa en el mercado mundial dependede la fuerza y de la cohesión de la nación, desus recursos financieros y militares. El ideal so-ñado por el capital financiero es el de una uni-dad económica y nacional autosuficiente, quepueda ampliar sin fin su inmensa fuerza hastallegar a gobernar el mundo mediante un imperiouniversal.19

Para Lenin, "está [...] fuera de duda que elpaso del capitalismo, en su estadio monopolista,al de capital financiero, se halla ligado a la agra-vación de la lucha por el reparto del mundo".20 Ladistribución de las zonas de influencia, de los inte-reses y de las colonias entre Estados imperialistasse hace, según él, necesariamente por la fuerza, ypor tanto también en función de las relaciones defuerza. Tal proceso contiene e.n si necesariamente laguerra. Ciertamente, pueden existir alianzas transi-torias entre los grandes monopolios en vistas al re-parto del mercado mundial. No obstante, y teniendoen cuenta el desarrollo desigual de las economíascapitalistas —desarrollo desigual que, para Lenin, esuna ley fundamental del capitalismo—, los acuerdos

19 Nicolás Bujarin, L'économie mondiale et l'impérialis-me, op. cit., pp. 106-107.

20 L'Impérialisme, stade suprime du capitalisme, op, cit.,pp. 107-108.

LOS ANÁLISIS MARXISTAS 47

son siempre frágiles y por tanto constituyen merastreguas entre las guerras.

Esta tesis del carácter inevitable de los conflic-tos interimperialistas no fue unánimemente acep-tada. En su obra El capital financiero, Hilfer-ding se pregunta acerca de ese problema de laguerra, poniendo en evidencia dos tendenciasopuestas. La primera apunta en el sentido de unagravamiento de los antagonismos entre poten-cias capitalistas. Y la segunda conduce a unacierta solidaridad de los intereses internacionalesde capital, y, por tanto, al establecimiento deacuerdos entre capitalismos nacionales. Hilferding,cuyo estudio es anterior en varios años a la pri-mera Guerra Mundial, no aporta sin embargouna respuesta definitiva a la cuestión de cuálde esas dos tendencias triunfará sobre la otra.21

Kautsky, que no considera el imperialismocomo una necesidad económica para el capita-lismo, se pregunta si la evolución del sistema nopuede conducir a una fase de ultraimperialismo,como una "santa alianza" entre las potenciasimperialistas para la común explotación del uni-verso.22 Esta posición será violentamente criti-cada por Lenin, para quien, como acabamos deverlo, tales alianzas interimperialistas son absolu-tamente inconcebibles en el régimen capitalistasino como treguas temporales —debido al desa-rrollo desigual de los capitalismos nacionales.Esta controversia teórica estuvo en la base denumerosas polémicas en el seno de la II Inter-nacional durante los años que precedieron a laprimera Guerra Mundial.

21 Le capital Jinancier, op. cit., pp. 447-449.22Der Imperialismos, op. cit.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 17: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

48 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS MARXISTAS 49

-•*£v-

3. El colonialismo. Para los autores marxistas, elcolonialismo también es la consecuencia del impe-rialismo. Ciertamente, reconocen que el colonialismoes anterior al fenómeno imperialista e incluso alsistema capitalista. No obstante, según estos autores,el imperialismo refuerza considerablemente ese tipode expansión. Como ya señalamos, los análisis mar-xistas insisten en el hecho de que las exportacionesmasivas de capitales entrañan necesariamente unadominación política directa de las esferas de in-versión, debido a la importancia de las sumas inver-tidas a las cuales se trata de asegurar. En efecto, enla época de los monopolios, no se trata ya sólo deproteger a capitales en movimiento, es decir amercancías, sino también a intereses económicos mu-cho más importantes, tales como las vías de los fe-rrocarriles, las instalaciones portuarias, las minas ylas grandes plantaciones.

Este vasto movimiento de expansión colonial tie-ne, naturalmente, profundas repercusiones en lassociedades que están bajo el yugo capitalista. "Lasantiguas relaciones sociales son completamente trans-formadas, se rompe el aislamiento milenario de las'naciones sin historia' y dichas naciones son arras-tradas por el torbellino capitalista." 23

Rosa Luxemburgo ha dedicado importantes pá-ginas al análisis de las consecuencias y los meca-nismos de esa expansión colonial. Para ella, elcapitalismo siempre se esforzó en quebrantar,

23 Rudolf Hilferding, Le capital financier, op. cit.,

p. 435.

por diversos medios, todas las formas de la "eco-nomía natural". Sus medios de penetración máshabituales fueron la violencia abierta, o presio-nes indirectas, como la fiscalización o la ventaa vil precio de sus mercancías. En las colonias,esta forma de explotación significó la destruc-ción sistemática de las estructuras sociales indí-genas. Según la autora, la India constituye unbuen ejemplo de ese proceso. Ese país habíaconocido numerosas invasiones extranjeras, peroninguno de sus conquistadores había atacado lavida y las estructuras sociales tradicionales dela masa campesina. La colonización inglesa, alcontrario, al arrancar la tierra a los campesinos,al imponerles una presión fiscal intolerable llegóa destruir la "comunidad aldeana comunista",estructura económica ancestral de los hindúes.2*

Destaquemos también que una parte de losdebates de la II Internacional acerca de la cues-tión colonial tuvo por tema las consecuenciaseconómicas y sociales del imperialismo en lospaíses extraeuropeos, consecuencias que algunosmilitantes denunciaron como trágicas y humana-mente intolerables.

24 L'accumulation du capital,, op. cit., t. II, pp. 46 ysiguientes.

pc
Rectángulo
Page 18: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

II. LOS ANÁLISIS NO MARXISTA& DELIMPERIALISMO

Los ANÁLISIS no marxistas del imperialismo sonnumerosos y variados. Pueden caracterizarse antetodo por el hecho de que no establecen una rela-ción de causalidad entre el desarrollo del sistemacapitalista y el imperialismo. En efecto, para talesenfoques el motor del imperialismo no se encuentraen el capitalismo como tal, sino que tiene su ori-gen en algunos factores de carácter socioeconómico opolítico, que no son producidos necesariamente porel sistema capitalista. Esta es la razón por la cual,a diferencia de los enfoques marxistas, la nociónde imperialismo abarca esencialmente, en estos tra-bajos, la idea de expansión colonial.

Por lo demás, frecuentemente, estos análisis nomarxistas del imperialismo, utilizan marcos expli-cativos que hacen intervenir una pluralidad defactores. Es por ello que resulta difícil estableceruna tipología muy estricta de estas diversas teoríasque, a menudo, tienen numerosos elementos encomún.

Conviene destacar además que la mayor partede esos enfoques intentan más o menos explícita-mente refutar las teorías marxistas. En efecto, conexcepción del análisis de Hobson —que es anteriora las interpretaciones marxistas del imperialismo yque incluso inspiró parcialmente a estas últimas—,

LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 51

esos trabajos se inscriben en el gran debate históricoabierto por la difusión de la tesis leninista.

I. LAS TEORÍAS SOCIOECONÓMICAS

1. Repartición desigual de los réditos. Hobson esel primer autor que establece una relación muy di-recta entre el funcionamiento del sistema económi-co y el imperialismo. En su perspectiva, sin embargo,el movimiento de expansión colonial no responde auna necesidad económica global. En efecto, para él,la existencia de un amplio exceso de capitales en losgrandes países industriales es el factor determinantedel imperialismo. Al no encontrar en el interior mer-cados suficientes, los industriales y los banqueros bus-can en el exterior esferas de inversión ventajosas. Elimperialismo responde entonces a intereses sectoria-les de la economía.

< Tomando el ejemplo de Gran Bretaña, Hobsonse esfuerza por demostrar la escasa importanciade las colonias para el desarrollo del comercio. Se-gún él, los réditos de las inversiones en las coloniasson muy superiores a los beneficios obtenidos con elcomercio exterior.

La importancia de las inversiones es con muchoel factor económico más decisivo del imperia-lismo. El carácter cada vez más cosmopolita delcapital ha sido el cambio económico más notabledel reciente pasado. Todas las naciones indus-triales avanzadas tienden a invertir una porción

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 19: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

52 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

más amplia de su capital en el exterior, en paísesextranjeros o en las colonias, y extraen benefi-cios crecientes de esas inversiones.1 ( • _ • • ) No^esexagerado afirmar que la actual política exteriorde Gran Bretaña constituye esencialmente unalucha por el control de las esferas ventajosas deinversión.2

Después de haber demostrado Hobson que el mo-tor de la política de expansión imperial es la bús-queda y el control de esferas de inversión en elexterior, y que este movimiento es consecuencia deun surplus de capitales en los grandes países indus-trializados, se esfuerza por poner en evidencia lascausas de ese exceso de capital. Según él, el origende ese fenómeno es una mala repartición de losréditos en el plano nacional, y en especial la estruc-tura plutocrática de la sociedad que priva a lasmasas trabajadoras de su parte del producto social.En efecto, esa mala distribución de los réditos tienecomo consecuencia el subconsumo de las masas,que tienen un poder de compra demasiado débil,produciéndose así una acumulación excesiva decapitales en manos de los miembros de las capassociales más favorecidas. Así, los capitales en excesono pueden encontrar mercados en el interior debidoa los límites impuestos a las inversiones y al desa-rrollo de la producción por el bajo nivel de con-sumo de las masas populares.

1 John A. Hobson, Impeñalism. A Study, Londres,George Alien and Unwin, tercera edición, 1938, p. 51.(primera edición en 1902.)

2Ibid, p. 53.

I LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 53

Enfrentados a esos límites del mercado interior,los industriales y los financieros persiguen la con-quista de nuevas esferas de inversión. Para alcanzartal objetivo, buscan penetrar en los medios polí-ticos y en el conjunto de las estructuras guberna-mentales. Apelan a los instintos más conservadoresde la clase dirigente que se beneficia directamen-te de una política expansionista, sobre todo porqueésta distrae la atención de las masas trabajadorasde sus dificultades interiores. Además, se esfuerzanen hacer participar directamente a los responsablespolíticos en los beneficios de sus operaciones indus-triales y financieras.

Más aún, las masas populares son manipuladask mediante la movilización de los instintos patrioteros,

nacionalistas y racistas. También se apela a la exal-tación del militarismo y de los grandes ideales demisión civilizadora. El control de una gran partede la prensa favorece tal manipulación. La escuela,la universidad y hasta las Iglesias son también ins-trumentos de esa manipulación de las masas. Seexaltan falsos ideales y falsos valores patrióticos.Se inculca una visión geocéntrica del universo, quefavorece también el desarrollo de una mentalidadimperialista.

Es así como las fuerzas industriales y financierasdel imperialismo, a través de los partidos, de laprensa, de la Iglesia y de la escuela, moldeanla opinión pública y la política mediante falsasidealizaciones de los instintos primitivos de ex-pansión, de dominación y de apropiación, ins-

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 20: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

54 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS XOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 55

tintos que han sobrevivido a lo largo de los añoshasta la era industrial, que es de carácter pací-fico. La exacerbación de esos instintos es in-dispensable al proceso de agresión y de expan-sionismo imperialistas como al de explotación delas razas inferiores.3

Así, las masas populares apoyan una políticade expansión costosa, contraria a los intereses delconjunto de la nación, sin darse cuenta de quehacen el juego de un pequeño número de in-dustriales, financieros y aprovechadores de gue-rras. En efecto, la política de expansión colonialy de agresión implica gastos importantes de in-fraestructura, de administración y de armamento,que son cargados al conjunto de la comunidad,mientras que los beneficios de este imperialismoson acumulados por una pequeña minoría.

Según Hobson, el imperialismo no es, sin embargo,un fenómeno irremediable. Puede hacerse desapa-recer atacando a la raíz del mal, es decir, a la es-tructura social responsable de la mala distribuciónde los réditos y por tanto del poder de compra."La búsqueda incesante de nuevos mercados y ladiferencia entre el poder de producción de los in-dustriales y el poder de compra de los consumidoresconstituyen la prueba irrefutable de una mala dis-tribución de los réditos. El imperialismo es el pro-ducto de ese sistema; sólo una reforma social lepondría fin." *

Para Hobson, esa reforma debería elevar el po-der de compra de las masas trabajadoras y reducir

al mismo tiempo los enormes beneficios de las cla-ses sociales más favorecidas. Esta redistribución de losréditos pondríá\fin al imperialismo, al reducir el ex-ceso de capitales-y elevar el consumo interior, lo quetambién permitiría crear nuevas posibilidades de in-versión en las esferas productivas.

'-<2. Estructuras sociales atrasadas. Otra explicacióndel imperialismo vincula este fenómeno al mante-nimiento, en las sociedades industriales de finalesdel siglo xix, de estructuras sociales y mentales atra-sadas. Este tipo de análisis, sin negar el papeldesempeñado por algunos factores económicos —so-bre todo los que Hobson puso en evidencia— sebasa, esencialmente, en. una interpretación socioló-gica, incluso psicológica de la expansión colonial.

Lo esencial de este marco explicativo se debe aJoseph Schumpeter. Apenas terminado el conflictomundial, este economista austríaco intenta compren-der el motor de los enfrentamientos interimperialistasy, subsidiariamente, responder a las tesis marxistas,poniendo al descubierto los caracteres fundamental-mente heterogéneos del capitalismo y del imperia-lismo. Sin embargo, no limita su análisis únicamenteal imperialismo expansionista colonial europeo, sino

. que estudia también los diferentes imperialismos apa-recidos a lo largo de la historia.

Para Schumpeter, el imperialismo no está esen-cialmente dirigido hacia un objetivo concreto, hacia

t, un interés económico preciso. Lo define como "la dis-posición, desprovista de objetivos, que manifiesta

*Ibid, p. 221.*lbid, p. 88.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 21: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

56 LA ERA DE LOS IMPERIALISMO^

un Estado hacia la expansión por la fuerza, más alláde todo límite definible".5 Los fundamentos dé estaexpansión se sitúan ante todo en la persistencia deciertas estructuras sociales heredadas del pasado, es-tructuras que se mantienen largo tiempo despuésde haber perdido su razón de ser y su función.También se trata de la supervivencia de mentalida-des y de comportamientos políticos y económicosadquiridos en la época del absolutismo real.

El comercio y la industria de los comienzos dela época capitalista se hallaban ( . . . ) absoluta-mente impregnados de los métodos precapita-listas; sometidos al monarca de grado o defuerza, estaban marcados por los intereses del po-der real. Así, con hábitos, sentimientos, pensa-miento y acción moldeados por su situación enla época monárquica, es que la burguesía abor-dó la etapa de la revolución industrial. En otraspalabras, los hábitos y los intereses propios de unmedio no capitalista, o al menos precapitalista,moldearon el comportamiento de los burgueses.Ese comportamiento, tal como se manifiesta enla historia, no expresa en absoluto el carácterprofundo de la economía capitalista sino la co-existencia del capitalismo naciente con un modode vida distinto y con otra organización eco-nómica; incluso, podría decirse, al menos en loscomienzos de la época capitalista, expresa lapreeminencia de la organización no capitalistafrente a la organización capitalista.8

5 Jmpérialisme el classes sociales, traducido por Su-zanne de Segonzac y Pierre Bresson, París, Editions duMinuit, 1972, p. 44.

a Ibid, p. 144.

LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 57

Así, según Schumpeter, el nacionalismo, las ten-dencias autoritarias y el imperialismo son algunasde las supervivencias del feudalismo. La burguesíaque, al desarrollarse, debió adaptarse al Estadomonárquico, acabó por retomar esos hábitos de otraépoca.

El imperialismo moderno, como también el mi-litarismo y el nacionalismo, son una herencia dela época dominada por el Estado monárquico:en él sobreviven, no sin trasposiciones, elementosestructurales, formas de organización, una con-figuración de intereses y de actitudes que sóloson comprensibles en referencia al Estado monár-quico.7

En esta perspectiva, el imperialismo no es puesuna consecuencia del capitalismo. Es un "atavis-mo" social y político. El sistema económico capi-talista es, por esencia, indisociable de la democracialiberal, del racionalismo, de la competencia y dellibre cambio; según Schumpeter es por naturale-za antimperialista. De acuerdo con Winslow, cuyoanálisis del imperialismo es muy cercano al deSchumpeter, "ese atavismo al que llamamos impe-rialismo se opone irreductiblemente tanto al sistemapolítico de la democracia como al sistema eco-nómico de la libre empresa".8 Para Schumpeter, noexiste, en un sistema de competencia, es decir en

Ubid, p. 151.8 E. M. Winslow, The Paitern of Imperialism, A Study

in ¡he Theories of Power, Nueva York, Columbia Uni-versity Press, 1948, p. 237.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 22: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

58 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 59

un sistema que absorbe todas las energías en lacompetencia económica, una dinámica orientadahacia las conquistas y las guerras. Toda aventuraexterior es incluso considerada como un elementoperturbador. Ciertamente, Schumpeter admite la apa-rición en el sistema capitalista de tendencias protec-cionistas y monopolistas. Además, reconoce que estastendencias favorecen al imperialismo y señala queresponden a los intereses propios de un pequeñonúmero de empresarios y de financieros. Sin em-bargo, niega que sean inherentes a la dinámica ca-pitalista.

3. Crisis económicas y orden social amenazado. Al-gunos historiadores, como William Langer y Geof-frey Barraclough,9 han señalado el papel desem-peñado por el proceso de industrialización en eldesarrollo del imperialismo. Este proceso, por lasmutaciones sociales que entrañó, amenazó el ordenexistente y, en particular, el poder de las clases do-minantes. Estas últimas habrían entonces utilizadoel imperialismo para canalizar las amenazadoraspresiones sociales.

Partiendo de este tipo de explicación, Hans-Ulrich Wehler10 ha tratado de poner en evidenciael papel particular desempeñado por las dificulta-des coyunturales en esa dinámica imperialista. A

«Ver, por ejemplo, Geoffrey Barraclough, Une intro-duction & l'histoire contemporaine, París, Stock, 1964,pp. 49-69.

und der Imperialismus, Colonia, Kiepen-hauer und Witsch, 1969.

partir de 1873, la economía mundial entra en unafase de crisis. Las clases dominantes de los diversospaíses industrializados toman entonces concienciade los peligros que las dificultades coyunturales, ysobre todo las flexiones e incluso los paros del cre-cimiento económico, presentan para la estabilidaddel orden político y social. Se desarrolla entoncesentre las élites un amplio consenso ideológico sobrela necesidad de una expansión económica continua,basada si es preciso en el imperialismo. La expan-sión colonial, se cree que debería permitir relanzarel crecimiento económico y por tanto atenuar las pro-pias causas de la tensión social. Más aún, sería unaforma de distraer la atención de las masas trabaja-doras de las dificultades interiores, gracias a los éxi-tos militares y al crecimiento del prestigio nacional.

El imperialismo social vio en el proceso de trans-formación socioeconómica, proceso estimulado yacentuado dolorosamente por la industrializacióndurante los períodos de dificultades coyunturales,un peligro mortal para el orden social existente,que amenazaba con estallar por el choque delos cambios económicos y sociales. Ese imperia-lismo pensaba encontrar un remedio en la ex-pansión territorial, remedio que debía permitirensanchar el mercado, restablecer la economía,asegurar a esta última un nuevo crecimiento, yasí evitar el estallido de las estructuras socialesy estabilizar de nuevo las relaciones de fuerzainternas.

Su objetivo era la paz social, más aún que laventaja económica y la búsqueda del máximobeneficio, pero era plenamente consciente de que

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 23: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

60 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

tal objetivo dependía de la prosperidad eco-nómica y del mantenimiento del orden social.11

II. LAS TEORÍAS POLÍTICAS

Podemos señalar que, de manera general, las ex-plicaciones políticas del imperialismo aparecen esen-cialmente en los trabajos de historiadores. Tambiénse podría añadir que, en la mayor parte de esostrabajos, no se dan teorías globales del imperialis-mo, ya que lo más frecuentemente dichos trabajosse limitan a estudiar empresas coloniales específicas,tales como la expansión colonial francesa, británicao alemana, o fenómenos imperialistas particulares,como el reparto de África.12

Conviene por fin destacar que si bien los factorespolíticos ocupan en esos análisis del imperialismoun lugar preponderante, están a menudo yuxtapues-tos a otros elementos explicativos de naturaleza eco-

nómica y sociológica.

1. Rivalidades entre potencias y nacionalismos. Enla perspectiva de estas explicaciones políticas del

11 Hans-Ulrich Wehler, "Sozialimperialismus", en Hans-TJlrich Wehler, editor, Der Imperialismus, Colonia, 1972,

p. 85.12 Algunos trabajos históricos sobre el imperialismo tie-

nen un tema tan limitado que no se les puede incluiren un análisis de las tentativas hechas para explicar elfenómeno imperialista. Es el caso de numerosas investi-gaciones que se centran en aspectos muy determinadosde la expansión colonial.

LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 61

imperialismo, el enfrentamiento entre las grandespotencias europeas, animado por el desarrollo de losnacionalismos, es considerado a menudo como lacausa fundamental de Ja expansión colonial de fina-les del siglo XDÍ.

Así, dentro de una explicación muy general delas guerras, el economista inglés Lionel Robbins

'vincula el fenómeno imperialista a la índole anár-quica de la sociedad internacional. En una obraescrita en 1939 este autor afirma que el elementocentral de las relaciones internacionales es la bús-queda incesante de poder que anima la política decualquier Estado. "En ausencia de normas jurídicascoaccionantes en las relaciones internacionales, laconservación o el aumento del poder militar se con-vierte en un objetivo casi ineluctable del compor-tamiento de las naciones-Estados."13 Sin negar laexistencia de motivos económicos en la expansiónimperialista, sobre todo en la era del proteccionismo,Robbins considera que la causa fundamental de esefenómeno debe ser buscada en esa dinámica políticaparticular creada por la ausencia de normas inter-nacionales que pudieran frenar ese conflicto ince-sante entre las potencias.

Este tipo de explicación constituye más o menosel fondo de las distintas interpretaciones políticasdel imperialismo. Más concretamente, la mayorparte de los análisis políticos consideran que el im-perialismo es la resultante de la rivalidad entre las

13 The Economía Causes o} War, Londres, JonathanCape, 1939, p. 64.

..„•#*• •

pc
Rectángulo
Page 24: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

62 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

grandes potencias en Europa,14 Los historiadoresingleses John Gallagher, Ronald Robinson y D. K,Fieldhouse, intentaron también mostrar que las modi-ficaciones profundas del equilibrio europeo en losúltimos decenios del siglo xix originaron en parte elmovimiento de expansión de ultramar. En efecto,para estos autores, desde 1870, el rápido aumento delpoder alemán, bajo la égida de Prusia, constituyóuna amenaza en general para el sistema europeoy en particular para Inglaterra. Esta última ya noera capaz de desempeñar su tradicional papel decontrapeso en el continente. El sistema de equilibrioeuropeo tendía a perder su fluidez; incluso estababloqueado hasta el punto de ya no permitir unverdadero reajuste. Desde entonces, muchos Estadoseuropeos buscaron en ultramar éxitos diplomáticosy militares, al igual que posibilidades de conquista.La expansión se convirtió entonces en la expresiónprincipal de la competencia por el poder. Así, paraFieldhouse, "el imperialismo puede considerarsecomo la extensión en la periferia de los enfrentamien-tos políticos en Europa. En el centro, el equilibrioera tan rígido que impedía toda empresa, todo cam-bio importante en el status territorial existente. Lascolonias se convirtieron en un medio de superar esecallejón sin salida.15

14 Uno de los primeros análisis sobre el imperialismoque adoptó este punto de vista fue ciertamente el deHeinrich Friedjung, Das Zeitalter des Imperialismus 1884-1914, Berlín, Verlag Neufeld und Henius, 1919-1922, to-

mos I al III.15 "Imperialism: An Historiographical Revisión", Eco-

LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 63

; ' En el caso de Francia, Jean Ganiage consideraque la política de expansión colonial permitióa ese país renunciar momentáneamente a unapolítica exterior basada en el desquite frente al

$' poderío alemán.16 En efecto, era ilusorio pensar|: seriamente en la reconquista de Alsacia y Lo-

rena. La política colonial fue, pues, una especiede compensación y Francia pudo volver a en-contrar su papel de gran potencia.

Una vez lanzado, el movimiento de conquista co-lonial mantiene entre las potencias europeas unadinámica de competición por la conquista y el con-trol de nuevos territorios y de esferas de influencia;dicha dinámica es intensificada todavía más por elimperialismo. Así, en esta perspectiva, la aceleracióndel movimiento colonial habría respondido a conside-raciones esencialmente estratégicas. Para Gallaghery Robinson, el reparto del África, después de la ocu-pación de Egipto en 1882, no se debe a un deseode expansión colonial sino a exigencias generales deseguridad. En efecto, frente a la rivalidad crecientede las potencias europeas, Gran Bretaña tenía que

k-. asegurar el control y la seguridad de las rutas ma-rinas hacia las Indias: "Los responsables políticos,si damos fe a los documentos que dejaron, se com-prometieron en África no para crear un nuevo

[.' imperio sino para proteger al antiguo, el de las In-f dias. Una concepción tradicional de la estrategia

[t nomic History Review, segunda serie, 1961, vol. 14,p. 205.

i .¡i- 18 U expansión coloniale de la Frunce, sous la III* Ré-£ publique (1871-1914), París, Payot, 1968, p. 21.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 25: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

64 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

mundial determinó el lugar y el momento de lanueva expansión colonial." 17

En el campo de las explicaciones políticas, mu-chos autores insistieron en la importancia del nacio-nalismo como elemento explicativo del imperialismo.El desarrollo de los nacionalismos habría estimuladoel enfrentamiento de las grandes potencias en elmundo extraeuropeo y por tanto contribuido a la ace-leración del movimiento de expansión colonial.

Así, para el historiador WiHiam Langer, el im-perialismo es sobre todo la prolongación de laefervescencia de los nacionalismos europeos. Deahí que lo defina, en buena parte, como "pro-yección del nacionalismo más allá de las fronte-ras europeas, una proyección a la escala mundialde la incesante lucha de poder y de la búsquedaconstante de equilibrio, que caracterizó durantesiglos el comportamiento político de las nacio-nes del continente".18 Para este autor, el casode Italia y el de Alemania son casos particular-mente representativos de cómo energías políticasque hasta entonces habían sido empleadas alservicio de una causa esencialmente nacional des-bordaron hacia el exterior. La expansión colonialfrancesa, fue en parte, según Jean Ganiage, reac-ción a un nacionalismo herido por el fracaso de1870. Jules Ferry, en particular, se esforzó porponer fin a un período de retraimiento nacional,convencido de que Francia debía desempeñarotra vez un gran papel en la escena mundial.

17 África and the Victoñans. The Official Mind ofImpéñalism, Londres, Macmillan, 1961, p. 4£1.

18 A critique of Imperialism, Foreing Affair, 1935, vol.

14, p. 112.

LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 65

¿ Esta forma de nacionalismos europeos ha sidor a veces incluso considerada como el elemento

esencial de la expansión colonial. Para William* W. Rostow, la expansión imperialista fue engen-

_„•:* drada "porque los apetitos rivales de los nacio-nalismos eran lo normal en el escenario mundial,y porque en él las colonias eran el símbolo de lagrandeza y del poder".19

De manera general se reconoce que los temasideológicos ligados de cerca o de lejos al naciona-lismo, tales como la misión civilizadora del hombreblanco, desempeñaron un papel importante en estafiebre expansionista que sacudió a ciertos países oc-cidentales hacia finales del siglo xix. Algunos gru-pos de presión como las sociedades de geografía, lassociedades misioneras y las asociaciones colonialescontribuyeron al desarrollo de esas ideologías, y porotra parte vehicularon toda una serie de mitos mo-vilizadores para las conquistas coloniales.20 Esa es larazón por la cual se desarrolla, hacia comienzos delsiglo xx, una corriente de opinión popular que re-fuerza aún más ese movimiento en favor del impe-rialismo.21

"" 19 Les étapes de la croissance économique, traducidodel inglés por M. J. Durouret, París, Seuil, 1962, p. 37.Ver también Jean Stenger, "L'impérialisme de la fin duxixe siécle. Mythe ou realité?", Journal of Afriean His-tory, 1962, vol. III, pp. 469-491.i. zo Ver Jean-Louis Miége, Expansión européenne et dé-colonisation de 1870 á nos jours, op. eit., pp. 157 a la166. Ver también Henri Brunschwig, Le partage de l'Ajri-que noire, París, Flammarion, 1971, pp. 163 a la 168.

-,-». 21Ver Gcorges Lichteim, De l'impérialisme, traducido

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 26: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

66 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 67

La noción de imperialismo, ya lo vimos, estáesencialmente asociada a la gran empresa de ex-pansión colonial que aparece a finales del siglo xix.Ahora bien, algunos historiadores negaron que esefenómeno fuera de carácter fundamentalmente nue-vo, rechazaron hablar en ese sentido de "nuevoimperialismo" y se opusieron claramente a la tesisque asimila el imperialismo al ascenso- del protec-cionismo y al retroceso de las tesis liberales de laescuela de Manchester, a menudo consideradac comoantimperialistas. Para esos autores —sobre todo paraJohn Gallagher y Ronald Robinson que fueron losprimeros en desarrollar este punto de vista—, nohay, al menos en Inglaterra, ruptura en el movi-miento imperialista sino continuidad entre la expan-sión económica que se desarrolla bajo la égida dellibrecambio y el movimiento de colonización de losúltimos decenios del siglo xix. El librecambio dela primera parte del siglo se imponía ante todopor métodos de penetración indirecta y de controlinformal —sobre todo mediante acuerdos comercia-les y tratados de amistad—, que eran propios tantodel imperialismo como de la expansión colonial delos años 80.

Además, si en toda la gran fase de expansióneconómica del siglo XK, Gran Bretaña utilizaba depreferencia medios de control indirecto, tampocodudaba en recurrir a la colonización, es decir, alcontrol formal y directo cuando tal cosa parecía ne-

del inglés por Eddy Trever, París, Calmann-Lévy, 1972,

p. 125.

cesaría (así fue, por ejemplo, en Nueva Zelanda,Hong Kong, Sierra Leona y Transvaal). La políticabritánica de librecambio seguía pues el principiode "comerciar por medio de un control informalsi es posible y de un control político directo si esnecesario".22-

En los años 80, señalan Gallagher y Robinson,continuar la expansión por los métodos de controlindirecto se reveló imposible y los dirigentes britá-nicos debieron, en lo sucesivo, aceptar las necesi-dades de una expansión que implicaba un controldirecto.

Como se ve, esta teoría sobre la expansión im-perialista británica a lo largo de todo el siglo xrxvincula ese movimiento, en buena parte, a la bús-queda de intereses económicos. Por el contrario,considera que el paso de los métodos esencialmenteinformales a los de control formal es la consecuen-cia de fenómenos políticos. Para Gallagher y Robin-son, en efecto, el movimiento de expansión colonialde los años 80 tiene su origen, por una parte,

22 John Gallagher, Ronald Robinson, "The Imperia-lism of Free Trade", Economía History Review, segundaserie, 1953, vol. 6, p. 13. Esta teoría sobre el imperia-lismo de libre cambio provocó numerosos cuestionamientosentre los historiadores. Ver, por ejemplo, D. C. M. Platt,"The Imperialism of Free Trade: Some Reservations",Economic History Review, segunda serie, 1968, vol. 21,pp. 562-579, así como, del mismo autor, "Further objec-tions to an 'Imperialism of Free Trade'" (1830-1860),Economic History Review, 1973, vol. 26, pp. 77 ala 91.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 27: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

68 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

como acabamos de ver, en las rivalidades estraté-gicas entre las potencias europeas y, por otra, enuna inestabilidad política que se desarrolla en elmundo extraeuropeo y que será el tema de la sec-ción siguiente.

2. Determinantes extraeuropeos. Los historiadoresGallagher, Robinson y Fieldhouse han dedicado unaparte importante de sus trabajos más recientes aponer al descubierto los determinantes extraeuropeosde la expansión colonial de finales del siglo xix,poniendo de esa forma en duda una concepciónexclusivamente eurocéntrica del imperialismo. Ensu perspectiva, el movimiento de colonización no esalgo organizado ni planificado, sino que aparececomo una reacción de estabilización y de mante-nimiento frente a las dificultades que amenazan alcontrol informal del imperialismo del librecomercioen algunas regiones de ultramar. El desarrollo enamplia escala, en los años 80, de métodos de con-trol directo en el mundo extraeuropeo, y en par-ticular el gran movimiento de reparto y coloniza-ción de África, se explicarían entonces esencialmentepor los conflictos políticos ocurridos en esa perife-ria. "Al buscar en Europa las causas del imperialis-mo, los teóricos de éste centraron sus investigacionesen una dirección falsa. Los cambios fundamentalesque entrañaron todo el proceso tuvieron lugar enÁfrica misma. La caída de una antigua potenciaen el norte y la subida de una nueva en el surhacen que África entre en la corriente de la historia

LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 69

moderna." 2S En efecto, para estos autores, los acon-tecimientos de África del Sur, y en particular losdisturbios que estallaron en Transvaal en 1877, asícomo la crisis egipcia de 1879-1882, es decir, enambos casos, la emergencia de fuerzas nacionalistasque se oponían al control británico desataron unvasto proceso de intervención inglesa y luego eu-ropea.

Gallagher y Robinson se esfuerzan por mostrartambién que la empresa imperial jamás habría sidoposible sin la colaboración de las élites de las so-ciedades periféricas. En efecto, para ellos, sin esacolaboración, el peso económico y político del Im-perio habría sido insoportable. En la fase del impe-rialismo de librecambio, es decir, hasta los años1870, las potencias europeas se esforzaron por ob-tener la colaboración de algunos Estados asiáticoso africanos, induciendo desde el exterior una re-forma en sus instituciones y en sus prácticas comer-ciales. En la mayor parte de los casos, sin embargo,las élites dirigentes sobre las que se apoyaron loseuropeos no lograron propiciar cambios económicosy sociales lo bastante profundos para asegurar lacontinuidad de una relación de intercambio impe-rialista.24 Esta realidad habría sido pues el origen

•«• 23John Gallagher, Ronald Robinson, "The Partitionoí África", en The New Cambridge Modern History, vo-lumen XI: Material Progress and World-Wide Problems,1870-1898, editado por F. H. Hinsley, Cambridge, Cam-bridge University Press, 1962, p. 594.

t . 24 Ronald Robinson, "The Non-European Foundationsoí European Imperialism: Sketch for a Theory oí Colla-

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
pc
Rectángulo
Page 28: BRAILLARD, Philippe y de SENARCLENS, Pierre (1981) - El Imperialismo (Cap. 1 y 2)

70 LA ERA DE LOS IMPERIALISMOS

de la colonización de finales del siglo xtx, cuyo ob-jetivo habría sido establecer una colaboración másfuncional. Robinson señala, no obstante, que los nue-vos mecanismos de colaboración no son fundamen-talmente diferentes de los que prevalecían en elimperialismo de librecambio. La única diferenciaimportante es que son impuestos por el controldirecto de las potencias coloniales.

Se podría creer, a primera vista, que la potenciacolonial utilizó todas sus fuerzas en manipulardesde el interior a los sistemas políticos indíge-nas. Sin embargo, esa no fue la perspectiva delos procónsules de la época. Incluso en las co-lonias establecidas, los gobiernos europeos insis-tieron en la necesidad de compromisos limitadosdesde .el punto de vista militar y financiero. Lasfuerzas de que disponían en cada lugar los di-rigentes coloniales parecían demasiado débilescon respecto a las posibilidades de disidencias yrevueltas. Los refuerzos fueron generalmente en-viados con reticencias y su necesidad era conside-rada como la manifestación de la incompetenciaadministrativa. La coerción era costosa; iba encontra de sus fines, salvo en las situaciones decrisis. Todos sabían que ninguna fuerza podríamatar indefinidamente las aspiraciones políticaslocales.

Así, tanto si los agentes oficiales del impe-rialismo operaban desde el interior como desdeel exterior de las sociedades afroasiáticas, siem-pre debían hacerlo por intermedio de sus colabo-

LOS ANÁLISIS NO MARXISTAS 71

radores aborígenes y a través de procesos po-líticos. Su propio poder era limitado. Permitíamanejar a las élites aborígenes, pero no olvidarlas.Los fundamentos de su poder se basaban en lasfuerzas aborígenes. Así, la colonización representóante todo un reestructurar la colaboración.25

Esta tesis acerca de los factores extraeuropeosdeterminantes del imperialismo se inscribe en unanueva corriente historiográfica que aparece en losaños sesenta de este siglo, y que tiende a cuestionaruna visión demasiado etnocéntrica de la historia,visión que se manifiesta tanto en la corriente depensamiento marxista como en los trabajos históri-cos de inspiración liberal.

*5lbid, pp. 132 y 133.

pc
Rectángulo
pc
Rectángulo