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Amar la naturaleza es, sobre todo, amar al hombre (H.D. Thoreau, Journal, 1852, in P. Liethagui L’environnement végétal, Neuchâtel, 1972: 13) Introducción En primer lugar, agradezco a los organiza- dores su invitación a participar en este home- naje. Confieso la emoción que me embarga al hablar de los méritos del Dr. D. Pedro Mont- serrat Recoder, maestro y amigo, en su propia presencia, aunque ya he tenido que hacerlo en distintos foros desde el homenaje que a propuesta nuestra organizó en Jaca el Institu- to Pirenaico de Ecología el 30 de Diciembre de 1988, cuando poco después de su jubila- ción obligada le dedicamos un volumen de más de 1000 páginas, volumen en el que ya colaboraron algunos de los participantes en el presente (Villar, 1988). Después de cerca de 40 años de trabajos conjuntos, de muchos viajes por España y Europa en su compañía, de muchas ilusiones compartidas y centenares de páginas escritas al alimón, me permitirán ustedes que tras una semblanza biográfica hable de algunas face- tas de su personalidad humana descubiertas a lo largo de esa convivencia próxima, facetas que espero nos ayuden a comprender mejor su obra botánica o ecológica y su rotunda personalidad científica, sobre las que igual- mente trataré. Pido también su permiso para amenizar mi charla relatando algunas anécdo- tas vividas a lo largo de todo ese tiempo. Nota biográfica Vaya por delante que su trabajo y su fami- lia han sido y siguen siendo los dos ejes fun- damentales de la vida de D. Pedro. Ambos son objeto de su pasión y de su dedicación, y por tanto no debe extrañarnos que su vida científica se haya visto influida por circunstan- cias familiares. Opuestamente, su vida familiar se ha visto impregnada por no pocos aspec- tos científicos: tres de sus siete hijos hicieron el doctorado en temas botánicos inspirados por él, dos de ellos son investigadores como su padre y una cuarta hija es ingeniero agró- nomo. Nació en Mataró (Barcelona), el 8 de Agos- to de 1918 bajo el signo del Zodíaco Leo, siendo el sexto de una larga familia de 10 her- manos; por tanto acaba de cumplir felizmente los 88 años rodeado de sus hijos y, por el momento, trece nietos. Como él mismo nos ha contado (Montse- rrat, 1992), D. Pedro despertó su interés por las Ciencias de la Naturaleza en el Instituto de Bachillerato de su ciudad natal, donde fue su 5 TRAYECTORIA CIENTÍFICA Y HUMANA DEL PROF. DR. PEDRO MONTSERRAT Luis Villar Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), Jaca SCIENTIFIC AND PERSONAL TRAJECTORY OF PROF . PEDRO MONTSERRAT. Some comments on the perso- nality of Prof. Pedro Montserrat allow the author to better introduce his research as an eminent botanist. Fully devoted to his work and to his family, he is 88 years old, but he has a young men- tality, and an excellent memory. Along 60 years, he successively accumulated an important amount of knowledge on palinology, flora and vegetation of the Iberian Peninsula, pasture ecology and ethnoecology. He lived in Barcelona, Madrid and Jaca and travelled across Spain, Portugal, Balearic Islands and Europe. Therefore, he can analyse the Iberian plants and communities, understanding their functioning and predicting their dynamics. He was a professor on ecology at the University of Navarra during 10 years. In 1969, he estab- lished the JACA Herbarium, nowadays the third collection in relevance of Spain. He also directed 11 theses, mainly focused on the flora and plant ecology of the Pyrenees. He published near 500 articles and books about different ecological and floristic topics. Pioneer in focusing on the con- cept of agroecosystems, he also highlighted the importance of topography in order to know the structure and function of mountain ecosystems and their sustainable management. He is current- ly one of the chief coordinators of the Atlas Florae Europaeae for Spain and one of the senior members of the Editorial Committee for the Flora Ibérica project. From his official retirement in 1985, his work has been recognized with a number of awards and homages. Admirably, he still works at the Pyrenean Institute of Ecology (Jaca, Huesca) of the Spanish Council of Research (CSIC). 15

CIENTIFIC AND PERSONAL TRAJECTORY OF ROF EDRO … · torio poco prometedor, D. Pedro halló plantas muy interesantes que desde el Pirineo alcan-zaban aquí su límite sur, como el

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Page 1: CIENTIFIC AND PERSONAL TRAJECTORY OF ROF EDRO … · torio poco prometedor, D. Pedro halló plantas muy interesantes que desde el Pirineo alcan-zaban aquí su límite sur, como el

Amar la naturaleza es, sobre todo, amar al hombre

(H.D. Thoreau, Journal, 1852, in P. LiethaguiL’environnement végétal, Neuchâtel, 1972: 13)

Introducción

En primer lugar, agradezco a los organiza-dores su invitación a participar en este home-naje. Confieso la emoción que me embarga alhablar de los méritos del Dr. D. Pedro Mont-serrat Recoder, maestro y amigo, en su propiapresencia, aunque ya he tenido que hacerloen distintos foros desde el homenaje que apropuesta nuestra organizó en Jaca el Institu-to Pirenaico de Ecología el 30 de Diciembrede 1988, cuando poco después de su jubila-ción obligada le dedicamos un volumen demás de 1000 páginas, volumen en el que yacolaboraron algunos de los participantes en elpresente (Villar, 1988).

Después de cerca de 40 años de trabajosconjuntos, de muchos viajes por España yEuropa en su compañía, de muchas ilusionescompartidas y centenares de páginas escritasal alimón, me permitirán ustedes que tras unasemblanza biográfica hable de algunas face-tas de su personalidad humana descubiertasa lo largo de esa convivencia próxima, facetasque espero nos ayuden a comprender mejor

su obra botánica o ecológica y su rotundapersonalidad científica, sobre las que igual-mente trataré. Pido también su permiso paraamenizar mi charla relatando algunas anécdo-tas vividas a lo largo de todo ese tiempo.

Nota biográfica

Vaya por delante que su trabajo y su fami-lia han sido y siguen siendo los dos ejes fun-damentales de la vida de D. Pedro. Ambosson objeto de su pasión y de su dedicación, ypor tanto no debe extrañarnos que su vidacientífica se haya visto influida por circunstan-cias familiares. Opuestamente, su vida familiarse ha visto impregnada por no pocos aspec-tos científicos: tres de sus siete hijos hicieronel doctorado en temas botánicos inspiradospor él, dos de ellos son investigadores comosu padre y una cuarta hija es ingeniero agró-nomo.

Nació en Mataró (Barcelona), el 8 de Agos-to de 1918 bajo el signo del Zodíaco Leo,siendo el sexto de una larga familia de 10 her-manos; por tanto acaba de cumplir felizmentelos 88 años rodeado de sus hijos y, por elmomento, trece nietos.

Como él mismo nos ha contado (Montse-rrat, 1992), D. Pedro despertó su interés porlas Ciencias de la Naturaleza en el Instituto deBachillerato de su ciudad natal, donde fue su

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TRAYECTORIA CIENTÍFICA Y HUMANA DEL PROF. DR. PEDRO

MONTSERRAT

Luis Villar

Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), Jaca

SCIENTIFIC AND PERSONAL TRAJECTORY OF PROF. PEDRO MONTSERRAT. Some comments on the perso-nality of Prof. Pedro Montserrat allow the author to better introduce his research as an eminentbotanist. Fully devoted to his work and to his family, he is 88 years old, but he has a young men-tality, and an excellent memory. Along 60 years, he successively accumulated an importantamount of knowledge on palinology, flora and vegetation of the Iberian Peninsula, pasture ecologyand ethnoecology. He lived in Barcelona, Madrid and Jaca and travelled across Spain, Portugal,Balearic Islands and Europe. Therefore, he can analyse the Iberian plants and communities,understanding their functioning and predicting their dynamics.

He was a professor on ecology at the University of Navarra during 10 years. In 1969, he estab-lished the JACA Herbarium, nowadays the third collection in relevance of Spain. He also directed11 theses, mainly focused on the flora and plant ecology of the Pyrenees. He published near 500articles and books about different ecological and floristic topics. Pioneer in focusing on the con-cept of agroecosystems, he also highlighted the importance of topography in order to know thestructure and function of mountain ecosystems and their sustainable management. He is current-ly one of the chief coordinators of the Atlas Florae Europaeae for Spain and one of the seniormembers of the Editorial Committee for the Flora Ibérica project.

From his official retirement in 1985, his work has been recognized with a number of awardsand homages. Admirably, he still works at the Pyrenean Institute of Ecology (Jaca, Huesca) of theSpanish Council of Research (CSIC).

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profesor en la materia el P. Escolapio MiguelSoy; allí también aprendió Agricultura y empe-zó a manejar la “Flora de Catalunya”, deCadevall (1913-1937), obra modélica en sugénero que con el tiempo sería su libro decabecera y que todavía hoy consultamos1.Dicho profesor le animó a preparar su primerherbario, el cual depositó luego en el Colegiode los Salesianos de Mataró. En Argentonaconoció por primera vez a un botánico, elpadre benedictino Adeodat Marcet, delmonasterio de Montserrat, que le enseñó lacrucífera Lobularia maritima (L.) Desv.

Otra de las primera plantas que recuerdaes el “roldor”, emborrachacabras o yerbazapatera (Coriaria myrtifolia L.), arbusto quelos aldeanos llevaban a carretadas a la indus-tria familiar de curtidos, donde distinguían sucalidad por su olor. Años después, el ya Dr.Montserrat descubrió que tenía nódulos radi-cales, hallazgo que dio a conocer en Nature(Montserrat, 1958); sin duda fue uno de losprimeros botánicos españoles que publicó entan prestigiosa revista. Y precisamente hacepoco hemos redactado conjuntamente la sín-tesis para “Flora iberica” del género Coriaria yD. Pedro ha podido describir su extraño falsofruto carnoso, a la vez que rememorar su toxi-cidad y su condición de planta curtiente, hoycasi olvidada.

Pasado el paréntesis de la guerra civil sanoy salvo2, en la Facultad de Ciencias de Barce-lona obtuvo su título de Licenciado en Cien-cias Naturales durante el año 1945. Entre susprofesores recuerda a D. Benito FernándezRiofrío y, sobre todo, a D. Prudencio Seró, dis-cípulo de Font Quer, quien también le inculcó“los aspectos aplicados de la botánica”.

Entre 1945 y 1950 trabajó en la Facultad deFarmacia de Barcelona, donde bajo la direc-ción de D. Mariano Losa España elaboró suMemoria doctoral sobre “Flora de la Cordilleralitoral”, entre los ríos Besós y Tordera, entrelas comarcas del Maresme y la Selva. Fue unperíodo intenso que el Dr. Montserrat nos harecordado ahora con la profundidad que lecaracteriza (véase Montserrat, 2007). En eseperíodo ya demostró sus dotes de “explora-

dor infatigable” -en acertada expresión del Dr.Bolòs-, pues aunque se consideraba un terri-torio poco prometedor, D. Pedro halló plantasmuy interesantes que desde el Pirineo alcan-zaban aquí su límite sur, como el Geraniumlanuginosum Lamk. en una carbonera delMontnegre, desconocido hasta entonces enEspaña. Esta especie dio lugar a su publica-ción nº 1, aparecida en el volumen 1, fascícu-lo 1 de la revista Collectanea Botanica, cf.Montserrat, 1946)3.

En esta revista, el Dr. Montserrat dio aconocer por entregas los resultados de sutesis (1955-1964), hasta que afortunadamentela Caja de Ahorros de Mataró la publicó enforma de libro (1968 y reedición en 1989).Cabe destacar los mapas de distribución queincluye, afición corológica heredada de FontQuer que luego ha cultivado durante 30 añoslargos a escala continental colaborando en elAtlas Florae Europaeae (Jalas y Suominen,1972-2004) y durante 20 en el Atlas ORCA(Cataluña, Valencia y Baleares, cf. Bolòs et al.,1985-2005). Su herbario de la Cordillera Lito-ral se conserva en el “Institut Botànic” de Bar-celona, y la revisión del mismo fue uno de losprimeros trabajos profesionales de su hijoJosé María, quien con el tiempo ha dirigidodicho centro municipal durante años, reno-vándolo por completo con el apoyo del CSIC.

Por aquel entonces el Prof. Losa era jefede la sección de Botánica en el Instituto deEstudios Pirenaicos –fundado por el CSIC en1942– y eso le permitía, con su joven docto-rando, herborizar por el Pirineo (Ordesa,Andorra, Guara, Turbón), la Cordillera Cantá-brica e incluso Portugal (I Reunión de Botáni-ca Peninsular en Gêres, 1948); gracias a esasactividades tomó cuerpo el Herbario de laFacultad de Farmacia y muchas de las plan-tas recolectadas por ambos botánicos enaquella época se conservan actualmente enel refundido Herbario BCN, de la Universidadde Barcelona. Nuestro homenajeado nos diodetalles sobre aquellas expediciones en elcentenario del nacimiento de D. Mariano,celebrado en Burgos en 1993 (Montserrat,1994) y la “Aportación al conocimiento de laflora de Andorra” (Losa y Montserrat, 1951)no ha perdido su vigencia, puesto que es unade las primeras obras incluidas en la recien-te biblioteca digital del Real Jardín Botánicode Madrid, consultable desde su página web[http://bibdigital.rjb.csic.es].

Pero D. Pedro también se honra como dis-cípulo de Font Quer, de quien siempre admirósu carácter reflexivo, conocimientos taxonó-micos, dotes de organización, entusiasmo porlos trabajos de campo y orden en la prepara-ción y numeración de muestras. Como uno delos primeros becarios del CSIC en el “InstitutBotànic” de Barcelona, asistía a las reunionesmensuales de botánicos barceloneses promo-

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1 Sabemos que siempre sacaba buenas notas, a pesarde lo cual le quedaba tiempo para ayudar en su casaen la cría de conejos, los cuales constituían un suple-mento proteínico inestimable en los difíciles años 30.

2 En el momento de empezar su carrera estalló la gue-rra y poco después fue movilizado. Cuando se hallabaen Granyena de les Garrigues (Lleida), en su condiciónde enlace oyó silbar las balas y su vida corrió peligro,pero por fortuna se salvó y aún hoy comenta que notuvo que disparar ni un solo tiro.

3 Con esa actividad editorial el Intitut Botànic inaugu-raba una nueva etapa, precisamente el año en queadquirió el Herbario Salvador, que todavía conserva yquizá sea el más antiguo de España (Romo, 1995).

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vidas por Font y hacía de puente entre éste yLosa; también acompañó a D. Pío en diversasexcursiones, por ejemplo al Cardó (Tarragona)en 19504. A la muerte de Font redactó unanecrológica que vio la luz en los Anales delJardín Botánico de Madrid; más tarde colabo-ró en el volumen de homenaje publicado en lacitada revista Collectanea Botanica y en elSimposio Internacional organizado en Lleidacon motivo de su centenario (Montserrat,1963; 1968; 1988a). Asimismo glosó su obra ysus valores humanos en otro volumen editadopor J. M. Camarasa (Montserrat, 1992). Juntocon el padre Laínz, además, le dedicaron lasubsp. font-queri de la ranunculácea Pulsatillaalpina (Laínz y Montserrat, 1984) (véase fig. 7).

Hemos de referir igualmente la influenciacientífica recibida de Braun-Blanquet, maes-tro de la geobotánica a quien trató en 1954durante una estancia en Montpellier, así comoacompañándolo en algunos de sus viajes porCataluña, Aragón (junto con O. de Bolòs) yPaís Vasco entre 1947 y 1965. En la revistaVegetatio se publicó una comunidad descritapor ambos, el Thymelaeo-Aphyllanthetum, cf.Braun-Blanquet, 1966) y siempre recordaré lavisita que le hicimos en primavera de 1974 enaquella ciudad francesa, cuando ya era nona-genario. Su libro clásico sobre la vegetaciónalpina del Pirineo, publicado en Barcelona pornuestro Instituto de Estudios Pirenaicos en1948, le sirvió a D. Pedro de primera guía fito-sociológica pirenaica, en un momento en queya había explorado Ordesa y Guara con Losa.A Braun-Blanquet le dedicamos el Arrhenat-herum braun-blanquetii (subespecie del A.elatius (L.) Beauv., cf. Montserrat y Villar, 1974)pero unos meses antes ya lo había descritoindependientemente Gamisans y quedó comosinónimo; no obstante, en la misma nota D.Pedro le dedicó una variedad del Carduusgayanus Dur.

Finalmente, también se considera seguidorde P. Chouard, profesor que lo fue de fisiolo-gía vegetal en la Sorbona5, quien había empe-zado explorando la flora del Pirineo en losaños 20, poco antes que Cuatrecasas, y asis-tía a los congresos internacionales de estu-dios pirenaicos. Había adquirido una conta-giosa visión dinámica del paisaje; razón por lacual a finales de los 60 y principios de los 70,a instancias del Dr. Montserrat fue invitado avenir a Jaca y le acompañamos en varias oca-

siones por Ansó, Riglos, Brecha de Roldán,Ordesa y otros lugares.

Obtenido el título de doctor en Madrid enenero de 1950, en el Instituto de Biología Apli-cada –centro mixto CSIC-Universidad de Bar-celona– se dedicó a la Aerobiología (polenalergógeno de Barcelona y Canarias) y en1953 obtuvo una plaza de investigador en elConsejo Superior de Investigaciones Científi-cas, institución que ya no ha abandonadonunca. Recién casado con Antonia Martí, en1954 viajó a Inglaterra gracias a una beca deintercambio con el British Council, permane-ciendo primero en Cambridge junto al Prof. H.Godwin especializándose en Palinología; des-pués en el herbario de Kew, cerca de Londres,donde estudió las Veronica (Montserrat, 1955;1956a y 1968c) y finalmente en la estación demejora vegetal de Aberystwith.

A su regreso a Barcelona, por indicaciónde Albareda, secretario general del Consejo,abrió una nueva línea de investigación al dedi-carse –durante cinco años, en el citado Insti-tuto de Biología Aplicada– a la “Ecología delSistema Agropecuario”.

En 1961 se trasladó a Madrid, pues sufamilia aumentaba y allí se le ofrecían másposibilidades de promoción en su carrera.Desde el Instituto de Edafología, Ecología yFisiología Vegetal (hoy de Ciencias Medioam-bientales) pudo estudiar no sólo el centro dela Península, sino también el Oeste, el Sur,Extremadura y Portugal. Tal como él nos hareferido (Montserrat, 2002) en el ámbito de laReal Sociedad Española de Historia Natural,por aquellos años “se contagiaban ilusión”diversos investigadores como Fernando Gon-zález Bernáldez o Miguel Morey. Asimismo,con ingenieros de montes y veterinarios parti-cipó en la fundación de la Sociedad Españolapara el Estudio de los Pastos.

En los años 50 (véase fig. 1) y 60, gracias asu colaboración con los servicios forestales -se relacionó con Ceballos, Vicioso, Ruiz delCastillo y Segura, entre otros-, desarrollóvarios estudios de pastos y ordenación demontes, lo que le permitió viajar más de 20veces, antes de tener coche, por toda laCuenca del Ebro y sus montañas, Pirineosaragonés y navarro incluidos, así como acom-pañar varios años al inglés N.Y. Sandwith, aquien había conocido en Kew Gardens. Frutode esos trabajos publicaría su segundo librotitulado “Los pastizales aragoneses” (Montse-rrat, 1956b), desgraciadamente poco difundi-do, y elaboraría su mapa de vegetación de laCuenca del Ebro (Montserrat, 1966), másconocido.

Poco después, gracias al Programa Bioló-gico Internacional, el CSIC fundó el Centropirenaico de Biología Experimental en 1963. ElDr. Montserrat fue nombrado Vicedirector yparticipó en los actos inaugurales de Jaca,

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4 En su famoso libro “Plantas Medicinales” (1962),Font introdujo el Carex brevicollis DC. gracias a D.Pedro: “El Dr. Montserrat ha aclarado el problema aldarnos la especie botánica de la mandabelarr deUrbasa… se la comunicaron los pastores de la AltaNavarra, los cuales le dijeron que hace abortar a lasyeguas que la pacen”.

5 Viajó por casi todo el mundo y acabó fundando el“Phytotron” en Gif-sur-Yvette, cerca de París.

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teniendo en cuenta que venía estudiando lacordillera durante años y participando en losCongresos de Estudios Pirenaicos o en lasexcursiones de la Federation Française d’Éco-nomie Montagnarde. Aquella circunstanciafomentó sus visitas a Jaca, donde con el Dr. E.Balcells y J. Puigdefàbregas, impartía desde1967 los Cursillos de Ciencias de la Naturale-za, con motivo de los cuales yo le conocí en19686. Así las cosas, tras morir Albareda en1966, se trasladó definitivamente a la cuna delReino de Aragón en 19687. Allí en el PirineoAragonés, su vida científica sería especial-mente fructífera durante los últimos 35 años,como enseguida veremos (véase fig. 2).

A pesar de tener que trabajar en apoyo delos edafólogos y llevar a cabo muchas excur-siones en el ámbito de los pastos, D. Pedrosiempre recolectó plantas durante aquella

etapa capitalina y así fue formando su tercerherbario personal, que conservaba de modoprovisional en su centro de Madrid y llevóconsigo a Jaca.

Para acabar esta introducción, destaque-mos cómo D. Pedro, gracias a su espírituabierto y al soporte de su institución, pudomantener relaciones con el exterior en aque-llas décadas en que nuestro país permanecíarelativamente cerrado. No sólo gozó de unaestancia postdoctoral en Inglaterra sino queasistió a Congresos Internacionales, viajó portoda España -incluidas sus islas- y, luego, porsu propia iniciativa o con la Sociedad botáni-ca de Francia, a la que perteneció desde1972, desarrolló campañas de estudio poreste país y Suiza, concretamente por el Piri-neo francés, el Macizo Central y parte de losAlpes. También ha estado varias veces en Ita-lia, ha visitado Finlandia, Grecia y, desdeluego, Portugal, ya sea para participar en reu-niones de trabajo, coloquios y excursiones orespondiendo a la invitación de diversas uni-versidades.

* * *

Los rasgos biográficos esbozados ya con-tienen muestras sobradas de su templanza yde su fortaleza, virtudes sobre las que, junto aotras, nos extenderemos a continuación.

Fortaleza y espíritu deportivo

El Dr. Montserrat lleva la fortaleza en elnombre y en el apellido, es dos veces fuerte,pues desde que lo bautizaran en Mataró sunombre significa piedra, y lleva el apellido delmacizo montañoso del mismo nombre8. Todoello imprime carácter y, ciertamente, yo nuncale he visto enfermo. Su naturaleza atlética lepermitía en sus años mozos ir corriendo sinparar desde la plaza de la Universidad a laestación de Francia en Barcelona para tomarel tren de Mataró; siempre ha presumido dedesplazarse andando y en bicicleta por elMontnegre, por Andorra y otros lugares; asi-mismo, calzado con alpargatas iba cargadode equipaje botánico en sus expedicionescantábricas con el Prof. Losa; las cuales

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6 Señalemos que en 1964 había quedado viudo conseis hijos pequeños y su estancia en Madrid se tornódifícil, a pesar de que la ayuda de su hermana Anita,hoy nonagenaria, fuera importante.

7 Al año siguiente contrajo segundas nupcias con Pila-rín Torrens y al nacer su séptima hija, María Pilar, fuede nuevo padre a los 51 años.

8 Uno de sus discípulos, el Dr. Hernández Cardona, hadestacado hace poco que Montserrat es probable-mente el macizo monolítico más grande del mundo(Hernández Cardona, 2005).

Figura 1. Campos de Soria, estudiados por P.Montserrat en 1949. Centaurea cyanus L. y Papaverrhoeas L. en un campo de cebada, entre otrasespecies (Foto L. Villar).

Figura 2. Paisaje agro-silvo-pastoral (Valle de Aísa,Huesca, visto hacia el N. Estudiado por P. Montserraty discípulos desde 1967. Campos de secano enladera, alfalfares bordeados de chopos en lavaguada, laderas boscosas –quejigal-pinar- antescultivadas y ahora recolonizadas por matorral yarbolado, tras su abandono (Foto I. Villar).

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empezaban en tren, seguían en autobús y seprolongaban a caballo para ascender a piehasta las cimas del Mampodre, Curavacas,Peña Prieta, Espigüete, etc.

Doy fe de que hasta después de cumplirlos 60 años nunca se cansaba subiendo a losmontes para herborizar, a pesar de que lohiciera fumando sin parar y muchas vecescomiera sin sentarse.

En nuestros primeros tiempos en Jaca,dedicábamos largas jornadas al Herbario ycambiábamos los papeles de las prensashasta las 11 de la noche… En esa mismatarea, recuerdo que D. Pedro resistió hastadormirse de pie, agotado, en Thonon-les-Bains, donde participábamosallá por el mesde junio de 1978 en una Sesión Extraordinariade la SBF, a orillas del lago Leman, y ya llevá-bamos varios días madrugando y preparandolas plantas después de cenar.

En 1962 quería comprarse una moto, perosu señora le convenció de que esperara unpoco y adquiriera su primer coche, un 2 CV, la“petite voiture qui passait partout”, en pala-bras del maestro Braun-Blanquet (1966). Ensu tercer vehículo, ya en los años 80, acos-tumbraba a llevar dos ruedas de recambio ybomba por si pinchaba, cosa que le ocurriómás de una vez adentrándose por las pistasforestales. Pero en su largo recorrido comoconductor, Pedro nos demostró su espíritujoven cuando a los 81 años no dudó en com-prarse coche nuevo, ¡vehículo que ha condu-cido hasta ahora!

Fue capaz de celebrar su 73 aniversario enel Collado de Añisclo el 8 de agosto de 1991,a 2400 m de altitud, después de una ascen-sión de 1300 m de desnivel seguida de unacaminata de kilómetros en una jornada queduró ¡veinte horas! Aún más, aquel mismo añose obstinó en bajar por las Clavijas de Cota-tuero (fig. 3), jugándose la vida contra la opi-nión de quienes le acompañábamos, entreotros su hija María Pilar. No le importó el ries-go de aquella hazaña porque de ese modosatisfacía una ilusión que había mantenidotoda su vida. De hecho, siempre nos ha trans-mitido su interés por el Parque de Ordesa,cuya ampliación recomendó en 1982; para susatisfacción y con su apoyo este año hemospublicado dos libros especializados en flora yvegetación de ese espacio tan singular, loscorrespondientes a la tesis doctoral de JoséLuis Benito, galardonada por el Instituto deEstudios Ilerdenses con el Premio Font Quer ypor la Universidad de Barcelona con premioextraordinario (Benito, 2006a y b).

Y el año pasado, a sus 87 años, durante elCongreso Forestal Español, para admiracióngeneral pronunció nuestra conferencia de pie,ante ochocientas personas, durante más deuna hora (Montserrat y Villar, 2005). Ahora,con 88 años bien cumplidos, su conversación

sigue siendo enérgica, todavía hace excursio-nes con la ilusión de un joven y aunque suvista y su oído se vean mermados, trabaja enel herbario o en su ordenador todos los días,incluso los sábados, domingos y fiestas deguardar.

Tenacidad e independencia

Según me ha contado, una de las primerasmuestras de tenacidad la dio D. Pedro al dedi-carse a la botánica cuando parte de su familiano le veía un futuro prometedor en esta profe-sión; contra viento y marea, en ella se afianzóy en ella lleva 60 años de plena dedicación,tiempo en que no sólo ha generado conoci-miento sino que ha podido difundir sus ideasen muy distintos ámbitos, con una asiduidadencomiable.

Pero D. Pedro tuvo que poner a pruebauna vez más su tenacidad cuando, teniendomás de 60 años, dejó el tabaco por recomen-dación médica. Primero supo interrumpir suconsumo bruscamente, luego soportó duran-te largos meses la consiguiente ansiedad oprurito hasta superar su dependencia porcompleto.

Más tarde, tras su jubilación nominal, dedi-có a instancia nuestra muchas semanas arepasar sus libretas de campo, más de 130,reconstruyendo sobre el mapa sus itinerarios

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Figura 3. La cascada de Cotatuero, en el Valle deOrdesa (Huesca). Junto con su hija María Pilar, L.Villar y otras personas, P. Montserrat bajó por lasClavijas, situadas junto al agua, en el despeñadero,por primera vez en su vida… ¡cuando tenía 73 años!(Foto L. Villar).

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botánicos y completando en todos ellos laaltitud, la cuadrícula UTM, las especies querecolectó y observó con su numeración yotros detalles que han sido muy válidos pararenovar las etiquetas y catalogar los pliegosque durante largo tiempo fue recolectando yguardando en su herbario personal, germendel actual Herbario JACA. Gracias a eseesfuerzo y a las innumerables horas que D.Pedro le ha dedicado, podemos decir que el99% de las etiquetas de esta colección cien-tífica están completas. Y precisamente en ellovemos el fundamento de la informatizacióncasi total que durante los últimos 20 añoshemos promovido de dicho herbario (Villar yal., 1995), la cual dio como resultado el Atlasde la Flora del Pirineo Aragonés (Villar y al.,1997-2001) y la reciente elaboración del Atlasde la Flora de todo Aragón, accesible en Inter-net tal como expone D. Gómez (2006) en estemismo volumen. Conviene destacar que enese largo proceso, sus discípulos hemosseguido la idea de Pedro, quien con altitud demiras siempre contempló la colección comopública y abierta a todo tipo de consultas.

Además, con una constancia admirable,nuestro homenajeado tomó fotografías siste-máticamente durante 60 años, y a lo largo delos últimos meses supo ordenarlas, seleccio-narlas o comentarlas, con verdadero métodocientífico. De ese modo ha podido presentarahora las del Montnegre y alrededores, expo-sición que viene a reflejar el paisaje que vio yestudió durante los años de su tesis doctoral.

D. Pedro ha dado también muestras de suindependencia profesional y científica, parejade su espíritu un tanto quijotesco, que le ha lle-vado más de una vez a romper lanzas por enci-ma de las circunstancias. Así, por ejemplo, trasla segunda guerra mundial, en los años del pro-ductivismo y economicismo a ultranza ya pre-gonó contra corriente la sostenibilidad y desta-có la ecología como ciencia de las limitaciones.De hecho, su teoría de los agrobiosistemas,adelantada en los sesenta (Montserrat, 1961 y1965), tardó varias lustros en ser aceptada y elplanteamiento del respeto global a los equili-brios naturales no se generalizó hasta la Con-ferencia de Río en 1992.

Durante el año 1968 publicaba una seriemensual de artículos sobre pastos y ganaderíaen el Diario de Navarra a instancias de unafábrica de piensos compuestos. Todo fue biendurante las cuatro primeras entregas, de marzoa junio, pero como en la quinta escribió quedesde el punto de vista ecológico conveníaconsumir menos piensos con el fin de ahorrarenergía, los patrocinadores le cortaron la sub-vención y la publicación se interrumpió.

Más recientemente ha declarado como tes-tigo independiente en la causa judicial seguidatras la riada del camping Las Nieves, de Bies-cas, ocurrida en agosto de 1996, que provocó

la muerte de 86 personas. Primero lo hizo en elJuzgado de Jaca (año 1998) y luego en Madrid(año 2005), ratificando lo que sobre la peligro-sidad del lugar ya había escrito 10 años antesen la Enciclopedia Temática de Aragón (Mont-serrat, 1988b). Lo ha hecho a pesar de que consu testimonio -entre otros- se sustentó la incul-pación a la Diputación General de Aragón y alGobierno de España, cuando la primera gestio-naba concederle el premio Medio Ambiente(otorgado meses después, en 1999) y ha perte-necido –como ya sabemos– al principal Orga-nismo Público de Investigación durante toda sucarrera investigadora.

Capacidad de trabajo

Aparte de fortaleza y constancia, su capa-cidad de trabajo se ha sustentado en unamemoria envidiable, en una inteligencia deamplia perspectiva y en unas ideas ecológicasadelantadas.

Ya he dicho que era capaz de trabajarhasta la extenuación y que gracias a su empu-je formamos el Herbario JACA, una de lasprincipales colecciones de plantas de España,en tan sólo 20 años. Pero nunca olvidaré sufuerte entrenamiento mental que le permitíarevisar en un solo día catálogos florísticos demás de 1000 plantas traídos por sus autorespara que se los corrigiera antes de presentar-los en la facultad correspondiente como partede sus memorias doctorales. Eran jornadasagotadoras que afrontaba fumando incesan-temente, que obligaban a observar muestras ala lupa y consultar a la vez el herbario juntocon la bibliografía pertinente.

Los primeros beneficiados de esa fuerzafuimos sus propios discípulos, ya que presen-tamos onze tesis doctorales –la mayoría rela-tivas al Pirineo– entre 1978 y 1988, una poraño. Pero muchas otras personas fueron reci-bidas en Jaca con ese espíritu abierto, bus-cando sus acertados comentarios florísticos yecológicos o haciendo uso de su bibliografíapersonal, por ejemplo el Prof. C. Dendaletche,ya jubilado, de la Universidad de Pau, el Dr. J.J. Lazare, de la Universidad de Burdeos o laDra. Asunción García González, ya fallecida,de León. D. Pedro ha cuidado durante déca-das el intercambio científico de publicacionescon muchos corresponsales españoles yextranjeros, de suerte que cuando hemosinformatizado nuestra colección de libros yartículos especializados, alcanzamos la res-petable cifra de 8000 títulos9.

Siempre ha escrito apasionadamente,podemos decir que le sobraban ideas y le fal-

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9 En su biblioteca personal nunca siguió un criterio fijoal archivar sus libros, pero su portentosa memoriavisual le permite encontrarlos sin vacilación y reinte-grarlos después a su sitio.

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taba tiempo para ir plasmándolas en el papel.Antes de pasar al ordenador a comienzos delos 90, golpeaba con fuerza su máquina deescribir hasta obtener un primer borrador queluego iba corrigiendo y ordenando. En los casi40 años que venimos escribiendo artículos jun-tos o corrigiendo originales, para mí ha resulta-do difícil acomodar su torrente de considera-ciones y ejemplos al tema que nos ocupaba encada caso… D. Pedro en todo momento echamano de los muchos recursos que su largaexperiencia le ha proporcionado y va infiriendoideas generales a partir de datos concretos.

Como expresaron el Prof. Heywood, en el ICentenario de la Real Sociedad Española deHistoria Natural (1975) y el Dr. Paiva, de Coim-bra, en 1986, con motivo de la presentacióndel primer volumen de “Flora iberica”, el Dr.Montserrat lleva toda las plantas de Españaen su cabeza, conoce el ambiente concretoque corresponde a cada una de ellas y ade-más recuerda dónde las ha encontrado.

Generosidad, amistad, prestigio personal

De lo que llevamos dicho se deduce que D.Pedro siempre ha recibido con las puertasabiertas a los amantes de las plantas, (véasefig. 4) desde los aficionados anónimos a losespecialistas destacados10. Viviendo largosaños en el Pirineo, imbuido por el espírituabierto de su admirado Loscos, quien se pro-yectó a Europa desde una aldea turolense enel siglo XIX, nunca ha tenido fronteras y esbastante larga la serie de sociedades científi-cas nacionales y extranjeras a cuyos miem-bros ha acompañado sobre el terreno, asícomo a grupos de profesores, investigadoreso estudiantes de diversas universidades…Yme complace declarar que todavía hoymuchos colegas siguen expresándome susimpatía por el Dr. Montserrat, interesándosepor su salud y transmitiéndome saludos paraél en muy distintos foros.

Dado su prestigio, nos parece indudableque durante años ha dado alas al nombre denuestro propio centro de investigación y consu presencia ha reforzado todos los proyectosen que ha participado. Nadie como él haseguido de cerca la historia de nuestro Institu-to Pirenaico de Ecología, desde sus orígenesen 1942 como Estación de Estudios Pirenai-cos hasta la fundación del Centro Pirenaico deBiología Experimental en 1963 y la fusión deambos en 1993. Aun más, en la actualidad, elDr. Montserrat es memoria viva de la botánicay la ecología en España, pues ha visto nacerprácticamente todas nuestras facultades deBiología y ha conocido a la inmensa mayoría

de los catedráticos e investigadores que hanido desarrollando en ellas su labor en dichasdisciplinas. Particularmente, comenzó traba-jando en el Instituto de Biología Aplicada(CSIC, Barcelona) con R. Margalef, luego enMadrid con F. González-Bernáldez y M.Morey, con J. M. Gómez-Gutiérrez (Salaman-ca) y con García-Novo (Sevilla); luego con E.Luis (León), C. Dendaletche (Pau, Francia),etc. Finalmente, J. Terradas (Barcelona) y A.Gómez Sal (Alcalá de Henares), entre otros, lesiguen o propagan sus ideas.

En todo caso, el Pirineo, la flora, los pas-tos, el Dr. Montserrat y Jaca van largo tiempoasociados. Como además bautizó nuestracolección de plantas –el citado HerbarioJACA– con el nombre de esa ciudad altoara-gonesa, ésta le reconoció sus méritos dedi-cándole unos amplios jardines el día de susanto en 2005 (fig. 5), donde se grabó en pie-dra la imagen de dos plantas, una descrita por

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10 Tanto en su laboratorio como en su casa, hospitali-dad en la que le ha acompañado y le acompañatodavía hoy su esposa, Pilarín.

Figura 4. De izquierda a derecha : Antonio Lanaspa(auxiliar del Herbario JACA jubilado en 2005), M.Laínz S. I. (colega y amigo botánico de Gijón) y suhermana más P. Montserrat. Pamplona, junto a laFacultad de Ciencias, después de una visita a Jaca,23-III-72 (Foto L. Villar).

Figura 5. Acto de inauguración del “Parque Prof. Dr.Pedro Montserrat Recoder”, celebrado en Jaca el día29 de Junio de 2005. El Alcalde de la ciudad, D.Enrique Villarroya, entrega a nuestro homenajeado–acompañado de su esposa Pilarín Torrents– unaplaca conmemorativa.

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él con nombre alusivo a la comarca, Rosajacetana (Montserrat, 1997a), y otra que lededicó un botánico francés admirador suyo, laGentiana montserratii (Vivant 1975).

Pero pasemos ahora a comentar breve-mente las líneas de investigación que ha culti-vado y su obra científica.

Disciplinas y líneas de investigación

Cabe señalar que D. Pedro es un investi-gador multidisciplinar. A su formación sólidade naturalista se unió luego su colaboracióncon edafólogos, ingenieros de montes, zoólo-gos, veterinarios, geógrafos, etc., y ha sidocapaz de ir del análisis a la síntesis, de losestudios palinológicos al microscopio a los deflora y paisaje vegetal, de la praticultura a losagroecosistemas, de la explotación y conser-vación de la naturaleza a la ecología general yetnoecología. Podemos decir que empezó porel polen y termina por el hombre. Ese bagajele permite interpretar con fundamento los eco-sistemas más variados o los aspectos másdiversos de la naturaleza.

Pionero en no pocos casos, ha abiertomuchos caminos y unas cuantas líneas deinvestigación, sobresaliendo en todas ellas.Terminada su tesis sobre Flora, a la que ya noshemos referido, empezó por la Palinología yAerobiología (Instituto de Biología Aplicada deBarcelona, ampliando estudios en Inglaterra yCanarias), publicando 7 trabajos entre 1951 y1956; uno de ellos, “La polinosis en Canarias”(Montserrat, 1953) ya recibió el “Premio Cajal”del Tercer Congreso Nacional de Alergia, cele-brado en Las Palmas. Asimismo, bastantesaños más tarde, esta labor sería reconocida porla Asociación de Palinólogos de Lengua Espa-ñola, al nombrarlo Socio Honorario. Señalemostambién que su hijo Juan –geólogo- seguiríaesta especialidad y desarrollaría su tesis docto-ral sobre paleoecología pirenaica en Barcelonay Toulouse poco antes de su muerte prematura(J. M. Montserrat, 1992).

Y desde 1954 ya son más de 50 los añosque ha dedicado D. Pedro a la Praticultura; dehecho, sus numerosos trabajos han servidode referencia a muchos estudiosos y estu-diantes de las escuelas de veterinaria o agró-nomos. Su primer trabajo sobre estos temasconsistió en un estudio básico para la mejorade los prados de siega cercanos a Seo deUrgel, en relación con la Cooperativa Lecheradel Cadí (Montserrat, 1956c). Luego se hansucedido innumerables estudios sobre pas-tos, forrajes, agronomía intensiva y extensiva,necesidades y aplicaciones sobre la investiga-ción pratense, estacionalidad de la produc-ción, conceptos científicos sobre pastos, sis-temas y subsistemas pastorales, etc. Desdesu fundación (1959-60), el Dr. Montserrat par-ticipa en la Sociedad Española para el Estudio

de los Pastos de la que entre otros cargos, fueSecretario y Vicepresidente hasta 1987, yahace tiempo que es el decano en sus Reunio-nes Científicas anuales, pues a ellas vienepresentando comunicaciones y conferenciassin cesar durante 47 años (1960-2006).

Los trabajos más conocidos tratan de losAgrobiosistemas (Montserrat, 1961a; 1965;Montserrat y Villar, 1995), de las “bases de laPraticultura moderna” (Montserrat, 1961b) ode la “Ecología del Pasto” (Montserrat, 1964).Tal como ha escrito el citado profesor GómezGutiérrez (1987), discípulo de Pedro, esta últi-ma obra era ya conocida en Argentina, Aus-tralia e Israel hace 40 años. Igualmente, hatenido proyección internacional el titulado Thesystems of grassland management in Spain,escrito para el volumen sobre pastos de todoel mundo de la Ecological Series (Ed. Else-vier), coordinado por A. Breymeyer (Montse-rrat y Fillat, 1990). Hace unos años, los edito-res de la revista Pastos pidieron a D. Pedroque hiciera un resumen de su voluminosaobra sobre el tema, unos 200 trabajos entre1956 y 2006. El lector puede encontrarlo bajoel título “El pastoreo que dinamizará un pro-greso sostenido” (Montserrat, 1997b).

Con esta perspectiva agronómica y ecoló-gica, D. Pedro ha recorrido todo el territorioibérico y balear de modo incansable. Pode-mos decir que ha grabado todos nuestros pai-sajes y ecosistemas pastorales en su cabezay lleva consigo, además, la imagen de todaslas razas ganaderas de España. Así, por ejem-plo, habla con el mismo entusiasmo de la pra-dería o “fraginal” ribagorzano (Aragón-Catalu-ña), del pasto ansotano (Aragón-Navarra; fig.6), de las vacas pinariegas (Soria), de los pra-dos pasiegos (Burgos-Santander), de la cabramurciana y de las dehesas salmantinas oextremeñas.

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Figura 6. Pino negro (Pinus uncinata Ramond ex DC.)y pastos diversos, entre el Ori –al fondo– y el Anie,en el Alto Roncal, Navarra, 1900-2000 m). Uno delos paisajes pirenaicos preferidos de P. Montserrat. Enexcursión con C. Dendaletche, M. Saule y J. Fourca-de el 20-VII-1970, allí planteó al autor de estas líneasla preparación de su tesis sobre flora y vegetación delPirineo occidental (Foto L. Villar).

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Muy pocas personas son capaces, comoel Dr. Montserrat, de situar las especies vege-tales ibéricas, baleares y pirenaicas en susespacios y de anticipar la dinámica que a suspoblaciones obligan los factores abióticos, losherbívoros silvestres o domésticos y el hom-bre, al cual considera como una parte más delecosistema11. En efecto, de la cartografía de lavegetación llegó a la ecología del paisaje, ymás tarde a la Ecología humana, con su “cul-tura de grupo”, que hoy empieza a llamarseEtnoecología y se está abriendo paso comoespecialidad en universidades como las deMurcia, Alcalá de Henares o Autónomas deBarcelona y Madrid. F. Fillat y otros condiscí-pulos siguen esta línea en la actualidad, desdeJaca, Zaragoza y otras ciudades.

La Florística y la Taxonomía siempre hanmerecido su atención, de suerte que su apor-tación no se queda atrás respecto a lasdemás líneas que ha cultivado. Ya nos hemosreferido a sus diversos herbarios, pero duran-te los años 60-70 se esforzó en completar elde Jaca y suplía con mucho entusiasmo y unadedicación férrea los escasos medios mate-riales de que disponíamos12. La incorporaciónde sus primeros ayudantes de laboratorio en1969 (A. Lanaspa y M. L. Cajal) y de sus discí-pulos (1970 y siguientes) le permitió formar unequipo y a partir de 1979 la participación enprogramas de investigación financiados hapermitido a D. Pedro desarrollar ininterrumpi-damente estudios florísticos durante cuarentaaños, 25 de los cuales en el ámbito hispano-portugués de “Flora iberica” (vease fig. 7),proyecto que apoyó primeramente como“Flora española” en la División de Ciencias delConsejo Superior de Investigaciones Científi-

cas, junto con el Prof. E. Balcells, y del queluego formó parte activa federado con el RealJardín Botánico de Madrid, como explica S.Castroviejo en este volumen.

Resumamos este apartado anotando que elDr. Montserrat ha descrito 7 especies, nomenos de 30 subespecies y c. 25 variedades,empezando por el género Veronica, siguiendopor Quercus, Luzula, Viola, Rosa, Laserpitium,Cynoglossum y otros. Pronto sus interpretacio-nes biogeográficas sobre las plantas endémicasdel Pirineo y Noreste del España sorprenderíana nuestros colegas de la Sociedad botánica deFrancia –a quienes D. Pedro y yo hemos guiadopor el Pirineo en varias ocasiones– la cual leotorgó en 1982 el “Prix de Coincy” por “el inte-rés y el valor general que despiertan las expli-caciones originales que propone para compren-der mejor la situación y evolución de numerosasespecies pirenaico-aragonesas”…

Docencia universitaria y publicaciones

Durante diez años, el Prof. Montserrat dioclases de Geobotánica y Ecología en Pamplona,entre 1970 y 1980, si bien más tarde ha partici-pado en cursos de doctorado. La joven facultadde Ciencias Biológicas de la Universidad deNavarra buscó en el centro de investigación delCSIC en Jaca profesores de esa especialidaddesde 196913. En ese período, sus ideas sobreecología de montes, laderas y valles se acrecen-

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11 Durante su estancia en Inglaterra entró en contactocon el Dr. W. Davis, a quien diez años más tardeacompañaría en un viaje por España. Al pasar por laCanal de Berdún, entre Pamplona y Jaca, dichoespecialista quedó impresionado por las margas ero-sionadas y pensó que en medio siglo buena parte deese territorio quedaría desertizada. D. Pedro, en cam-bio, vislumbró la idea opuesta de que al cabo de esetiempo el tapiz vegetal iría poco a poco cicatrizandolas heridas y la erosión sería menor. Y eso es preci-samente lo que ha ocurrido: según datos cuantitati-vos de nuestros colegas geomorfólogos (LópezMoreno y al., 2003), los aportes de sedimentos alEmbalse de Yesa se están reduciendo.

12 Aunque llegó a pensar en repartir colecciones demuestras duplicadas -como hiciera Font Quer- paraobtener recursos económicos, por suerte no fuenecesario. Luego repartimos por España y Europavarias centurias y exsiccata (Montserrat et al., 1981ay b, 1986, 1987).

13 Unos años antes, en vida de D. J. M. Albareda, pri-mer rector de aquella Universidad, siendo alcalde dePamplona el Sr. Urmeneta, D. Pedro ya había sidoconsultado para fundar un Jardín botánico y dar cla-ses en aquella ciudad, pero el proyecto no cuajó.

Figura 7. Pulsatilla alpina subsp. fontqueri Laínz & P.Monts. Foto J. V. Ferrández.

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taron por sus lecturas –libro de Odum (1971)sobre todo, la voluminosa Ecología de Margalef(1977) llegó después– y fueron sedimentando ensus cursos y textos científicos (fig. 8).

Ahora bien, como ya vamos comprobando,para difundir sus conocimientos, el Dr. Montse-rrat no solo desarrolló esa labor docente uni-versitaria, sino que, en su afán de que susconocimientos fueran útiles a la sociedad, haescrito una magna obra. Su producción seeleva a miles de páginas repartidas en cerca de500 títulos, todos los cuales han visto la luzentre los años 1946 y 2006. Seis décadas decontinuidad significan –descontando susmuchos viajes–, que ha venido publicando unartículo, nota o libro cada mes, bien sea solo oen colaboración con sus colegas y discípulos.Quizá su año más prolífico fuera el 91, con 39títulos, pero en algunos otros pasa de 20. Escierto que también ha dado muchos cursos yconferencias o ha elaborado innumerablescomunicaciones a congresos y reuniones, peroen la disciplina del escritor ha sabido encauzarcomo en ninguna otra su volumen impetuosode ideas. En nuestra opinión esa ha sido, y porfortuna sigue siendo, su verdadera cátedra.

A pesar de que él diga que muchos de sustrabajos son de divulgación –y en ese aspectodestacan los más de 50 artículos publicados enel Diario del Altoaragón– la verdad es que susideas han sido ampliamente aceptadas y pode-mos afirmar sin exageración que su perspecti-va global, su búsqueda de un “progreso soste-nido” respetando la naturalidad de los ecosis-temas, sus equilibrios o sus ritmos, han hechomella en el campo de la Ecología Terrestre ibé-rica e incluso de allende los Pirineos.

Reconocimientos

Merecidamente, desde hace más de veinteaños, la sociedad ha reconocido la labor delDr. Montserrat y le ha dado muestras crecien-tes de su calor, en forma de honores, distin-

ciones, premios y homenajes. En primer lugarle han honrado los botánicos, dedicándole c.15 especies, subespecies o híbridos nuevospara la Ciencia, que se apellidan Montserratii,Petri-montserratii o Recoderi. Los botánicospirenaicos le dedicaron el volumen de lasActas de su primer congreso especializado,celebrado en La Cabanasse (Cerdaña france-sa) en 1986 (Amigo et al., 1986). Dos añosdespués, el Instituto Pirenaico de Ecología lededicó, como ya dijimos, un libro-homenajede más de 1000 páginas, coincidiendo con susu jubilación obligada (Villar, 1988).

La lista de entidades que le han homenaje-ado es larga; sin ánimo de ser exhaustivosmencionemos la ponencia de Bioclimatologíadel CSIC, los naturalistas de la Real SociedadEspañola de Historia Natural, los ecólogos dela Asociación Española de Ecología Terrestre,los palinólogos, los ingenieros de montes, losconservadores de herbarios y demás botáni-cos agrupados en la Asociación de Herbariosibero-macaronésicos, los investigadores enbiodiversidad, el Comité para la Cartografíade la Flora Europea, dos sociedades científi-cas francesas, el CSIC, los Institutos de EElocales de Huesca, Menorca y Mataró, variosgobiernos autonómicos y ayuntamientos, par-ticularmente el de la ciudad de Jaca (veasefig. 5), los ganaderos, los pastores, los agri-cultores ecológicos, etc. Asimismo, en 2003fue elegido miembro correspondiente de laReal Academia de Ciencias de Zaragoza y en2005 de la de Ciencias y Artes Barcelona.

Pero entre todos los premios con que hasido distinguido, sabemos que él apreciamucho uno de los últimos, el concedido por el“Heraldo de Aragón”, diario independiente deZaragoza más que centenario, por su contri-bución relevante al “desarrollo del Conoci-miento y los valores humanos” en 2005.

* * *

Estos son, señoras y señores, queridosamigos, algunos rasgos del Dr. Montserrat,investigador y maestro, un hombre muy fami-liar pero por cuya rotunda personalidad nuncapasa desapercibido, una figura destacada enel panorama español de las Ciencias de laNaturaleza en la segunda mitad del siglo XX,decano entre los botánicos en activo de Espa-ña, científico eminente que lleva consigo elfuego sagrado de la botánica o de la ecologíay lo sabe transmitir.

Considero un honor participar en estosactos, aquí en su Mataró natal y poder agra-decerle públicamente sus lecciones, suesfuerzo sostenido, sus ideas, su desprendi-miento, su amistad, en suma su testimoniocientífico y humano.

¡Muchas gracias Dr. Montserrat, queridoPedro!

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Figura 8. El Prof. P. Montserrat junto con losprofesores S. Rivas Martínez (centro) y O. de Bolòs(dcha.), con motivo del VI Coloquio Internacional deBotánica Pirenaico-cantábrica celebrado en Barruera(V. de Boí, Lérida, 7-VII-2001) (Foto L. Villar).

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