Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

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  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    1/80

    Y'

    rÉH

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      TTI-

    \'- :t rrt

    BÉl-

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    6

    E=

    I

    ilenri Lefebr¡re

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    2/80

    'r_"

    ,

    .,

    ,

    Henri

    Lefebvre

    ESPACIO

    Y

    POLíTICA

    EL

    DERECHO A

    LA

    CIUDAD, II

    s

    I

    P$s#

    -if

    ''¿

    i+

    P

    A

    L

    A

    Pa-

    *

    *J*,i'ou

    *niu'*turuHt'"

    ediciones

    península

    @

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    3/80

    t

    $

    Sumario

    5

    23

    Introducción.

    E¡"

    especro

    RBPLUXTONN,S

    SOBRE

    LA

    POLÍTICA

    DEL ESPACIO

    La ctuuer

    Y Lo URBANo

    Excrls v l.r uropf,l

    Lts rusrrrucroNns

    DE

    LA

    socrEDAD

    (Pos'rgc¡tolÓctcR>

    El

    espagio,

    la

    producción

    del

    espacio,

    la

    econo-

    mía

    política

    del espacio

    .

    L

    lntroducción

    II.

    Crisis

    de la

    economía

    poiítica

    '

    III.

    La

    promoción de

    lo

    inmobiliario

    y la

    con-

    veriión

    en

    bienes

    muebles

    del

    espacio

    IV. Hacia la

    economla

    política del

    espacio

    V.

    La

    producción del

    esPacio

    .

    SUNCUNSfE

    Y

    EL

    ESPACIO

    CLASE

    OBRERA

    Y EL

    ESPACIO

    43

    63

    73

    89

    93

    93

    94

    Ln

    Ll

    98

    103

    119

    r27

    145

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    4/80

    La

    edició_n

    original

    francesa

    fue

    publicada

    por

    Editions

    Anthro-

    pos,

    de

    Paris,

    con

    el

    tftulo

    Espáce

    et

    pot¡tique.

    Le

    droit d

    la

    ville,

    II.

    @

    Editions

    Anthropos,

    t922.

    f,Saiucción

    de

    Jrxr¡¡n

    Mws

    oe Lr¡nds

    y

    Jerur

    LrmÁs

    Grncfr

    Cubierta

    de

    Jordi

    Fornas.

    Primera

    edición:

    abril

    de

    197ó.

    Propiedad

    de

    esta edición

    (incluyendo

    la

    traducción

    v

    el

    diseño

    de la

    cubierta):

    Edicions

    ó2

    sla., Provenza

    2?8,

    Barcélona-8.

    Impreso en

    RIGSA, Constitución

    19,

    Barcelona.

    Depósito

    Legal:

    B. 13.127 -1976.

    ISBN:

    8+297-1182-t.

    lntroducción

    r

    rurudo

    un

    texto aspira

    a

    tener

    un

    alcance

    teórico

    y

    ,¡rrr'

    ¡rrr.:lcnde

    bastarse

    a sl

    mismo,

    es

    que

    el

    autor

    ha

    pro-

    ,, ,lr¡lr,

    ¡rreviamente

    a un

    recorte'montaje,

    atribuyéndose

    ,r,,,r

    t,,u

    i'cla de un

    que

    trata

    de delimitar

    ¡Opera-

    r

    i,rr rk'

    apropiación

    privativa

    asaz

    tosca,

    siempre

    sospe-

    ,l¡,'',.r,

    :u,ln

    cuando

    usual

    y

    considerada

    como

    legítima

    ¡rir.

    ,tt)

    (lrrc

    la

    propieclad

    privada

    se

    hace

    extensiva

    a las

    irlr.r'.

    y:rl

    saber

    Más

    de un

    científico debería

    disculparse

    1,,,r

    ,.1

    ¡ucro

    hecho

    de

    haber

    colocado

    una

    cerca

    alrededor

    jrrrclín

    para

    poderlo

    cultivar

    a

    su

    antojo.

    Por

    lo

    iirr,

    r(",¡)('cta

    a

    esta

    obra,

    el

    autor

    ruega se

    le

    disculue

    ,1, l,r,lr):r que

    ninguno

    de

    los artículos

    recopilados

    en este

    r,,lr¡¡ncrt

    ¡rucde

    ser

    aquilatado

    debidamente

    si

    no

    se

    tienen

    r

    r

    ¡

    ur'rlir otros trabajos

    publicados:

    sobre

    la

    vida cotidia-

    rr,r

    .,,,1,rr"

    cl

    espacio,

    sobre

    los

    diversos

    oderechos"

    (el

    ,1,

    ',,lr,,

    ;r

    la

    ciudad,

    el

    derecho

    a la

    diferencia),

    sobre

    la

    ,t

    r'r,i,lrlt

    i

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

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    crltica

    y

    de

    su

    conocimiento se

    alcanzan

    lo

    global

    y

    la

    <

    síntesis

    >.

    Un

    conjunto

    en el cual cada

    ..artículoo

    contiene

    una

    "especificidadu,

    y que

    atañe, hasta cierto

    nivel,

    a determi-

    nado

    aspecto o elemento, se estructura

    de

    esta

    suerte.

    Ese

    conjunto no tiene nada

    que

    ver

    con un

    sistema

    o

    una

    en

    el sentido clásico

    de la

    palabra,

    a

    pesar

    de

    la

    conexión de

    sus elementos

    y

    aspectos.

    ¿Su

    sentido?

    ¿Su

    meta? No es el de mostrar una coherencia

    o cohesión.

    sino

    de buscar,

    por

    tanteos sucesivos,

    dónde

    puede

    situarse

    en

    el

    espacio

    y

    el üempo, el

    punto

    de

    no-regraso

    y

    de

    no-re'

    culso

    a

    escala

    no de

    individuos o

    de

    grupos,

    sino

    global.

    Ese momento no depende

    ya

    más

    del

    pensarniento

    histo-

    rial o de una teoría

    clásica

    de las

    crisis;

    no

    por

    esto de-

    jaría

    de ser

    menos crucial: metamorfosis

    o

    autodestruc-

    ción

    (lo

    uno

    no excluyendo

    lo otro).

    Sería el

    momento

    en

    el

    que

    cesaría la

    reproducción

    de las

    relaciones

    de

    pro

    ducción

    existentes,

    bien

    sea

    que

    la

    degradación

    y

    la

    diso'

    lución

    ganasen

    la

    partida,

    bien

    sea

    que

    se

    suscitasen

    nue-

    vas relaciones,

    desplazando

    y

    reemplazando

    las antiguas.

    La

    posibilidad

    de tal

    momento

    (perspectiva que

    no

    coin-

    cide

    exactamente

    con

    la teoría habitual

    de

    la Revolución)

    define

    una hipótesis

    estratégica.

    No se trata

    de una

    certi'

    dumbre bien

    sentada,

    de una

    certidumbre

    instituida

    de

    manera

    positiva.

    No

    excluye

    otras

    posibilidades

    (la

    des-

    trucción

    del

    planeta,

    por

    ejemplo).

    Obsesionados

    por

    dicho momento,

    muchos

    son

    los

    que

    procuran

    aplazarlo,

    ahuyentarlo, exorcizar

    mediante

    la magia ideológica

    las

    imágenes

    evocadas.

    Se

    reúnen con-

    cilios

    para

    disertar sesudamente

    y

    mantener

    las

    represen'

    taciones

    (ideológicas) que

    enmascaran

    los

    vencimientos

    reales.

    En

    efecto, la

    contaminación,

    el

    medio

    ambiente,

    la ecologla

    y

    los

    ecosistemas,

    el

    desarrollo

    y

    su

    finalidad,

    fragmentan

    y

    disimulan

    los

    problemas del espacio.

    Otros,

    en

    cambio,

    ansían

    un instante

    fatídico:

    desearían avivar

    el

    paso

    del

    destino,

    oscureciéndolo

    lo más

    posible,

    nihi-

    listas

    movidos

    por

    lo

    que

    ellos

    mismos

    denominan

    upul-

    sión

    de

    muerteo.

    Quizá

    la

    elección más

    acertada,

    para

    una

    reflexión

    que querrfa

    ser

    al

    mismo tiempo

    sapiencia

    y

    6

    ;rcto,

    consiste

    en

    no ceder

    ante

    el

    catastrofismo,

    en

    de'

    tlrrninar un

    punto

    de ataque,

    limitado

    pero

    bastante

    pTt

    ,

    r,.o,

    ponieodo

    "t

    juego

    una

    táctica

    y

    una

    estrategia

    del

    ¡rcrrsamiento.

    Aquf, se

    procura

    no

    dramatizat

    la

    situación,

    así

    como

    t,,,,,

    ¡xrcó

    deidramat

    izarla

    esterilizándola.

    Cabe

    la

    posibi-

    lr,f ;rtl cle

    que

    el

    momento

    de

    noregreso

    se esté

    aproximan'

    ,1,r,

    rlue

    haya

    que prepararse

    para

    su

    llegada.

    Hoy

    en

    día,

    \.¡r

    n() cs

    posible describir

    las

    fuer¿as

    de

    destrucción;

    ya

    no

    r r{

    ¡rtn,

    tál como

    lo

    escribe

    en

    oOpusu

    (junio

    de

    1972)

    Jean-

    t

    l.,,.''nce l^ambert,

    ni

    nombre

    ni

    rostro.

    Son

    S[stema,

    el

    rrrr(

    (),

    cl de

    la negación

    y

    de

    la

    muerte

    bajo

    una

    apariencia

    1,,',,ilivá,

    que

    socava

    la existencia

    propiamente

    dicha,

    has-

    ,,,

    ,',,

    ,*

    mismísimos

    cimientos.

    A

    veces,

    en

    medio

    de la

    ¡rr'';¡rcridad

    que

    conoce

    la

    Francia

    capitalista,

    le

    entran

    a

    ,,,,,,

    l1rr.u,

    de

    gritar:

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

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    -

    ambiciones

    más

    que

    ante

    el atelsmo

    amenazador

    y por

    é1.

    EI cientificismo,

    el

    tecnicismo

    no

    se arredran

    ante

    la

    crí-

    tica

    filosófica,

    sino

    ante

    el ocrrltismo,

    la

    magia.

    Los

    *de-

    rechoso

    necesarios,

    desde

    el

    habeas corpus

    hasta el

    dere-

    cho

    a

    Ia

    ciudad,

    ya

    no

    son

    suficientes.

    También

    hace

    falta

    que

    lo

    urbano se haga

    amenazador.

    Esa revolución

    total

    y planetaria,

    económica, demográ-

    fica, psíquica,

    cultural,

    etc.,

    es,

    hoy por

    hoy,

    por

    excelen-

    cia,

    lo imposible-posible

    (¡la

    posibilidad,

    la

    necesidad

    y

    la

    imposibilidad ).

    Nada

    más

    cercano,

    nada

    más

    urgente.

    Nada más

    huidizo,

    nada más

    lejano. La

    idea

    de

    la

    revolu-

    ción

    remite

    de lo

    mundial

    a

    la

    co5runtura,

    de

    lo

    total

    a

    la

    práctica

    inmediata,

    es decir,

    a la existencia

    de una

    enorrne

    mayoría,

    silenciosa

    o

    no,

    de

    personas

    que

    se

    adhieren

    al

    presente

    y

    llegan

    hasta el extremo

    de aceptar

    el

    milena-

    rismo,

    porque

    deja

    para

    más tarde la

    eventualidad

    de

    una

    catástrofe.

    ¡

    Después

    de nosotros, Ia

    nada

    Así

    pues,

    las

    personas uconcernidasr,

    tal

    como

    se

    suele

    decir, titubean

    entre

    el tono

    jovial

    del

    optimismo forzado

    y

    el nihilis-

    mo

    radical

    ,

    aplazando los vencimientos.

    En

    el

    centro,

    señalado aquí

    y

    allá, se halla

    Ia reproduc-

    ción

    de

    las

    relaciones de

    producción,

    proceso

    que

    se de-

    sarrolla a

    la

    vista

    de

    todo

    el

    mundo,

    que

    se

    realiza en

    toda

    actividad social, incluidas las

    más

    indiferentes

    en

    apariencia

    (los

    ocios,

    la vida cotidiana,

    el

    hecho

    de vivir

    y

    el

    habitat,la

    utilización

    del

    espacio)

    y

    que

    aún

    no

    ha

    sido

    objeto

    de

    un

    estudio

    global.

    Dicho

    proceso

    era

    inhe-

    rente

    a

    la

    práctica

    social

    y

    no

    era

    considerado

    como tal.Lleva

    las

    de

    ganar

    (¿hasta

    cuando?) sobre

    las

    razones

    y

    causas de

    disolución.

    Las

    parcelas

    recortadas

    en

    ese am-

    plio

    "campo>

    por

    las especialidades

    -economía

    política,

    sociología,

    democracia,

    etc.-,

    implicaban

    lo

    global

    y

    lo

    dejaban

    en

    la sombra,

    ángulo

    ciego.

    Aquí

    no

    se enclren-

    tra el análisis

    crítico de

    Ia

    globalidad

    alcanzada

    de esta

    suerte

    (que

    no

    se

    puede

    denominar

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    7/80

    ¿Qué

    es,

    pues,

    /a arquitectura?

    Hace

    ya

    mucho tiem-

    po

    que

    se discute

    a

    este respecto: desde

    que

    el

    arquitecto

    existe,

    por

    tanto la arquitectura

    como

    oficio,

    en

    la

    divi-

    sión

    del

    trabajo.

    ¿Acaso

    un

    arte? Esta

    definición

    ya

    no

    es más

    que

    del agrado

    de

    aquellos

    que

    gustan

    de übujar

    fachadas,

    que

    se obstinan en esmerarse en

    las

    molduras,

    en repartir sabiamente los materiales

    y

    en esculpir

    alfno-

    niosamente determinados volúmenes.

    Los

    hay.

    ¿Acaso

    una

    técnica?

    En

    tal caso,

    el

    ingeniero suplanta

    al arqui.tecto,

    ingeniero

    del hormigón o

    especialista

    en vertederos.

    ¿Aca-

    so una ciencia?

    En

    tal hipótesis, sería

    menester elaborar

    una

    método-lógica, una

    epistemología,

    vrL

    corpus

    doctri-

    nal. Ahora

    bien, la

    esterilidad

    de dicha

    hipétesis

    resulta

    evidente. Suponiendo

    que

    se

    pruebe,

    ese

    corpus se bas-

    tará

    a sí

    mismo,

    sin

    ninguna

    otra

    eficacia

    más

    que

    su

    transmisión. La

    arquitectura

    no

    puede

    concebirse

    ya

    más

    que

    como una

    práctica

    social

    que

    figura con otras

    muchas

    (por

    ejemplo,

    la

    medicina)

    en

    el

    conjunto

    práctico

    que

    ileva

    y

    que

    soporta la

    sociedad

    actual

    (el

    sistema de

    pro-

    ducción),

    correlación

    por

    discernir.

    El

    médico recurre

    a

    varias

    ciencias,

    quizás

    a todas,

    y

    utiliza

    múltiples

    técni-

    cas. La medicina no

    puede,

    por

    tanto,

    constituir

    una

    cien-

    cia

    particularizada,

    específica,

    puesto que

    recurre

    a co-

    nocimientos

    de física, de

    biología, de fisiología,

    de

    mate-

    máticas,

    al igual

    que

    a

    los de scmiología

    y

    sociología.

    Abarca

    numerosas

    especialidades. Se

    extiende

    por

    un lado

    hacia la

    dietética,

    la

    higiene,

    el

    control de las actividades

    más onormales, tales como

    el

    deporte

    y

    la

    medicina

    pre-

    ventiva,

    y,

    por

    otro,

    hacia la medicina

    llamada mental, lo

    que

    no

    viene a

    simplificar

    para

    nada la cuestión. El mé-

    dico

    utiliza

    consciente

    o inconscientemente

    conceptos muy

    generales

    que

    tienen

    relación muy

    directa

    con

    la filoso-

    fía: lo

    norrnai

    y

    lo

    anormal,

    la

    salucl

    y

    la enfermedad, el

    equilibrio

    y

    el desequilibrio,

    el sistema

    (nervioso,

    glan-

    dular, etc.). Esos

    conceptos

    justifican

    una reflexión

    teó

    rica

    y,

    sin

    embargo,

    parece

    difícil

    y

    de

    poca

    utilidad

    una

    epistemologfa

    médica.

    Los

    médicos

    dudan entre la

    uti-

    lización

    de las

    computadoras

    para

    analizar

    los

    datos ob-

    tenidos,

    y

    el

    uolfato" del

    ornnidocto que

    conoce

    perso-

    10

    n¡¡lrncnte

    a

    sus

    pacientes;

    sea

    cual sea

    el camino

    que

    es-

    ,,,¡:r,

    el

    médico

    no limita

    fácilmente

    su

    saber

    a

    una

    es-

    ¡x'r

    irrlidad

    muy

    concreta;

    no

    obstante,

    casi

    siempre

    se

    r'.¡rt't:ializa

    y

    ello cadavez más;

    si

    bien

    parcela

    su

    .,catn-

    ¡,,r"

    1lg

    experimentación

    y

    de aplicación,

    no

    tiene

    más

    re-

    rrr.tlit¡

    que

    restituir

    lo

    global,

    el

    cuerpo, el

    organismo,

    la

    r¡ l.rción

    con

    el

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    8/80

    das;

    lu

    ac

    la.s

    cstructuras

    homogéneas,

    la

    de

    las

    formas

    l'rf¿rs

    c

    irrr¡rc'sonarer.-Hoy

    "n

    dia]-áespués

    de

    las

    revolu-

    t:irr¡e.s

    co'secuencia

    de

    era

    ináustrial,

    la

    arq,ri,".r""^

    a [rt¡r'da

    difi

    cultosamente

    la

    era

    urbana.

    nl'

    a.q.riÉ.i;,-*;_

    bién.é1,

    se

    ve-obligado

    a

    recurrir

    u

    todu,

    I".;i;;;;;;,;;_

    temáticas,

    informática,

    física,

    química,

    economía

    política,

    incluso

    semiolosía,.

    psicología

    y

    so"iotogíu.

    Al-;ñ;i;"

    el

    médico,

    9l

    aieuiGcto-

    tiJne

    rl" lor,",

    en juego

    roda

    una

    sapiencia

    enciclopédica;

    y,

    .ir,

    é_Uurgo,

    il;ilil.

    queda

    neramente

    circunscrita,

    ii_ituau

    ;;;1"d".-;;;;.

    Su

    profesión

    queda

    mal

    definida

    entre

    L

    a"

    irrg"ri;;;;

    la

    de

    dibujante;

    te

    cuesta

    traba:o-hai;;

    ;;

    i" "r'""ir;

    los.promotores,

    los

    usuarios,

    los

    financieros,

    las

    autori-

    dades.

    si

    bien

    tiene

    una

    actividad

    específica

    dentro

    de

    ra

    división

    del

    trabajo (social),

    "t

    p."h""to

    ¿"

    ai.fro-i.u_

    bajo

    no

    queda

    bien

    especificado.

    También

    ei

    ¿irp""""al

    algunos

    conceptos

    muy

    generales

    (inventariados

    con

    sumc)

    cuidado:

    la

    escala,

    lás-propor"ior"r,

    "f

    o.p.rtiáá,r,-;;;.)

    que

    justifican

    una

    reflexión

    que

    linda.o"

    U

    nto.rii",

    p"ró

    que

    no

    se

    bastan

    a-sí

    mismos,

    ni

    basran

    para

    constituir

    un

    cuerpo

    doctrinal.

    Finalmente,

    Ia

    arquitectura

    difiere

    de

    Ia

    pintura,

    de

    la esculturu,

    d"

    i*

    urtes,

    en

    el

    hecho

    de

    que

    estas

    últimas

    no

    se

    relacionan

    cori

    ia

    pra.ti.u-.o"ü

    más

    que

    de

    forma

    indirecta

    y

    a

    través

    d;

    _"ái""i;;;;

    mientras

    que

    el

    arquitecto

    y

    Ia

    arquitectura

    ao.r."rrru,

    una

    relación

    inmediata

    con

    él

    hechode

    habitar

    "rriu"Jo

    .u.e

    acto

    social,

    teniendo

    la

    construcción

    como

    ."uliru_

    cron practtca.

    El

    arquitecto,

    productor

    de-

    espacio (pero, nunca

    solo)

    :1|l?^t?Pre

    un

    espacio

    específico.

    y

    "o*o

    primera

    provi_

    crencla,

    tiene

    ante

    é1,

    bajo-sus

    ojos,

    ".,

    _"rá

    de

    dibujo,

    su

    hoja

    en

    blanco.

    El

    enceiadgr

    p"i.úp*rto,

    no

    ejerce

    efec_

    tos

    demasiado

    diferentes.

    Esa

    ho¡a

    de

    papel

    aL

    ¿it"¡ár,

    ¿quién

    no

    la

    va

    a considerar

    "o*o

    un-simple

    ";;;n;;;

    or

    añadidura,

    como

    un

    fiel

    espejo?

    Cuand^o,

    a"'frÉrfrá,

    3f"^_":t"lo

    es

    engañoso

    y

    q,r.,^ui"-ás,

    esa

    ú.jr;;;;:

    per

    en

    bla_nco

    es

    algo

    más y

    otra

    cosa

    que

    un

    espejo.

    El

    ar_

    quitecto

    la

    utiliza para

    tr_azar

    sus

    f,loror,

    u*áblo

    q,r"

    se

    debe

    contemplar

    en toda su

    fueÉa:

    superficie

    pfrii",

    l2

    d-U"l*

    -

    ,

    ';,

    ."

    e.

    .,,i

    ¡_

    ¡i

    FT

    8c ¡\¡r,,"-"¡

    ifl,llflt$

    i]0tflf,ifiiiTÁtf$

    13

    .,obre

    la cual

    un

    lápiz más

    o

    menos

    ágtl

    y

    habilidoso

    traza

    lrneas

    que

    el

    autof

    considera

    como

    la reprodrrcción-de

    las

    (

    r).sas,

    iel

    mundo

    sensible,

    cuando,

    de

    hecho,

    dicha

    su-

    ¡rcrliiie

    impone

    un

    descifrado-recifrado

    de lo

    urealr.

    Con'

    uriamenté

    a

    lo

    qtre

    fácilmer¡te

    cree,

    el arquitecto

    n9

    pug'

    úc

    localiza,

    su

    pénsamiento

    y

    sus

    percelrciones

    sobre.Ia

    ¡¡rcsa de

    áiUtt¡o,

    y

    visualizar

    las

    cosas

    (necesidades,

    funcio-

    rrtrs,

    objeto

    s), proyectóndolas. Confunde proyección

    y

    pr?'

    v,'r:io

    sumido

    en

    una

    idealidad

    confusa,

    que

    él

    cree

    urealu

    t',

    incluso,

    rigurosamente

    concebida,

    dado

    que

    los

    proce-

    rlirnientos

    dJ

    cifrado-descifrado

    mediante

    el

    dibujo

    son

    usuales

    y

    tradicionales;

    que,

    a

    partir de

    ese

    momento'

    es-

    (

    ilpan

    a su

    influjo.

    I-a

    hoJa,-al

    alcance

    de

    la

    mano

    del

    di-

    lrtrjante, bajo

    sus

    ojos,

    queda en

    blanco,

    tan

    blanca

    como

    ¡rlana.

    La

    considera

    como

    neutra,

    cree

    que

    ese

    espaqo

    ncutro,

    que

    recibe

    pasivamente

    los

    trazados

    de

    su Lápiz'

    ,',rrr"rpoitde

    al

    espácio

    neutro

    de

    afuera,

    que recibe

    las

    cosas,

    punto por punto, lugar por lugar' En

    cuanto

    al

    npla-

    ¡¡er,

    no

    perrnanece

    inoceniemente

    sobre

    la

    hoja

    de

    papel'

    Sobre .i

    t"rr"to,

    el

    bulldozet

    realiza

    "planoso'

    Y éste

    es

    el

    motivo

    por

    el

    cual

    el

    dibujo

    (y por

    éste

    también

    se

    debe

    interpietar

    design)

    no

    es

    tan

    sólo

    una

    prueba

    de

    habilidad,

    una

    técnica'

    Es

    asimismo

    una

    torma

    i" ,"pr"r"ntación,

    in

    saber

    hacer

    estipulado,

    codificado'

    pr.

    iá"to,

    un

    filtro,

    selectivo

    con

    respecto

    a

    contenidos'

    climinando

    taÍ

    o

    cual

    parte

    de

    lo

    "realo,

    colmando

    a

    su

    manera

    las

    lagunas

    del

    texto.

    Circunstancia

    agravante:

    csa

    filtración

    va

    más

    allá

    de

    una especialización

    ideológica

    o de

    la

    ideología

    de

    una

    especialidad'

    Dicha

    filtración

    pue-

    de

    significar

    ocultación

    de

    las

    aspiraciones

    sociales.

    ló"¿

    "t

    un

    código?

    ¿Qué

    es

    un

    cifrado-descifrado?

    Di-

    ou.ño,

    rápidamente-que

    aparte

    de

    algunos

    casos

    rudimen-

    íu.io"

    (et

    cOdigo

    de 1á

    carietera),

    un

    código

    no

    consiste

    en

    ;;;ü"

    de"reglas

    prefabricadas'

    Todo

    código

    define

    un

    espacio

    centrado,

    abriendo

    un

    horizonte

    en

    torno

    a

    un

    teito

    (mensaje), desplegándolo

    y,

    c-onsecuentemente'

    cer-

    ;;J.i;,

    ""rr¿rrdolo.-

    Es-e

    texto

    puedg

    ser

    práctico sensible

    y

    social,

    por

    tanto

    no

    siempre

    y

    forzosamente

    escrito"

    irambiérrlas

    imágenes

    se

    cifran

    y

    se

    descifran La

    com-

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    9/80

    plejidad

    de

    las

    operaciones

    que

    llevan

    a

    cabo

    escapa

    al

    ntendimiento

    de

    l_os

    lecr"d;

    rri,i.n.r"

    ta

    del

    lenguaje

     

    de

    su producción

    escapa

    a los

    iabtantes.

    El

    .,ags¡1g,

    en

    este

    caso.

    el

    delineaniüj

    ";;;;;;isando

    únicamenre

    l

    terreno

    de

    la

    orácüi;.

    i'ñi.i"'r$roau."

    cuando,

    dc

    echo,

    produce

    Se

    salta

    i*

    ir,rlÁ"áiarios,

    yendo

    de

    un

    esultado

    a

    otro.

    Todo.cifrad;;;;#"na

    puesra

    en

    pers_

    ectiva

    y

    la

    uproducción>

    ""

    ;;;;;:entido,

    que

    se

    sus.

    ituye

    al

    texto en cuestión

    V

    p""á.,-

    b"i"r,

    ."u

    depreciarlo,

    ien

    sea

    valorizarlo.enriquécie"d;ú.

    b"

    ahí

    la

    ambigüe-

    ad'

    EI

    cifrado-des"irruJá-i*püü,ir,

    "r""to

    o

    efectos

    de

    spejismo,

    pues

    la

    estructura

    formal-de

    ;;drr;;;;;

    resenta

    más que

    en

    el

    momento

    en que

    declinál"-;;

    i,l.j'r:k:,,.:r:TlT"..

    ru

    upuJ.ioo

    i"r

    sentido,

    ¡El

    co

    igo

    formulado

    no

    pasa

    ya

    de

    ser;;

    ffi#i'?r?

    iLi,il

    icen

    hoy

    en

    día

    los

    semiólogor

    -a.

    sutiles,

    viene

    a

    ser

    na

    \¡oz y

    una

    vía:

    a

    partir

    del

    otexto,

    _del

    menrui"_

    ray

    varias

    posibilidad"r,

    "l*.i"13,'p"1"ür";i;#;

    :]:uf1"rut1du{,

    *á:,-Ui""'""ui"l;q";

    un

    hilo.

    por

    tanro,

    n

    determinado

    "rrabajo>

    sobre

    "j-t"*to

    fr""Á":"fqr"J

    roporciona

    sentido

    partiendo

    ¿"

    "rUlror,

    de

    fr;ó;ni;;

    o

    que

    suscita

    ""

    T_o-*i""to

    "o_lt""lo,

    ,ato.izaciones

    y

    esvalorizaciones,

    progresos

    q,re

    se

    topan

    con

    obstáculos,

    con

    f

    ading.

    Cada

    .irru-ao

    ""n=aJu

    u

    ";;

    .rn

    esquema

    pro-

    lillr"-,

    esrudiado,

    abandonado

    ,i"mpre

    al

    esüdo;e-;;_

    ozo,

    que

    genera

    un

    sentido

    entre

    otris

    muchos.

    La

    mano

    antea,

    eI

    lápiz

    duda.

    La

    mano

    cree-reproducir

    cuando,

    de

    hecho,

    r.ritit.rrr".

    Se

    pliega

    a

    lás}an¿atos

    de

    una

    voz

    ue ordena,

    qtr"

    é"pr"rá

    r"?oü;;;r"*reta,

    creyendo

    l1l_ru.lu.,

    La

    vol

    y.la

    mano,

    el

    instrumenro,

    creen

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    10/80

    .'rf

    ni

    arte

    algunos

    que

    obedezcan

    a ese sencillo

    criterio.

    En

    último

    extremo,

    lo

    legible

    es

    lo

    blanco,

    ¡el

    más

    paupé.

    rrimo

    de

    los

    textos

    Encepada

    y

    encepadora,

    la

    legibilidad

    disimula

    lo

    que

    omite,

    omisión que

    puede

    detectar

    un

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    11/80

    puede

    idear y

    proyectar.

    Fieles

    testigos

    de

    este hecho

    lo

    constituyen

    los

    proyectos

    y

    las

    inveitigaciones

    de

    Cons-

    tant,

    de

    Ricardo

    Bofill,

    los

    trabajos

    de-Mario

    Gaviria

    en

    F.spaña,

    etc.

    El

    niv-el

    inferio, p,r"á"

    situarse

    en

    el

    pueblo,

    el

    barrio.

    El

    nivel

    (macro))

    es

    el

    de

    lo

    urbano.^

    gntr.

    ambos

    conc_eptos,

    como

    punto

    de

    partida,

    tu

    pobta"iár,

    n.a¡a

    l.a

    cual

    se

    podría

    intentar,

    aciualmente,

    la

    produc-

    ción

    de

    un

    espacio

    apropiado

    se

    hallaría

    "ntre

    üs

    dl"z

    y

    los

    veinte

    mil

    habitantes.

    y

    esto,

    por

    el

    momento,

    ¡

    "n

    anto que

    etapa

    A

    esa

    escala,

    el

    uderecho

    a

    la

    ciudadu

    puede

    intervenir

    de

    forma

    operativa

    y

    estimular

    la

    inves-

    tigación.

    ,

    iQuién

    puede

    aún

    extrañarse

    de

    que.el

    urbanismo

    no

    hay-a

    podido

    aún

    erigirse

    ni

    en

    ciencia

    ni

    en

    práctica

    y

    3o

    l-raVa

    logrado

    más

    que

    .instituirser,

    (a

    conv:ertirse

    ei

    institución),

    expandiendo

    en

    torno

    suyo

    espesas

    nubes

    ideológicas?

    El urbanismo

    sólo

    podía

    húerarü

    de ra

    ideo-

    logía imperante

    y

    constreñidoiu

    ,"crr..iendo

    u

    r'r.,

    p"n-samiento

    crÍtico

    sumamente

    despierto;

    ahora

    bien,

    dicho

    pensamiento

    crítico,

    tras

    algunos

    momentos

    de

    esperan-

    zas

    que

    muy

    pronto

    quedaron

    frustradas

    (de

    esto

    hace

    unos quince

    años

    aproximadamente),

    no

    ha

    podido

    más

    que

    volverse

    en

    contra

    del urbanismo.

    Si

    bien

    es

    verdad que

    los vocablos

    y

    conceptos: ociu-

    d3{",-..urbanorr, (espacio},

    correspondér,

    u .rriu

    realidJ

    global

    (que

    no_puede

    llegar

    a

    confundirse

    con

    ninguno

    de

    los

    niveles

    definidos

    anteriormente)

    y

    no

    reflejari

    un

    as-

    pecto

    de

    menor

    importancia

    de

    la

    realidad

    ,oóiul,

    el

    de_

    recho

    a la

    ciudad

    se

    refiere

    a

    la

    globalidad

    así

    upú"tu¿á.

    Por

    supuesto,

    no

    se

    trata

    de

    ur derecho

    natural,

    ni

    si_

    quiera

    contractual.

    En

    términos

    tan

    como

    es

    posible

    expresarlo,

    significa

    el

    derecho

    te ros

    ciudadanos -

    ciudadanos

    urbanos,

    y-de

    los

    grupos

    que

    ellos

    constituyen

    (sobre

    la

    base

    de las

    relacionei

    socialei)

    a figurar

    ""

    toáu,

    las

    redes,y

    circuitos

    de

    comunicación,

    de iriforma.i¿",

    je

    intercambios.

    Lo

    cual

    no

    depende

    ni

    de

    una

    ideológía

    urbanística,

    ni

    de

    una

    intervención

    arquitectural,

    sñro

    de

    una

    glidad

    o

    propiedad

    esencial

    del

    éspacio

    r"r.Luro,

    la

    centralidad.

    No

    se puede

    llegar

    a

    forjai

    una

    realidad

    18

    rrrlr;rnír,

    afirmamos

    aquí

    y

    en

    demás

    publicaciones,

    sin

    la

    ¡

    rr,,f

    cncia

    de

    un centro: sin

    un

    agrupamicnto

    de

    todo

    '

    r,rnlo

    puede

    nacer en el

    espacio

    y producirse

    en

    é1, sin

    ,

    n,

    ucntro

    actual

    o

    posible

    de toclos

    los

    "objetos)

    y

    (su-

    l'lrl:;>.

    l:l

    hecho

    de

    excluir

    de

    lo

    uurbano))

    grupos,

    clases o

    irrtlividuos,

    viene a ser

    como

    excluirlos

    también

    de la

    ,

    rlilización, si no

    de

    la

    sociedad.

    El

    derecho

    a

    la

    ciudad

    l,

    ¡'itirna

    el rechazo

    a

    dejarse

    apartar de

    la

    realidad

    ur-

    l,.ru:r

    por

    una

    organización

    discriminatoria,

    segregativa.

    I

    ',,'

    derecho

    del

    ciudadano

    (si

    de

    esta forma

    se

    quiere

    r

    \l)r'csar:

    del

    ohombren)

    proclama

    la

    crisis inevitable de

    1,,,,

    cs¡1...

    basados

    en

    la segregación

    y

    estableciéndolo:

    '

    r'nlros

    de decisión,

    de riqueza, de

    poder,

    de información,

    rl¡'

    t'onociÍliento,

    que

    rechazan

    hacia

    los

    espacios

    perifé-

    r r{

    ()s

    a

    todos

    aquellos

    que

    no

    tienen

    participación

    en

    l,r';

    privilegios políticos.

    Estipula

    igualmente

    el

    derecho

    ,r

    ¡'oclerse

    encontrar

    y

    reunir;

    lugares

    y objetos

    deben

    res-

    ¡',rrrder

    a determinadas

    "necesidadesu

    por

    lo

    general

    no

    llniclas

    en cuenta, a determinadas

    ufuncioneso

    menospre-

    ,

    r.rrlas

    y, por

    cierto, transfuncionales: la

    onecesidad"

    de

    virla"

    social

    y

    de

    un

    centro, la

    necesidad

    y

    la

    función

    lú-

    ,licas,

    la función

    simbólica del espacio

    (rayanas

    con aque-

    llo que

    se

    encuentra

    de

    una

    parte y

    otra

    de

    las

    funciones

    r

    r¡ecesidades

    clasificadas, con

    aquello

    que

    no

    puede

    ob-

    ¡r'tivarSe

    como

    tal

    por

    ser

    rasgo

    caracteristico

    de

    nues-

    tros

    tiempos,

    que

    da

    pie

    por

    ese

    mismo

    hecho a la retórica

    v

    );

    la

    vida;

    el

    binomio

    useguridad-dicha",

    ya

    defi-

    rriclo

    por

    Aristóteles

    en

    tanto

    que

    finalidad

    y

    sentido de

    19

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    12/80

    la

    polis,

    En

    toclos

    esos

    casos,

    bajo

    toclc¡s

    esos

    cliver

    irg-bJ"r,

    los

    filósofbs

    han

    anunciaál

    i-.otumbrado

    d

    -v¡¡.vr

    vu,

    ruo

    rr¡uS(rl(r5

    lr¡irr

    anuncl

    lejos

    la

    reconstitución

    de

    lo

    que.

    ha

    sido

    fragmentado,

    di.

    sociado,

    diseminado,

    a

    tod.o

    l;

    i";;"-;;fhi;ffi;rJáai,

    del

    espacio.

    Aun

    cuando

    han

    sabido

    definir

    la

    "meta,

    t u'

    a"t"r*irrááo

    erróneamente

    sus

    condiciotrc.s,

    algunas

    de

    las

    ."ul;;-;;;

    políticas

    (implicando

    dentro

    á"

    ii;h;

    término

    ru

    .riti.u

    de

    toda

    política)

    y

    otras

    son morfológicas,

    espacio_tem.

    porales.

    El

    derecho

    a la

    ciudad

    formulado

    de

    esta guisa

    im.

    plica

    y

    aplica

    un

    conocimiento

    que

    no

    se

    define

    como

    ..ciencia,

    del

    espaciou

    (ecología,

    geopolÍtic",

    ;;;;;;;;

    :::é:::1)f,:ino

    como

    conocimientó

    cte

    una

    irorlu,""¡Jr,-ii

     n

    lo¡

    tiempos

    de

    Karl

    Marx,

    la

    ciencia

    económica

    naufragaba

    en

    Ia

    -enumeraci

    ón,

    la

    descripción,

    la

    conta-

    bilización

    de

    los

    objetos

    proar"iáár.

    rart-tvtarx

    ,;.;it";;

    el

    estudio

    de

    las

    cosas

    por

    el

    análisis

    crítico

    de

    la

    activi-

    dad productora de

    las

    cosas.

    Tomando

    como

    p""iá--¿l

    partida

    los

    estuclios

    de

    los grandes

    economistai

    1S*lth,

    Ricardo)

    y

    sumando

    a

    éstos

    el

    análisis

    crítico

    dej

    siste-

    ma

    de producción

    (capitalista),

    elevó

    los

    conocimientos

    a un

    nivel

    superior.

    Hoy

    en

    día,

    se

    impone

    una postura

    análoga

    en

    lo

    que

    concierne

    al

    espacio.

    La

    ciencia

    del

    espacio

    se

    busca

    vanamente

    a

    si

    misma

    desde

    hace ya

    mu.ho,

    años.

    No

    "orr.'igr"

    encontrarse.

    Se

    dispersa-y

    se

    pierde

    en

    consideraciones

    diversas

    ,ob;;

    i;

    que€n

    el

    espacio

    se puede

    hallar

    (los

    objeto.,

    il;;r;;

    o

    sobre

    el

    espacio

    abstracto

    (limpio

    de

    oü;"tos,

    ;;";;;íj

    lo).

    P.,

    el

    mejor

    de

    los

    casos,

    dicLa

    investigación

    describe

    rragmentos

    de

    espacio,

    más

    o

    menos

    repletos.

    Esas

    des_

    cripciones

    de

    fragmentos

    son

    ellas

    mismas,

    a su

    vez,

    frag-

    mentadas,,

    según

    los

    encasillamientos

    de las

    "ien"ias

    e _

    pecializadas

    (geografía,

    historia,

    demografí.,

    r;;i;i;gi;,

    antropología,

    etc...).

    Semejante

    *cienóiao

    Á"

    airp"ira,

    lllil

    en

    recortes

    v

    en

    representaciones

    del

    espacio,

    sin

    Iregar

    .¡amás

    a

    descubrir

    un

    pensamiento

    que

    reconozca,

    l?t

    ::l:

    dice,Hegel

    (cf.

    Filosofía

    rtel

    Dericha,,";.

    lSlj

    ar

    rerenrse

    a

    la

    economía

    política,

    los

    principios

    del

    en-

    20

    llurlilniento

    que

    reina

    en

    un

    campo,

    en

    medio

    de

    la

    masa

    tll¡nita

    de

    los

    detalles.

    l)c

    esa

    diferencia

    existente

    entre rciencia

    del espacio,>

    1'

    ,

    orrocimiento

    de

    la

    producción

    del

    espacio,

    tanto-su

    al-

    |,ur((:

    como

    su

    sentido

    vendrán

    indicados

    en

    otra

    obra.

    lr,'

    .rlrí

    la

    referencia

    mencionada

    anteriormente

    y, por

    su-

    ¡rrr.sto,

    reiteramos

    nuestro

    ruego

    de

    que

    nos

    discllpe

    el

    l,.r

    lot'.

    l:l

    derecho

    a

    la

    ciudad,

    contemplado

    en

    toda

    su

    ex_

    lf'f

    l\i(in,

    aparece

    hoy

    en

    dia

    como

    utopiano (para

    no

    de_

    I

    rr

    ¡rcyorativamente:

    utopista).

    y,

    sin embargo

    ¿acaso

    r,

    r

    sc

    debe

    inserir

    dentro

    de

    los

    imperativor,

    como

    ,e

    ...r

    ¡,'lc

    decir,

    planes,

    proyectos,

    programa.?

    Su

    precio

    pue_

    rL'

    l).r€c€r

    exorbitante,

    sobre

    todo

    si

    se

    contabilizan

    lsos

    ',)',t()s

    en

    los

    cuadros

    administrativos

    y

    burocráticos

    ac_

    trr,rlt's,

    por

    ejemplo poniéndolos

    en

    lai

    partidas

    de

    gas_

    t,r',

    tlc

    las

    ocomunidades

    localesu.

    Resulta

    clarísimo

    lue

    l.rrr s(rlo

    un

    importante

    incremento

    de

    la

    riqueza social,

    al

    ¡,r,r¡rio

    tiempo

    que

    profundas

    modificaciones

    llevadas

    a

    ,

    .rlrr¡

    cn

    las

    relaciones

    sociales

    propiamente

    dichas

    (por

    lo

    rtrt'

    sc

    refiere

    al

    sistema

    de

    producción)

    pueden

    peimitir

    l.r

    ¡ruesta

    en

    práctica

    del

    derecho

    a la

    ciudad

    v

    de

    aleu_

    rr,,s

    otros

    derechos

    inherentes

    al

    ciudadano y

    ul

    homb-re.

    "r'rrrcjante

    desarrollo

    presupone

    una

    orientación

    del cre-

    '

    nn¡cnto

    económico,

    orientación

    que

    ya

    no

    significaría por

    '.r

    ¡rrisma

    su

    "finalidadu

    y

    no

    apuntaría

    ya

    hacia

    la acumu.

    l.rr

    irin

    (exponencial)

    en

    sí,

    sino

    que

    serviría

    supe_

    rt(,tCS.

    A

    la espera

    de tiempos

    más

    propicios,

    se

    puede

    supo-

    ¡r('r'que

    los

    costes

    sociales

    de la

    negación

    al

    uderechó

    a

    1.,

    r'iudad'

    (y

    de

    algunos

    otros),

    siempre

    y

    cuando

    se

    les

    t,r¡ccla

    cifrar,

    serán

    mucho

    más

    elevados que

    aquellos

    que

    lrrlriesen

    significado

    su

    puesta

    en

    práctica.

    El

    estimar

    que

    l.r

    ¡rroclamación

    del

    oderecho

    a la

    ciudadn

    resultará

    más

    r

    t'¡lista>

    que

    su

    desistimiento,

    no

    constituye

    ninguna

    pa-

    ¡,rrloia.

    Quede

    bien

    sentado

    (implícitamente)

    que

    esta

    obra,

    y

    l,r

    que

    Ia

    acompañan

    o

    la

    siguen,

    no

    anulan

    en

    forma

    .rl;'¡,nu

    las anteriores,

    si no

    es

    de forma

    puramente

    dialéc-

    2l

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    13/80

    tica:

    este

    libro

    se

    basa

    en

    ellas

    tratando

    de

    hacerle

    a

    zar

    niveles

    más

    altos.

    Disertaciones

    de

    cierto

    tipo

    (anai

    tico)

    se

    transforman

    aquí

    en

    disertaci""",

    á"^i;;;ü;

    presuntamenre

    superior.

    I"os

    conceptos,

    otrora

    situadts

    en

    espacios

    abstraüos

    en

    cuanto

    méntales.

    ,"

    ,it,iu"

    áho"

    ra

    en

    espacios

    sociales

    y

    con

    respecto

    a

    las ,

    no

    puede

    disociarse de

    lo

    social,

    y

    jamás

    lo

    ha

    sido

    Á¿sque

    en

    representaciones

    (ideológicas).

    En

    la

    filosofÍa

    clá.

    sica,

    el

    y

    el

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    14/80

    metrías?

    ¿Cómo

    construir

    en

    él

    una

    izquierda

    y

    una

    dere-

    cha,.una

    parte

    superior

    y

    una

    parte

    iriferior,

    á""

    ".r."r-

    ondan

    a los

    gestos,

    a

    los

    movimientos,

    a

    los

    ritmos

    del

    cuerpo?

    Es

    factible

    elaborar

    una semántica

    acerca

    de

    los

    dis_

    cursos

    sobre

    el

    espacio.

    También

    se

    podría

    concebir

    una

    semiología_

    del

    espacio,

    porción

    de

    una

    semiótica

    general.

    ¿Acaso

    todo

    espacio

    es

    significante?,

    y

    en

    caso

    afiimativo

    ¿de

    qué?

    Para

    hablar

    con

    mayo,

    proii"du¿,

    ¿u"uro

    io¿o

    espacio

    o

    fragmento

    de

    espacio

    no

    .orr"rporrdería

    a un

    texto

    social,

    el

    mismo

    contexto

    de

    textos

    especific.ados,

    es

    decir,

    escritos:

    inscripciones,

    carteies,

    et;...?

    De

    tai

    suerte que

    se

    haría

    necesario

    bien

    sea

    hallar

    nuevamente,

    bien

    sea

    elaborar

    los,códigos

    de esos

    diferentes

    ;;;;l;;

    para

    poder

    descifrarlos.

    Dentro

    de

    esta

    perspectiva

    ¿acaso

    el

    espacio

    aparente-

    mente

    insignificante,

    es

    decir,

    neutro,

    no

    signifióaría

    en

    primer

    lugar

    su

    insignificancia,

    su

    caracterísiica

    de vacío

    y, luego, a través

    de

    dicha

    neutralidad,

    ese

    vacío

    aparente,

    algo

    a

    nivel

    de

    la

    sociedad

    enterá,

    es decir,

    Ia

    sociedaá

    neocapitalista?

    En

    este plano

    ¿acaso

    no

    sería

    la

    unidad

    propiamente

    dicha

    de

    esa

    sociedad,

    su

    globalidad,

    las

    que

    surgirían

    en

    el

    seno

    de semejante

    orealidadn

    espacial

    aia_

    rentemente

    desunida

    y

    separada¡

    por

    ejemplo,

    una

    ciudad

    de

    nuevo

    cuño?

    3.

    El

    interés

    teórico general

    de

    esas

    investigaciones,

    el

    gestualismo

    y

    la lateralización

    del espacio,

    la*semiología

    y

    la

    lectura

    de

    los

    espacios,

    es

    el

    de

    mostrar

    el

    cómJ

    y

    el

    porqué,

    hoy

    en

    día

    y

    ahora

    mismo,

    los senticlo,

    ,. tor_

    nan

    inmediata

    y

    directamente

    teóricos,

    tal

    como lo

    ha

    dicho Karl

    Marx

    (Manuscritos

    de

    IS4q:.

    -En_

    este

    plano,

    la relación

    de

    la

    teoría

    a

    la

    práctica

    no

    es

    la

    de

    una

    abstracción

    trascendente

    a

    una

    inmediación

    o a un

    anterior.

    La

    abstracción

    teórica

    ya

    se

    halla

    dentro

    de

    lo

    concreto.

    Hay

    que

    detectarla

    en

    éste.

    En

    el

    seno_

    del espacio

    percibido

    y

    concebido,

    ya

    se

    en-

    cueRtran

    el

    espacio

    teórico

    y

    la

    teoría

    del

    espacio.

    u

    ,1.

    Un método

    presuntamente

    científico

    consiste

    en

    l,l,u¡tcar

    o en suponer

    un sistema

    y una

    lógica

    preexisten-

    i,",

    lli.ho

    método

    asevera

    que

    el objeto

    estudiado

    debe

    lr.rllrrrse situado

    en

    el

    seno

    de

    una

    totaliclad

    presupuesta'

    Ahora

    bien.

    no

    tiene uno

    derecho

    a

    postular

    un

    siste-

    rr.r

    ya

    existente,

    por

    ejemplo

    un sistema

    social,

    o

    un

    .,r

    ,icma

    espacial,

    o

    un

    si

    stema

    urbano,

    Para

    inserir

    en

    él

    a

    .1

    ¡

    l

    (,lll4

    VJP4erarr

    v

    ' l('nrentos

    parciales cuya

    racionalidad

    (o

    irracionaiidad)

    ,,'

    ,lcsprendería

    de

    dicha

    suposición,

    se

    deducirÍa

    del

    con-

    ¡rrrrlo.

    Ya

    no

    tiene

    uno

    más derecho

    a

    presuponer un

    sis-

    rt'nla

    social

    o

    político, teórico

    o

    ideológico,

    que

    una

    lógica

    l'¡('cxistente.

    En

    efecto,

    viene

    a ser

    como

    atribuir

    a

    dicha

    '.,¡r:iedad,

    la

    sociedad

    neocapitalista,

    una coherencia

    ya

    .rlcanzada, una

    cohesión

    ya

    realizada.

    Si

    es

    que

    existe

    un

    ',istema,

    se

    debe

    hacerlo

    patente

    y

    mostrarlo

    en

    vez

    de

    ¡rrrrtir

    de

    su

    base.

    Si

    se

    pa.rte

    de

    semejante

    hipótesis

    cae

    ruro

    dentro

    de

    uua

    tautología

    encubierta,

    pues

    lo

    único

    (lnc

    se

    hace

    es

    deducir

    consecllencias

    de

    la

    presuposición'

    olro

    tanto

    ocurre con

    la

    lógica.

    Si

    en algún

    lugar

    existe

    rrrra

    lógica

    e, incluso,

    üna

    lógica

    concreta,

    por

    ejemplo

    la

    rlc una

    estrategia,

    también

    hay

    que

    hacerla

    patente,

    es-

    ¡rL:cificarla

    en

    tanto

    y

    cuanto

    difiere

    de

    tal o

    tal

    otra ló'

    ¡,ica

    concreta.

    El

    suponerla,

    por

    ejemplo

    sentar

    una

    lógica

    ,lcl

    capitalismo,

    una

    lógica

    de

    la

    mercadería,

    una

    lógi

    ,

    a de

    la supervivencia,

    viene

    a

    ser

    como

    razonat

    por

    ana-

    Iogía

    con

    tal

    gestión

    ya realizada

    y-

    qrJe

    apuntando

    a

    la

    cohesión,

    se

    presume

    la ha

    alcanzado'

    ¿Por

    qué

    esos

    preliminares?

    Porque

    es

    posible

    que

    el

    "spácio

    dásempeRé

    un

    papel

    o

    una

    función

    decisiva

    en

    la

    csinucturaciórr

    de

    una totalidad,

    de

    una

    lógica,

    de

    un

    sis-

    tema;

    entonces,

    precisamente

    por

    ello

    no

    se

    Ie

    puede de-

    clucir

    de ese

    sistema,

    de

    esa

    lógica,

    de

    esa

    totalidad'

    Se

    tiene,

    muy

    al

    contrario,

    que

    poner de

    manifiesto

    su

    fun-

    ción

    en

    dicha

    intención

    (práctica

    y

    estratégica)'

    5.

    De

    igual

    forma,

    si bien

    existe

    un

    (punto

    de-

    vis-ta

    clasista

    u,

    re-sulta

    imposible,

    metodológicamente

    hablando,

    partir

    de

    él;

    se

    debe

    llegar

    a

    é1.

    EI

    partir

    del

    opunto

    de

    vista

    clasista>,

    y

    pre,quponerlo,.a

    modo de

    un

    sistema

    "

    .i.,',

    :

    .

    ..

    ,

    :::a :ff;i

    .:r'fií*r***.

    ^_

    f,$

    .''

    :';;ii;,liL¡tJ46$,

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    15/80

    opuesto

    al

    sistema

    exis,tente,

    viene

    a

    ser

    como

    rechazar

    el

    saber

    existente,

    como

    t

    r"i""ao

    fárl"

    á"f

    sfrr"_",

    v

    "Afñ-

    : :,:t::,f:::":1 :, lT

    a d¡

    en

    r

    a

    den

    ega

    ci

    ón

    de

    ¿i

    "ilo",

    uü"r,

    l,'T_Tl:,1?utilizando"u."i"Á"'"J;r;;i.ilá""iJl;

    ::":1T::'j::.:":,v,ocablosv;;-;il;;,.-",ü;i?

    uando

    se

    presenta

    el

    dilema,

    "*

    rr"lñ;r;;

    t

    o s

    den

    trá'de

    ;;

    ;#;;l'á;

    I.lJ,i

    lffi

    fr

    n:T.jiff

    :::

    alabras

    I^:I:'f

    :..:^?T:t]:'

    son parre

    integrante

    d"

    él

    :

    fi

    ;;;_

    ós

    i

    t

    o

    -de

    quebrarlo

    teóricamen

    i"

    v

    p-r'e

    Jti";;";"

    Jiil:.

    3:.: i: ::: :i ill :_,

    ",

    "-"¡

    a,,i;

    Jt

    {

    "ü;;

    "ffi;

    ;"r;

    l_,:*_:mo

    algunos

    ro

    süpone;:l;;;r",d;#;J

    r#:

    rían

    sentido

    alguno.

    En

    cuanto

    al

    oroyecto

    de

    salir

    de

    un

    sistema

    clasista

    en

    favor

    de

    otro

    ,i.tá-u

    "fuririul¿iJno

    proyecto

    implica

    Ia

    idea

    de

    saltan

    de

    un

    dogmatismo

    "

    o,.o,

    dando

    un

    brin-

    co

    verdaderamente

    fuera

    de

    Io

    común.

    9:

    Esta

    exposi"iól

    {:

    hechos

    parte,

    por

    tanto,de

    una

    problemática

    bien

    definida,

    ",

    a".i.,

    l.r"

    ro

    parte

    de

    una

    definición

    particular,

    así

    como

    tampá"o

    de

    una

    proble-

    mática

    indefinida

    y

    demasiado

    g""ául

    q""

    "á""iJ*""l"

    onciencia,

    Ia

    cultura,

    la

    ideoloeá,

    etc.

    Se

    t."tu

    aá.f,

    f.ol

    lemática

    del

    espacio.

    Sj"

    ";l;;g;,'"o

    se

    bace

    Ia

    pre_

    gunta:

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    16/80

    8. Primera

    tesis

    o

    hipótesis.

    El

    espacio

    es

    la

    forma

    tffi li

    lan;nalencia,

    li

    inteligibilidr¿.

    s"-.á"."ñ;;

    ctuye

    la

    ideología,^la

    interpretación,

    Ia

    no

    sapienáiu.

    gn

    dic.ha

    hipótesis,la

    forma

    pura

    del

    "rpu"io,

    desprendida

    de

    todo

    contenido

    (sensible,

    -materi"ij

    uiuiáo,

    pra.li""l

    ",

    na

    esencia,

    una

    idea

    absoluta

    análoga

    a la'cifra

    pir,O"1-

    ca.

    La

    filosofía

    cartesiana

    e,

    inclusol

    la

    crírica

    fii;;¿á;;

    kantiana

    conservan

    dicha

    noción.

    óuio

    q,r"

    la lógica

    cons-

    truye

    espacios de

    atributos,

    dado

    que

    los

    sabios"

    c."r;;-

    Szen

    espacios

    de

    configuraciones

    "or,

    t'rn

    cierto

    número

    de

    variables

    y

    parámetros,

    el

    espacio

    se

    presenta

    tal

    como

    cohere¡cia

    y

    modelo

    de

    coherencia.

    Articula

    lo

    social

    v lo

    mental,

    Io teórico

    y

    lo

    práctico,

    lo ideal y

    l;

    ;;J"'..^

    '

    '"

    I-os

    conceptos

    se

    van

    localizando,

    se

    sitúan

    con

    sus

    concatenaciones,

    en

    el

    seno

    del

    espacio

    intelectual.

    igual

    ocurre

    con

    los

    objetos,

    los

    grupos,

    Ios

    individ.ro,

    ¿"itro

    qel

    espaclo

    e-tectivo,

    socialmente

    realizado.

    Lo que

    per-

    mite

    Ia

    previa

    reducción

    clel

    caos

    fenomenal.

    Las matemáticas

    por

    una parte

    y,

    por

    otra, la filosofía

    (Ia

    fenomenología

    y,

    sobre

    todo,

    Ia"áfistemológía)

    porr"r,

    de

    manifiesto

    esa

    esencialidad

    ó,

    puá

    hablar

    Eol

    ;;;;;

    propiedad,

    Ia

    establecen

    v

    Ia

    conitituyen.

    La

    coherencia

    del

    discurso

    se

    despliega

    el

    el

    espacio

    mental

    qr"

    lu

    gu_

    rantiza.

    La

    epistemología

    define

    ina

    topía

    (o

    se

    define-

    a

    través

    de

    ella),

    a

    saber,

    un

    coniunto

    d"i,rgai",

    y

    J;;;;;

    rridos,

    topología

    abstracta

    y

    gáneral

    qr"

    lri"rr"

    completa-

    da

    p_or

    una

    topología

    de

    las

    ixistencias

    concretas.

    .

    He

    aquí

    algunos

    ejemplos.

    La

    lingüística

    de

    Chomsky

    implica

    un

    concepto

    del

    espacio.

    Asi

    pues,

    Chomrkt

    #-

    clara

    que

    existe

    un

    nivel

    lingüístico

    "r,

    "l

    qú"

    "o

    ,"

    p,r"a"

    representar

    cada

    frase

    simplemente

    comó

    Ia serie

    finita

    de

    elementos

    de

    un

    _cierto

    tipo

    engendrada

    d" irq.ri"ráu-u

    derecha

    mediante

    algúrn

    meianirrio

    sencillo,

    ,i.rt qr:"

    ,"

    debe

    descubrir

    un

    conjunto

    finito

    de

    niveles

    p.r"rü.

    .r,

    orden

    de

    arriba

    abaio (véase

    a

    Structures

    stntactiques,

    página

    27).

    Sabemos

    que

    el

    psicoanálisis

    clefine

    Lrno

    o

    varios

    tópi_

    cos,f)or

    ejemplo,

    el

    oello",

    el

    ,.yoo,

    el

    osupsrr.r.

    Buscán_

    do'el

    sentido

    del

    discurso

    filosóhco,

    f.

    n¿.

    Rey

    escribe:

    oEl

    28

    .,

    rrticlo

    se da como una

    especie

    de

    pclder

    legal de

    sustituir

    1,r,,

    significados

    en la

    misma

    cadena horizontal,

    en

    el es-

    ¡,.r,

    io

    de

    una

    coherencia regulada

    y

    calculada

    por

    adelan-

    r,rrlo.

    Es en

    ese

    espacio

    centrado,

    teológico,

    donde

    la

    r

    'rrrplicidad

    del

    significado

    estaba

    va

    establecida,

    es ahí

    ,l,rrclc

    el

    sentido se

    precede

    siempre a

    mismo"

    (L'en-

    t(

    u

    des

    signes,

    p. 13).

    Corpus, recorte, rnontaje,

    agrupamiento,

    emplazamien-

    r,¡,

    cSoS

    términos

    espaciales,

    considerados

    no

    corno

    meta-

    lr..lcr-rs

    o

    metafóricos,

    sino

    como rigurosos, son

    de utiliza-

    ,

    rr¡rr

    corriente

    en epistemologia

    (c'J

    .

    Michel

    Foucault,

    Ar-

    ,lt(ologie

    du

    savoir,

    capítulo:

    oLes

    unités du

    discc¡ursr.

    r'l.

    también

    el

    libro

    de

    Matoré

    sobre

    L'espace

    hunnin,

    y

    lrrrirlrnente,

    Georges Gusdorf, cuya obra

    Sciences

    humaines

    t't

    pensée occidentale,

    establece un cotejo

    entre

    ei espa-

    ,

    io

    social

    y

    el

    espacio

    rnental

    de las

    diferentes

    épocas).

    O-bjeciones.

    Esta hipótesis

    implica

    la liquidación

    del

    tit:mpo

    histórico

    así

    como

    del tiempo

    vivido

    y,

    por

    dernás,

    ,1,'

    forma asaz desigual

    (mucho

    más en

    M. Foucault

    que

    ,

    rr

    G.

    Gusdorf,

    por

    ejemplo).

    Comporta

    igualmente

    una

    tt'ndencia

    hacia

    el cientificismo

    abstracto,

    hacia

    el saber

    ,,rrbsoluto>

    constituido

    por

    Lrn inventario

    del

    pasado

    (filo-

    .,o{ía,

    ideologias,

    literatura,

    etc.)

    e inserido

    en

    el

    espacio

    rrctual.

    Esa

    teoría del

    espacio

    no se

    circunscribe

    únicamente

    rrl

    campo epistemológico;

    se

    sale

    de sus

    límites

    de

    una

    rnanera

    que

    rnerece

    ser

    mencionada;

    algunos

    arquitectos

    sc

    consideran

    aún como

    arnos

    y

    señores

    del

    espacio que

    conciben

    y

    realizan.

    Se

    consideran

    o

    se

    hacen considerar

    como

    los demiurgos

    capaces de

    poner

    por

    obra,

    en

    el seno

    tlc

    la sociedad,

    su

    concepción

    y

    su

    definición del

    espacio.

    l..l

    demiurgo

    platónico

    se ha encarnado

    en

    la materia,

    las

    r:ifras

    y

    las

    proporciones,

    las idealidades trascendentales.

    l)icho

    espacio

    tiene las

    caracteristicas siguientes:

    vacío

    y

    ¡ruro,

    lugar

    por

    excelencia

    de

    los

    números

    y

    de

    las

    pro-

    porciones,

    del

    áureo

    número,

    por

    ejemplo; es visual,

    y,

    por

    tanto,

    dibujado,

    espectacular; se

    puebla

    tarcllarnente

    tle

    cosas

    de

    habitantes

    y

    "ds

    usuarioso;

    en la

    medida

    en

    que

    ese

    espacio

    derniúrgico tiene una

    justificación,

    linda

    29

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    17/80

    t

    con

    el

    espacio

    abstracto

    cle los

    filósofos,

    de

    los epistemó-

    logos.

    El colrfundir

    ambos

    espacios

    entraña

    cierto

    peligro.

    Repitarnos

    una

    vez

    más

    que

    el mayor

    peligro

    y

    la

    mayor

    objeción

    que

    se

    pueclen

    pre.sentar

    son la

    evaóuación

    del

    liernp

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    18/80

    -

    En

    esta

    hipótesis;

    repitámoslo

    una

    vez

    más,

    el espaci

    a Ia

    par

    funcional

    e instrumental

    quecla

    vinculado

    a

    l

    reproducción

    de

    la

    fuerza

    de

    trabaio

    a

    través

    del

    c

    mo.

    Se

    puede

    decir

    que

    es

    a

    la vez

    el medio

    y

    el

    proce

    miento

    de

    una

    organización

    del

    consumo

    dentro

    del

    mal

    de

    la

    sociedad

    neocapitalista,

    es

    decir,

    de Ia

    sociedaci

    rocrática

    de

    consumo

    dii:igido.

    La

    aparente

    finalidad

    la

    sociedad,

    el

    consumo, se

    define de hecho

    a

    través

    la

    reproducción

    de

    la

    fuerza

    de trabajo,

    es decir,

    de

    condicioncs

    del

    trabajo

    productivo.

    Las

    ciudades

    no

    vendrían

    a

    ser más

    que

    unidades

    de

    consumo

    correlatir¡as

    de

    las

    grandes

    unidades

    de

    produc.

    ción.

    Se

    puede

    decir

    qr.ie

    esta

    hipótesis,

    a

    su manera.

    con-

    curre

    con

    la

    teoría

    de

    la

    falsa

    conciencia Inencionada

    ya

    anteriormente

    con

    respecto

    a

    la segunda

    hipótesis.

    ÉIabría

    por

    tanto:

    1.

    Una

    conciencia verdadera,

    la

    de

    la

    clase

    obrera,

    cuando

    menos

    como

    conciencia

    posible

    representada

    por

    la filosofía

    (cf

    .

    el

    pensarniento

    sobradamente

    conocido

    de

    G. Lukács).

    2.

    A

    esa conciencia

    totalmente

    verdadera

    de

    la

    tota-

    lidad

    vendría

    a oponerse

    una

    conciencia

    fajsa.

    la

    de la

    burguesÍa.

    Partiendo

    de

    esas presuposiciones,

    Joseph

    üa-

    bel

    ha

    desarrollado

    una

    tesis,

    según

    la cual

    la

    oespaciali

    zaciónn

    caracteriza

    la

    ufalsa

    concienciao,

    una

    falsa

    con-

    ciencia

    morbosa,

    la

    del

    enajenado

    (esquizofrénico),

    caso-

    límite

    de

    la

    falsa

    representación. Ese espacio sería

    el

    lu-

    gar

    de Ia reificacién,

    un.lugar

    al

    margen

    del tiempo,

    de

    la

    vida

    y

    de la

    praxis.

    Bajo

    ese

    prisma,

    el espacio

    instrr.-

    mental

    tendría, por

    consiguiente,

    una

    .,función

    específi-

    ca>.

    En

    vez

    de

    definir

    la inteligibilidad

    (primera

    hipóte-

    sis),

    defi

    nir

    ia

    la realización-reifi

    cación

    de

    las relaciones

    so-

    ciales,

    al

    propio

    tiempo

    que

    la

    falsa

    conciencia

    de dichas

    relaciones.

    A la

    teoría del

    espacio

    mental

    inteligible

    se

    opone

    la

    del espacio

    social

    encepado.

    A la

    teoría

    del

    es-

    pacio

    inteligible y

    de la

    primacía

    (filosófica)

    del

    espacio

    se

    opone

    la

    primacía

    del

    tiempo.

    32

    bu-

    de

    dc

    las

    I-a

    trampa

    que

    tiende

    ia

    burguesia

    a

    la

    clase

    obrera

    ur'uba

    siendo su

    propia

    trampa:

    espacio

    enfermo

    o

    espa-

    r

    rr¡

    de enfermedad

    social.

    En

    cualquier

    caso,

    en

    esta

    hi-

    lr(,tcsis,

    el espacio

    no

    sería

    una

    mera repr€sentación

    ino-

    |

    ('nte,

    sino

    que

    "vehicularían

    las

    nonnas

    y

    los valores

    de

    lrr sociedad burguesa,

    y,

    ante

    todo,

    el

    valor

    de

    intercambio

    y

    l¡.r

    mercaderÍa, es

    decir,

    el fetichismo.

    En el

    punto lími-

    l(',

    ya

    no

    es

    exactamente

    la

    ideología

    que impera,

    sino

    rrr¡icamente

    una

    suerte

    de

    falsa

    conciencia

    con

    los

    dis-

    (

    lrrsos

    que

    ella

    misma

    engendra.

    Objeciones. Esa

    vinculación

    del

    espacio

    en

    general

    y

    rlcl

    espacio urbano

    en

    particular

    con

    la

    producción,

    im-

    ¡rlica

    únicamente

    la

    reproducción

    de los

    medios

    de

    pro-

    rlucción

    de la

    que

    hace

    parte

    la

    fuerza

    de

    trabajo.

    Ahora

    lricn,

    precisamente

    es

    esta

    hipótesis

    la

    que

    conviene

    al

    r':rpitalismo

    del

    siglo

    xlx, al

    capitalismo

    competitivo

    para

    t¡uien

    el

    problema

    principal

    residía

    en reproducir

    mate-

    r

    ialmente

    sus

    medios

    de

    producción

    (máquinas

    y

    fuerza

    clc

    trabajo)

    y

    en

    permitir

    el

    consumo

    de

    los

    productos,

    es

    tlccir,

    su

    compra

    en el

    mercado.

    El sistema

    contractual

    (cl

    contrato

    de

    trabajo),

    y

    el

    sistema

    jurídico (el

    código

    eivil

    y

    el

    código

    penal)

    bastaban

    prácticamente

    para

    ase'

    ¡lurar,

    con

    la

    venta

    de

    la

    fuerza de trabajo,

    esa

    reproduc'

    ción de los

    medios de

    producción.

    Resulta

    evidente

    que

    r.'u

    estas condiciones

    el

    espacio

    era

    entonces

    simplemente

    f'uncional

    e

    instrumental.

    La

    ciudad

    tradicional

    desem-

    peñaba,

    entre otras,

    esa

    función

    de

    consumo

    complemen-

    tario de

    la

    producción.

    Pero

    la

    situación

    ha cambiado:

    el

    sistema de producción

    capitalista

    debe defenderse

    sobre

    r-rn

    frente

    mucho

    más amplio,

    más

    diversificado

    y

    más

    complejo, a

    saber,

    la

    reproducción

    de

    las

    relaciones

    de

    ¡rroducción.

    Esa reproducción

    de

    las

    relaciones

    de

    pro-

    clucción no

    coincide

    ya

    con

    la

    reproducción

    de

    los

    me-

    dios de

    producción; se

    lleva a

    cabo

    a

    través

    de

    lo

    coti-

    diano de las cosas,

    a

    través

    de

    los ocios

    y

    de la

    cultura,

    a

    través

    de la escuela

    y

    de

    la

    Universidad,a

    través

    de

    las

    extensiones

    y

    proliferaciones

    de

    la

    ciudad

    antigua,

    es

    de-

    cir, a

    través

    de

    la

    totalidad

    del

    espacio.

    Hcs

    128

    3

    5J

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    19/80

    11.

    Cuarta

    hipótesis.

    Del

    espacio

    no

    se puede

    decir

    ue

    sea

    un

    producto

    como

    cualquier

    otro,

    un

    objeto

    o

    una

    suma

    de

    objetos,

    una

    cosa

    o urru

    corecóión

    á"

    .;;r,

    na

    nercaclería

    o

    un

    conjunto

    cle

    mercaderías.

    No

    sc

    ¡¡lde.decir

    quc

    sea

    simplcnr"nt"

    r.,,,

    instrumento,

    cl

    rnás

    tmportante

    de

    todos

    los

    instrumentos,

    el

    prer.rpri";;^1"

    toda.

    producción

    y

    de

    todo

    t"i"r"áÁltb.

    d;;;;r;;r"*r"l-

    mente

    vinculado

    con

    la

    reproducción

    de

    'u,

    ;"i;;;;;;,

    sociales)

    de

    produc.io".

    ü"h"

    Ji'otras

    parabras,

    esta

    teoría

    abarca

    la

    tercera-hipótesis,

    il"uurdo

    más

    adelante

    su

    análisis

    y

    modificándoli

    .r,

    .il.iu

    medida.

    para

    com-

    prenderla,

    se

    debe

    tomar

    como

    referencia

    no

    la produc-

    ción

    en

    el

    sentido

    restringido

    de

    los

    economistas

    _es

    de-

    cir,

    el

    proceso

    de

    la

    próa,r..iárr-á"

    tu,

    ;;;;;"

    n

    ál

    :;

    onsumo-,

    sino

    la

    reproducción

    de

    las

    relacione,

    ¿"

    pü_

    ducción.

    En

    esta

    u*pliu

    u."p.i¿",

    ái

    ".pu"io

    de

    la

    pro-

    ducción-implicaría.,

    por

    tanto,

    y

    encerraría

    en

    su

    seno

    ra

    finalrjtad

    -general,

    ia

    orienta.i¿í

    ".*n"

    a

    todas

    ras

    acti-

    vidades

    dentro

    de

    Ia

    sociedu¿

    """.upitalista.

    nf

    "rp*i.

    onstituiríar

    pü€s,

    una

    especie

    de

    esqlema

    en

    un sentido

    dinámico

    que

    sería

    común

    a

    las

    actividad",

    diue.s*";l;,

    trabajos

    divididos,

    a

    la

    cotidiur¡¿uJ,

    .

    iu,

    urtár;';

    i;;

    spacios

    creados

    por.los

    arquitectos

    y

    io,

    ".Uuri;ñ.

    V;;:

    ría

    a ser

    una

    re]ación

    y

    un

    susteniáculo

    de

    inherencias

    en

    la

    disociación,

    de

    inclusión

    "r,

    Iu-""paración.

    vendría

    a ser

    por

    tanto

    un

    espacio

    á ru

    v",

    abstracto-

    concreto,

    homogéneo-

    y_desarticulado,

    lo

    q""

    .;-á;ü;;;

    reencontrar

    en

    la

    ciudad

    nueva,

    en

    Ia pintuiu,

    lu

    "r.rrltrr.u

     

    la

    arquitectura,

    así como también

    n

    el

    saber.

    Precisemos debidamente

    y

    hagamos

    hincapié

    sobre

    este

    análisis

    de

    un

    espacio

    homogéieo

    y

    desartic'ulad;:;

    trata

    de

    Ia

    producción

    en el

    más-amplio

    sentido;;i;

    pál

    labra:

    produción

    de-las

    ,ela.ionls

    ,áiiur",

    y

    reproducción

    de

    determinadas

    relaciones.

    E;

    ;r;;-;"ntido

    la

    totalidad

    del

    espacio

    se

    convierte

    en

    el

    lugur-a"

    esa

    reproducción,

    incluido

    el

    espacio

    urbano,

    lo.

    ". *io,

    ¿"

    ".iár,

    mr;;;:

    cios

    denominados

    educativos,

    loi

    A"

    lu

    cotiAia"iáa¿,

    é".

    sa

    reproducción

    se

    realiza

    a

    través

    áL

    ""

    esquema

    rela_

    tivo

    a

    la

    sociedad

    existente

    que

    tiene

    como

    característica

    34

    ¡'.r'rc'iárl

    la de

    ser

    unida-desunida,

    disociada

    v,

    nantenicn-

    rl,

    unzl

    unidad,

    la

    de

    la

    fuerza

    dentro

    de

    ia fragmenta-

    l,rr

    irirr.

    Ese

    espacio

    homogéneo-quebrado,

    no

    es

    t¿n

    sólo

    r

    lr':.¡.racio

    global

    de la ordcnación

    o el espacio

    parcelario

    '1,

    llrlcllritecto

    y

    clc

    los

    promotores,

    sino

    que

    es tarnbién

    r

    I t's¡racio

    cle las

    obras

    de arte,

    por

    ejemplo

    ei

    del

    mobla-

    r,

    y

    del

    design.

    Es

    el esteticismo

    el

    que

    unifica

    los

    frag-

    ,r('rtos

    funcionales

    de

    un espacio dislocado, realizando

    de

    {",1:r

    suerte

    sus

    caracteres

    homogéneos

    y quebrados.

    Ese

    espacio

    homogéneo y,

    sin

    embargo,

    dislocado,

    tro-

    r

    rlrdo

    y,

    sin

    embargo,

    ordenado,

    desarticulado

    y,

    no

    obs-

    l.ultc,-

    sujetado,

    es

    el espacio

    en

    donde

    el centro

    se

    petri-

    lrt

    ir

    al

    propio

    tiempo

    que

    estalla,

    por

    ejemplo

    en

    los

    cen-

    Iros

    comerciales,

    Iugares

    donde

    lo

    monofuncional

    sisue

    ,rrr¡rerando

    pero

    con

    un

    decorado y

    un esteticismo

    no firn-

    (

    r()nales,

    con simulacros

    de fiestas y

    una simulación

    de lo

    lrrrlico.

    Es

    eI espacio

    en

    el

    que

    la

    conexión

    constreñidora

    ,,,'

    lleva

    a cabo

    merced

    a

    intercambiadores

    entre

    las

    paftes

    ,lislocadas: el

    espacio

    a

    la

    vez

    informe

    y duramente

    cons-

    trcñidor

    de

    las

    periferias

    y

    de

    los

    arrabales,

    donde el

    Irrrrraquismo,

    los

    bidonvilles,

    Ios barrios

    de

    emergencia

    t

    ompletan

    los

    suburbios

    residenciales;

    donde

    reinan

    nor-

    lrlas que

    imponen

    determinados

    modus

    vivendi,

    en

    tanto

    (tue

    se

    dedica

    al

    espacio

    toda

    clase

    de

    discursos,

    de inter-

    ¡rretaciones,

    de ideologías

    y

    de

    valores

    uculturales>,

    artís-

    licos,

    etc.

    Los

    lugares

    de

    esparcimiento,

    así

    como

    también

    las

    nLlevas

    urbes,

    están

    disociados

    de

    la

    producción

    hasta

    que

    lr,rs

    espacios

    de esparcimiento

    aparezcan

    desligados

    del

    trabajo

    y

    .,libresn,

    cuando,

    de hecho,

    están

    vinculados

    a

    los

    sectores

    del

    trabajo

    dentro del

    consumo

    organizado,

    tlentro

    del

    consumo

    estipulado.

    Esos

    espacios

    separados

    tle

    la

    producción,

    como

    si

    en

    ellos

    se

    pudiese

    olvidar el

    trabajo

    productivo,

    son

    los

    lugares

    de recuperación.

    Esos

    lugares

    a los

    que

    todo

    el

    mundo

    se esfuerza

    en

    propor-

    cionar

    un aspecto

    festivo

    y

    de

    libertad,

    que

    se adornan

    con

    signos

    que

    no

    tienen

    a la

    producción

    y

    al trabajo

    como

    símbolos

    significativos,

    esos lugares,

    precisamente,

    es¿án

    estrechamente

    relacionados con

    el trabajo

    produc-

    35

  • 8/20/2019 Lefebvre Henri - Espacio Y Politica

    20/80

    tivo.

    Se

    trata

    de

    un

    ejemplo

    tÍpico

    clel

    espacio

    a la

    veu

    dislocado-

    y

    unificado.-

    Son

    pr."ir"*"rrte

    iugares

    ¿urrJe

    se

    reproducen

    las

    relaciones

    de

    producri¿nl

    lo

    q""

    oo

    excluye

    sino

    incluye

    Ia

    reproclucciln

    pura

    y

    simple

    cle la

    fuerza

    de

    trabajo.

    Todr¡

    .sto

    ,"

    p""d"

    leer

    cn

    .;r;

    ;p;:

    cios,

    aun

    cuando

    con

    dificultadj

    pues

    el

    texto

    V

    "f

    "á".

    exto

    están

    emborronados

    (como

    un

    borrador).

    to

    que

    se

    lee

    con

    dificultad

    se

    puede concebir claramente si'se

    parte

    del

    concepto

    del

    espacio,

    por

    una

    parte

    desarticula.

    do y

    desunidg,

    y,

    por

    otra,

    organizado

    y

    unido

    nuevamen-

    te

    por

    el

    poder.

    A

    este

    espacio,

    cuyas opropiedades>

    se sitúan

    en la

    articulación

    de

    la

    forma

    y

    del

    contenido,

    correrpo"á"

    *

    Ji.empo

    que

    posee

    idénticas

    .,propiedaáeso.

    Ei

    ü";;;,

    bien

    supremo,

    mercadería

    supie-u,

    ,"

    vende

    y

    ,"

    .á*-

    p.ra:

    tiempo

    para

    el

    trabajo,

    tiempo para

    el

    consumo,

    tiempo

    para

    el

    ocio,

    tiempo para

    ciriular,

    etc.

    Dicho

    iie#

    po

    se

    organiza

    en

    función

    del

    trabajo

    productivo

    y

    de

    lareproducción

    de

    las relaciones

    de

    práducción

    dentrt

    de la

    cotidianidad.

    El

    tiempo

    nperdidol

    no

    lo

    es para

    toao

    "i

    undo,

    pues

    cuesta

    muy

    caro.

    El supuesto

    utiempo

    libreo

    es

    únicamente

    tiempo

    incomplero

    y

    mantenido

    iomo

    tal

    en

    la

    coyuntura

    general.

    poi

    lo

    q,r"

    ," refiere

    "l

    ;i;;p"

    perdido

    inexorableme_nte,

    en

    transportes

    y

    formalidadls,

    ya

    -sabemos

    de

    qué

    forma

    está

    rigado

    manera

    disro-

    cada

    al

    tiempo

    dedicado

    al

    trabaio.

    -

    El

    tiempo

    homogén_eo

    en

    tanto

    que

    tiempo

    manipula_

    do,

    organizado

    en

    estadísticas

    bien

    definidas^er,

    "i;;;;

    iempo,

    dislocado,

    incomplexo, tiempo

    de

    trabajo,

    ti""ip;

    denominado

    libre,

    tiempó perdido

    iin p.ou".hó,'etc.

    Para-

    comprender

    ese

    esquema

    del-

    tiempo

    y

    d"l

    "r_

    acio,

    debe

    uno

    remitirse

    al

    capítulo

    po.o

    corrocido

    de

    Marx que

    se

    halla

    al final

    de

    su

    obra-El

    Capital,

    y

    que

    tiene por

    título: ..La

    fórmula

    trinitaria>.

    En

    ese

    .ó*pfi-

    _cado

    capÍtulo,

    Marx

    explica

    la

    sociedad

    b.rrgrr"ru,

    u

    lu_

    ber,

    la

    conjunción-disyunción

    de

    sus

    elementJs.

    necorde-

    mos

    rápidamente

    los

    térmlnos

    del

    análisis;

    existen,

    den_

    tro

    de

    la

    sociedad

    en

    funciones,

    es

    decir,

    dentro

    de Iá

    pro-

    ducción

    y la

    reproducción

    de

    las

    relaciones:

    36

    l.

    El

    capital

    y

    el beneficio

    del

    patrono,

    es

    decir, de

    l.r

    lrurguesía.

    2.

    La

    propiedad

    del

    suelo con

    las múltiples

    rentas

    {¡ue proporcionan

    el

    subsuelo,

    el

    agua, el terreno

    edifica-

    rk¡,

    etc.

    3. El trabajo

    con

    el

    salario correspondiente

    que

    va

    ir

    parar

    a manos

    de

    la clase obrera.

    Esos

    tres

    elementos

    unidos

    en

    la

    sociedad

    en

    funcio-

    rrcs

    están

    representados

    como

    separados,

    y

    su

    separación

    ticne

    un sentido

    objetivo

    puesto que

    cada

    grupo

    parece

    rccibir

    una

    parte

    determinada

    de la

    global

    de la

    sociedad.

    Existe,

    pues,

    apariencia

    enajenada

    de

    las

    rela-

    t

    iones

    sociales,

    apariencia

    que

    desempeña

    un

    papel

    urealn.

    lis

    el

    espejismo

    de la separación

    en el

    seno de

    una unidad,

    la

    de

    la dominación,

    del

    poder

    económico

    y

    político

    de

    la

    burguesÍa.

    La

    separación

    es, a

    la

    par,

    falsa

    y

    verdadera.

    Los

    ele-

    rnentos

    que

    figuran

    separados

    tienen

    tendencia

    en

    ase-

    rnejarse

    a

    fuentes

    distintas

    de

    la riqueza

    y

    de la

    produc-

    r:ión

    cuando, de

    hecho, es únicamente

    debido

    a su acción

    r.:omún

    que

    se

    produce

    dicha riqueza.

    En

    tanto

    que

    fuen-

    tcs

    distintas de

    la

    riqueza

    social,

    parecen

    recibir

    la

    parte

    qtre

    les

    corresponde

    de la

    (rentaD

    nacional,

    lo

    que

    disi-

    rnula

    el

    hecho de

    que

    la riqueza

    social coincide

    con

    la

    plusvalía

    global.

    Ese

    capítulo

    decisivo de EI Capital

    puede

    cncontrarse

    en el libro

    III,

    sección

    7,

    capítulo

    48.

    En

    esta

    hipótesis,

    la ideología coincide

    con

    la

    prácti

    ca:

    la

    separación