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    GUILLERMO DE OCKHAM.UN PENSADOR POLTICO MODERNO EN EL

    MUNDO MEDIEVAL

    Olmer Alveiro Muoz Snchez1

    En el marco del estudio de la poltica medieval, la academia se ve enfren-tada indudablemente al estudio de un periodo de la teora poltica; este seg-mento de la historia aparece representado en un periodo de transicin del sigloXI al XIV, en donde la sociedad europea encuentra los inicios de nuevas ten-dencias econmicas, de pensamiento como lo es el inicio de la UniversidadMedieval2, un cambio en la mentalidad con respecto a lo esttico, y tambin seasiste a una transicin del poder poltico representado en un primer momentopor el Papa, quien justifica teolgicamente la esencia del Poder Poltico enDios3, y luego en la figura fundamental de los reyes. Estos siglos son funda-mentales no slo para entender el por qu en la sociedad medieval comienzauna etapa de transicin hacia nuevas reformas, llevando con ello a un cambioen la mentalidad con respecto a lo poltico, sino tambin porque es el momen-to en el cual se revalan las concepciones sobre el poder poltico, alejndose deuna concepcin teocrtica del mismo y acercndose a una civilista.

    En Ockham se encuentra adems del telogo, al filsofo y al poltico,quien sorprendi en gran medida a los pensadores polticos medievales consus conceptos avanzados sobre la poltica y el gobierno civil. En este sentido,esta corta reflexin no intenta convertirse en una investigacin novedosa entodos sus aspectos, sino en una interpretacin del presente poltico a la luz delos planteamientos Ockhamistas, adems se tratar de afirmar la tesis funda-mental sobre el autor, como uno de los primeros pensadores modernos, que, aligual que Marsilio de Padua, supo distinguir entre el poder espiritual y el

    1. Licenciado en filosofa Universidad Pontificia Boliviana. Egresado de la Maes-tra en Estudios Polticos de la Universidad Pontificia Boliviana. Docente investigadordel Grupo de Investigacin en Estudios Polticos y del Grupo de Estudios Clsicos ySemticos.

    2. SOTO POSADA, Gonzalo. Diez Aproximaciones al Medioevo. UniversidadPontificia Bolivariana. Medelln, 2003. Pg 47.

    3. Ibid. Pg. 51.

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    poder temporal, entre el rgimen poltico cvico y el de institucin religiosa, ycon el cual se dara en la posteridad el inicio a las teoras del Contractualismomoderno de la poltica, representada en dos grandes autores como lo son Tho-mas Hobbes y John Locke, caracterizados en los textos de anlisis de la polti-ca moderna como los padres del Contractualismo y del racionalismo polticomoderno occidental y considerados posteriormente como los padres de la figu-ra del estado moderno4 occidental europeo5.

    Guillermo de Ockham, para finales del siglo XIII y los albores del XIV,aparece como una china en el zapato, no slo para los estudiosos de la filo-sofa sino tambin para aquellos que desde el punto de vista poltico intentanjustificar el poder del Papa por encima de los emperadores y de los reyes. Eneste sentido es fundamental la Bula del Papa Bonifacio VIII6. En sta se institu-ye la supremaca del poder espiritual sobre el poder temporal, considerando lasociedad ordenada en tanto cuanto cumple con los designios del Papa y de laPalabra de Dios, es decir, la poltica, el poder, lo civil y lo privado, correspon-den nicamente a la potestad del Papa; l es quien determina quin se salva yquin se condena, quin puede participar activamente de la actividad polticay quin no, quin es el santo y quin el profano 7.

    4. SABINE, George. Historia de la teora poltica. Mxico: Fondo de Cultura Eco-nmica, 1984. 480p.

    5. SUREZ MOLANO, Jos Olimpo. Syllabus sobre filosofa Poltica. Universi-dad Pontificia Bolivariana, Medelln. Pg. 55-84.

    6. La Bula no tena un destinatario explcito. Ni siquiera hace referencia a hechos,y sus argumentos son teolgicos y tradicionales. Sin embargo este documento Papal es

    uno de los exponentes ms acabados de la doctrina de la Plenitudo Potestatis Papal, laplenitud o totalidad del poder en virtud de la identidad absoluta de los poderes petri-no-papales con los de Cristo, totalidad del poder que el Papa Bonifacio VIII se atribuaa s mismo frente a su velado interlocutor, el Rey. DAMICO, Claudia. El Conciliarismoy la teora ascendente del poder en las postrimeras de la edad Media. En: La Filosofapoltica clsica. De la antigedad al renacimiento. ATILO A, Barn. Compilador. Argentina.Eudeba. 2000. 285p.

    7. La Bula del Papa Bonifacio VIII, citada en el Denzinger, reza as: Bula Unam Sanc-tam. 19 de noviembre de 1302: Por apremio de la fe, estamos obligados a creer y mantener quehay una sola y santa iglesia Catlica y la misma apostlica, y nosotros firmemente la creemos ysimplemente la confesamos, y fuera de ella no hay salvacin ni perdn de los pecadosella repre-senta un solo cuerpo mstico, cuya cabeza es Cristo, y la cabeza de Cristo, Dios. En Ella hay unsolo Seor, una sola fe, un solo bautismo [Ef 4,5]..Mas la Iglesia la veneramos tambin comonica, pues dice el Seor en el Profeta: Arranca de la espada oh Dios, a mi alma y del poder delos canes a mi nica Sal 22, 21. Or en efecto, juntamente por su alma, es decir, por s mismo,

    que es la cabeza, y por su cuerpo, y a este llam su nica Iglesia, por razn de la unidad del espo-so, la fe, los sacramentos y la caridad de la Iglesia. sta es aquella Tnica del Seor, incon-stil (Jn 19, 23), que no fue rasgada, sino que se ech a suertes. La Iglesia, pues, que es una ynica, tiene un solo cuerpo, una sola cabeza, no dos, como un monstruo, es decir, Cristo y el vica-rio de Cristo, Pedro, y su sucesor, puesto que dice el Seor al mismo Pedro: Apacienta mis ove-jas (Jn 12, 17). Mis ovejas, dijo y de modo genera, no stas o aqullas en particular; por loque se entiende que las encomend a todas. Si, pues, los griegos u otros dicen no haber sido enco-

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    Esta tradicin, heredada del Papa Inocencio III, en su Bula Venerabillem,del ao 1202, y luego ratificada por el Papa Bonifacio VIII, en su Bula UnamSanctam, en la cual se afirma que el poder espiritual se encuentra por encimadel temporal8, esto, segn Ockham, es una contradiccin misma ante la polti-ca, ya que sta, al menos desde la tradicin Greco-Latina, ha comprendido quesi bien en un principio el poder poltico puede provenir de las deidades, nopuede tener un sustento claro como reflexin y accin en el campo pblico sino est atravesada en primer lugar por el lgos, y en segundo lugar por la ley9.Su antecesor en la disputa sobre los Poderes, Marsilio de Padua, en su DefensorPacis (la fecha probable en la cual escribe su obra Marsilio de Padua puede sersituada hacia el ao 1324), no solo establece una plena autonoma entre lo tem-poral y lo supra-temporal, sino que separa claramente las aguas entre los hace-dores y los enemigos de esa paz: el prncipe causa eficiente y garante del bienvivir de los hombres, ser por esto mismo causa eficiente de la tranquilidad,mientras que los que pongan impedimento a la accin del gobernante tempo-ral lo sern de la discordia10.

    Cuando Marsilio de Padua se refiere a naturaleza de la ley, no la caracte-riza como una norma que est basada en la teora teocrtica descendente, sinoque la ley es un precepto coactivo, es decir, obligatorio, que le da toda la

    mendados a Pedro y a sus sucesores, menester es que confiesen no ser de las ovejas de Cristo,puesto que dice el Seor en Juan que hay un solo rebao y un solo pastor(Jn 10, 16). Por laspalabras del Evangelio somos instruidos de que, en sta y en su potestad, hay dos espadas, la espi-ritual y la temporal (Lc 22, 38; Mt 26, 52). Una y otra espada, pues, est en la potestad de la

    Iglesia, la espiritual y la material. Mas sta ha de esgrimirse a favor de la iglesia; aquella por laIglesia misma. Una por mano del sacerdote, otra por mano del rey y de los soldados, si bien a indi-cacin y consentimiento del sacerdote. Pero es menester que la espada est bajo la espada y quela autoridad temporal se someta a la espiritual... Que la potestad espiritual aventaje en dignidady nobleza a cualquier potestad terrena, hemos de confesarlo con tanta ms claridad, cuanta aven-taja lo espiritual a lo temporal... porque, segn atestigua la Verdad, la potestad espiritual tienenque instituir a la temporal, y juzgarla si no fuere buena Luego si la potestad terrena se desva,ser juzgada por la potestad Espiritual; si se desva la espiritual menor por su superior; mas sila suprema, por Dios solo, no por el hombre, podr ser juzgada. Pues atestigua el Apstol: elhombre espiritual lo juzga todo, pero l por nadie es juzgado(1 Co 2, 15). Ahora bien, esta potes-tad, aunque se ha dado a un hombre y se ejerce por un hombre no es humana, sino antes biendivina, por boca divina dada a Pedro, y a l y a sus sucesores confirmada por Aqul mismo aquin confes, y por ello fue piedra, cuando dijo el Seor al mismo Pedro cuanto ligares, etc.(Mt 16, 19). Quienquiera pues a este poder as ordenado por Dios resista, a la ordenacin deDios resiste(Rom 13, 2), a no ser que como Maniqueo, imagine que hay dos principios, cosa que

    juzgamos falsa y hertica, pues atestigua Moiss no que en los principios, sino en el principiocre Dios el cielo y la tierra (Gn 1,1). Ahora bien, someterse al Romano Pontfice, lo declara-mos, lo decimos, definimos y pronunciamos como de toda necesidad de salvacin para toda huma-na criatura.

    8. SABINE, George. Op. Cit, Pg. 275.9. SUREZ MOLANO, Jos Olimpo Op. Cit. Pg. 18-24.10. DAMICO, Claudia. Op. Cit. Pg. 188.

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    caracterizacin posible como ley; as, son los hombres los que le dan sentido deobligatoriedad a las leyes para que los gobierne: el gobierno, como parte ins-trumental del Estado, recibe su poder de este pueblo, es decir LEGISLATORHUMANUS, en quien todo el poder civil11 est presente.

    Al analizar la intencin de Marsilio de Padua con respecto a su funcincomo un detractor de la teocracia Pontificia explica Anthony Black losiguiente:

    La intencin de Marsilio es erradicar de la mente de los hombres esaopinin perversa en relacin con el poder temporal del clero, guiar a loshombres hacia la paz. Porque era su deber utilizar la inteligencia que Diosle haba otorgado para proclamar la verdad y ayudar a los oprimidos; imi-tar a Cristo en la enseanza de la verdad por la cual dicha plaga de losgobiernos civiles puede ser extirpada del gnero humano, y sobre todo delos pueblos cristianos, ofreciendo ciertas conclusiones y testimonios nece-sarios para los ciudadanos, tanto en condicin de gobernantes como encuanto sbditos12.

    Con lo afirmado por Marsilio de Padua, se reconoce que existe una inten-cin fundamental al escribir, y es la de escribir en trminos generales para cual-quier sociedad con el fin de que desde el punto de vista filosfico se pueda lle-gar a consolidar un pensamiento poltico sensato y racional a la manera deAristteles; en ese sentido se plantea el lugar y el objeto de las ciudades-estadoitalianas, en donde slo encuentra la posicin vertical del Papa con respecto alorden poltico, y al cual no se le puede discutir con su autoridad religiosa; lasdisputas entre el Papa Juan XXII con Luis de Baviera cada vez son ms inten-

    sas, y llegan al punto de rompimiento no slo diplomtico sino tambin reli-gioso; en esta medida se aboga por un orden poltico pblico, entendido stecomo la posibilidad que existe en las sociedades democrticas de discutir ydefenderse con argumentos de razn ms que de fuerza.

    Con Guillermo de Ockham, el pensamiento poltico en el medievo com-prende graves consecuencias para la modernidad: sus aportes desde el nomi-nalismo permite ver un acercamiento a la concepcin posterior del individuode Descartes, es as como el Cogito, la res cogitans del moderno puede verse cla-ramente expresada en Ockham y su nominalismo13.

    11. Ibid. Pg. 188.12. BLACK, Anthony. El pensamiento Poltico en Europa. Cambridge University

    Press. 1997. Pg. 9013. Los universales: su construccin sobre el tema es tributaria, en gran medida,

    de Abelardo -el filsofo de la ciudad o, ms precisamente, el primer filsofo de la bur-guesa-: con l, ubica el universal en la mente, no fuera de ella, in anime no extra animam.Es que ese universal,predicable de pluribus , fuera del alma y en las cosas, es singular, unoen nmero. Y ninguna cosa numricamente una puede, sin cambiar ni multiplicarse,existir en varios individuos. Nada puede, sin devenir varios estar a la vez presente en

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    El inters por las existencias particulares, los individuos, la interpretacinteolgica, la posicin sobre el poder temporal y espiritual, lo convierte en todoun pensador moderno, entendido ste como un hombre que piensa en las ins-tituciones fuera del contexto religioso y teolgico, dndole la oportunidad alindividuo y a la sociedad de decidir sobre sus instituciones, sus gobernantes,sus creencias y su libertad al referirse a sus derechos y deberes.

    Las rupturas que este pensador medieval realiza con la tradicin, lo lle-van hasta ser condenado por hereje, situacin que no slo lo convierte en unparia de la sociedad, sino tambin en un hombre muy lejano de conseguir lasalvacin de su alma. A pesar de esto su pensamiento poltico se convertir enel germen para que en sociedades como Inglaterra, Francia, Espaa, sea asu-mido como un compromiso con las instituciones polticas y los ciudadanospuedan reconocer sus derechos ante el gobierno y pueda ser legitimado ste nopor vas de la autoridad eclesistica sino civil.

    Guillermo de Ockham y su construccin terica sobre el nominalismohacen pensar que la sociedad compuesta de individuos puede determinar porla existencia de los mismos la pertinencia de sus intereses polticos. Es impor-tante sealar que en este pensador la ruptura con la Iglesia en cuanto a ladefensa de laplenitudo Potestatis es radical, no admite por ningn motivo queel Papa sea infalible y, por ello, l mismo condena al Papado de Avin por

    varios seres distintos. Toda realidad fuera del alma es realmente singular y una num-ricamente; la realidad es toda singular, formada de individuos vaciados en un bloque.

    Su singularidad no es algo aadido, es su esencia misma. El ser es individuo por lomismo que l es; la individualidad no requiere explicacin. Nada tiene que hacer en lun principio de individualizacin. La individualidad del ser excluye de l toda univer-salidad, incluso virtual. Para Ockham toda moral no es necesariamente de autoridad yde revelacin, puede haber una tica natural y racional. Si la razn conoce naturalmen-te los valores morales, la voluntad puede realizarlos naturalmente, pues ella es esen-cialmente un libre arbitrio. El hombre es un ser libre, el acto meritorio es esencialmenteun acto libre; se puede concebir, depotentia Dei absoluta, un acto meritorio que no pro-ceda del habitus de caridad; no se puede concebir un actor meritorio que no proceda dellibre arbitrio. El libre arbitrio es ms esencial al mrito que la virtud infusa de caridad.Nosotros podemos concebir que l acepte por meritorias acciones que no son libres?:un mrito sin libertad es cosa tan inconcebible e imposible en Dios como una evidenciafalsa. De hecho, nosotros no merecemos sin que la caridad nos sea dada, pero no es lacaridad quien merece, somos nosotros, que somos libres. El libre arbitrio, define unorden de valores, que funda la recompensa y la pena. No es un mrito recibir la caridad;

    pero, de una cierta manera, nosotros merecemos recibirla, preparndonos. Lo queentonces, determina el mrito, del lado del hombre, es el libre arbitrio nada es merito-rio si no est en nuestra potestad (Quodl, VI, q.1). Pero el libre arbitrio no es suficien-te para merecer la vida eterna: ningn acto simplemente moral fuerza a Dios a conce-drnosla bajo la pena de injusticia. IGLESIAS ANTONIO, Jos. En: Prudentia Iuris. XII.Abril 1984. Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Polticas de la Pontificia Uni-versidad Catlica Argentina. Santa Mara de los Buenos Aires. 1984. p 83-89.

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    dedicarse a asuntos que lejos de ser religiosos, pertenecen mucho ms al mbi-to social, secular o civil14.

    La reestructuracin del pensamiento poltico en la Edad Media, permitiracercarnos a las denominaciones propias del autor sobre el poder y los gober-nantes. Cuatro elementos fundamentales nos ayudarn a pasar a la compren-sin que el autor tena sobre lo poltico, y son los siguientes, como lo expresaen profesor Jos Iglesias Antonio:

    La concepcin teolgica de Ockham excluye toda posibilidad deremontarse de este mundo al trascendente por una intuicin intelectual. Eltelogo no puede conocer a Dios ms que a travs de lo que constata que lha efectivamente querido aqu y ahora. l no razona ms que sobre las cria-turas es decir, sobre las objetivaciones de una voluntad de la cual los motivosse le escapan. Por otra parte, sostener que es imposible a la razn humanaencontrarse con la razn divina, es sostener la trascendencia radical de Diosrespecto de la razn humana. Como segundo la separacin de la razn y lafe, asignndole a cada una dominios distintos, sobre los cuales ellas reinansoberanamente. No pudiendo encontrarse, ellas no pueden chocar o contra-decirse. El escepticismo en materia de causalidad es el tercer agente de la lai-quizacin del estado. No hay una causa final que dirija al Estado o a lo quede l queda en Ockham hacia el dominio de lo sobrenatural. El cuarto: elhorizonte que la tica de nuestro autor abre a la moralidad natural, asentadasobre el libre arbitrio15.

    Estas caractersticas nos permiten analizar varios aspectos de la polticamedieval; en primera instancia la separacin de poderes, lo espiritual y lo tem-

    poral, marca una diferencia radical en el pensamiento del Venerabilis Inceptor,pues al afirmar que la autoridad del Papa usurpa las libertades de los hombresest afirmando estrictamente que el sumo Pontfice no puede discutir los asun-

    14. In primis autem puto tenendum quod principatus papales institutos a Chris-to nequaquam regulariter ad temporalia se extendit et saecularia negocia. Quod nonsolum per verba Apostoli II Ad Timotheum II, superius allegata, sed etiam per beatumPetrum probatur aperte. Qui, ut legitur XI, q.i, c. te quidem, loquens beato clementipapae ait: te quidem oportet irreprehensibiliter vivere, et summo studio niti, ut omnesvitae huis occupationes abicias : ne fideiussor exsistas, ne advocatus litium fias, neve inaliqua occupatione prorsus inveniaris mundani negotii occasiones perplexus. Nequeenim iudicem neque cognitorem saecularium negotiorum hodie te ordinare vult Chris-tus. Huic alludit beatus Bernardus, qui Eugenio Papae de potestate papali scribens ait:

    In criminibus, non in possessionibus est potestas vestra. Propter illa siquidem, et nonpropter has, accepistis claves regni caelorum, praevaricatores utique exclusuri, non pos-sesores. OCKHAM, Guillermo de. De imperatorum et pontficum potestate. Editado porH.S Ofler. Auctores Britannici Medii aevi XIV. Oxford University Press. British Aca-demy, 1997.Cp. II. P. 285. nro 9-21. (Todas las citas de Ockham sern tomadas de estamisma edicin).

    15. ANTONIO IGLESIAS, Jos. Op. Cit. P. 93.

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    tos de orden civil16, los cuales le corresponden estrictamente a los reyes y a losjueces17; ambos poderes son entendidos separadamente por el Franciscano, ysu tesis lo que hace es generar un cambio de paradigma en el modelo del poderdescendente como lo explica Walter Ullman18: tomando la carta a los Romanosen el captulo XII, en la cual se afirma que todo poder viene de Dios y por tantosu representante en la tierra ha recibido toda la potestad de dominio sobre lonatural y lo sobre natural. Esto visto de manera rpida no podra tener ningu-na importancia para las sociedades modernas, sin embargo, esta divisin depoderes lo que est haciendo efectivamente es sembrar las semillas de lasdemocracias modernas en el mundo occidental. Es imposible comprender unademocracia en la cual los individuos dependan de los designios de sus lderesreligiosos, y mucho menos podramos hablar de una rebelin justificada cuan-do el orden poltico se ejecuta con tirana, en cualquier momento como indivi-duo, sujeto a unos derechos, y obligaciones racionales, puedo contradecir unaley que sea injusta, bien sea religiosa o civil.

    Teniendo en cuenta esas circunstancias en las cuales los dos poderes seseparan, podemos deducir que el poder poltico en los trminos de Ockham seorigina en los individuos, ellos como criaturas de Dios, y que han recibido underecho natural para decidir sobre las cosas que quieren hacer, incluso cono-cerlo a l, deciden sobre sus gobernantes y los que ellos mismos consideranque debe ser la autoridad y sus gobernantes. La tesis se ve muy clara en Hob- bes: los hombres por ese egosmo natural se hacen dao unos contra otros,deciden que un tercero los gobierne para que dirima esas pasiones y puedaordenar la sociedad y la vida de los hombres, permiten reconocer ya una deci-

    sin racional; en este mismo sentido en Ockham hay una urgencia por ordenarlas instituciones para que no se desaten ms guerras y discordias19.

    16. En este sentido es importante considerar que de ningn modo el Papa debeperturbar, segn Ockham, los derechos y libertades de los hombres, al respecto afirma:Ex praemissis colligitur quod principatus papalis nequaquam ad iura et libertates alio-rum regulariter se extendit, ut illa tollere valeat vel turbare, praesertirm imperatorum,regnum, principum et aliorum laicorum; quia huismodi iura et libertates ut in pluribusinter saecularia computantur, ad quae principatus papalis, ut ostensum est prius,nequaquam regulariter se extendit. C. IV. P. 287. Nro 1-6.

    17. El profesor Jos Antonio cita un texto de los dialogus escritos por Ockham, quees retomado en sus textos ya mencionados, Breviloquium, De Impeatorum et PontificumPotestate, que es importante sealar y dice lo siguiente: La autoridad del Papa no seextiende, segn la norma, a los derechos y libertades de los dems para suprimirlos operturbarlos, ya que los derechos y libertades de este gnero pertenecen al nmero de

    cosas del siglo, no teniendo el Papa autoridad sobre ellas. Por esta razn, el Papa nopuede privar a nadie de un derecho que no proviene de l, sino de Dios, de la naturale-za o de otro hombre, no puede privar a los hombres de las libertades que les han sidoconcedidas por Dios o por la naturaleza (Dialogus).

    18. ULLMAN, Walter. Pensamiento Poltico en la Edad Media. Espaa. Duplex.1983. Pg. 14-15.

    19. Ibid. Pg. 94

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    La floreciente tesis de un Estado laico claramente aparece como una here-ja, mientras que se predica sobre una Communitas fidelium, en la cual los hom-bres, por un designio divino, se renen bajo el manto del Papa para ser prote-gidos. En este pensador medieval, sin embargo, nos encontramos con unacomunitas hominum, en la cual los derechos, la propiedad, la libertad y la igual-dad, no es un bien comn sino particular; el Estado, en consecuencia, debe lai-cizarse sin querer con ello negar la importancia de la religin. Y en este puntodebemos aclarar algo: Guillermo de Ockham no est negando la importanciade la Iglesia en su momento, sino que critica que haya desviado su labor hacialo que no le corresponde20, es decir, la religin, el Papa, sacerdotes y dems per-sonas interesadas en la religin, deben dedicarse a una labor en la cual el hom-bre salve su alma, y no debe entrometerse de manera directa en los asuntosciviles, ya que esto es, como lo dice el mismo Ockham, meter la hoz en culti-vo ajeno, y, en este sentido, una de las preocupaciones de l ser precisamen-te que la Iglesia vuelva a su camino, y se aleje de la corte de Avin, deje susintereses poco morales y se dedique con mayor inters al servicio del prjimocomo lo destina el evangelio.

    Dos autores medievales nos hacen pensar en una nueva interpretacin delpoder que afirman lo planteado anteriormente, y que sugieren las primerasideas de la democracia en el mundo medieval, que luego sern recogidas yampliadas por Ockham. Es as como lo explica el profesor Martin HernndezF, quien sugiere que estos primeros esbozos de las ideas de la democracia en lamedievalidad surgen por la incomodidad que se va sintiendo en las capaspopulares ante una Iglesia rica, absolutista y feudalizada y fuertemente com-

    prometida con los poderes temporales. El clamor que se levanta exigiendo laprctica de la pobreza evanglica, junto con el fenmeno de las Cruzadas, harque se suee en mileniarismos igualitarios.

    Sabemos que las cruzadas, adems de sus conocidas motivaciones de tiporeligioso, econmico y poltico-militar, llevan en sus mismas entraas un movi-miento de pobreza y el clamor popular de reformas que surge de los mspobres y marginados de la sociedad ante la postura dominante y acomodadade la alta burguesa y de los ricos y poderosos eclesisticos21. Tales ideas enlas cuales aparece un cierto aliento por la reforma poltica, se nutren, a su vez,

    20. Ex hiis concluditur quod principatus papales est propter utilitatem et com-

    modum subditorum institutus et non propter honorem aut gloriam vel utilitatem seutemporale commodum principantis, ita ut principatus non dominativus, sed ministrati-vus debeat merito appellari. OCKHAM, Guillermo. Op. Cit, C. VI. P. 291. nro 1-4

    21. MARTIN HERNNDEZ, F. Ideas de democracia en la baja edad media. (DeJuan de Paris a Guillermo de Ockham). En: Revista de estudio e investigaciones del Ins-tituto teolgico de Murcia. O.F.M. Universidad de Murcia. Vol. X. Enero-junio 1994. No17. Pg. 52.

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    de el intercambio cultural con el Islam, de las transacciones comerciales con elOriente prximo y el lejano, y, adems, de un nutrido nacimiento de nuevasnacionalidades que implicaran en la posteridad la aparicin de las primerasnaciones europeas, como lo relata Charles Tilly en su texto, Las revolucioneseuropeas, 1492-199222.

    En el primero de los dos autores, Juan de Paris23, o Jean Quidort, o Juanel Durmiente, o Juan el sordo, como de alguna manera se le llamaba, es unDominico maestro en la Sorbona y discpulo de Toms de Aquino, que seenfrenta de manera directa a la autoridad del Papa, ya expuesta ampliamentepor Bonifacio VIII, y Juan XXII. Podramos sintetizar sus ideas polticas en losiguiente:

    a) En primer lugar, el Primado Romano viene inmediatamente de Cristoy no de la Iglesia; pero en cuanto a los obispos, afirma que la Potestad de losprelados no viene de Dios mediante el Papa, sino inmediatamente de Dios pormedio del pueblo que es el que elige y consiente.

    b) El que haya un imperio o una monarqua no es de derecho natural sinouna de tantas maneras que puede haber de gobierno.

    c) La forma concreta y determinada de gobierno depende del pueblo. Lapotestad regia, ni en s ni en lo que toca a su eleccin viene del Papa, sino queviene de Dios y del pueblo, el cual elige al rey ya sea en una persona ya sea en

    22. A estos fenmenos se unan otros que conocemos con el nombre de espiritua-les, a veces de revolucionarios exaltados, que empiezan a desarrollarse a principios delsiglo XII. Arnaldo de Brescia es ahorcado en Roma en 1154 porque repudiaba a una Igle-

    sia amancebada, como l sola decir, con el poder temporal, enriquecida, totalitaria yde espaldas al Evangelio. A finales de este siglo son numerosos los laicos y clrigosempobrecidos el proletariado clerical, que seala Lortz que so pretexto de la pobrezaevanglica tienden a una espiritualidad subjetiva e individualista, que rechaza todaautoridad (precisamente porque dicen que tal autoridad est fuera del cristianismo por-que no vive la pobreza) y se separa de los medios de devocin tradicionales en la Igle-sia y an de los mismos sacramentos. Son los Valdenses, Ctaros, o albigenses, patario-nos, pietroprusianos, speronistas, humillados de Miln, etc. No es que en su lenguajeutilicen todava frmulas de alguna manera democrticas, pero en la prctica se consi-deran ya como hombres libres, al menos en el plano religioso, con su propia autoridad,sin necesidad de recurrir a esferas ms altas o superiores. Con el movimiento Francis-cano de finales del siglo XII y principios del siglo XIII, vienen los espirituales, que hacencausa con los Fraticelos, conectan con ideas apocalpticas de Joaqun de Fiore y pro-mueven incipientes movimientos sociales de independentismo y de democracia, que aveces -como ocurre, por ejemplo, con los que as mismos se llamaban del Libre Espri-

    tu- extendan ideas y hasta se propusieron llevar a cabo realizaciones anarquistas ycomunistas. Ibid., pg. 53-54.

    23. Juan de Paris muere en 1306 y deja escrito un curioso tratado, que servir deinspiracin a obras posteriores pero que pocas veces se cita, intitulado, De potestate regiaet papali. Partidario de Felipe IV el Hermoso, primero discurre sobre lo que correspon-de al poder de los Papas y al poder de los reyes y emperadores, para dar paso despusa lo que piensa sobre la democracia o la soberana del pueblo. Ibid. pg. 55.

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    una dinasta. Una vez instituida la persona del rey, la autoridad de ste nodepende del Papa, pues como declara desde un principio, ambas potestades, laespiritual y la temporal, son plenamente independientes y de propio derecho.

    d) Si el rey resistiera al Papa en algo que tocara a la disciplina eclesisti-ca, puede ser castigado y hasta depuesto, no por voluntad directa del Papa,sino de manera indirecta, o mediante el pueblo, por que en el momento que esexcomulgado por el Pontfice el pueblo le niega la obediencia y ya no se le con-sidera rey. El Papa solo obraper accidens.

    e) Puede darse tambin lo contrario, es decir, que el Papa, de lo que esta-ban acusando entonces a Bonifacio VIII cometa graves escndalos y lleguehasta caer en hereja. Es entonces el pueblo cristiano, representado por los obis-pos reunidos en Concilio y apoyado por el emperador, quien tiene el poderpara juzgarle, condenarle y deponerle si es necesario.

    f) Reconoce en la Iglesia un poder superior al del Papa; y lo mismo en elConcilio respecto a su cabeza24.

    Con estos aspectos se pueden sintetizar las ideas de Juan de Paris en loque se refiere al corte con la Plenitudo Potestatis, idea que se haba sostenidodurante gran parte de la edad media. Pasemos ahora a exponer brevemente lasprincipales ideas de un segundo autor bastante polmico; ste es Marsilio dePadua25, quien, con su Defensor Pacis, alter mucho ms el ambiente con laautoridad del Papa Juan XXII. Sus ideas principales pueden sintetizarse en:

    Es necesario combatir la autoridad del Romano Pontfice para alcanzarla paz que fue trada por Cristo.

    Su postura poltica sugiere una especie de derrocamiento del papado

    de Avin, y contra todo absolutismo del poder, clamando con ello por vasdemocrticas. Propugna una constitucin civil que se propaga por todas las ciudades

    italianas. La civium Universitas que propone es aquel parlamento grande que enesas ciudades italianas llamabanparlamentum, y comune.

    Su idea de la comunidad poltica est basada en la poltica de Arist-teles, para quien el sujeto poltico es el pueblo. El rgimen ideal que presenta

    24. Ibid. Pg. 56.25. Marsilio de Padua, nace en Padua, y se consagra al estudio de las ciencias, par-

    ticularmente a la filosofa natural, al derecho y a la medicina, que ejerce con gran xito.Su orientacin filosfica est marcada por el pensamiento de Averroes, que pretendaorganizar la sociedad exclusivamente a base de los principios racionalistas. En cuanto a

    la poltica estaba con los gibelinos, partidarios del emperador, bajo el condottiere Vis-conti de Miln. Estudia en Pars, donde recibe el magisterium Artis y parece que fue rec-tor de su Universidad en 1321. Aqu conoce a Juan de Janduno, el principal represen-tante de la tradicin averrosta en Pars, que enseaba la filosofa aristotlica en elcolegio de Navarra con una visin averrosta. Atanto llega su influencia en l que se hadicho que de Janduno van a proceder todas las ideas de la obra de Marsilio, DefensorPacis. Ibid. Pg. 57.

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    es la monarqua electiva, en que la fuente de la autoridad radica fundamental-mente en el pueblo, siendo el monarca un mero mandatario del mismo pueblo.El primer legislador o la primera causa de la ley es la universalidad de los ciu-dadanos. El pueblo manifiesta su propia voluntad en los comicios y tal volun-tad es absoluta. Solamente excluye de la sociedad electiva a las mujeres, losnios, los siervos y los advenedizos. Y aqu ya hay una restriccin de estademocracia de Marsilio, y es que el pueblo es la Valentior pars o la pars meliorcommunitatis.

    Esta universalidad de ciudadanos tiene el derecho tanto de elegir comode corregir y deponer al prncipe, cuando ste vaya contra el bien comn. Mar-silio pasa de unos principios democrticos a una autocracia absoluta y pone loscimientos del Estado laico, fundado no ya sobre la religin, sino sobre la cultu-ra, y en el que se d una gran actividad al comercio y a la industria 26.

    Destruye el fundamento metafsico y moral del Estado, al reducirlo auna mera agrupacin de hombres, que slo obedece a ciertas necesidades bio-lgicas y a la sola voluntad de varias familias de vivir en comunidad y que, endefinitiva, slo tiene como fin principal reprimir los litigios.

    La autoridad de la Iglesia depende del pueblo cristiano. Por ello esmucho mayor este poder que el del mismo Pontfice, pues Cristo no instituyuna jerarqua de potestad, ni aparece en los textos bblicos. La potestad de losreyes est por encima de la eclesistica.

    Marsilio define la Iglesia, segn el profesor Martin Hernndez, a par-tir del sentido griego profano, como la congregatio populi sub uno regiminecontenti (La asamblea del pueblo bajo un solo gobierno). Universitas fidelium

    credentium et invocantium nomen christi (La totalidad de los fieles que creene invocan el nombre de Cristo). Estos trminos se toman en el sentido de lasuma de los fieles, no de una sociedad sobrenatural que tiene como tal suestructura jurdica propia. Pero lo que se gana por lo que toca a los fieles, queno quedan sujetos al poder legislativo de los clrigos, se pierde por el otro lado.En la sociedad cristiana que se imagina Marsilio vienen a coincidir la Universi-tas Fidelium y la Universitas civium; una y otra viven bajo la misma autoridad ladel legislator fidelis, el emperador, elegido por esta congregatio o universalidad de losfieles, es lo que, en cierta manera da lugar el rgimen de democracia27.

    Finalmente, para Marsilio de Padua, la organizacin de la Iglesia no esde institucin divina: es el resultado de un cercenamiento abusivo de las pre-rrogativas de los fieles, de los laicos, que constituyen la Iglesia, esposa de Cris-

    to, con igual derecho que los clrigos: todos los fieles de Cristo son la Iglesia,tanto los sacerdotes como los laicos, que a todos redimi Cristo con su san-gre. y en consecuencia, cuando se habla de la esposa de Cristo, no nos refe-

    26. Ibid. Pg.6027. Ibid.

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    rimos nicamente a sus sucesores (de los apstoles) ministros, obispos, sacer-dotes, diconos. Ni hay poder espiritual fuera de los laicos. En consecuencia elPapa no tiene por qu intervenir en nada, iguales son los presbteros que losobispos como iguales eran los apstoles entre s; el Primado Romano no tienefundamento bblico, ni al Papa se le puede atribuir plenitudo potestatis alguna,por lo que ninguna autoridad puede ejercer en lo temporal. Cristo es Caputecclesiae, y la unidad de sta se asegura nicamente por la fe basada en la escri-tura y mantenida gracias al concilio que convoca el emperador.

    Teniendo como base del pensamiento a Juan de Pars y a Marsilio dePadua, sealaremos las principales ideas de Guillermo de Ockham, quien con-tribuye fundamentalmente a la modernizacin de la poltica en la baja edadMedia:

    Ockham28 es un filsofo que, al igual que Marsilio de Padua, com-prende que lo poltico no es un aadido de la religin, ni viceversa, y que porlo tanto la vida poltica es toda una prctica de las virtudes cvicas Ciceronia-nas, y no de las virtudes religiosas individuales.

    Comprende la funcin en esencia de la poltica como una accin refle-xiva y prctica, que recae fundamentalmente en el gobernante y no en el Papa.As el Poltico no puede ser, desde Occidente, un lder religioso, sino un hom-bre capaz de dirigir hacia las virtudes cvicas a los ciudadanos, debe tener lacapacidad de llegar a convertir la obediencia en adhesin, la imposicin enlegitimacin.

    El hombre es sujeto que goza de un cmulo de derechos, naturales y

    positivos, radicados en la voluntad de Dios y en la historia humana que soncomo baluartes de su libertad, y a los que puede renunciar, pero que nadiepuede sustrarselos a no ser por razones graves y demostrables; en caso con-trario conserva la prerrogativa de reivindicacin delante de quien fuere.

    Podra denominarse, al igual que Marsilio de Padua, como un pensa-dor estrictamente moderno, que admite la secularizacin como un fenmeno

    28. Nace en Ockham junto a Londres, pero ignoramos la fecha exacta de su naci-miento y de su muerte (1350). Estudia en Oxford, completamente bajo el influjo Fran-ciscano, y aqu toma el hbito. Fue elegido Lector Sententiarum en la misma Universi-dad, donde no tarda en adquirir gran fama. Le llamaban intelectus profundus, doctorincincibilis, venerabilis inceptor. En cuanto a su actuacin poltica, se sabe que en 1322,

    denunciado por el cardenal de Oxford, es llamado a Avin para justificarse de algunastesis vertidas en su Comentario sobre las sentencias. Aqu se hace amigo de Bonagraziade Brgamo y de Miguel de Cesena; y aqu tambin concibe una profunda aversinhacia el Papa. Puede que la causa inmediata fuera el que pensara que el Papa no habainvestigado con la debida atencin y el debido respeto sus tesis demasiado avanzadas.GILSON, tienne. La filosofa en la edad media. Desde los orgenes patrsticos hasta elfin del siglo XIV. Espaa. Gredos. 1995. p. 624.

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    necesario e importante en occidente para conformar las naciones europeas ypara el fortalecimiento de las instituciones legalmente instituidas29.

    Es un Franciscano con un alto rigor acadmico, que genera toda unatransicin del pensamiento poltico medieval. Sus discusiones en torno alnominalismo, a las tesis tomistas sobre la teologa y la filosofa, adems sobrela poltica, lo convierten en un hombre que influy en los pensadores posterio-res en los siglos XIV, XV, XVI, XVII, en quienes la participacin ciudadana serel principio por medio del cual, adems, se regularn las democracias.

    En Ockham no slo la lgica, sino tambin la teologa y la poltica serecrean en un ambiente donde lo poltico slo corresponde a lo civil, y en estecaso la teologa no debe interferir en los asuntos de poltica.

    La perspectiva del pensamiento de Ockham, pensado desde la estructurade El nombre de la Rosa de Umberto Eco, nos permite reconocer que desde la serie-dad opera la verticalidad del mundo occidental, en cuanto que los argumentos deautoridad religiosa en extremo dogmtico, aniquilan cualquier posibilidad de dia-logo y de discurso poltico; Ockham, en la figura de Guillermo de Basquerville,como lo enuncia el doctor Gonzalo Soto Posada30, es la imagen de la risa medieval,es decir, del paradigma de la horizontalidad en donde cabe la discusin y la disen-sin, y en este sentido podemos afirmar que como principio de las democraciasmodernas opera la disensin, la discusin, el consenso y el acuerdo racional.

    El Papa ni por derecho humano, ni por derecho divino, ha recibido unapotestad tal que le permita extenderse en su dominio hacia las cosas tempora-les. El principado apostlico fue instituido para el servicio y no para el domi-nio31. Situacin que define claramente una esfera particular para la religin: la

    29. En su esfuerzo para reivindicar la libertad cristiana frente al Papa, se movadentro de un crculo de ideas perfectamente conocido en su poca. Argumentaba con-tra el absolutismo papal calificndolo de innovacin y hereja, y le opona concepcionesque sostena no sin fundamento, que gozaban de aceptacin general. Sus argumentos sebasaban en la antigua distincin e independencia de las autoridades espirituales y tem-porales y en el supuesto de que la independencia era factible mientras se diese a cadauno de los poderes una discrecin amplia y poco definida para corregir los defectos delotro...() la base de sus ideas polticas era el aborrecimiento profundamente arraigadoy casi universal en el medioevo, del poder arbitrario o la fuerza ejercida fuera de laestructura de lo que se consideraba como derecho. SABINE, George. Historia de la teo-ra poltica. Mxico. Fondo de cultura econmica. 1995. p 236-247.

    30. SOTO POSADA, Gonzalo. Diez aproximaciones al medioevo. UniversidadPontificia Bolivariana. 2002. Pgs. 72- 74.

    31. Et quidem primo sciendum est quod specialiter iniuriatur Romano Imperio

    vindicando sibi pinguius ius temporale super ipsum quam super alia regna. Nam taleius super Romanum imperium non habet neque a iure divino nec a iure humano. Nona iure divino, quia de huismodi iure super Romanum imperium in scriptures divinisnichil habetur. Nec a iure humano, quia talis iuris humani alius quam imperator con-ditor esse non posset. Imperator autem tale ius super imperium in praeiudicium suc-cessorum suorum papae dare non potes. OCKHAM, Guillermo. Op. Cit. MARTINHERNANDEZ, F. Op cit. C. XVII. P. 311. nro. 3-9.

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    salvacin de las almas. Tampoco la potestad imperial depende del Papa, sinoque deriva directamente de Dios mediante el consentimiento del pueblo(democracia). Concibe al imperio como una monarqua universal laica, conplena autonoma: a Deo per homines. El emperador puede ser tal, an sin la con-sagracin Pontificia y al emperador compete el poner tributos sobre los bene-ficios eclesisticos32.

    Uno de los puntos centrales de su pensamiento poltico tiene que verfundamentalmente con el individuo, al reconocer a ste derechos y deberesindependientes de la comunidad. Este punto es el clave para entender los apor-tes de Ockham hacia las democracias modernas; tanto en Hobbes como enLocke, el individuo es el agente principal de la poltica, pues al reunirse esavoluntad de cada individuo y decidir sobre cual es la mejor forma de gobiernoque necesitan los individuos para vivir felices, es como se puede conformaruna comunidad poltica, alejada de la interpretacin teolgica de la poltica.

    El voluntarismo en Ockham deja claro que cada individuo decide quhacer y por ello la verdad en filosofa, en teologa y en la poltica, se hace posi-ble si se parte de una decisin individual. El sujeto pensante ya en el siglo XIVest presente y no es necesario llegar hasta Descartes. Mientras el sujeto puedadecidir en su libre arbitrio, puede constituir las instituciones que desee, slo enesta medida es posible las democracias.

    Las ideas de estos pensadores, en especial las de Guillermo de Ockham,son, en sntesis, la influencia ms cercana al pensamiento poltico moderno,luego visto en Hobbes y Locke. El debilitamiento de la autoridad Pontificia nosignificaba un ataque directo a la Iglesia como institucin, como comunitas fide-

    lium, sino una reflexin sobre la tarea de la misma, y mucho ms sobre la justi-ficacin de las nuevas autoridades civiles; es por esto que en estas ideas bsi-cas que se han expuesto sobre todo en Ockham se alcanza a comprender unpensador poltico moderno, y unas instituciones modernas.

    32. MARTN HERNNDEZ, F. Op. cit. Pg. 66.

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