Wilhelm, Kate - Casa Inteligente

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    CASA INTELIGENTE

    Kate Wilhelm

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    Kate Wilhelm

    Ttulo original: Smart houseTraducido: Rafael Lassaletta 1989 Kate Wilhelm 1990 Editorial EDAF S.A.Jorge Juan 30 - MadridI.S.B.N.: 8476403887Edicion digital: Bizien

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    Aquella semana de abril sucedieron tres cosas por las que Beth Elringer decidi asistira la fiesta de cumpleaos de Gary, su marido. La primera de ellas fue la prdida de su

    trabajo, por causa de una prensa rota en la empresa en la que trabajaba como editora.Beth y Margaret Long, la duea de la empresa, estaban sentadas una frente a otra en unamesa de Taco Time. Mientras Margaret hablaba, Beth empujaba un tamal alrededor de suplato.

    No puedo aguantarlo ms deca Margaret. Pareca agotada. Estuvimoslevantados toda la noche, hasta que la maldita prensa se estrope y tenamos tantasposibilidades de cumplir el plazo de entrega como de encontrar perlas en las ostras.

    Por qu no me llamaste?Sabes arreglar una prensa? Se rompi una polea. Mike dijo que se necesitaban tres

    semanas para instalar una nueva; y eso si tenamos el dinero para comprarla.Qu vas a hacer?

    Ojal lo supiera. Pero, cielo, ser mejor que pienses en otro empleo. No s si staser la gota que desborde el vaso. Pero tengo la sensacin de que s.

    Beth disfrutaba su trabajo de editora; entre las obras que le gustaban especialmentehaba un libro de poesa de un autor que probablemente no conseguira publicarlo sidesapareca Long Press.

    El segundo hecho se produjo dos das ms tarde, cuando su hermano Larry le pidi unprstamo. Se qued con la boca abierta cuando le dijo lo que necesitaba. Haba estadoen huelga; l y su esposa se haban endeudado y perderan la casa, y todo lo dems, sino poda pagar algunas facturas.

    Lo tercero fue encontrar muerto a su gato unas noches ms tarde. Eso s que lolament. Saba que poda conseguir otro empleo, y haba conseguido un prstamo delbanco para ayudar a su hermano; pero no haba nada que pudiera hacer por el gato. Deno haber estado tan preocupada por empleos y prstamos se habra dado cuenta queestaba enfermo, quiz envenenado; lo habra llevado a un veterinario, en lugar deencontrarlo rgido y fro sobre el suelo de la cocina.

    Aquella noche examin el contrato que haba firmado con la Bellringer Companycuando Gary le dio una accin del paquete. Slo haba nueve accionistas, y se deca quela empresa vala millones de dlares. Saba que una sola accin costaba una fortuna. Yella la tena. El contrato deca que si alguna vez quera disponer de su accin, primerotendra que ofrecrsela a Gary sin contarle a nadie ms que estaba a la venta. Ley dosveces el papel e hizo un gesto de asentimiento. Decidi hacerlo en la fiesta de Gary. Ese

    sera el momento para decrselo. Estara de buen humor, feliz por una fiesta de un fin desemana en su honor, complacido de que ella asistiera. Gary haba predicho que ellaregresara; a ella le enfureca la seguridad que tena de que iba a regresar arrepentida.Volvi a leer el contrato. Si ella y Gary no se ponan de acuerdo sobre el precio de suaccin, podra presentarla entonces en la siguiente reunin de accionistas y aceptar laoferta ms alta que excediera a la de Gary. Esa reunin tena que celebrarse un dadespus del fin de semana. Si segua sin obtener un precio satisfactorio, un contableindependiente establecera el valor de mercado de la accin y la empresa le pagara esacantidad, valorndose el pago entre los accionistas de acuerdo con los porcentajes queposeyeran de la empresa; entonces dividiran la accin. Pero saba que no se llegara aeso. Gary se quedara con ella. Y si no lo haca l, lo hara su hermano Bruce.

    Dos semanas ms tarde suba en San Francisco al pequeo avin de trayecto fijo quela llevara hacia Casa Inteligente. La invitacin deca simplemente que estaba en la costade Oregn, y el billete de avin era para la ciudad de North Bend.

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    No te preocupes por eso le haba dicho Gary por telfono. Iremos a recibirte.Ahora Beth miraba amargamente por la ventana la gran extensin del ocano, grisceo

    y espumoso cerca de la orilla, con sombras profundas y puntos brillantes mar adentro, yluego de un color gris plano hasta el horizonte. Pudo divisar barcas de pesca, pequeasbarcas prximas a la orilla, un gran barco de carga transocenico, todos ellosinclinndose, balancendose y desapareciendo de su vista bajo la pequea ventana

    desde la que dominaba el mundo. Poda sentir que su propio estmago suba y bajabacon los barcos. Se aferr al brazo del asiento y cerr los ojos, pero slo consiguiempeorar las cosas. Cuando el avin bajara, quera saberlo. No poda entender por qurazn le importaba, pero no quera sumergirse en el mar con los ojos cerrados. El avinse zarandeaba de un lado para otro y se elevaba y caa con un movimiento impredecibleque no poda explicarse por la ley de la compensacin. Cuando ella se sujetaba por unafuerte cada, el avin se elevaba alarmantemente, y volva a caer.

    Maldito Gary, pensaba una y otra vez. Maldito seas. Gary haba escrito en la invitacin:Te encantar el viaje en avin. Me muero de ganas por ensearte Casa Inteligente!

    Treinta, pens malhumorada. Quin hubiera apostado a que Gary iba a vivir tanto? Elavin dio un bandazo y cay al mismo tiempo. Beth se aferr al asiento y murmur:

    Maldito seas! Pens que haber estado casada diez aos con Gary Elringer le dabaalgunos privilegios. Quin tena ms derecho que ella para condenarlo al infierno?

    En tierra, esperando el avin de San Francisco, estaba Madelaine Elringer, la madre deGary. Maddie tena 62 aos, y tras haber luchado la mayor parte de su vida contra lagordura haba abandonado por fin esa guerra, descubriendo que cuando se estabiliz denuevo tena una figura nueva, no del todo desagradable, pensaba en secreto. Tena unpecho voluminoso, una cintura todava definida, piernas bien proporcionadas y muecas ytobillos agradables. Decidi que no estaba nada mal, y se haba teido el pelo de colorrubio fresa; champn rosado, le haba dicho el de la tienda. Sola maquillarse hbilmentey se compraba muy buena ropa, para mantener su papel en la vida como madre de ungenio millonario. Estaba sentada en su BMW, fumando un cigarrillo tras otro, esperando lallegada de su nuera. Haba aparecido un frente fro con vientos errticos y helados, nadaapropiados para mayo; la pequea terminal era montona y ella se senta demasiadopreocupada para ser agradable con las escasas personas que estaban all esperando elavin. Desde el principio haba sabido que el fin de semana era un error espantoso.Reunir a los nueve accionistas, incluso a Beth, que el cielo sabra lo que pasaba en esosdas por su mente, y a Bruce, que era un autntico pelmazo. La reunin de accionistas dellunes le produca ms miedo del que haba sentido por nada en aos, o quiz en toda suvida. Encendi otro cigarrillo con la colilla del ltimo y lanz ste por la ventanilla; luego sesinti un poco culpable y mir rpidamente a su alrededor para ver si alguien se habadado cuenta.

    Por fin aterriz el avin y aparecieron tres pasajeros en la pista; abandon el refugio delcoche y entr en la terminal. Para los ojos de Maddie, Beth segua siendo exactamente lamisma que cuando ella y Gary se conocieron. Pareca un muchacho, con un cabellooscuro y corto que se mova con el viento, excesivamente desgarbada y con unas piernaslargas para ser realmente bonita, y sin hacer ningn esfuerzo para pretender otra cosa.Llevaba unos jeans negros y una camisa gris; por Dios, pens Maddie. Nunca habaaceptado a su nuera, pero tampoco provoc problemas entre ella y Gary. Por quentonces esa chica pareca apartarse siempre del camino debido y daba una aparienciaalgo equvoca? No resultaba nunca adecuada...

    Beth, cunto me alegro de verte! Estoy tan contenta de que cambiaras de opinin!Ambas haban detenido su marcha simultneamente, sintindose de pronto en una

    situacin difcil.Hola, Maddie. Tienes un aspecto estupendo! Cmo ests?Maddie se ech a llorar, lo que produjo una enorme sorpresa en las dos.

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    Beth cerr entonces el vaco que haba entre ellas y la abraz; le frot la espaldasuavemente, emitiendo sonidos tranquilizadores. Maddie luch para recuperar el control,consciente de los ojos que la miraban. Pens que la gente llora a menudo al encontrarsetras una larga ausencia, o al separarse de un ser querido. Que miren. Con unestremecimiento, tom una inspiracin profunda.

    Beth slo llevaba el bolso de mano y una bolsa de lienzo de gran tamao. Salieron de

    la pequea terminal. Beth lanz un silbido al ver el nuevo coche y Maddie dijo casi comoexcusndose que Gary se lo haba regalado a ella para celebrar el cumpleaos. Busc lasllaves y lanz un suspiro cuando Beth le indic con un gesto que estaban puestas.

    El piensa que todos los hijos deberan hacer un regalo a sus padres en sucumpleaos; me refiero al cumpleaos de los hijos. Supongo que como agradecimiento.Bruce se enfureci aadi parpadeando por las lgrimas. Ay, querida, no me habadado cuenta de que estaba tan perturbada con todo esto. Quiz sea mejor que tomemosun trago antes de volver.

    Bruce ha sido siempre un dolor, aunque sea tu hijo aadi Beth framente. Qusucede, Maddie? Por qu pasar juntos tres das? Qu est tramando Gary?

    Maddie empez a conducir espasmdicamente; y todava tirone ms al pisar el freno.

    Un bar, una taberna, cualquier cosa. Tenemos que hablar de eso. Despus podrasconducir t. Este coche me odia.

    Maddie llev el coche hasta una taberna en la que servan tambin marisco. El olor apescado frito, a aceite rancio y cebollas era sofocante. Beth pidi un caf y se dedic aescuchar las divagaciones de Maddie, que bebi un bourbon con hielo. Todos los demsestaban ya all. Bruce, su otro hijo, seis aos mayor que Gary, el genio. Rich, Harry,Laura... no saba lo que Gary haba preparado; nadie lo saba, pero Bruce estaba tratandode organizar un golpe de palacio, dijo siniestramente. Se aproximara a ella, le advirti. Eincluso podra tener votos.

    Beth le escuchaba tratando de reordenar la informacin incoherente que leproporcionaba. Eran demasiadas piezas sueltas, y faltaban otras muchas. La BellringerCompany Incorporated tena nueve accionistas; pero era sin la menor duda la empresa deGary, y la diriga tal como le pareca. Durante los ltimos aos se haba preocupadoexclusivamente por crear Casa Inteligente, una casa computarizada y automatizada quehasta ese fin de semana slo la haban visto los que trabajaron en ella.

    La odio! grit Maddie. Sabe dnde ests a cada momento! Espa a todos todoel tiempo, escucha todo lo que dices, enciende y apaga las luces, calienta el agua delbao y controla la temperatura del invernadero. Lo hace todo, pero la odio!

    Beth asinti, sintiendo simpata por ella. Bruce la haba llamado haca unos meses,quera que se encontraran para almorzar, pero ella se haba negado. Ahora hubieradeseado haber asistido. Un golpe de estado? No pareca nada probable, pens, tras lo

    cual volvi a prestar atencin a Maddie el tiempo suficiente para darse cuenta de que seexplayaba todava sobre la casa. La casa deba ser el agujero por el que todo el dinerodesapareca, comprendi. En cuanto empez a construirse Casa Inteligente, la empresadej de tener beneficios. Todos los dems, salvo Maddie y ahora Beth, trabajabantambin para la empresa, y ella haba supuesto que sus salarios haban crecido aldesaparecer los beneficios. Pero ahora dudaba de que hubiera sucedido as, lo queexplicara la furia de Bruce. Votos suficientes para vencer a Gary? La accin de Beth ledaba un voto para lo que sucediera en la reunin del lunes, tan vlido como el decualquier otro.

    Sali de pronto de sus pensamientos, con una sacudida, cuando Maddie puso unamano encima de la de Beth y le dijo:

    Por favor, promteme que no le dirs que quieres divorciarte hasta que termine el finde semana.Quin te ha dicho que quiero divorciarme?

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    Maddie mir a su alrededor con un gesto vago, como si estuviera buscando alinformante.

    Me lo prometes, no?Es que me ha estado espiando? O t? O Bruce?Maddie se sec las gafas y lo expuso claramente.Querida, no es ningn secreto que no vivs juntos. Y tampoco es ningn secreto que

    Gary es un poco excntrico. Lo nico que quiero es que esperes a que termine la fiesta,eso es todo. No le estropees su fiesta de cumpleaos, por favor.Excntrico! Maddie, est loco! Tu querido hijo est chiflado!Beth condujo el coche por una carretera llena de curvas bordeada por pequeas

    edificaciones, cabaas, estructuras de casas que se haban vuelto grisceas por eltiempo, tiendas de coches, de artculos de pesca... ninguna de ellas hablaba ahora, salvolas indicaciones que Maddie le iba dando de vez en cuando acerca de la direccin. No sevea el ocano, pero su presencia estaba all; las rfagas de viento marino eran frescas yfras, y traan noticias del este, noticias de las profundidades, de los barcos y ballenas quepasaban, de camarones y cangrejos. El sol iluminaba una zona a pesar de las espesasnubes, pero luego los bosques se cerraron sobre la carretera y hasta esa tmida zona

    brillante desapareci. Sali de la carretera siguiendo las instrucciones de Maddie,metindose por un camino alquitranado mucho ms estrecho y sin sealizaciones, uncamino privado sin arcn, slo rboles que llegaban hasta el borde de la superficie negra,cuyas copas se encontraban por encima y convertan la tarde en noche. El mar segua sinverse. La carretera empez a subir una pronunciada cuesta y aumentaron las curvas.

    Redujo la velocidad al ver una seal de stop. Al tomar una curva encontr una puertagigantesca que pareca de bronce. Lleg al stop. No se vea a nadie; a ambos lados de lapuerta, entre los rboles, desapareca una valla alta, con cadenas. Una seal luminosa lepidi que abriera la ventanilla, y nada ms hacerlo una voz masculina y clara le dijo:

    Por favor, identifiqense usted y su pasajera.Mir a Maddie, cuyos rasgos le daban un aspecto fatigado.Beth Elringer, Madelaine Elringer dijo elevando ligeramente la voz.Gracias respondi la voz, mientras la puerta se abra silenciosamente y la seal

    luminosa se apagaba.Entiendes lo que te dije? susurr Maddie.Veo que Gary est siendo un listo le espet Beth. Eso es lo que est

    enfureciendo a Bruce? Que Gary est convirtiendo los beneficios de la empresa enjuguetes?

    Est gastando millones y millones respondi Maddie. No creo que ni siquieranadie sepa exactamente cunto. Eso es lo que le est molestando a Bruce, imagino, queno haya una contabilidad real. Una puerta que habla! Puertas hablantes! Una cascada

    de agua interior!Su voz se elev hasta convertirse en un gemido. Alguien sabra adonde iba a parar eldinero, pens Beth, olvidndose de nuevo de su suegra. Milton Sweetwater era elabogado de la empresa; l debera saberlo. O Jake Kluge, un nmero uno de los asuntoseconmicos. O al menos Harry Westerman, el contable. Alguno lo sabra, quiz todosellos. Si Bruce lo ignoraba sera porque Gary no quera decrselo. La carretera empez adescender, se hizo todava ms estrecha y tan serpenteante como antes, pero ahora elverde pareca artificial, no eran las plantas salvajes del otro lado de la valla. Paisajismo aescala macrocsmica, reflexion, ese era su chico, su marido Gary. Masas derododendros en flor formaban inmensas manchas de color escarlata, rosa y dorado,bordeadas de encajes de helchos que eran tan verdes que llegaban a parecer negros

    bajo las sombras de la tarde. Dio otro giro y encontr por fin el ocano, unos sesentametros ms abajo, por tres lados de ese punto que sobresala de la tierra como la proa de

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    un barco. Tuvo que conducir medio kilmetro ms para poder ver por primera vez CasaInteligente. Se qued con la boca abierta y detuvo el coche para contemplarla.

    Aunque el edificio era alto, no pareca tener ms de dos pisos, con una cpula brillantearriba y paredes de cristal, madera roja y metal interrumpidas por un balcn continuo en elsegundo piso. El edificio pareca curvo por la parte delantera, con un muro posterior rectode piedra parecido a un acantilado. La bveda no cubra toda el rea del techo; habra

    plantas ah arriba, una terraza? Puso de nuevo el coche en marcha. La casa qued ocultapor los rboles y matorrales; dej atrs una pista de tenis, unos jardines formales queparecan imponentes, y finalmente lleg a un camino ancho que terminaba en la casa.Daba la impresin que desde todas las habitaciones se vea el ocano. Tras la casa habaun acantilado casi totalmente recto.

    Al principio la casa tena una apariencia casi grotesca, luego pareca un hotel curioso,quiz una residencia de vacaciones, pero ahora, de cerca, resultaba monstruoso, como lavisin de un loco. Una galera de losetas rojas desapareca de la vista, en una curva,cuando ella y Maddie salieron del coche y se acercaron a la entrada principal.

    Buenas tardes le salud una agradable voz femenina cuando se acercaroncaminando por la galera. Identifquense, por favor.

    Beth busc las cmaras, pero estaban bien ocultas. Maddie se detuvo ante la elevadapuerta de entrada, muy tallada y pulida, y dijo con voz dcil:

    Buenas tardes. Soy Madelaine Elringer, y sta es Beth Elringer. Nos esperan.S. Entren, por favor. Si dejan ah los bolsos, alguien los subir.La puerta se abri.Maddie mir a Beth como dicindole: te das cuenta?El vestbulo tena nueve por nueve metros, con una escalera curva por el lado izquierdo

    y una pared llena de obras artsticas dignas de un museo en el derecho. El suelo era unacontinuacin de las losetas rojas. Haba varios pedestales negros con estatuas. Bethpensaba que en cualquier momento aparecera un gua uniformado y les soltara undiscurso.

    No puedo ensearte la casa le dijo Maddie con su voz dcil y nueva, lanzando unamirada nerviosa por encima del hombro. Se supone que debo ensearte tu habitacin.Eso es todo. Si no no la encontraras nunca aadi con una voz ms aguda, reteniendola respiracin y agarrando a Beth por el brazo. Por las escaleras.

    Beth se guard un comentario amargo. Maddie estaba actuando como si Gary sehubiera convertido en Atila el Huno. Subieron las escaleras.

    Sabes lo que ha preparado para el fin de semana? pregunt.Nadie lo sabe todava respondi Maddie haciendo un gesto negativo con la

    cabeza. Nos lo dir despus de la cena. Bebidas en el jardn a las seis, cena a las siete.Terminaron de subir las escaleras y Beth se qued con la boca abierta. En el corredor

    haba otra pared de cristal, desde la que se dominaba una selva. Al acercarse vio que elinterior de la casa contena un gigantesco atrio circundado por una pared de cristalcircular, y que era tan alto como la casa. Tras el cristal haba rboles y al final una piscina.El espacio pareca una gruta, con entradas desde el segundo nivel, escalerasdescendentes que parecan formaciones de rocas naturales, y otras entradas desde laplanta baja; tras la piscina haba un muro hecho con diversas rocas, con un camino, y unacascada que apareca, desapareca y luego se hunda en la piscina.

    En nombre de Dios murmur por fin Beth.Es... simplemente grotesco dijo Maddie, arrastrndola por el brazo. Ahora pareca

    tener prisa. Tu habitacin est al otro lado.Haba puertas cerradas a un lado del corredor, la pared de cristal por el otro, y mientras

    avanzaban Beth iba captando vistas siempre cambiantes de la escena inferior. Haba allsillas y mesas de juncos, una barra, media docena de personas, sentadas, de pie,bebiendo y hablando. Pens que deba ser el jardn. Qu propio de Gary era el ordenar

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    que no les ensearan la casa, obligarles a que la exploraran sin ninguna pista. Deacuerdo, pens sombramente, podra arreglrselas con eso; no mostrara ms sorpresade la que ya haba mostrado, simplemente aceptara lo que la maldita casa tuviera queofrecerle, y buscara una oportunidad para hablar a solas con su marido. Se detuvieronante una de las puertas cerradas.

    Esta es tu habitacin dijo Maddie. No puedo contarte mucho. Solamente t y el

    personal de servicio pueden abrir la puerta. Mira dijo poniendo una mano sobre unpanel con el nmero dos encima, y tratando de abrir la puerta con la otra mano. Peropermaneca cerrada. Intntalo t. No te preocupes, ya sabe quin eres y la habitacinque se te ha asignado. Y dnde ests, y lo que ests haciendo... aadi mordindose ellabio y hacindose a un lado, retorcindose las manos como si stas ahora tuvieran vidapropia.

    Beth puso una mano en el panel, gir el pomo de la puerta y sta se abri.Te dejo sola para que te arregles. Estaremos todos en el jardn. Puedes bajar cuando

    ests lista.Se fue a travs del pasillo, por lo visto a su habitacin. Beth se qued mirndola un

    momento, le dio las gracias y entr en su habitacin.

    Se dio cuenta de que se mova tan sigilosamente como poda, reteniendo casi larespiracin, y supo que nadie querra hablar dentro de la casa, nadie en absoluto.

    Lo escuchaba y registraba todo? Cerr la puerta con rudeza, pero prcticamente nohizo ningn sonido, y vio que ya le haban subido la bolsa, tal como haba dicho la casaque sucedera.

    Tard varios minutos en explorar la habitacin y el bao. Los colores eran rosapolvoriento y amarillo claro. Camas gemelas, una buena mesa con un ordenador en elque no se vea ninguna forma de apagarlo, algunas revistas, libros evidentementecomprados en una librera de segunda mano; ya estaban ledos, algunas pginas inclusocon las esquinas dobladas. Cogi una estatuilla de bello cuarzo rosa que representaba auna sirena, y la volvi a dejar cuidadosamente sobre la mesa; haba dos lmparas con labase del mismo cuarzo rosa, y un enorme cenicero con cerillas. Se senta abrumada, apesar de s misma. Se dirigi colrica hacia el bao, en donde pudo ver toda unacoleccin de jabones y champs, un secador de pelo, muchas boquillas en la baera y laducha, y un panel de botones que podan pulsarse para regular la temperatura del agua,perfume y mezclas de burbujas de bao, todo muy caro y elegido por alguien que saba loque haba que comprar. Pens enfurecida que en cambio ella tena que contar lospeniques todos los das.

    Su habitacin daba hacia el sur; la pared exterior era de cristal, con una puertadeslizante que daba al balcn, y cortinas desde el techo hasta el suelo. Permanecimucho tiempo de pie, mirando el ocano. El sol haba descendido y se en contraba en

    una posicin muy baja en el cielo occidental, en un extremo de la vista que tena en lahabitacin. Le sorprendi el sonido de cuatro tonos de campana claros, melodiosos ysuaves, el logotipo sonoro de la Belringer Company. Al darse la vuelta vio que en lapantalla del ordenador se vean las notas.

    Son las seis en punto, Beth le dijo la agradable voz femenina. Te gustarabaarte antes de cenar? Si me dices la temperatura que prefieres, me encantarprepararte el bao.

    Puedo apagar la seal auditiva del ordenador? pregunt Beth con voz tensa.S, Beth. Te sealar si hay algn mensaje para ti.En la pantalla apreci un mensaje: La seal auditiva est apagada. Por favor, indique si

    desea algn servicio.

    Cierra las cortinas dijo Beth sin moverse. Sin el menor sonido, las pesadas cortinasse unieron, tapando la vista del ocano. Beth asinti. Sus labios estaban tensos cuandocomenz a deshacer la bolsa, sacando una falda larga y un jersey y quitndose de un

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    tirn los jeans. No le extraa ba que Maddie tuviera ese aspecto. En realidad habamostrado un considerable control. Beth se duch, se visti y sali de la habitacin paradirigirse al jardn.

    Laura Westerman salud a Beth cuando se acerc al pequeo grupo reunido en el bardel jardn. Laura estaba en los treinta aos y era muy hermosa. Llevaba puesto un vestidode seda color verde claro que revelaba perfectamente su figura maravillosa. Tena un pelo

    castao, descuidado segn la moda, y llevaba un maquillaje aplicado tan hbilmente quepocas personas sospecharan de su existencia.Junto a Laura estaba Jake Kluge, de ms de un metro ochenta de altura, desgarbado,

    de cabellos marrones rectos y lacios. Era el hombre ms poderoso de la empresa;despus de Gary, por supuesto. Beth se pregunt si Gary le habra consultado el asuntode Casa Inteligente, y si lo habra aprobado. Sola ser la nica persona a la que Garysimulaba incluso escuchar. Todo eso pas por su mente rpidamente, mientras trataba dever qu haba de diferente en Jake. Enseguida lo descubri. Sola llevar unas gafas degran tamao que amplificaban misteriosamente sus ojos de color azul claro, pero ahoradeba llevar lentes de contacto, y pareca ms joven que la ltima vez que le vio. Sabaque tena cinco o seis aos ms que Gary. Fue a saludarla con las manos extendidas.

    Cmo ests? le pregunt, sujetndole con fuerza las manos y examinndole elrostro, tras lo cual le bes en la frente.

    Estupendamente respondi Beth, deseando que no fuera siempre tan ceremoniosotodo el tiempo, deseando que no mostrara inters por ella, ni por Gary ni por cualquieracon quien se cruzara. Se solt y mir detrs de l, a Milton Sweetwater, el guapo abogadoque se acicalaba para parecerse a un abogado, o ms bien a Gregory Peck interpretandoel papel de abogado. Siempre haba sentido una gran reserva hacia l, y nunca estuvosegura de lo que l pensara de ella; si en realidad no la rechazara. Tambin l tenaunas manera demasiado buenas que impeda que se filtrara todo lo que no fuera cortesa.De pronto sinti como si ella fuera la debilidad de Gary, pero que Milton Sweetwater erademasiado corts para observarlo. Le salud y fue al bar, pero luego vacil.Automatizado, maldito sea, pens con desagrado.

    Djame a m, dijo Milton unindose a ella. Comprendo que te sientas tanincmoda como yo hablando a una mquina.

    Te manejas muy bien admiti ella. Hay vino? Si bebo cualquier cosa ms fuerteme pasar. Ya ha transcurrido mucho tiempo desde el desayuno aadi, mirandoalrededor mientras l abra un refrigerador y sacaba una botella de vino blanco. Dndeestn... todos los dems?

    Imagino que inspeccionando las maravillas de la nueva era de la electrnica. En elstano.

    Le entreg el vino.

    Es algo excesivo, no?Ella asinti. El vino era excelente.Apuesto a que tiene cuarenta y ocho grados dijo levantando la copa. Va la

    apuesta?Me alegro de verte dijo l riendo. Cunto tiempo haca? Cuatro, cinco aos?

    Pareces exactamente la misma. Maravillosa.Tambin t dijo ella, sintiendo como si algo se hubiera apagado; o quiz

    encendido. Cuando lo vio por primera vez, de eso haca diez aos, l le haba causadorespeto por sus maneras impecables, las ropas caras, su educacin evidentementesuperior... su elegancia, resumi ahora. En su presencia haba sido tmida, casi nohablaba, porque no poda ver ms all de la civilizada fachada que l presentaba; ni una

    sola vez haba visto a la persona detrs de la sonrisa. Pero por primera vez se sentatranquila con l. Tampoco ahora era capaz de hablarle, pero eso ya no importaba. Atrs,en San Francisco, l tena una elegante esposa y dos hijos adolescentes superiores que

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    iban a escuelas superiores y conseguan las ms altas cualificaciones. Se preguntaban dequ hablaran las personas as. Laura se aproxim con energa al bar.

    Milton, querido, hay cubitos de hielo? su voz era la caricia que Beth recordaba.Laura se volvi hacia ella y sonri. O lo que te dijo y es cierto, querida. Tienes muybuen aspecto. Siempre me gust esa falda.

    Beth sujet con ms fuerza la copa y asinti, y luego mir por encima de Laura, al

    jardn, y se qued callada. A primera vista haba supuesto que haban trado tierra y lahaban amontonado para hacer una colina, pero ahora vio que todo el verde estaba enplanteles dispuestos en semicrculo sobre unas anchas escaleras que se elevaban hastael segundo piso, en donde haba una balconada. La ilusin de encontrarse al pie de unacolina era mgica, y aunque haba podido mirar hacia el jardn no pudo ver hacia fuera.Pero all la ilusin no terminaba. Haba plantas de banana y palmeras, y filodendrostrepadores con hojas de casi un metro de longitud.

    Haba orqudeas que colgaban de los rboles, crecan en cestas, o sobre los troncos delos rboles. Haba limoneros y naranjos en flor que aromatizaban el aire, pero por encimade todas las otras fragancias estaba el olor de la piscina, con un tono de cloro, el aire erapesado y hmedo, como el de la selva, y se oa siempre el sonido de la cascada cuyas

    aguas caan en la piscina.Luego, en el extremo opuesto del atrio, aparecieron Gary y Bruce Elringer. La eterna

    pareja, casi iguales, pens Beth. Los hermanos estaban discutiendo, sus voces eranaltas, pero no se escuchaban el uno al otro, y por eso no eran inteligibles. Los dos tenanun cabello oscuro rizado y ojos azules; Bruce era unos dos centmetros ms alto queGary. Los dos eran rechonchos, con unas piernas demasiado cortas para el torso.

    Qu visin tan encantadora dijo Laura Westerman arrastrando las palabras.Cierra el pico le replic Harry Westerman.Beth se volvi mirndolo con sorpresa; no haba visto entrar a Harry pero de pronto

    estaba al lado de Laura. Lo ms sorprendente para Beth fue la expresin que cruz elrostro de Laura; se qued rgida, e incluso pareci atemorizada un momento, antes deque reapareciera su mscara habitual. Beth la mir a ella y luego a su marido. HarryWesterman era duro en todo, cabello gris bien tieso, cuerpo duro y tieso, ojos negros yduros. No era grande, tanto Jake Kluge como Milton eran ms altos y anchos, pero Harrydaba la impresin de una gran fuerza. Pareca un saltador de prtiga en el instanteanterior al salto; tena en l esa especie de tensin, una energa furiosa que era reprimidaconscientemente. Se deca de l que nunca haba visto una montaa que no codiciara yacabara por escalar. Si vio a Beth, no la reconoci en absoluto, sino que mantuvo lamirada en los hermanos, vigilndolos con una actitud remota e incomprensible.

    Beth se dio la vuelta tambin para mirarlos; sus voces seguan acaloradas en ladiscusin. Pudo entender algunas palabras, pero antes de que tuvieran sentido pasarse

    de presupuesto, bancarrota, ir a la bancarrota, o cualquier otra cosa, Gary la vio y alinstante cort lo que estaba diciendo. Corri hacia ella, la estrech en sus brazos y lasacudi.

    Ya era hora de que regresaras le dijo. Sabes que quiero tu input. Mi esposapertenece a la casa.

    2

    De no haber sido por la presencia de Laura Westerman, Beth le habra pegado, peroera consciente de la diversin que aquello representara para Laura. Apret los dientes y

    se apart de l de un tirn, derramndole vino encima. Se limpi sin entusiasmo y sevolvi hacia Laura.Todava no tienes ideas sobre la campaa?

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    Gary, querido, me la encargaste hace dos horas! Vamos!Vale, vale, pero escucha: Alicia en el Pas de las Maravillas, qu te parece esto?

    Una bailarina explorando el Pas de las Maravillas, Casa Inteligente? cogi a Laura poruna mano y la llev hacia una mesa, sacando al mismo tiempo del bolsillo un libro denotas. El personaje ms importante de la literatura inglesa explorando la casa msimportante que se ha construido nunca...

    Beth se dio cuenta de que Milton le quitaba de la mano la copa de vino e inspirprofundamente. Estaba temblando. Los dems se fueron acercando, charlando ohablando con intensa concentracin, o manteniendo un silencio hosco, y ella apenas lesprest atencin. Bebi un poco de vino, agradecindole a Milton que le hubiera devueltola copa llena, y tom la decisin de irse al da siguiente. Haba sido una estupidez venir,esperar algn cambio en Gary. Conseguira un abogado que se encargara de todo elasunto, incluyendo el divorcio, pens sorprendida. En realidad, acababa de tomar esadecisin, pero al llegar a ella supo que formaba parte de la razn que le haba impulsadoa acudir ese fin de semana.

    En la cena se sent con Alexander Randall a un lado y Jake Kluge al otro. Alexandertena 27 aos, era dolorosamente tmido, dolorosamene delgado, tan adolescente en

    todos los aspectos que resultaba una difcil prueba tener que pasar con l algn tiempo.Tena mordidas las uas de los dedos, y stos estaban rojizos y llagados. Le aterrabanlas mujeres. Cuando la charla volva a los ordenadores, tal como suceda repetidamente,se quedaba muy quieto, escuchando como si fuera una estatua, y luego volva a retirarsea su interior cuando surga algn otro tema. Coma con una energa furiosa, sin apenaslevantar la vista de la comida que tena ante l. Jake Kluge pareca estar preocupado,bien en pensamientos profundos o totalmente absorbido en la conversacin del otroextremo de la mesa, en donde Gary se explayaba sobre sus planes publicitarios paraCasa Inteligente. TV, por supuesto, revistas nacionales, viajes. Jake tena la vista fija enGary, pero Beth no crea que estuviera escuchndolo ms que ella. Casi sinti unamaliciosa satisfaccin al ver retorcerse a Laura cuando Gary ech abajo la nica raznque tena ella para estar en la empresa. Si l se meta en publicidad, lo mismo que en losotros departamentos de la empresa, que ya haba asumido, Laura sera tan valiosa parala empresa como Maddie. Y eso era lo mismo que nada.

    Beth no prest ninguna atencin a la comida, ni a las dos personas de mediana edadque le servan; posiblemente marido y mujer, quiz mexicanos. Era vagamente conscientede que la comida era buena, y el servicio excelente. Estaba pensando que acabaran decenar hacia las nueve; seguira a Gary y hablara con l sobre su accin, si la escuchaba.Si no lo haca, volvera a salir con l, le deseara un feliz cumpleaos y le dira que se ibaa primera hora de la maana. El cogera una rabieta, y Maddie volvera a llorar, pero yano le importaba. Venir aqu haba sido un error, pero quedarse sera un error mayor; saba

    con toda certeza que si la volva a tratar mal de nuevo ella le pegara. O le machacara, secorrigi a s misma.Al otro lado de la mesa, Bruce dej caer de pronto su cuchara.Qu mierda te hace pensar que tienes uno o dos millones ms para publicidad,

    imbcil? le grit a Gary.Bruce, comprtate! grit Maddie.No es ste el momento ni el lugar para una escena dijo framente Milton.Otros dijeron otras cosas, pero en el extremo de la mesa, Gary rea. Su risa haba sido

    siempre demasiado fuerte, como un rebuzno, como el ruido de un animal. Beth se echhacia atrs al or ese sonido familiar.

    Nosotros mismos nos serviremos el caf le dijo al criado. Lleva las copas y la

    cafetera a la sala y t y Juanita os abrs en cuanto hayis recogido esto aadilevantndose y saliendo del comedor.

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    Los dems empujaron hacia atrs las sillas y, en un difcil silencio, siguieron a Gary. Lahabitacin en la que entraron era tan grande como el vestbulo de un hotel; y como todaslas otras habitaciones que haba visto hasta el momento, estaba bellamente decorada.Los colores de sta eran de un marrn oscuro y azul claro, con tonos dorados. Habavarios agrupamientos de sofs, sillas cmodas y mesas bajas. Gary estaba ya en un sillnante la pared de cristal. La criada dispona una bandeja con el caf y las tazas y su

    marido otra bandeja con las pastas. Al terminar se fueron sin hacer ruido, antes de que losaccionistas estuvieran todos sentados.Maddie se coloc junto al servicio de caf y empez a llenar las tazas, como una

    anfitriona nerviosa pero muy apropiada.Para el lunes tendr los votos dijo Bruce. Ahora pareca menos colrico, ms

    controlado, pero su mirada era fra y orgullosa. Acept la taza de caf y se sent con ella.Gary sonri. Uno a uno, Maddie fue sirviendo a todos, que se sentaron en los dos sofs

    y en las diversas sillas que formaban un semicrculo ante la pared de cristal. El sol sehaba puesto y el cielo era ahora de un color violeta oscuro; el mar era gris plomizo, conolas de espuma blanca. Estarn estallando, pens Beth, pero ningn sonido del exteriorentraba en la casa.

    Para el lunes dijo Gary en cuanto todos estuvieron sentados, habrs visto elfuncionamiento de Casa Inteligente. Para entonces no importar quin tenga los votos. Yen realidad sigui diciendo y mirndolos a todos con esa sonrisa que parecademasiado divertida, demasiado superior, como si estuviera contemplando a un grupo deidiotas, para demostrarte lo seguro que estoy de tu confianza el lunes, he planeado unpequeo entretenimiento para el fin de semana aadi sin que nadie se moviera. Unjuego llamado el Asesino.

    La cuchara de Maddie choc contra la mesa, fue el nico sonido. Gary se ech a reir ydej su taza.

    Las reglas son muy simples. Os las contar brevemente, y si queris estudiarlas lastenis en el ordenador de vuestra habitacin. La idea del juego es la de matar a unavctima designada delante de un slo testigo, registrar el asesinato con el ordenador yobtener una nueva vctima. Cada jugador empieza con un voto que ganar su asesino. Siuna vctima haba recogido ya otros votos, tambin los obtiene su asesino.

    Ests loco le dijo Bruce con voz desabrida.Slo es un juego le contest Gary encogindose de hombros. Una manera de

    obligaros a todos a experimentar la Casa Inteligente. Como dije antes, creo que para ellunes no habr ninguna diferencia en quin tenga o no los votos. Para entonces todosveris la Casa Inteligente como yo, pero alguien podra recoger algunos votos adicionalesy cambiar las cosas en su favor para el lunes. Desde luego, si no queris correr riesgosno tenis que jugar.

    Pero l si jugara, pens Beth, que senta cada vez ms fro. Y todos tendran quejugar. Cuando Gary deca comed, ellos coman; cuando deda caminad, caminaban.Ahora l deca a jugar, y todos jugaran.

    Gary, esto es ridculo dijo Maddie con nerviosismo. Las personas adultas nojuegan como nios. Es un juego para nios, lo he ledo. Juegan a l los adolescentes.

    El la mir con hosquedad.Los chicos juegan a muchas cosas que valen para los adultos. Recuerdo que nunca

    tuve posibilidad de probar esos juegos. Quiero recuperar el tiempo. Cada uno un voto. Lasarmas estarn en la sala de exposicin de abajo. Slo se puede tener un arma en cadamomento, y tendris que registrarla en el ordenador o el asesinato no valdr. El ordenadorllevar la puntuacin, y su decisin ser definitiva.

    Qu armas? pregunt Milton Sweetwater.Pistolas de agua, dardos venenosos, cpsulas de veneno, pelotas de gas venenoso,todo de juguete, cosas as. La clave est en Armas, en el ordenador. El os mostrar lo

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    que podis utilizar. Todas estn en la sala de exposiciones en una caja con una clave deordenador. Cuando se utiliza un arma, no se puede usar de nuevo, aunque no consigisel asesinato la primera vez. Hay que volver y conseguir una distinta. Y no se puede decirnada a nadie, ni quin es vuestra vctima, ni el arma que tenis, ni si habis sido yaasesinados. Nada!

    Maddie sacuda la cabeza. Se puso en pie.

    No Gary. No quiero tener nada que ver con esto.Entonces tu voto puede pasar a Laura. Es la nica que no tiene nada que perder dijo mirando su reloj. El juego empieza ahora y terminar el domingo a las diez de lanoche. Todos sabis ya que nadie puede entrar en vuestra habitacin. La habitacin esun lugar seguro, el nico lugar absolutamente seguro, a menos que permitis la entradade vuestro asesino. Recordad que necesitis un testigo: cualquiera que est jugando,muerto o vivo, puede servir de testigo, pero no debe haber ms que uno. Y el que consigaun asesinato, tiene que informarlo al ordenador junto con la vctima y el testigo. lordenador os dar nuevas instrucciones.

    Se levant y se qued mirndolos. Nadie plante ninguna objecin. Lanz de pronto surisa de loco, demasiado inesperada, demasiado fuerte, y luego la cort de una manera tan

    total que pareca estar controlada por un interruptor, y no por una emocin. Sali de lahabitacin.

    Est realmente loco coment Bruce con una voz baja pero intensa. Quiero decirloco de atar!

    Milton Sweetwater se volvi hacia Alexander Randall.Esto es lo que estaba preparando? Programando un maldito juego?No saba nada de esto hasta ahora mismo respondi Alexander con nerviosismo

    . Gary tena miedo de que nadie diera a Casa Inteligente una verdadera oportunidad.Imagino que ser como l dijo; el que juegue sabr las posibilidades que tiene.

    T ya lo sabes, pelmazo dijo bruscamente Harry Westerman. Mir a Alexander, yluego Rich Schoen. Y t tambin. Qu es lo que sabis de todo esto?

    Rich Schoen era el arquitecto. El, Alexander y Gary llevaban varios meses viviendo enla casa, haban trabajado juntos sobre ella desde el principio. Beth slo haba visto a Richuna vez, y entonces estuvo distante y abstrado. Ahora pareca igual de distante yabstrado. Era un hombre de constitucin fuerte, de pecho grueso, manos grandes,huesos de la mueca grandes, y una cabeza especialmente grande que estaba casicalva. Su esposa y su hija haban muerto en un accidente aos antes de que empezara atrabajar para Gary en la casa. Mir a Harry con gran tranquilidad y le dijo:

    Nunca haba odo hablar de este juego. Si no te gusta, no juegues.Vigilarlo, pens Beth, eso es lo que hara si no quera jugar. El dira que no. No tena

    nada ms que perder. Lo que ella haba pensado que era abstraccin y distancia era en

    realidad el barniz del vaco. Gary le haba dicho que para Rich no haba nada en el mundosalvo el trabajo y que Dios ayudaba a cualquiera que se pona entre l y su trabajo. Bethobserv en silencio cmo se levantaba y abandonaba la habitacin sin echar una miradaatrs.

    Va a ver las armas, y elegir una dijo Laura levantndose. Yo tambin aadi, ysali de la habitacin.

    Con cierto embarazo y vacilacin, los otros empezaron tambin a levantarse, pasearonpor la espaciosa habitacin y, gradualmente, se marcharon.

    Al encontrarse de nuevo en su habitacin rosa y amarilla, Beth estuvo paseando largotiempo. Estaba Gary realmente loco? Al final tuvo que llegar a la conclusin de que nocrea tal cosa. Sospechaba que haba dicho exactamente la verdad: de nio no haba

    tenido tiempo para jugar, ni de adolescente, y quera recuperar el tiempo. Pero ququera decir al hablar de experimentar la Casa Inteligente? Mir a la pantalla delordenador y no se sorprendi al ver un men. Reglas, Armas, Vctimas, Marcar un punto,

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    Trazado de Casa Inteligente, Cocina. Se sent y eligi el primer elemento del men, paraleer las reglas del juego. Gary las haba establecido sucintamente, sin omisiones obvias niadiciones, por lo que ella poda entender. Luego examin las armas, exhibidas en lapantalla con un breve texto sobre su utilizacin. Pistola de agua. Alcance de cuatro pies.No funciona a travs del cristal ni material slido, como puerta o pared. Haba una seccindedicada a cuerda plstica. Ley en ella: Cable elctrico, se supone conectado con una

    fuente elctrica. Puede utilizarse como se hara con un cable elctrico real. Haba unadaga autoadhesiva hecha de plstico blando. Tres cpsulas de veneno, unos discos deltamao de un cuarto de dlar y de color chocolate. Una cinta con velcro en ambosextremos: un garrote. Tena que fijarse en el cuello de la vctima, y cerrar el velcro, paraque valiera. Una bolsa de red de malla abierta poda utilizarse como si fuera pelculaplstica. Fue recorriendo todo tipo de armas, y despus se dedic al trazado de la casa.Cuando sali el nivel del stano, pregunt si haba hojas impresas. Escribi la pregunta.

    En el cajn superior de la mesa hay impresos, respondi el ordenador en la pantalla.Qu otras cosas estaban programadas?, se pregunt, pero no hizo la pregunta. Tom

    la hoja impresa y la puso sobre la mesa para estudiarla. Unos planos de la casamaravillosamente ejecutados. Obra de Rich? Probablemente. Haba un ascensor, y dos

    tramos de escaleras, por delante y por detrs, que conducan a todos los niveles, y habauna terraza que rodeaba la cpula del tejado; poda llegarse all por el ascensor o por lasescaleras.

    Tras examinar los planos de la casa volvi con desgana al men y seleccion elapartado de Vctimas. El ordenador contest: Tu primera vctima es Rich Schoen. Buenasuerte. El mensaje desapareci y volvi de nuevo al men. Se mordi los labios. Algnotro habra hecho eso, pens y habra aparecido su nombre. Uno de ellos estaraeligiendo un arma, haciendo planes. Parpade cuando el ordenador transmiti un nuevomensaje. Te gustara ver de nuevo la lista de armas?

    No contest. Sabes dnde est Gary?S, Beth.Dnde?Lo siento. No se me permite dar esa informacin.Vete a la mierda murmur y se dirigi hacia la puerta, dndose cuenta demasiado

    tarde de que haba estado hablando con la maldita mquina, en lugar de comunicarse conella por el teclado. De acuerdo, pens, as que Gary ha puesto a trabajar a un ordenadorgenial, que entiende el lenguaje hablado que no ha sido previamente programado.Comprendi que esa era una de las cosas que l quera que experimentaran por smismo. Qu otras habra?

    Abri la puerta y se dispona a salir en el momento en que vio a alguien, en el otroextremo del corredor curvo, que entraba en una habitacin. No fue capaz de identificarlo.

    Inesparadamente, sinti una sacudida en el estmago: de miedo, ansiedad, nervios, dealgo.Por Dios murmur. Slo es un juego!Pero en ese momento supo que los dems podran estar jugando seriamente, con

    todas las intenciones de ganar, de reunir puntos para tomar decisiones en la reunin dellunes. Por primera vez desde la fundacin de la empresa su voto era importante paraalguien; tan importante que podran matar por l. Por primera vez se perciba a smisma como una amenaza para alguien. Sinti que empezaba a subirle una risa nerviosay la acall con una inspiracin profunda. Maldito Gary, pens de nuevo, como lo habahecho innumerables veces en aquellos aos. Maldito sea.

    Recorri la casa durante un tiempo pero no encontr a Gary. Subi en el ascensor,

    mir en la terraza de la bveda, mir en la cocina, y finalmente encontr la sala deexhibicin del stano, en donde estaba la caja con las armas. Estpidas pistolas de aguaen forma de dragones, lanzaguisantes con bolitas, los discos venenosos... Cada arma

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    estaba en una seccin vigilada sin duda por el ordenador, cmo si no iba a registrar loque coga cada uno? Pero no pudo localizar ninguna cmara. Se alej de la caja deexhibicin y mir el resto de la habitacin. All estaban todos los ordenadores Bellringer,desde el primero que ahora pareca vulgar, ms un juguete que una mquina detrabajo hasta el ms reciente, que costaba ms de cien mil dlares. Se detuvo a mirarlo.Cada sistema estaba descrito sobre un pedestal acrlico sin el menor desperfecto. De la

    pared colgaban imgenes de chips de silicio amplificados, en posten de uno veinte poruno ochenta; eran muy hermosos.Impresionante, no es cierto?Al darse la vuelta vio en el umbral a Harry y Laura Westerman. Ninguno de ellos

    llevaba un arma visible. Despus vio a Alexander, detrs de ellos, y solt el aliento quehaba retenido. Slo un testigo, record. Estaran a salvo en grupos de cuatro o ms.

    Hemos decidido ir en grupo dijo Laura riendo. Es como encontrar el cuartomiembro para una partida de bridge. Has elegido tu arma?

    Quiz contest Beth encogindose de hombros. Y t?Alexander movi los pies, nervioso, y pas la vista de Laura a Beth y luego a Harry

    Westerman.

    Ahora somos cuatro, as que cojamos las armas y me voy. Las cosas que tengo quehacer esta noche.

    Beth lo mir, y luego a Laura y a Harry. Todos estaban en ello! Indefensa, asinti, yella y Alexander se dirigieron hacia la puerta, en donde se quedaron quietos frente a lasala de juegos del stano. La parte central del stano se haba destinado al pinpon,mesas de billar, juegos electrnicos, hockey, mquinas de bolas... Gary estabacompensando realmente la infancia perdida, pens con amargura. Entre las numerosasdiversiones no se vea a nadie. Por detrs oy a Laura que deca a Harry que se diera lavuelta y no mirara; despus la voz del ordenador dijo:

    Gracias, Laura. Tu arma est registrada.El proceso se repiti con Harry. Ella y Alexander entraron en la habitacin cuando los

    otros dos haban terminado.Alexander le indic con un gesto que se adelantara y se volvi de espaldas cuando

    Beth se acerc a la caja de exhibicin. No poda saber lo que faltaba. De cada arma quehaba visto antes haba varias; y seguan all. Como no haba elegido en el ordenador desu habitacin, ni siquiera estaba segura de que pudiera coger algo ahora. Tras unmomento de vacilacin, levant la tapa de la caja y eligi una de las pelotas. La voz le diolas gracias dirigindose a ella por su nombre, como haba hecho con los dems. Despusde cerrar la tapa, intent levantarla de nuevo; pero no pudo. Vale, pens. Meti la pelotaen el bolsillo de la falda.

    Tu turno murmur a Alexander. Estaba nervioso e impaciente.

    Ms tarde contest. Elegir algo ms tarde. Mira, tengo que trabajar...Laura se ech a rer con su risa gutural.Espera un segundo, quieres? Danos un minuto para salir de aqu. Quiero el postre

    que nos perdimos antes. Vamos, Harry?Dos estaban a salvo, pens Beth distantemente, o cuatro, pero no tres. Se qued con

    Alexander hasta que Laura y Harry desaparecieron, y despus Alexander parecielectrizado y cruz la sala de juegos casi corriendo desapareciendo por un corredor delotro extremo. Lentamente, Beth se dirigi a las escaleras y subi de nuevo al primer piso.Tena la impresin de que la pelota que llevaba en el bolsillo era de plomo.

    En el primer piso, en la sala cercana a la puerta de la cocina, se haban reunido varios.Cuando Beth se acerc Milton le hizo una sea y Maddie dijo que haba llevado la

    bandeja de pastas a la cocina. Llevaba un recipiente con cubitos de hielo. Saludvagamente cuando Laura la invit a que se uniera a ellos.Estoy viendo una pelcula dijo. Una pelcula muy buena.

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    Se dirigi hacia el atrio y dej la puerta abierta tras ella. El olor a cloro penetr en elcorredor. Con el ceo fruncido Laura cerr de nuevo la puerta deslizante. Mir a Milton ylevant cuatro dedos. Harry pareca disgustado, y entr en la cocina delante de ellos.

    La cocina tena una mesa de trabajo de casi cinco metros de madera de roble, unanevera de doble puerta, un congelador, el mayor microondas que Beth haba visto nunca,etctera. Fatigada, dej de examinarlo todo y se dirigi a la mesa para coger un pastelito.

    Laura le ense un robot de limpieza que cogi de la pared para limpiar un poco de lecheque haba derramado deliberadamente. Milton la observaba fijamente, asintiendo de vezen cuando; Harry la ignor y fue a la nevera a coger cubitos de hielo. Ventanas que selimpian solas, dijo Laura mordisqueando un pastelito. Quieres caf? Aprietas un botn.Leche? Otro botn. Harry se sirvi una bebida de una jarra que haba en una mesalateral.

    Me llevo esto a nuestra habitacin dijo.Ya sabes que no quiero quedarme aqu con otros dos dijo dando un salto. Luego

    se ech a rer. Pero nadie le acompa en la risa.Va a ser un condenado fin de semana murmur Beth vindoles irse. Me gustara

    encontrar a Gary. Tengo que hablar con l.

    Podra estar en cualquier parte contest Milton encogindose de hombros.Nadando, en el jacuzzi, trabajando, durmiendo, viendo la pelcula con Maddie, matando aalguien, siendo asesinado. El piensa que has venido para pedirle el divorcio, ya sabes. Mepregunt si habra alguna manera de impedirlo.

    Y qu le dijiste? pregunt Beth tomando una potente inspiracin.Ese no es mi campo. Pero deberas tener un abogado que te representara, Beth. No

    te enfrentes a l sola aadi dirigindose a la puerta. Te ver maana. Buenasnoches.

    Beth termin la leche, pensando en Milton y teniendo la desagradable sensacin deque no estaba en absoluto preocupado por ella, pero que simplemente no quera unaescena esta semana, cuando l formaba parte del pblico cautivo. Nada haba cambiado,pens fatigosamente. Todos seguan teniendo miedo de Gary y sus rabietas. Puso el vasoen el friegaplatos. Gary todava estaba levantado. Lo saba. Nunca se acostaba hasta lasdos o las tres de la maana. Nunca se levantaba hasta despus del medioda, y apenasera humano hasta las dos de la tarde. Si no hablaba con l esa noche, al da siguiente nolo vera hasta muy tarde. Se sinti tan cansada que podra quedarse dormida all de pie.Cinco minutos, se dijo a s misma. Si no lo encontraba en cinco minutos, abandonara y seira a la cama. Pero si lo encontraba, hablaran. Sonri con tristeza; ella y Rich, pens, losnicos que no tenan nada que perder.

    Sali de la cocina y se dirigi a la sala de televisin. Antes de llegar a ella escuch lavoz colrica de Maddie.

    Te dije que no contaras conmigo! Dejadme sola!Beth se detuvo en la puerta y mir hacia el interior. La habitacin estaba iluminada poruna pantalla de gran tamao en la que se vea a Gmger Rogers y Fred Astaire bailando;el sonido estaba apagado.

    Lo viste! Lo cog y lo sabes! grit Gary. Bruce lo apart del camino y dio unapatada a la puerta; Beth se apart. El sigui andando, con Gary pegado a sus espaldas.Eres un hijo de perra! No te vayas! Te cog!

    Gary! gimi su madre.No tienes nada, tonto del culo! grit Bruce, elevando la voz hasta convertirla en un

    grito.Beth se tap los odos con las manos, se dio la vuelta y huy a su habitacin. Cuando

    estaba dentro y la puerta se cerr estaba temblando, pero no de miedo, sino de una rabiade la que no se haba credo capaz.

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    Beth no pudo dormirse hasta que tap la pantalla del ordenador con una toalla, y anentonces tuvo durante mucho tiempo la fantasa de que oa pasos, primero en el balcn,despus en el corredor, en la habitacin de al lado. Saba que todo eso se deba a una

    imaginacin fatigada, pero se esforzaba por or una y otra vez. Cuando despert, pocodespus de la siete, le dola la cabeza. Sali de la ducha al escuchar las cuatro notas dela Bellringer Company, y quit la toalla del monitor. Haba un mensaje: Buenos das, Beth.En unos momentos te traern el desayuno a tu habitacin. Te hemos elegido loselementos principales del da. Si quieres hacer algn cambio, elige, por favor, entre elmen.

    Estaba mirando el men con las cortinas abiertas tras ella. Se dio la vuelta. Era unamaana soleada, con un banco de niebla o nubes bajas en el mar, lejos. Ms cerca, elocano era de un color azul brillante, y pareca tranquilo.

    Cul es la prediccin para hoy? pregunt en voz alta.Quieres que utilice hoy la seal auditiva, Beth?

    No.Era slo una prueba, pens, y se volvi para mirar el monitor. Mostraba la prediccin

    meteorolgica: soleado con nubes a ltimas horas de la tarde, sesenta y ocho grados Fde alta, y cuarenta y cinco de mnima, viento del noroeste de diez millas por hora,aumentando a veinte. Se volvi hacia la ventana: cuando mir de nuevo a la pantallaestaba en blanco, observando, pens. Estaba observando, registrando cada movimiento.Decidi comer y salir, y quedarse hasta la tarde.

    Regres a Casa Inteligente despus de la una. Tena el rostro quemado por el viento yestaba hambrienta. Se lav y sigui los sonidos de las voces hasta el comedor, en dondehaba preparado un buf para el almuerzo, lonchas de carnes y quesos, un calientaplatoscon algo que humeaba... Rich Schoen y Alexander Randall estaban en la mesa,comiendo; Jake Kluge se estaba sirviendo. Todo el mundo mir a Beth cuando entr;dejaron de hablar un momento; despus Rich movi la cabeza y puso un trozo de jamnen su plato.

    No es un buen fin de semana para las lceras dijo. En la mesa haba un cilindrogrande de proyectos; lo acerc hacia s, como para dejar sitio a otra persona.

    Lo siento murmur Beth al unirse a Jake en el buf. Al momento se dio cuenta denuevo de su tamao; tenda a olvidarlo cuando l estaba sentado, o de pie al otro lado dela habitacin. Meda ms de uno ochenta, ancho de hombros y de pecho, pero en seguidase dio cuenta de que no utilizaba su tamao como un arma. Ah estaba la diferencia. Loque significaba ese pensamiento le produjo una pequea confusin que no poda aclarar

    por el momento, aunque saba que era importante. Dios mo, qu sucedera si Gary, consu ego, tuviera un tamao semejante? Por s slo el pensamiento bastaba para producirleun estremecimiento.

    Jake le sonri, le dej sitio y luego mir por encima del hombro hacia Rich, y siguihablando.

    Al menos cuatro modos hasta ahora. Es realmente impresionante. Seguridad. Tareasdomsticas. Mantenimiento. Plantas? Seguro, por qu no? Riego automtico,fertilizacin, creacin de una docena de microclimas diferentes. Rich, Alexander, Diosmo! Hay que descubrirse!

    Rich tena una sonrisa amplia y Alexander se agitaba de embarazo y placer. Bethpens que Jake saba provocar eso en los dems. Era generoso en las alabanzas, y no

    pareca tener envidia con respecto a los logros de los dems. En una ocasin vio el finalde una partida de ajedrez entre l y Gary. Gary haba ganado, y empez a cacarear suvictoria hasta un punto en que resultaba mal, pero Jake reconstruy los ltimos diez

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    movimientos para ensearle a ella la belleza de la trampa final. Naturalmente que estaraa favor de ese juego de locos, y lo encontrara excitante y divertido, lo mismo que Gary,pero al observarlo Beth se dio cuenta de que su alegra estaba dedicada ahora a la CasaInteligente. De nuevo le sorprendi lo joven que pareca con los lentes de contacto, enlugar de con las gruesas gafas que acostumbraba a utilizar. Ese cambio, y su excitadaanimacin, hicieron que Beth sintiera casi como si l se hubiera convertido en un extrao,

    y hubiera dejado de ser el husped permanente que nunca se fijaba en ella. Su excitaciny placer envolvan ahora a Alexander y Rich, y ella se sinti fuera de sitio, incapaz decompartir con ellos esas emociones.

    Todos estaban experimetando la Casa Inteligente, cada uno a su manera peculiar, lomismo que ella, pens Beth mientras se haca un sandwich, escuchndoles, peroprestando escasa atencin a las palabras.

    De modo que hay que tener los dos tableros en tndem segua diciendo Jake, quese haba unido ahora a los otros dos en la mesa. El viejo BOS y el nuevo celsioarsenoide, y eso cuesta una pasta; pero Dios mo, vale cada milln que cuesta! exclam con una risa autntica y nada afectada. Rich ri con estruendo sordo.

    Beth termin de preparar su propio almuerzo y los dej hablando. En la puerta se volvi

    para mirar hacia atrs, tratando de saber si alguno de ellos haba sido ya asesinado.Supo que Rich no, ella tena su nombre, y arriba, en el bolsillo de la falda, estaba el

    arma asesina, una pelota.Por un momento se qued parada con incertidumbre en el corredor, y luego se dirigi

    hacia el atrio para tomar el almuerzo. All haba tranquilidad, y en el bar poda conseguircaf. Se tom el almuerzo en una pequea mesa lateral.

    Ahora poda apreciar la bveda de cristal arriba del edificio. Permita la entrada de laluz del sol, que iluminaba el muro de piedra situado tras la piscina. Las piedras eranvariadas, algunas grises, otras negras, imagin que de obsidiana, una piedra rosada quepodra ser arenisca... Sobre las rocas crecan musgos y lquenes, y la cascada caa,desapareca, reapareca para hundirse en la piscina. Termin de comer y se extendisobre el sof, observando los cambios de luz en el extremo opuesto del atrio.

    Comprendi que se haba quedado dormida y se sinti desorientada, insegura dednde estaba. Luego escuch una maldicin y la risita profunda de un hombre. Lamaldicin de Gary.

    Creo que tu ordenador considerar que esto es un instrumento sin punta. Estsmuerto. Harry? Eres testigo? deca Rich.

    Por supuesto contest Harry. Podemos utilizar el ordenador del bar.Aparecieron ante la vista de Beth. Gary tena el ceo fruncido. Uno despus de otro

    teclearon algo en el ordenador; ste les dio las gracias dirigindose a ellos por su nombre.Y ahora a elegir una nueva vctima y una nueva arma. Es un juego divertido, Gary.

    Ve a ver a tus muchachos.Rich sali por la puerta posterior. Un momento despus, Harry le sigui, y Garycomenz a moverse en la direccin de Beth. Se detuvo cuando la vio.

    Quiero hablar contigo le dijo ella acercndose a l en el bar.La semana prxima.Ahora, Gary. Sentmonos un minuto y hablemos. Ests fuera de la partida.Lo nico que importa es que has vuelto a casa de nuevo dijo l sacudiendo la

    cabeza. Saba que lo haras. Todos se irn el lunes por la noche. Entonces tendremostodo el tiempo que quieras.

    Yo tambin me ir, Gary. No me quedo. Tenemos que hablar!Ahora no! grit con voz aguda. Por qu me haces esto? No te irs, maldita

    sea! No has explorado la Casa Inteligente? No entiendes lo que he hecho aqu, idiota?Te estoy poniendo a trabajar. Todo el mundo va a trabajar de ahora en adelante. Se

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    acabaron los almuerzos gratuitos para ti y todos los dems. El lunes! grit, dndose lavuelta y marchndose.

    Se sinti dbil y se apoy en la barra. Tena las manos apretadas, pero senta as elcuerpo entero. De pronto algo la envolvi por la garganta y siguiendo un reflejo lo sujet.

    Lo siento, Beth. Me temo que ests muerta.El corazn le lata con fuerza bajo el pecho; le fallaban las rodillas. Si no hubiera estado

    apoyada en el bar habra cado al suelo. Le quitaron lo que le haban puesto alrededor dela garganta y al volverse vio a Jake Kluge que la miraba con ansiedad. Con ambas manoslevant una cinta con velcro.

    Garrote dijo l. Harry?La pillaste dlijo Harry con una voz cargada de irritacin, incluso de clera.Beth no les haba odo entrar. Se toc el cuello y asinti.Dios mo susurr. Es un juego de locos!Jake asinti. A primera vista pareca tan perturbado e infeliz con el juego como ella,

    pero luego se dio cuenta de que tena el rostro demasiado rgido, y que tras su muestrade preocupacin se estaba riendo. Este juego loco le estaba divirtiendo. Beth mir aHarry; al menos su clera e impaciencia eran visibles y sinceras. Por primera vez desde

    que le haba conocido se sinti ms aliada de l que de cualquiera de los dems. Jake sedirigi al otro extremo de la barra, rodendola, y tecle la informacin en el ordenador.Despus, ella fue al tablero, silenciosamente, y confirm que haba sido estrangulada conel garrote. Harry atestigu el asesinato. El ordenador les dio las gracias a todos en su vozfemenina agradable y baja. Felicit a Jake y le dijo a Beth que senta que hubiera sidovctima. Se dirigi a todos ellos por su nombre.

    Beth estuvo leyendo en su habitacin hasta que se sinti demasiado inquieta paraseguir sentada. Haba explorado toda la casa y no deseaba encontrarse con ninguno delos dems, y se senta demasiado fatigada por el viento para ir de nuevo hasta la playa.Finalmente sali por la galera y se dirigi al invernadero. Cuando entr, Jake y Gary seescabulleron hacia el otro extremo.

    El invernadero tena doce por dieciseis metros, con filas y filas de vegetales, fresas ymelones, plantas ornamentales. Haba all unas habitaciones de paredes de cristal, dentrode la estructura, que la asombraron. Invernaderos pequeos dentro de uno grande?Por qu no? Ya no haba all nadie. Camin lentamente por los pasillos. Haba frutas deverano, tomates madurando, pepinos. Una habitacin sin estaciones, controlada en todoslos aspectos. Divis un rea neblinosa y fue a investigar. Eran berros en una bandeja deagua circulante.

    La cena de aquella noche result deprimente. Todos estaban nerviosos, hasta losmuertos, comprendi Beth. Gary habl con brusquedad a Maddie y Bruce, y Harry le dijoa Laura que se callara cuando se ech a rer y empez a decir algo. Gary mir furioso a

    Beth. Bruce murmuraba algo a Jake y Rich ignoraba a todos los dems. Milton parecadolorido, como si hubiera un milln de sitios en los que prefiriera estar; no deca nada ycoma poco. Maddie no paraba de beber. Incluso Laura se deprimi, y de pronto susorprendente belleza pareca pintada, y con un trabajo de pintura no demasiado bueno.Beth pens, estudindola, que de pronto pareca vieja. Las arrugas empezaban, la carnese combaba, y todo iba a producirse enseguida. Perteneca a ese tipo de mujeres. Beth ledaba vueltas a la comida que tena en el plato, sin inters, y se sinti aliviada cuandoGary se levant de pronto y abandon el comedor. Despus de eso, no se qued nadie.

    Algunos vamos a ver pelculas dijo Maddie. Tenemos caf en la sala detelevisin.

    Qu pelcula? pregunt Laura.

    A quin le importa eso? contest Maddie encogindose de hombros. Al irse sellev la copa con ella.

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    Beth saba que tena razn. Que no le importaba a nadie. Si podan pasar esa noche, yel da siguiente, todo habra terminado. Cualquier cosa que apareciera en la pantallaservira.

    El problema, pens un poco ms tarde, era que nadie poda sentarse tranquilamente aver una pelcula, fuera sta la que fuera. Al principio discutieron si veran El submarinoamarillo o Topper. Decidieron ver ambas, pero luego todos empezaron a levantarse y

    dirigirse a la barra del extremo de la habitacin, o salan de la habitacin y luego volvan.Una de esas veces fue Laura la que se levant del silln; Beth la escuch reprimir ungrito, y luego rer en un tono demasiado agudo. Asesinada, pens. Otra vctima quemuerde el polvo. No se volvi para ver lo que estaba sucediendo tras ella. Maddie sali yvolvi a entrar. Rich entr y luego sali. Beth se dirigi a su habitacin y pase unosminutos. Cuando la inquietud la venci de nuevo, vio a Jake cerrando su puerta, y vacilun momento. El pareca tan cohibido como ella, y no tena tampoco nada que decircuando se unieron en las escaleras y bajaron uno al lado del otro, en un silencioembarazoso. Beth se sinti aliviada cuando se separaron en el ancho corredor y ellavolvi a la sala de televisin. Bruce murmur algo que ella no capt, apart la vista de l ycerr los ojos. Un momento ms tarde escuch la risa de Gary, y un silencio parecido al

    vaco cuando ces. Sin sorprenderse por ello, pens que ola a cloro y palomitas de maz.Por qu no? Se aprieta un botn y voila las palomitas! Se dirigi hacia la cocina, sinninguna razn concreta y bebi un vaso de agua que no deseaba.

    Cuando los Beatles empezaron a cantar, Maddie se fue de nuevo.Guardadme el silln dijo en voz alta. Regresar, aunque tarde un poco. Quiz

    saquen eso de su sistema. No saba que fueran dibujos!Maddie oy al salir que Laura deca algo ininteligible, sin duda algo vulgar o sarcstico.

    Estaba cansada, de todos ellos, del juego estpido, de las rabietas de Gary y delmalhumor de Bruce. Simplemente cansada, pens. Quiz la vejez. Sola ser capaz dequedarse levantada tanto como cualquiera, beber tanto como cualquiera, bromear, rer.Pero este fin de semana era infernal y estaba muy cansada. Esper el ascensor.Tumbarse un rato, descansar. Era demasiado pronto para acostarse realmente, peroecharse un rato sera agradable. La puerta se abri silenciosamente, empez a entrar enel ascensor y se detuvo.

    En nombre de Dios! murmur. Ese maldito juego! Que se fuera al infierno! RichSchoen estaba tumbado en el suelo, llevando las cosas muy lejos, demasiado lejos.Rich, levntate, djalo ya.

    De pronto lo supo. Dio un paso hacia atrs, otro, y empez a chillar una vez, y otra, yotra...

    Sucedieron varias cosas, demasiadas para que Beth pudiera seguirlas. El no podaestar muerto, le explicaba a todos los que escuchaban. Lo que tena sobre la cabeza era

    una bolsa de red abierta; no poda haberle hecho dao. Milton les dijo a todos qu fuerana la sala de estar y se quedaran all, y nadie discuti con l; Beth pens que esoenfurecera a Gary. No poda soportar que ningn otro diera rdenes. Esa era suprerrogativa, exclusiva de l. Bruce se llev a Maddie a su habitacin porque sta nodejaba de gritar, y era una estupidez.

    Era un juego, pensaba Beth, slo un juego. Rich estaba jugando. De pronto alguien lasacudi ligeramente y ella centr la vista y vio a Jake.

    Aguanta, chica dijo l. Slo aguanta. Vale?Ella asinti, y enseguida se encontr bien. El tena el rostro surcado por unas arrugas

    que bajaban por las dos mejillas, como si fuera una talla de madera, pens Beth, como sise hubiera puesto una mscara.

    Hay algo que podamos hacer? pregunt entonces. Llamar a la polica? Auna ambulancia? Dnde estn todos los dems?

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    Milton est tratando de encontrarlos ahora. Ya ha llamado a la oficina de sheriff. Meayudas a conseguir caf? Me temo que va a ser una noche muy larga.

    Beth asinti. Laura estaba en uno de los sofs, con mirada de zombie. All estabantambin Bruce y Harry.

    Vamos a conseguir caf le dijo Jake. Milton quiere que todos esperen aqu. Lotraeremos cuando est listo.

    Beth pens que Milton Sweetwater era el abogado de la compaa. Perry Masn sehara cargo del asunto. Sigui a Jake y sali de la habitacin. Apenas estabanempezando a buscar el caf cuando apareci Milton en la puerta de la cocina y les pidique volvieran a la sala de estar.

    No podemos encontrar a Gary dijo. Estaba plido y tan sombro que pareca llevarotra mscara. Todos tenan mscaras, pens Beth, casi frentica. Milton se volvi haciaAlexander y le dijo: Utiliza ese ordenador y abre su puerta.

    Alexander Randall se estaba mordiendo las uas cuando se dirigi a Milton.Me matar si abro su puerta protest.Y yo te matar si no lo haces.Alexander mir a los dems suplicante, pero luego se sent en la terminal del

    ordenador de la sala de estar y empez a teclear algo. Se detuvo y mir a Milton.Hay una manera mejor, por medio de seguridad. Al menos podr saber si entr en su

    habitacin.Todos observaron la pantalla mientras Alexander tecleaba las instrucciones. Nadie se

    movi.En el jacuzzi dijo Mil ton finalmente.Salieron todos juntos, y sin desearlo Beth les sigui. Rodearon el atrio, se metieron por

    un estrecho pasillo junto a la obsidiana, cruzaron otro saln pequeo y llegaron hasta unapuerta cerrada. Se abri al tacto. La cubierta aislante estaba extendida sobre la piscina dejacuzzi. La habitacin estaba caliente, el agua ola a cloro, era denso por el vapor; separeca ms a un bao de vapor que a una sala de jacuzzi. Durante un momento nadie semovi, despus Milln encontr un panel de control en la pared y lo estudi; puls unbotn. La cubierta de la piscina se abri deslizndose, liberando nubes de vapor, y all enel agua, boca abajo, estaba el cuerpo de Gary Elringer, vestido.

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    Charlie Meiklejohn estaba pensando en el clima. Finales de agosto, dos semanas msde infierno antes de que pudieran esperar algn alivio. Y qu diablos provocaba esaneblina que colgaba entre los rboles y segua los contornos de la colina, como si fuera

    una niebla londinense? No era la lluvia. La hierba se estaba volviendo de un agradablecolor marrn, y al diablo si l pensaba regarla. Haba mucha. Constance regaba un trozoque rodeaba la terraza posterior de la casa, pero lo haca porque la tena bordeada deflores, y no permitira que ninguna sequa disminuyera su exuberancia de colores. Por laparte de atrs haba una pendiente de color verde, y despus la hierba se volva marrn.Tanto mejor. As no tendra que cortar el csped en esa estacin, y si haba algo que aCharlie le gustaba menos que apalear nieve, era cortar la hierba. La riegas, la fertilizas yluego la cortas, pens sacudiendo la cabeza. Una estupidez.

    Gato muerto murmur Constance, unindose a l en la terraza posteriorsombreada por clemtides moradas y wistarias. Seal a Brutus, boca arriba bajo unarbusto de lilas, con la cabeza vuelta hacia un lado y las patas extendidas de tal manera

    que pareca que tuviera las articulaciones rotas.Deberamos poner el aire acondicionado dijo Charlie de una manera que pareciuna queja. No era justo, pens ofendido; Constance pareca siempre fresca. Tena una

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    tez plida como el marfil y nunca pareca enrojecida, nunca se bronceaba demasiado,siempre pareca llevar puesto lo adecuado para el clima que tenan. Ahora llevaba unvestido de algodn suelto que slo contactaba con su cuerpo por los hombros, por ningnotro lugar, y tena exactamente el color de sus ojos, azul claro; azul fro. Era esbelta, conunas piernas largas del color de la miel, slo el color suficiente para que resultarainteresante. Charlie era moreno con un cabello negro ingobernable moteado de gris, y era

    de constitucin gruesa, de pecho fuerte, piernas y brazos anchos. Era muy musculoso,pero saba que si perdiera siete u ocho kilos aceptara mejor el calor. Las personasdelgadas no saban lo que era sufrir el calor, medit, y no era justo.

    Constance sonri y se sent en un sof.No dijo s, querido, sobre el aire acondicionado, pero su mirada lo expresaba tan

    claramente como las palabras. Ya haban hablado de ello el ltimo verano, y el anterior.Haban hablado de ello haca aos, cuando compraron ese lugar en la zona interior delEstado de Nueva York, aunque todava vivan en la ciudad, y slo pretendan pasar aqulos fines de semana y las vacaciones. Constance saba que volveran a hablar de ello elprximo verano. Su sonrisa demostraba que estaba contenta. Tenan un aireacondicionado de ventana en el dormitorio, y un ventilador que pasaban de la sala de

    estar a la cocina, y luego al comedor. En el pasado, siempre que haban hablado de ello,siempre que haban llegado al punto de decidirse realmente a hacer algo, haba venido unfrente fro trayendo lluvias frescas, o haba llegado el otoo, o haban tenido que irse aalgn otro lugar.

    Esos pobres bastardos dijo Charlie con un suspiro; y ella supo que estabapensando en los habitantes de la ciudad.

    En lugar de estar aqu aadi ella.Si no hubiera hecho tanto calor, l se hubiera vuelto para mirarla; pero no se molest.

    Eso es lo que sucede cuando se vive juntos tanto tiempo, pens. Ahora podan hablar encdigo, por nmeros, y entenderse perfectamente. A veces l echaba de menos la ciudad.Haba vivido all toda la vida, hasta jubilarse tras veinticinco aos de servicio, primero enel departamento de bomberos, y despus como detective de la polica de la ciudad.Durante casi todos esos aos Constance haba enseado psicologa en Columbia. Endas como se solan encontrarse despus del trabajo, los dos agotados y plidos, yplanear el momento en que pudieran abandonar todo eso e irse a vivir al campo, dondehiciera fresco. Ja! Aunque saba cmo estara la ciudad ahora. Tena claro en la mente elrecuerdo de Manhattan durante una ola de calor en agosto: edificios calientes, pavimentocaliente, olor a metal caliente, temperamentos ardientes. Dios mo, aquellas viviendas!Se agit con inquietud, queriendo hacer desaparecer esos recuerdos. No echaba demenos Nueva York en agosto.

    Cuando se vaya ese como se llame, podemos ir a comer a Spirelli.

    Quiz deberamos hablar aqu fuera dijo ella. Se est mejor que dentro.Probablemente no tardaremos mucho dijo l asintiendo. Mira.Estaba sealando a otro gato, Ashcan, que haba visto a Brutus hacindose el muerto y

    se lanzaba contra l. Brutus lo despadazara, pens Charlie. Pero Brutus abri los ojosamarillentos cuando Ashcan se acerc, mir al manso grato gris y volvi a cerrar los ojos.Ashcan empez a limpiarse la cola.

    Has ledo todo lo que envi?No es mucho. Una casa computerizada se volvi loca y mat a dos personas. Caso

    cerrado. La casa es tan culpable como el infierno.Milton Sweetwater haba pedido una cita para discutir el caso, pens Constance, y casi

    sinti pena por el seor Sweetwater, aunque fuera un extrao. Por lo que se refera a los

    ordenadores, Charlie era como el juez de la horca; primero sentenciaba, y despus a lomejor haca alguna pregunta. Durante dos semanas Charlie haba librado una batallacontra la compaa telefnica por un error en la facturacin.

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    Djeme hablar con una persona! grit finalmente al telfono. Luego colg elaparato con un golpetazo y volvi hacia ella un rostro destrozado.

    Qu sucedi?Era un ordenador que simulaba ser una persona respondi casi en un susurro.

    Dios mo, se comportaba como un ser humano!Milton Sweetwater no vacil un segundo en quitarse la chaqueta. Se la entreg a

    Constance con gratitud, la sigui hasta la terraza y estrech la mano de Charlie de lamanera ritual entre los hombres, mirndose el uno al otro cuidadosamente. Acept unacerveza y se sent. Es guapo, pens ella. Parece una estrella de cine, como GregoryPeck. Era evidente que l la estaba estudiando a ella y a Charlie tanto como ella a l.Charlie, pens Constance, no estaba mostrndose muy deseoso de ayudar.

    Un da caluroso para conducir dijo Charlie; Milton Sweetwater se mostr deacuerdo y luego se produjo un silencio.

    De pronto, Milton Sweetwater se ech a rer y se reclin en su asiento, evidentementerelajado. Hasta ese momento, Constance no se haba dado cuenta de que estaba tenso.

    Ralph Wedekind me dio sus nombres dijo bebiendo la cerveza como si tuvieramucha sed. Su copa estaba condensada, tanto que goteaba como una lluvia cuando la

    mova. En realidad tengo tres nombres. Ya habl con otro y no le gust el caso.Ustedes son los segundos. Si no lo aceptan, tendr que hablar con otro hombre que esten Nueva York. Estuve a punto de rechazarlos por hacerme conducir hasta aqu, en lugarde venir a la ciudad, pero tras un par de das en Nueva York soy el primero en admitir queestaran locos viviendo all. Y lo ltimo que necesitamos en Casa Inteligente es undetective loco.

    Por qu un detective de Nueva York? pregunt Charlie perezosamente.No nos importa de dnde venga nuestro hombre, mientras sea bueno y tenga buenas

    referencias. Wedekind lo recomend mucho. Por eso estoy aqu.Mat el ordenador a esos dos hombres? pregunt Charlie, pero sin ningn inters

    real.Por supuesto que no. Pero los accionistas estn en un lo. Ya hemos tenido tres

    reuniones y nadie sabe a dnde ir ni qu hacer. La empresa ha entrado en barrenaeconmica, y la gestin en barrena psicolgica. Beth Elringer habla a gritos de asesinato,y su cuado grita pidiendo accin. Es un verdadero lo.

    Charlie suspir y se sirvi ms cerveza.He ledo los historiales que pidi. Qu otra cosa hay que saber? Eran precisos?Hasta cierto punto dijo Milton Sweetwater tras una pausa que apenas se not,

    como si en ese breve momento hubiera tomado una decisin. Podemos acordar que loque digamos hoy es confidencial tanto si acepta nuestro problema como si no?

    Charlie movi la mano.

    As es como lo hacemos siempre.Milton Sweetwater se inclin hacia adelante.Hay una parte importante del fin de semana sobre la que decidimos no hablar con la

    prensa ni con la polica. No creo que tenga relacin, pero en la ltima reunin decidimoscontrselo todo a un detective, y partir de ah.

    Charlie asinti, despus mir a los gatos, que estaban de nuevo bajo las lilas. Lashojas de matorral caan desesperadamente; los gatos parecan muertos; l se sentacomo si le hubieran retorcido.

    Debera saber algo sobre Gary Elringer y la empresa para que ese fin de semanatenga sentido comenz a decir Milton. Gary era un prodigio. Imagino que loshistoriales lo decan. Construy su propio ordenador antes de cumplir los diez aos, fue a

    Stanford a los quince, se doctor en filosofa a los veinte, contando ya con media docenade innovaciones, o de inventos o descubrimientos cabales. Antes de que legalmentepudiera tomar una copa contaba ya con dos docenas de patentes. Tena tambin una

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    personalidad difcil. Echado a perder por los mimos de nio, y de adulto. Era rechoncho ytena las gracias sociales de una mofeta, grua, coga lo que deseaba, y en generalconsegua que la gente se sintiera desgraciada. En el colegio conoci a Beth MacNair,tmida y muy brillante, y fsicamente subdesarrollada. De alguna manera conectaron y secasaron. Eso sucedi hace diez aos. Entretanto Bruce Elringer, el hermano de Gary,haba propuesto un programa para escribir msica por ordenador, una especie de invento

    importante, y decidieron comenzar la Bellringer Company. Tena un nuevo ordenador,hardware, y muchos software para utilizarlo. Gary ya haba ganado mucho dinero; nosuficiente, pero mucho. Reunieron a otras personas, yo incluido, y lanzamos la BellringerCompany, Incorporated. Fue un xito espectacular desde el principio. Eso sucedi haceocho aos.

    Termin la cerveza y levant la botella para leer la etiqueta.Una empresa local dijo Charlie. Entr en la casa y sali con otras dos botellas.

    Constance tomaba t helado. La cerveza la beba junto con la comida mexicana. Empeza pensar en comida mexicana: cerdo con salsa verde, pechugas de pollo con chiles enuna salsa cremosa...

    Pues bien dijo Milton tras ponerse ms cerveza y beber de nuevo. La empresa

    era de Gary desde el principio. El controlaba los intereses. Y nadie pona objeciones.Todos sabamos que sin l no habra empresa. Incluso despus de que empezara aentregar acciones para comprar lealtades, sigui manteniendo el control, no habaninguna duda al respecto tras lo cual comenz a explicar por extenso los artculos de laincorporacin, las acciones que haban sido distribuidas y cmo funcionaba la empresa.Y hasta hace tres aos, no importaba mucho quin tuviera el control. En los primerosaos no haba beneficios que repartir a los accionistas. Todos trabajbamos por unsalario. Luego s hubo beneficios, pero desaparecieron en cuanto Gary comenz la CasaInteligente.

    Charlie no lleg a bostezar realmente. No es que resultara un aburrimiento, se dijo a smismo, pero tampoco poda interesarse por la estructura corporativa que estabaexplicando el abogado. Comida mexicana o italiana comenz a pensar. Se deca que lacomida caliente y especiada era ms refrescante a la larga que la inspida. Y una jarra demargaritas. Se estaba inclinando en esa direccin. Posiblemente Milton Sweetwaterterminara en unos minutos y se fuera, y Constance y l podran discutir lo de la comidahasta que llegara el momento de salir.

    Tiene que entender algunos antecedentes o no podr comprender nunca por quparticipamos todos en el juego del asesino de Gary dijo Milton entonces, dndosecuenta del efecto que iban a tener sus palabras.

    Cuntmelo dijo Charlie parpadeando.Cuando Milton haba terminado de describir el juego, Charlie le contemplaba con

    incredulidad, y Constance con horror.Particip en eso siendo un abogado? pregunt Constance.Tendra que conocer a Gary respondi ste encongindose de hombros.

    Hubiera sido peor si no hubiramos participado. Decid que era relativamente inocuo, ysirvi exactamente para lo que l predijo: todos descubrimos por nosotros mismos lamaravilla que es en realidad una Casa Inteligente.

    Por lo visto esa maravilla tambin quera jugar murmur Charlie. Siga. Imaginoque esto es lo que sus jugadores no contaron a los polis.

    Exactamente. No vimos la necesidad. Imagine cmo habra aparecido eso en losperidicos y revistas. Y el juego no tuvo nada que ver con lo que sucedi. Podra habersido cualquier otro juego, o no haber existido ninguno. Qu diferencia puede tener para

    su investigacin?No lo s dijo Charlie. Pero dgame usted: qu diferencia signific para loshechos?

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    Por una parte, todo el mundo se volvi paranoico respondi el abogado, que ahorapareca incmodo. Ahora puede parecer increble, pero todos estbamos paranoicosnada ms empezar el juego. La otra cosa es que por causa del juego sabamos que lacasa, yo dira que el ordenador, parecera la responsable de ambas muertes. Ya sabe,registr los movimientos de todos durante el fin de semana, y cuando esa parte delprograma fue exhibida, mostr claramente que Rich haba entrado solo en el ascensor, y

    que Gary haba ido solo a la sala de jacuzzi. La polica determin que haba glitches en elprograma y todos estuvimos de acuerdo; al fin y al cabo, era su funcionamiento deprueba; me refiero al fin de semana. Y nadie aport una informacin que contradijera eso,por lo que aunque el caso no fue oficialmente cerrado, se encuentra parado, en un puntomuerto. Un desafortunado accidente... dos. Y Bellringer fabrica ordenadores asesinos aadi con amargura.

    Charlie agit la cabeza.La polica no tena ms que un programa malsimo con glitches. Qu ms?S admiti Milton. Haba ms. La manera en que el juego fue establecido, y con

    todos paranoicos, sin que nadie se quedara mucho tiempo a solas con otra persona.Durante la mayor parte del tiempo estbamos en grupos de cuatro o ms, vigilndonos

    unos a otros. Si estabas slo con otra persona, podra unirse una tercera buscando a suvctima, ya entiende: una vctima, un testigo y un asesino. Imagino que todossospechbamos quin haba sido asesinado ya y quin no, pero incluso una actitud queno pareciera desafiante poda ser una representacin dijo extendiendo sus manos enun gesto curiosamente indefenso. De cualquier modo, sabemos que Rich estaba slo,no con otra persona, y sabemos que no estaba en un grupo de cuatro.

    Y cmo saben eso exactamente? pregunt Charlie con mucha paciencia.Milton pareci ms incmodo que nunca.Yo estaba acechando a Laura Westerman dijo tmidamente. Ella estaba en un

    grupo viendo una pelcula. Haba un bar en la habitacin y estaba bebiendo. Pens quesera cuestin de tiempo el que deseara llenar la copa, por lo que esper cerca del bar.Como era de esperar, lo hizo as. Rich estaba cerca, y habl con l, llam su atencin,para que pudiera ser mi testigo. Cuando Laura estuvo a mi alcance, le dispar con unlanzaguisantes no mir a Charlie ni a Constance al decir esto, limitndose a fruncir elceo. Entraba en la lista como dardo venenoso, una muerte instantnea.

    Charlie se qued mirando las gotas de condensacin de su copa y Constance diovueltas al hielo en su vaso alto. Finalmente Milton la mir, luego a Charlie, y siguihablando.

    Hice seas a Laura y Rich para que salieran de la habitacin en la que los otrosvean la pelcula. Pasamos a la habitacin de al lado, la biblioteca, donde utilic elordenador para registrar el asesinato. Rich fue testigo y Laura lo confirm. Ella y yo lo

    vimos irse solo. Sospech que necesitaba informarlo al ordenador de su habitacin paraobtener una nueva vctima, o bajar a buscar un arma. As era como pensbamos todos.Lo vigil de cerca porque, por todo lo que yo saba, deba tener mi nombre. Esa fue laltima vez que alguien lo vio vivo.

    No me extraa que no quisieran discutir esto con la polica, ni con los periodistas murmur Charlie. Era una estupidez total! Qu hora era?

    Entre las diez y las once. Lo encontraron a las doce menos veinte, y calcularon quehaba muerto entre las once y las once y media.

    El historial que le mencionaba una bolsa de red en su cabeza dijo Charlie. Otraarma mortal?

    S. Creo que baj en el ascensor para recoger su prxima arma, y era sa.

    Una bolsa de red?Se supona que era una bolsa de plstico, como las de la lavandera, imagino, deesas que llevan un letrero que advierten que no se coloquen sobre la cabeza. En

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    cualquier caso se supona que con ella se poda ahogar a la vctima. Pero era una red dealgodn blando y malla ancha.

    Que lo ahog aadi Charlie secamente. Trat de explicarse la polica el hechode que la tuviera en la cabeza?

    Cmo iban a hacerlo? respondi Milton encogindose de hombros. Creen queel sistema de vaciado automtico se puso en marcha mientras l estaba en el ascensor,

    que succion todo el aire y l muri antes de darse cuenta de lo que estaba sucediendo.Quiz el ascensor se cerrara y no pudiera abrirse. En cualquier caso, como estaba solomuri ahogado, llegaron a esa conclusin. No haba seales en el cuello, ni ninguna otraseal que indicara algo distinto. Ninguno de nosotros pudimos llegar a una conclusinmejor aadi.

    De acuerdo. Qu hay de Gary Elringer? Cul es la historia de su muerte?Nadie lo vio despus de la cena. Un par de personas, que estaban viendo la pelcula,

    le oyeron rer en un momento, pero nadie se fij siquiera en la hora que era. La policadice que por alguna razn camin por la sala de jacuzzi y cay dentro, y el ordenadorcerr la cubierta. Haba sobrecalentado el agua drsticamente; por qu no iba a cubrirlatambin por error?

    No haba nada en el historial acerca del sobrecalentamiento. Cmo de caliente?Cuando a alguien se le ocurri comprobar el termmetro, estaba a 57 C., pero creo

    que haba alcanzado un calor muy superior. Haba nubes de vapor cuando lo abrimos. Elcalor imposibilit saber con exactitud cundo haba muerto. Quiz lo hiciera antes inclusoque Rich. Se dijo que muri al ahogarse.

    Constance se estremeci, a pesar del calor de agosto.Y dice que el ordenador le sigui la pista toda la noche? Puede hacer eso?Ya les digo que es una autntica maravilla. Nunca vi nada semejante. Sigui la pista

    de todos los que estaban en la casa, por sus nombres, desde el momento de la llegadahasta que Alexander detuvo el programa. De acuerdo con el monitor, Gary entr a solasen la sala de jacuzzi. No fue all nadie ms h