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Factótum 11, 2014, pp. 44-51 ISSN 1989-9092 http://www.revistafactotum.com Cantan los animales Marco Antonio López Sánchez Investigador independiente (México) E-mail: [email protected] Resumen: El presente ensayo está basado en el capítulo primero de la obra de Marius Schneider El origen musical de los animales-símbolo en la mitología y la escultura antiguas . Habla acerca del acercamiento que el hombre primitivo gozaba con la naturaleza y el cosmos; de la participación y la experiencia que culturas pre- civilizatorias mantenían con los animales y con el entorno en general. Una visión sagrada, incluyente, integral, donde la imitación del animal realizada para acceder a sus poderes y esencia tenía más que ver con la hora del día, el lugar de encuentro, el clima y la disposición anímica, que con un reflejo superfluo de los movimientos corporales de la bestia. Una lección de vida a la que deberíamos volver con mayor frecuencia. Y como piedra fundamental de toda la visión cosmológica: la música. Palabras clave: filosofía, símbolo, hermenéutica, fenomenología, música, animales, ritmo, cultura. Abstract: The present essay is based on the first chapter of Marius Schneider's book El origen musical de los animales-símbolo en la mitología y la escultura antiguas. That work is about the approach enjoyed by primitive humans with nature as well as with the entire cosmos; about the participation and experience those human beings from the time previous to the formation of civilizations, kept with animals and the environment. A sacred, inclusive, comprehensive vision where the imitation of the animal (performed to achieve their powers and essence), had more to do with the time of day, meeting place, climate and psychic disposition than with a superfluous reflection of the beast movements. A lesson of life we should turn to more frequently. And as a cornerstone of all the cosmological vision: the music. Keywords: philosophy, symbol, hermeneutics, phenomenology, music, animals, rhythm, culture. El símbolo es la manifestación ideológica del ritmo místico de la creación y el grado de veracidad atribuido al símbolo es una expresión del respeto que el hombre es capaz de conceder a este ritmo místico. ‒Marius Schneider I “Cantan los animales” es el título del primer capítulo del libro El origen musical de los animales-símbolo en la mitología y la escultura antiguas. Ensayo histórico-etnográfico sobre la subestructura totemística y megalítica de las altas culturas y su supervivencia en el folklore español (Schneider, 1998) del etnomusicólogo alemán Marius Schneider (1903-1982), eximio texto que servirá de pretexto para la reflexión en torno a la relación mística que el hombre ha llevado con la Naturaleza (y en particular con los animales) desde las sociedades pre- totemísticas, pasando por las totemísticas 1 y llegando hasta nuestros días (cf. Schneider, 1998: 17) Para las culturas primitivas, el animal goza de una superioridad ante el hombre mismo; es un ser místico y una encarnación ya sea de dioses, antepasados o fuerzas sobrenaturales más allá de la comprensión humana. Es un ser unívoco, a diferencia del hombre que participa de una esencia equívoca, de dos o más formas de comportamiento. Además, el animal goza de otra característica importante: tiene voz, una voz silente que se expresa no por la palabra sino por el ritmo y sonido fundamental de la fuerza de vida que contiene. Y esta voz, este canto, este lenguaje particular, es escuchado con perfecta claridad por la consciencia primitiva del hombre; participa de este mismo canto, lo comprende bien y sabe imitarlo. 1 Se ha respetado el adjetivo “totemístico” por ser este el preciso vocablo ocupado por Schneider en su obra. El equivalente encontrado en otras fuentes es “totémico”. RECIBIDO: 18-01-2014 ACEPTADO: 29-04-2014 Licencia CC BY-NC-SA 3.0 ES (2014)

Cantan los animalesrevistafactotum.com/revista/f_11/articulos/Factotum_11_3...Cantan los animales Marco Antonio López Sánchez Investigador independiente (México) E-mail: [email protected]

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Factótum 11, 2014, pp. 44-51ISSN 1989-9092http://www.revistafactotum.com

Cantan los animales

Marco Antonio López Sánchez

Investigador independiente (México)E-mail: [email protected]

Resumen: El presente ensayo está basado en el capítulo primero de la obra de Marius Schneider El origenmusical de los animales-símbolo en la mitología y la escultura antiguas. Habla acerca del acercamiento que elhombre primitivo gozaba con la naturaleza y el cosmos; de la participación y la experiencia que culturas pre-civilizatorias mantenían con los animales y con el entorno en general. Una visión sagrada, incluyente, integral,donde la imitación del animal realizada para acceder a sus poderes y esencia tenía más que ver con la hora deldía, el lugar de encuentro, el clima y la disposición anímica, que con un reflejo superfluo de los movimientoscorporales de la bestia. Una lección de vida a la que deberíamos volver con mayor frecuencia. Y como piedrafundamental de toda la visión cosmológica: la música.Palabras clave: filosofía, símbolo, hermenéutica, fenomenología, música, animales, ritmo, cultura.

Abstract: The present essay is based on the first chapter of Marius Schneider's book El origen musical de losanimales-símbolo en la mitología y la escultura antiguas. That work is about the approach enjoyed by primitivehumans with nature as well as with the entire cosmos; about the participation and experience those human beingsfrom the time previous to the formation of civilizations, kept with animals and the environment. A sacred,inclusive, comprehensive vision where the imitation of the animal (performed to achieve their powers andessence), had more to do with the time of day, meeting place, climate and psychic disposition than with asuperfluous reflection of the beast movements. A lesson of life we should turn to more frequently. And as acornerstone of all the cosmological vision: the music.Keywords: philosophy, symbol, hermeneutics, phenomenology, music, animals, rhythm, culture.

El símbolo es la manifestación ideológica delritmo místico de la creación y el grado de veracidad

atribuido al símbolo es una expresión del respeto queel hombre es capaz de conceder a este ritmo místico.

‒Marius Schneider

I

“Cantan los animales” es el título del primercapítulo del libro El origen musical de losanimales-símbolo en la mitología y la esculturaantiguas. Ensayo histórico-etnográfico sobre lasubestructura totemística y megalítica de lasaltas culturas y su supervivencia en el folkloreespañol (Schneider, 1998) del etnomusicólogoalemán Marius Schneider (1903-1982), eximiotexto que servirá de pretexto para la reflexiónen torno a la relación mística que el hombre hallevado con la Naturaleza (y en particular conlos animales) desde las sociedades pre-

totemísticas, pasando por las totemísticas1 yllegando hasta nuestros días (cf. Schneider,1998: 17)

Para las culturas primitivas, el animal gozade una superioridad ante el hombre mismo; esun ser místico y una encarnación ya sea dedioses, antepasados o fuerzas sobrenaturalesmás allá de la comprensión humana. Es un serunívoco, a diferencia del hombre que participade una esencia equívoca, de dos o más formasde comportamiento. Además, el animal goza deotra característica importante: tiene voz, unavoz silente que se expresa no por la palabrasino por el ritmo y sonido fundamental de lafuerza de vida que contiene. Y esta voz, estecanto, este lenguaje particular, es escuchadocon perfecta claridad por la conscienciaprimitiva del hombre; participa de este mismocanto, lo comprende bien y sabe imitarlo.

1 Se ha respetado el adjetivo “totemístico” por ser este el precisovocablo ocupado por Schneider en su obra. El equivalente encontradoen otras fuentes es “totémico”.

RECIBIDO: 18-01-2014 ACEPTADO: 29-04-2014 Licencia CC BY-NC-SA 3.0 ES (2014)

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Este es el secreto que mantiene unido alhombre con sus hermanas bestias. Larelación mística se da por medio del sonido,del plano acústico, el más sublime portal quela Naturaleza puede alcanzar. Así, el hombresostiene una relación absolutamentevivencial con los animales; se acompañanunos a otros, viven la misma historia, hablanel mismo lenguaje, cantan la mismamelodía.

Hoy, ese lenguaje místico ha quedadoencomendado a guardianes celosos de latradición milenaria; sacerdotes, chamanes oanacoretas autoexiliados que han sabidoapartarse del ajetreo mundano ypermanecer en la tranquilidad que brindaese apego estricto a las leyes de laNaturaleza. Ellos aún pueden dar fe de laexistencia de ese lenguaje de los pájaros tancodiciado por algunos místicos y filósofos detodos los tiempos, pues quien vive de esemodo se vuelve quizá incluso sinproponérselo, un verdadero iniciado en lospequeños y grandes misterios.

Composición a partir de seis animalesBestiario Aberdeen, University of Aberdeen

II

Demos una mirada a lo queprobablemente fue el inicio de lasconcepciones filosóficas. Ya en los alboreshumanos somos testigos de una primeracosmovisión sustentada principalmente en elcarácter dual de la Naturaleza.

La observación diaria de los blancos ynegros, albas y ocasos, vida y muerte, luz yoscuridad, cielo y tierra, macho y hembra,dejaron sin duda profunda e indeleble huellaen la consciencia de nuestros primerospadres. Sin embargo, esta dualidad que semanifiesta ante los ojos funciona por medio

de tesis-antítesis que, por sí mismas, noalcanzan a generar una unidad. El sídepende del no y viceversa. Solo la unión deestos dos antagonismos forma un conjuntointegral que merece el nombre de realidad.Esta visión primitiva, lejos de poner enconflicto y tensión extrema las dos partesfundamentales, permite entender losfenómenos como ciclos que se cierran y enlos que esos opuestos aparentes, puedenreconciliarse.

Este dualismo no hizo excepciones conlos animales; unos y otros fueron poco apoco tomando parte en el ordencosmogónico. Si águila o león participabande la fuerza diurna y masculina del sol, notardaría en aparecer simbióticamente sucontraparte asociada a la luna y susaspectos femenino y nocturno, con animalescomo el cocodrilo, la vaca o el conejo.

¿Pero por qué razón león o águilaparticipaban de la cualidad masculina,mientras que vaca o conejo lo hacían de lafemenina? ¿Cuáles eran los criterios de“acomodo” de cada uno de los fenómenosnaturales?

La respuesta a estas inquietudes pondráde manifiesto una de las más importantesdiferencias en el pensar de las culturasprimitivas frente a la “nueva visión” queadoptará el ser humano conforme avanza supaso por el devenir de la consciencia. Hemosdicho ya que para el hombre de antaño larealidad estaba concebida como unaactividad de dos fuerzas en constanteoposición. Lo que falta resaltar, que es decapital importancia, es el hecho de que estasfuerzas en lucha no eran entendidas sólodesde la razón, como un evento escindido eindependiente, sino como un fenómenointegrado por múltiples circunstancias; laforma del animal sin duda jugará un papelimportante, pero no único, se suman supeculiar modo de caminar, los sonidos queemite, los colores que le conforman, la horadel día, la sensación térmica, el viento enreposo o soplando enérgico, la lluvia osequía, etc. Todos estos factores seconjugan para dar paso a un ritmo único eirrepetible para cada fenómeno.

Un animal es eso; un fenómeno,aparición o entidad viva que se mueve yparticipa con el mundo que le rodea y seempapa del mismo para crear así su ritmo-esencia. Yo veo siempre al león por lasmañanas, a la salida del sol, y le escuchorugir cuando el astro celeste avisa que estápor esconderse. Veo que la piel de la bestiaimita el color solar, y su melena se muevecomo el fuego de la fogata. Puedo entonces

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establecer un patrón rítmico que ligue estosfenómenos.2 Ahora bien, los ritmos queconcibe el hombre primitivo fijan su atenciónde manera peculiar y por obvias razones enel tiempo más que en el espacio; es decir,en los movimientos más que en la forma.3

Poco a poco seremos testigos de cómolas altas culturas irán dando paso a unaconcepción paralítica de la realidad basadaen el objeto, en la materia dura y estática,razonada, delimitada, separada del resto quela rodea como si se tratase de materia ajenay en contradicción con su entorno.

[E]l primitivo concibe como esencial elmovimiento en las formas […] las altascivilizaciones ponen en el primer plano elaspecto estático y el perfil geométrico de laforma […] Para un primitivo un leónsentado es un triángulo ardiente, una llamacuya forma no tiene la menor rigidez […]Este triángulo ardiente es la imagenemocional del león y de la cualidad místicaque éste simboliza. En las altascivilizaciones esta misma cualidad seencarna primeramente en un triángulo fijo,esto es, una forma geométrica estática […]la última verdad se verifica sólo en elreposo. (Schneider, 1998: 20)

Ahora bien, por el carácter equívoco dela conciencia humana, nos está concedido elpoder imitar los ritmos esenciales de laNaturaleza. Pero imitar significa conocer; yconocer significa obtener poder. Lacapacidad imitativa del ser humano lepermite entonces volverse amo de laNaturaleza, pues en la imitación de susritmos esenciales obtiene el poder sobre ellapor el conocimiento de sus más profundossecretos. Así, el cazador detrás de su presapuede encantarla con su voz imitando elsonido de su enemigo para atraerla, y aquelque busca hacerse merecedor de la gracia desu ascendente místico (animal-tótem), debeaprender a imitar con magistral pulcritud sussonidos y ritmos, a fin de poderle cantar,bailar y con ello conversar y participar de supresencia, favor y protección. Este ritmo-esencial de cada fenómeno, este canto ylenguaje tan peculiar, es lo que Adán percibeen la Naturaleza; de ahí el privilegio y tareade nombrarla:

2 Recordando quizá con ello la antropología estructural deLévi-Strauss (1987).

3 A este respecto podemos citar la Filosofía de las formassimbólicas de Ernst Cassirer. En múltiples lenguas africanas semantiene la peculiaridad de desgajar en sus partes temporaleslas actividades, Lo que para nosotros es “él se ahogó”, seexpresa mediante las oraciones “él tragó agua, murió”; “amputar”equivale a “cortar, caer”, y “llevar” se traduce a “tomar, ir allá”.(Cassirer, 1998: 188-189).

Y habiendo el Señor Dios formado dela tierra todos los animales terrestres ytodas las aves del cielo, se las llevó a Adánpara ver qué nombre les ponía, porquetodo ser viviente debería llevar el nombreque Adán le pusiera. Adán puso, pues, susnombres a todos los ganados, a todas lasaves del cielo y a todas las bestiassalvajes. (Gen 2,19-20)

Nombrar aquí es sinónimo de entonar orepetir ese ritmo esencial del que estánhechos los seres y los fenómenos de laNaturaleza. Así, el pronunciamiento correctodel nombre o ritmo-esencial de cadaindividuo concluye en el dominio absolutosobre el mismo. De ahí la precaución en unsin fin de tradiciones de guardarcelosamente ese nombre-esencia ocambiarlo llegado el momento indicado, puescompartirlo ante los demás es sinónimo deentregarles control total sobre nuestravoluntad.

Nombramiento de los animales en el paraísoBestiario Ashmole, Bodleian Library, Oxford

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Estas concepciones permanecen vigentesen las grandes tradiciones místico-religiosas.Basta recordar por qué la usanza hebreaprohíbe tajantemente mencionar la palabrasagrada YHVH4 o por qué en varias escuelasherméticas se da tanta importancia a lapalabra sagrada y su forma correcta de darlay pronunciarla. Claro está que no estamoshablando de una cuestión semántica uortográfica sino simbólica. El correctopronunciamiento de la palabra sagrada tienemucho más que ver con la entonación, elritmo, el timbre, el tiempo y demáscircunstancias que con el significado literalde la misma. Ese significado es letra muerta,vacía; el significado verdadero de la palabrasagrada es aquel que, una vez que seconoce, nos pone en contacto directo conesa esencia nombrada y nos hace partícipesde su fuerza y poderes místicos, pues somosahora “uno mismo” con esa fuerza con lacual nos identificamos.

III

Entonces, el hombre tiene la facultad deimitar, pero para hacer uso de esa facultades requisito previo ejercitarla y fortalecerla.Los ritmos-esenciales no van a descubrirseante nosotros sin entablar una lucha sincuartel. El nombre verdadero se guarda enlo más hondo de cada individuo. De quererobtener la piedra oculta es necesaria eindispensable la introspección profunda ycuanto mayor el insondable viaje, másportentoso será el tesoro que nos aguarde.Toda cuestión superficial es fácil decomprender y por consiguiente, de imitar ocontrolar. La imitación exterior se reduce auna investigación somera de la forma encuestión. La imitación interior requiere demanera inabrogable de una comunión, unasimpatía, una identificación con lascualidades internas del sujeto. Así, laesencia interior se vuelve aquello que nosdefine y nos lleva a la acción; lo que nosmueve a actuar y ser de una determinadaforma; única e irrepetible. Esta esenciainterior o ritmo-esencial de cada individuo nose reduce a ideas intangibles o cualidadesmorales, sino a situaciones precisas que, porsu misma manifestación, van moldeando lapersonalidad de cada sujeto dándole así suritmo específico.

Llevando esto a la problemática actualque sufrimos en nuestra sociedad“posmoderna” nos detenemos ante unaparadoja: Por un lado, se adora al individuo

4 Yod, Heh, Vav, Heh. El tetragramaton (lit. “cuatro letras”) esel nombre sagrado de Dios en la Biblia.

como máxima existencial; por el otro, seniega esa individualidad seduciendo a lasmasas con fórmulas que convienen a todospor igual. Ante el implacable frenesí de lamoda y el consumismo desenfrenado,llegamos a un estado límite que imploraatención inmediata. ¿Es el individuoposmoderno un ente realmente único eirrepetible? ¿O somos todos productosinanimados (sin alma) que responden comomáquinas a estímulos grupales que se nosvenden con la idea de hacernos “originales”ante los demás, pero que en el fondo nohacen sino enfrascarnos más y más en elvicioso círculo del derroche descarriado deproductos que lejos de vibrar con nuestroritmo-esencial, no hacen sino mimetizarnoscon un mismo espejo en el que todos losreflejos se ven identificados? En palabras deSchneider:

Claro es que un ser humano con pocaindividualidad será sometido másfácilmente a los efectos de la magiaimitativa que un individuo con personalidadpropia. Siendo su manera de ser casitotalmente formada por el ritmo de lacolectividad, la parte estrictamenteindividual e inasequible a la imitación serátan exigua que la imitación de un ritmogeneral ya puede bastar para sujetarlo… Lahumanidad moderna, cuya mayoría es unagran masa uniforme de seres noindividualizados, sufre esta sujeción conuna intensidad extraordinaria. (Schneider,1998: 31)

Así, el diablo con su máxima “Lo que veses lo que es” parece pasar los días con plenasonrisa en el rostro, pues a los hombres conalmas superficiales es fácil imitarlos y por lotanto, dominarlos y gobernarlos.

IV

Volvamos al hombre primitivo.Retomemos la atención en esa voz místicaque identifica al hombre con su hermanoanimal y con ese plano acústico que desdetiempos inmemoriales ha sido el mássublime umbral que acariciar. Lamanifestación más clara del ritmo-esencialde un individuo se logra por su voz; su másintrínseca cualidad. El carácter de un hombrees puesto a la luz por su voz natural; estoes, su voz no trabajada, no maquillada, noenmascarada por artilugios de retórica oespejismos de palabras mecánicamenteadoptadas. Si queremos hablar defenomenología de lo sagrado, citemosnuevamente a Schneider:

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[L]as verdaderas substancias de losfenómenos son los ritmos sonoros… elespacio y los objetos visibles en él tienenpoca monta en cuanto a la identificación dela naturaleza verdadera de los fenómenos.Los objetos en el espacio tan sólo sonrecipientes- sin duda con significación, perode orden secundario. (Schneider, 1998:33)

Es la voz entonces, heraldo del alma;valdrá la pena adiestrarnos a escucharle conatención a partir de ahora.

Así, no es de extrañar que para elhombre primitivo en cuya consciencia losobjetos carecen de importancia, la realidadúltima fije sus cimientos en ritmos yexperiencias mucho más ligadas al acontecertemporal, en contraparte del geométrico-espacial. Y no se vuelve insólito que elhombre-mago primitivo, iniciado en estasabiduría, pueda concebir la posibilidad detransformar su ser, no atado a leyes físicas-espaciales, en un jaguar o espíritu inmaterialpara el que la forma exterior tiene sólo unvalor de segundo peso.5 La construcción delobjeto como “ultima realidad”; la asfixiantecarga que la modernidad impone con laracionalización de los fenómenos, ha exiliadoa los más profundos niveles del inconscienteesa concepción de unidad de la queparticipaba nuestra psique hace algunosmiles de años, y con ello nos ha vuelto sereshuraños y apartados por completo de lacomunión con los ritmos-esenciales delCosmos.6

Este cambio en la concepción de larealidad, llevado a sus últimasconsecuencias, va a dar origen a uno de losfenómenos artísticos más importantes delmundo medieval y de muchas regiones del

5 Esto recuerda también las palabras de Eliade respecto a laontología arcaica y el indispensable conocimiento de la mismapara poder entender, sin menosprecio, el comportamientoprimitivo. “Poco importa si las fórmulas y las imágenes a través delas cuales el “primitivo” expresa la realidad, nos puedan parecerinfantiles e incluso ridículas. Lo que es revelador es el sentidoprofundo del comportamiento primitivo: este comportamiento estádominado por la creencia en una realidad absoluta que se oponeal mundo profano de las “irrealidades”… Tenemos, pues, derechoa hablar de una ontología arcaica, y sólo teniendo en cuenta esaontología se llega a comprender –y, por tanto, a no despreciar- elcomportamiento, incluso el más extravagante, del “mundoprimitivo”. (Eliade, 1972: 88)

6 Vale la pena hacer memoria sobre las ideas de autorescomo Gilbert Durand o Claude Lévi-Strauss respecto al origen dela conciencia simbólica y el metalenguaje mítico (Lévi-Strauss,1987). Durand habla de un primer lenguaje como acción yexpresión corporal; idea sutilmente identificada con la visiónprimitiva de realidad entendida como algo desde la acción, elmovimiento y el tiempo. “La mímica, la danza, el gesto-lo queHusserl llama lo prereflexivo- están antes que la palabra, y conmayor motivo antes que la escritura” (Durand, 1993). Estamímica, danza y gesto toman de la mano a la visión primitiva dela que aquí hablamos.

Oriente: el nacimiento de los bestiarios y laamplia simbólica zoológica que irá aextenderse en el arte y las concepcionesfilosóficas de muchas corrientes depensamiento mágico-religiosas a lo largo detodo el planeta.

Quedamos ya que para la menteprimitiva, la forma de captar la esencia deun ser, y por consiguiente la forma deobtener la gracia, protección y poder de lamisma, era por imitación. Ésta se lograluego de una detallada experiencia vivencialen la que se consuma una simbiosis de todosaquellos factores que “vibran” al unísonopara generar un ritmo-esencial, que defineal ser en cuestión. Este ritmo-esencial setraduce en imitar el sonido, la voz, lafrecuencia vibratoria acústica, que vieneacompañada de muchos detalles temporalesy gestuales (más que geométricos oespaciales). A su vez, este ritmo-esencial,sonoro, es un símbolo en toda la extensiónde la palabra; está ahí para evocar laesencia que trata de imitar. El grito-símboloque reúne al primitivo con la Naturaleza irádesvaneciéndose y petrificándose poco apoco gracias al uso cada vez más frecuentede objetos. No olvidemos que la cultura,conforme va madurando, empieza a generardiversas necesidades y oficios, y estos a suvez ampliarán el espectro de posibilidadesen la concepción de utensilios; desde losmás prácticos hasta las primeras muestrasde arte plástico y objetos mágico-religiosos.El trayecto antropológico de Durand, en elpeor de los casos, constituirá una auténticaprisión de la libertad; transformando encultura la naturaleza reflexológica, pasandoen términos nietzscheanos de lo dionisíaco alo apolíneo, se abre la puerta a una nuevaforma de comunión con el mundo, suscriaturas y sus fenómenos.

Para Schneider, este vuelco en lapercepción fenomenológica traerá gravesconsecuencias, pues será el inicio de unavisión mucho más teórica y objetiva, alejadade la Naturaleza, que conllevará a lo que fuequizá la primer catástrofe espiritual en lapsique humana:

El desviarse de la imitación realistaproduce una de las crisis espirituales másgraves de la historia humana, porque enlugar de seguir conociendo su ambientemerced a la imitación de los ritmosnaturales, el ser humano, por medio deritmos artificiales, se encamina hacia elpensamiento especulativo. (Schneider,1998: 51)

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El contacto íntimo hombre-naturaleza vaen picada. La misma música sufre cambiosimportantes pues lo que antes la melodíaofrecía, irá cediendo plaza para letras concada vez mayor peso en la composiciónintegral. Antaño, el oído prestaba atención alritmo y tono para esclarecer lo queescuchaba. Con la letra al mando, laatención pasa a la forma, a la palabra, allenguaje estructurado, dejando en segundoplano la esencia acústica que habita en laobra y ensalzando en vez la reflexión ycomprensión analítica de la misma. Ellenguaje de los pájaros, que conectabamísticamente al hombre con su entornodepositando el mensaje cifrado en ritmosque no en palabras, va quedando atrás;letra y melodía en breve lucharan porhegemonía; Euterpe se separa de sushermanas. Y habrán de decirme por qué unafiel mascota o un niño de cuna permanecenen el más estricto silencio ante el significarde las palabras y reaccionan en cambioidentificando, reconociendo y resonando connuestro lenguaje al prestar atención al tonoen el cual emitimos esas palabras y ellenguaje corporal, gestual, que lasacompaña. Ante esto me pregunto: ¿Cuál delos dos lenguajes es más universal,mayormente comprendido, o comunica entodo caso un mayor “contenido” en elmensaje?

Esta nueva situación de contacto entre elhombre y su entorno va formulando unaepistemología “de vitrina”; el hombre notiene necesidad de acercarse y vivirexperiencias compartidas con la Naturaleza.Con esta nueva concepción de la realidad através de los objetos, se puede ver yobtener el beneficio y la protección delanimal con la posesión de objetos-símboloque funcionan como sustituto presencial. Elconocimiento de la naturaleza no es ya deprimera fuente, sino que se recurre al fetichecomo elemento contenedor de la esenciamisma de la entidad sagrada. El hombreconoce las cualidades del pájaro, pero ya norecuerda como “hablar” con él, pues en surelación se ha entrometido un cristaltransparente que le permite ver, pero notocar… y si eso no fuera poco, suficiente esahora conseguir tan solo una parte delcuerpo de ese animal para ser dueñotambién de la fuerza y esencia mágica querepresenta y contiene.

Estamos sólo a un paso del nacimientodel universo mágico-bestial, y no es difíciladivinarlo: si el objeto me permiteadueñarme de los atributos de un animal oentidad en particular, ¿por qué no habría depermitírmelo de varios? Así, la fantasía

artística y mitológica se da vuelo ycomienzan a aparecer en el imaginario de lahumanidad ya en la era de las grandescivilizaciones leones alados, toros concabezas humanas, pájaros con escamas opiel de reptiles, andróginos y todo tipo demezclas y creaciones maravillosas de seresque guardan en sí mismos, el ritmo-esenciaque antaño el hombre imitaba yrepresentaba en sus rituales con sus danzasy gritos místicos. La escultura y los objetosmateriales se vuelven el hogar, el receptor,y por lo tanto también el guardián de esosritmos y esas esencias.

La piedra será depositaria de los poderesde la naturaleza; la encargada de manifestarlo que años atrás salía a la luz por medio delcanto y el plano acústico. Centinelas yguardianes de mármol, granito y cantera, denombres diversos como gárgolas, golems oesfinges, guardarán a partir de ahora laspuertas de templos y palacios, prohibirán laentrada de todo profano al lugar sagrado ypoblaran las páginas de bestiarios y textosmíticos y legendarios como los grandesprotagonistas. 7

Grifo con su presaBestiario Ashmole, Bodleian Library, Oxford

7 Resuenan con estas ideas las líneas del maravilloso texto deFrancesco Zambon El alfabeto simbólico de los animales al querecomiendo dirigirse a quienes deseen indagar más a fondorespecto al universo que pide gimiendo ser redimido del pecado yrestituido con ello su ritmo-esencial (Zambon, 2010).

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V

Poner orden en este caudal deimaginería no fue tarea fácil. Hubo queadecuar y relacionar uno a uno todos loselementos que participaban en el carnaval.Nace una teoría místico-simbólica; unsistema razonado, metódico, matemático ypreciso que da nombre y lugar a cadafenómeno. Logra el hombre con ellointroducir en un baúl mágico a toda laNaturaleza, cual caja de Pandora. Animales,plantas, minerales, instrumentos musicales,objetos, proporciones geométricas, fasestemporales, astros, sonidos fundamentales…Hay que dar cabida a Todo.

La mañana es el momento de encuentrocon el león; sus cabellos encarnados evocanfuego, luz, energía masculina. Losinstrumentos de cuerdas y las varas o cetrosserán su emisario musical. Es el momentodel canto con la voz de pecho. El mediodíanos pone en contacto con el águila, susplumas, el aire y los instrumentos afines, lavoz proyectada desde la garganta. La nochey el azul profundo irán a asociarse con laluna y el agua, las conchas de mar,cocodrilos y copas que guarden esta esenciaen su matriz. La voz que da cuenta de estaesencia es la que sale de la cabeza. Y latierra con sus reptiles, cascabeles, tamboresy pieles, que en el canto místico generan lavoz desde el estómago. Todo esto iratomando forma en el nuevo orden de ideasque dejarán ir viendo el paso de los pueblosprimitivos a las altas culturas ycivilizaciones.

Importante será para este nuevosistema el concentrar en un solo elementocaracterísticas antagónicas para triunfarsobre la dualidad natural que requiere de lasíntesis de sus contrarios para transformarseen realidad.

Quizá el mejor ejemplo lo encontramosen dos instrumentos de antiquísima edad:flautas y tambores. El primero de ellos, porsu forma elemental esencialmente fálica semuestra como un instrumento masculino,pero al hacerlo sonar se manifiesta su vozfemenina. El tambor en contraparte siendoen esencia un hoyo cavado en la tierra(instrumento pot tanto de clara simbologíafemenina) se cubre con una piel o tabla quedeberá de ser golpeada con varas o colas deanimales que despierten su espíritu y vozmasculina. En combinación, uno y otroinstrumentos son andróginos portentososque darán al hombre primitivo la posibilidadde invocar las fuerzas esenciales de laNaturaleza.

VI Surge con toda esta transformación

ideológica una pregunta fundamental: ¿Lamigración del mensaje simbólico en su pasode un grito y una danza ritual, ejerciciodinámico-temporal y acústico, a un objetoquieto y geometrizado, piedra estática einerte,8 hace que pierda fuerza ese símbolo?¿El hecho que la experiencia y elacercamiento con la Naturaleza se vuelvanmás teóricos y menos prácticos, limita enalgo el poder del símbolo? Me atrevería adecir que sí, recordando el espíritu de la citade Schneider con la que da inicio esteensayo. Símbolo es ritmo, es acción, esacontecimiento en el espacio y el tiempo.Símbolo es una obra sinfónica completa, ensu extensión diacrónica, de principio a fin,con todo y los silencios entre cadamovimiento; por eso la música se hermanatan bien con este lenguaje, estáncompuestos ambos de la misma materiasutil. Hay que entender al símbolo de esemodo y no caer en el error que llevó durantemuchos años a la idea casi absurda dehablar de él en términos de signo y deobjeto comunicador de un significadounívoco.

El peligro de migrar a una relaciónteórica provoca que el hombre deba recorrerdos caminos. O quizá mejor, deberá recorrerun solo camino pero tendrá que aprehendertoda una serie de conocimientos previos,supuestos, que le hablarán del fenómenopero no le permitirán jamás llegar a él deprimera fuente. La epistemología “de vitrina”de la que hablamos con anterioridadmarcará la escisión del hombre con sucontraparte natural. Saber cuál es el caminoque nos lleva a la unión y comunión con laesencia no es lo mismo que recorrer esecamino y experimentar sus profundosrecovecos, misterios y enseñanzas. Gana elintelecto; gana la razón, gana la erudición yla práctica discursiva, pero se marcha alejanos horizontes la comunión mística conel fenómeno y el conocimiento directo delmismo. La hermenéutica primitiva acerca alsímbolo con su ritmo-esencia (hoy traducidoa objeto-significado) de una manerasorprendente, dándole un carácter deelemento vivo y real; el método discursivopone en jaque esta vitalidad simbólica ydependerá del sujeto que interpreta y recibe

8 Luego se verá que la piedra es todo menos un elementoestático e inerte. Ella vibra, se contrae o se expande cual sirespirara. Participa como el hombre de la posibilidad de repetir,imitar y por consiguiente ser receptora viva y activa de la esenciaque guarda. La piedra, como el hombre, los animales y el resto dela Naturaleza, también canta…

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Page 8: Cantan los animalesrevistafactotum.com/revista/f_11/articulos/Factotum_11_3...Cantan los animales Marco Antonio López Sánchez Investigador independiente (México) E-mail: arqmarco@prodigy.net.mx

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ese objeto si le rechaza cual entidad extrañao le abraza y vibra con él como dos cuerdasafinadas bajo la misma tensión vital. Ya lodice Schneider con las palabras queconcluyen la introducción de su obra:

Las antiquísimas ideas expuestas eneste libro quedarán comprendidas deverdad o solamente “explicadas” según el

concepto que tenga el lector de la nociónsímbolo. Si lo acepta como una realidad, lavía está libre; de lo contrario, siemprequedará superficial la verdaderacomprensión de estas ideas. (Schneider,1998: 15)

Que quede en cada quién decidir la vía arecorrer.

Referencias

Cassirer, E. (1998) Filosofía de las formas simbólicas. I: El lenguaje. México: FCE.

Durand, G. (1993) De la mitocrítica al mitoanálisis. Barcelona: Anthropos.

Eliade, M. (1972) El mito del eterno retorno. Madrid: Alianza.

Lévi-Strauss, C. (1987) Antropología estructural. Barcelona: Paidós ibérica.

Schneider, M. (1998) El origen musical de los animales-símbolo en la mitología y la esculturaantiguas. Ensayo histórico-etnográfico sobre la subestructura totemística y megalítica delas altas culturas y su supervivencia en el folklore español. Madrid: Siruela.

Zambon, F. (2010) El alfabeto simbólico de los animales. Los bestiarios de la Edad Media.Madrid: Siruela.

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