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Dossier d’accompagnement

d’accompagnement - fal33.org · Sinopsis Revista de prensa 34èmes Rencontres du cinéma latino-américain ... co-réalisé avec Daniela Thomas en 1995, marque son retour sur le

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SOM

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Ficha técnica

El director

Sinopsis

Revista de prensa

34èmes

Rencontres

du cinéma

latino-américain

7 mars 2017

6 avril 2017

Année Scolaire

2016 - 2017

VENTES INTERNATIONALES

Ficha técnica

Director : Walter Salles Guion : José Rivera d'après les livres Voyage à motocyclette, de Che

Guevara, et Sur la route avec Che Guevara, d'Alberto Granado Fotografía : Éric Gautier Música : Gustavo Santaolalla

Productora : Film4 Productions, BD Cine

Año : 2004 País : Argentina Duración : 2h06 Idioma : Español

Género : Road movie

PREMIOS

- Oscar de la mejor canción original (Al otro lado del rio)

- Cóndor de Plata del mejor actor (Rodrigo De la Serna), mejor música

(Gustavo Santaolalla), mejor guion adaptado (José Rivera)

- Premio BAFTA de la mejor música de película, mejor película de habla no

inglesa

- Festival de Cannes, prix François Chalais (Walter Salles), prix du Jury

œcuménique, prix Vulcain de l'artiste technicien (Eric Gautier)

- Premio CEC del mejor guion adaptado (José Rivera)

- Premio Clarín del mejor actor protagónico (Rodrigo De la Serna), mejor

música original (Gustavo Santaolalla)

- Premio DGGB del mejor director de película extranjera (Walter Salles)

- Premio Goya del mejor guion adaptado (José Rivera)

- Festival de Cine de Hollywood, premio Hollywood World (Walter Salles)

-Premio Fundación Imagen del mejor director (Walter Salles), mejor

película, mejor actor de reparto (Rodrigo De la Serna)

- Festival Internacional de Cine de Noruega, Premio de la Audiencia

(Walter Salles)

- Premios ACE del mejor actor (Gabriel García Bernal), mejor actor de

reparto (Rodrigo De la Serna)

- Festival Internacional de Cine de San Sebastián, Premio de la Audiencia

(Walter Salles)

El director

WALTER

SALLES

Walter Salles grandit en France et aux Etats-Unis avant de s'installer définitivement au Brésil, son pays natal. Après avoir suivi des études d'économie à

l'Université pontificale catholique de Rio de Janeiro, il obtient un diplôme en communication audiovisuelle à l'Université de Californie. Il se fait d'abord

connaître dans le milieu cinématographique grâce à plusieurs documentaires à la fin des années 80, avant de réaliser sa première fiction, un thriller intitulé

High art en 1991.

La crise économique du pays met un frein à sa carrière. Il se ré-intéresse alors au genre du documentaire pour le compte de la télévision européenne tout en

restant au Brésil. Terre lointaine, co-réalisé avec Daniela Thomas en 1995, marque son retour sur le grand écran en tant que réalisateur, scénariste et monteur.

En 1997, il participe à la série de courts métrages L'An 2000 vu par... pour Arte en dirigeant l'épisode Le Premier jour, toujours avec Daniela Thomas.

L'année suivante, c'est la consécration internationale grâce à Central do Brazil, Ours d'or à Berlin en 1998. Road-movie émouvant d'une vieille dame et d'un

petit garçon, le film, inspiré de son documentaire Soccoro nobre (1995), est prétexte à dénoncer la misère de la population brésilienne.

En 2001, Walter Salles réalise le drame Avril brisé, puis officie en tant que producteur de La Cité de Dieu (2003). Il fait partie du festival de Cannes en 2002 et y

retourne deux ans plus tard pour présenter son film Carnets de voyage qui reçoit le Prix du Jury. Il se penche dans ce film sur la vie de Che Guevara en

s'intéressant à son périple à moto dans les montagnes sud-américaines.

Après son thriller fantastique Dark Water en 2005 (remake du film d'Hideo Nakata), il participe à Paris, je t'aime (2006) avec son court métrage "Loin du 16e".

Il est rappelé l'année d'après pour un projet similaire et fait partie des réalisateurs de Chacun son cinéma, le film collectif du 60e Festival de Cannes. Alternant

constamment entre production et réalisation, Salles collabore en 2009 avec sa partenaire de longue date, Daniela Thomas : ils signent ensemble la réalisation

d'Une famille brésilienne, drame poignant sur le portrait d'une famille qui tente de se réinventer au sein d'un contexte social délicat (Sao Paulo, fourmilière

impitoyable). Deux ans plus tard, Walter Salles retrouve la croisette avec Sur la route, un road movie adapté du roman homonyme de Jack Kerouac, présenté en

compétition officielle à la 65e édition du fameux Festival.

Sinopsis

En 1952, dos jóvenes argentinos, Ernesto Guevara (Gael García Bernal) y Alberto Granado (Rodrigo de la Serna), emprenden un viaje por carretera para

descubrir la verdadera América Latina. Ernesto es un joven estudiante de medicina de 23 años de edad, especializado en leprología. Alberto es un

bioquímico de 29 años. La película sigue a ambos jóvenes en su viaje de descubrimiento de la rica y compleja topografía humana y social del continente

latinoamericano. Los dos amigos dejan el familiar entorno de Buenos Aires en una desvencijada motocicleta Norton de 500 cc del año 1939, imbuidos de

un romántico espíritu aventurero. La moto se avería, pero los viajeros prosiguen en auto-stop. Poco a poco, van tomando contacto con una Latinoamérica

diferente, reflejada en las personas que encuentran en su viaje; el cambio en sus perspectivas parece encontrar reflejo en la variedad de la geografía por

la que transitan. Su ruta los lleva hasta las alturas de Machu Picchu, donde las majestuosas ruinas y la extraordinaria presencia de la herencia Inca ejercen

un profundo efecto sobre ambos. Al llegar a una colonia de leprosos en el corazón de la selva amazónica, los dos viajeros ya han comenzado a poner en

cuestión el valor del progreso tal y como lo definen ciertos sistemas económicos, que dejan a tantos en la cuneta. Sus experiencias en la leprosería hacen

que despierten en ellos los hombres en que se convertirán en el futuro y que definirán el recorrido ético y político de sus vidas.

Revista de Prensa Entrevista con Walter Salles, lahiguera.net

¿ Qué le atrajo a este proyecto ?

El hecho de que Diarios de motocicleta revela la geografía física y humana de Latinoamérica y de que, al mismo tiempo, es una extraordinaria historia sobre el

proceso de maduración de dos jóvenes que encuentran su sitio en el mundo. Diarios de motocicleta puede considerarse un rito de iniciación, un viaje a través

de un continente que definirá la esencia - tanto en el plano emocional como en el plano político - de quiénes serán estos jóvenes en el futuro.

¿ Por qué eligió a José Rivera para escribir el guión ? ¿ Colaboraron mucho en la escritura ?

De todos los escritores con los que me reuní para el proyecto de Diarios de motocicleta, José me pareció el que más claro tenía cómo debía ser este guión. Lo

que le interesaba era humanizar a estos personajes tan singulares. La película trata sobre ocho meses en las vidas de estos dos jóvenes, ocho meses cruciales,

en los cuales se enfrentaron a una realidad totalmente diferente a la que conocían en su Argentina natal; una realidad que les exigió posicionarse y, en última

instancia, decidir qué camino iban a tomar. José entendió esto inmediatamente.

¿ Qué puede decirnos acerca del trabajo de investigación que realizó para esta película ?

Pasamos más de dos años investigando. José y yo nos leímos todas las biografías publicadas de Ernesto Guevara, incluyendo una que, para mí, fue la más

interesante: la del escritor mejicano Paco Ignacio Taibo. Yo fui a Cuba varias veces, a entrevistarme con Alberto Granado - que está hecho un chaval a sus 82

años -, y con la familia de Ernesto Guevara. El apoyo de su viuda, Aleida, y de sus hijos ha sido muy importante para nosotros. Por último, recorrimos también

el itinerario del viaje original y realizamos exhaustivas búsquedas de exteriores en Argentina, Chile y Perú, recorriendo Patagonia, atravesando los Andes y el

desierto de Atacama, adentrándonos en la cuenca del Amazonas y finalmente visitando la leprosería de San Pablo, cerca de Iquitos, en Perú.

¿ Qué historia cuenta la película ?

Diarios de motocicleta es la historia de dos jóvenes que se adentran a la aventura en un continente que desconocen, y de cómo su viaje se convierte en un

viaje de autodescubrimiento. Es una película sobre las opciones políticas y emocionales que adoptamos en la vida. También es una película sobre la amistad y

la solidaridad. Por último, la película habla también de la necesidad de encontrar el lugar de uno en el mundo, un lugar por el que merezca la pena luchar.

¿ Considera que su película es un documental ?

Diarios de motocicleta es una película inspirada por acontecimientos reales, sucedidos en el año 1952 en las vidas de Ernesto Guevara y Alberto Granado. No

es, por lo tanto, un documental de esa aventura. La película intenta recuperar el espíritu original del viaje de nuestros protagonistas en La Poderosa. Los

encuentros que Alberto y Ernesto hicieron en su camino dieron forma a su viaje. Yo he intentado que esto quede reflejado en la película. En sitios como Cuzco

o Machu Picchu, por ejemplo, animamos a los actores a que se relacionaran con la gente que se encontraban, igual que Alberto y Ernesto habían hecho hace

medio siglo. Este material, totalmente improvisado, se entreveró después con el guión de José Rivera, más estructurado.

¿ Qué impacto cree que tuvo este viaje en la carrera política posterior de Guevara ?

Diarios de motocicleta es una película sobre Ernesto Guevara antes de convertirse en « el Che ». Esta definición, por cierto, no es mía; fue Camilo, su hijo, quien

la acuñó. Por otro lado, Alberto nos repitió en muchísimas ocasiones que el viaje había sido decisivo para su futuro. No hay que olvidar que era la primera vez

que se aventuraban por Latinoamérica. En el viaje, se vieron confrontados por vez primera con la herencia de la cultura inca, y entraron en contacto con los

trabajos teóricos de pensadores latinoamericanos como Mariategui, por ejemplo. No cabe duda de que experiencias tan extraordinarias y variadas como las

que vivieron les obligaron a replantearse su concepción del mundo que les rodeaba.

¿ Podría describir las personalidades de Guevara y de Alberto en la época? ¿Por qué quisieron emprender este viaje ?

Cuando la película empieza, Alberto tiene 29 años, vive en Córdoba, Argentina, trabaja en un hospital y no se siente totalmente a gusto con el trato que

reciben los pacientes. Alberto lleva años soñando con hacer este viaje por Latinoamérica, y está empeñado en conseguirlo antes de cumplir los 30. Su

hermano Tomás tiene un amigo íntimo, Ernesto, y Alberto le propone que se venga con él.

Cuando salen de Buenos Aires, en enero de 1952, Ernesto tiene 23 años. Su familia es de clase media alta, pero su curiosidad y sus intereses van mucho más

allá de los límites que su situación social imponía normalmente. Ha leído mucho, ha viajado por Argentina en un velomotor. Tiene asma, y esto ha sido un

problema constante desde que era muy joven, pero ha aprendido a combatir la enfermedad. Está estudiando medicina; de hecho, cuando decide irse con

Alberto no le queda mucho para acabar sus estudios.

¿ Podría describirnos los distintos países y los exteriores que visitó para la película ? ¿ Hasta qué punto ha utilizado los escenarios originales ?

Hemos filmado en más de treinta lugares de Argentina, Chile y Perú. Hemos soportado temperaturas por debajo de cero en los Andes, y superiores a 45

grados en el Amazonas. En la medida de lo posible, hemos usado los lugares que Ernesto y Alberto visitaron realmente. En realidad, muchos de los lugares

más remotos apenas han cambiado con lo que llamamos « progreso ». Cuando no pudimos filmar en un sitio, intentamos encontrar alternativas que fuesen

muy similares a los lugares que nuestros protagonistas recorrieron con La Poderosa. En este sentido, ha sido crucial la exhaustiva labor de investigación de

nuestro diseñador de producción, Carlos Conti.

¿ Cuáles fueron los momentos más duros del rodaje ? ¿ Y qué momentos destacaría ?

Para mí, la parte más fascinante del viaje fue la que se centra en la leprosería de San Pablo, en pleno Amazonas. Ernesto y Alberto pasaron allí más de tres

semanas en contacto con una realidad drásticamente diferente de todo lo que habían encontrado hasta entonces. Varias de las personas que representan el

papel de leprosos en la película son antiguos pacientes del establecimiento ; esto aporta un plus de seriedad y densidad a nuestro trabajo. Por otro lado,

filmar en el Amazonas es extraordinariamente duro, debido al calor, la humedad, la imposibilidad de predecir el tiempo. Tienes que aceptar que la naturaleza

que te rodea es más fuerte que todos los recursos de que dispongas. No te queda más remedio que plegarte a ello y aceptar agradecido los dones que los

dioses de la cinematografía quieran concederte cada día.

Critica Diarios de Motocicleta, David Garrido Bazan, labutaca.net

En busca de su destino: El hombre detrás del mito “El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina, el que las ordena y pule, yo,

no soy yo, por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra ‘Mayúscula América’ me ha cambiado más de lo que creí.”

Ernesto Guevara, "Notas de viaje" Hacer una película sobre un personaje histórico siempre entraña sus riesgos, pero si el personaje en cuestión alcanza la

categoría de leyenda o mito fuertemente instalado en el imaginario colectivo, éstos sin duda se multiplican. En 1952, un inquieto joven a punto de

recibirse de médico y procedente de una acomodada familia burguesa argentina llamado Ernesto Guevara se lanzó, con su amigo Alberto Granado, a uno

de esos viajes aventureros que, a medio camino entre la inconsciencia y la aureola de lo épico, les llevó a recorrer gran parte del continente

sudamericano en una polvorienta fuga hacia el norte que les llevó de Buenos Aires a Caracas (más de 10.000 Km.) a lo largo de siete meses. Un viaje que

comenzó como una aventura juvenil y que acabó resultando en una esencial toma de conciencia que, con el tiempo, convertiría al joven Ernesto en el

revolucionario 'Che' Guevara que triunfaría en Cuba y que encontraría la muerte en Bolivia, siguiendo los dictados de esa convicción ideológica, apenas

quince años después de los hechos que se narran en la película.

Walter Salles, que ha demostrado en sus trabajos anteriores como director ("Midnight", la estupenda "Estación Central de Brasil" y la tristemente inédita

entre nosotros "Un Abril despedazado") o como productor ("Ciudad de Dios", "Madame Satã") ser un autor con una clara conciencia social de la

problemática de su país, Brasil, y, por extensión, de los endémicos males que afectan a todo el continente sudamericano, ha contado con apoyos

procedentes de varios países (y muy especialmente de Robert Redford a través de su Instituto Sundance) para construir este relato de un viaje iniciático

que tiene la gran ventaja de ser sumamente fiel a sendos textos literarios escritos en su momento por los dos protagonistas de la historia, lo que le

permite esquivar casi en todo momento la tentación del retrato laudatorio del que más adelante se convertirá en leyenda y mostrar aquel viaje como lo

que verdaderamente fue: un deslumbrante descubrimiento en el que la realidad, con toda su carga de crudeza, terminó por imponerse a las lógicas

ganas de divertirse de este par de bohemios y jóvenes viajeros.

Y es que el verdadero acierto de la película de Salles, magníficamente rodada en un tono en el que predomina la nerviosa, inmediata mirada del

documental pero que no por eso deja de lado, ni mucho menos, la construcción clásica del relato, está precisamente en aprovechar la misma estructura

narrativa con la que el propio Guevara dejó constancia de sus impresiones en sus "Notas de viaje", tomadas a lo largo de aquella peripecia:

Salles alterna la aplicada construcción de sus personajes y la enumeración de las anécdotas, a menudo rayanas en la picaresca, de estos dos chavales con

ganas de marcha con la a veces brutal forma en la que descubren la realidad de su continente: pobreza, enfermedad, injusticia social para con los

desposeídos o los indígenas, ignorancia... pero también la apabullante belleza, la dignidad y la solidaridad de un pueblo que, según las palabras del

propio Guevara casi al final de su viaje, “constituye una sola raza mestiza que desde México hasta el Estrecho de Magallanes presenta notables

similitudes”. Una idea, la de esa sólida conciencia panamericana, que sin duda comparten director y protagonista.

"Diarios de motocicleta" se detiene lo suficiente en los preparativos del viaje y en las primeras anécdotas para que nos familiaricemos con sus dos

protagonistas. Por un lado está Alberto Granado, una especie de vividor idealista, motor de la idea del viaje y contrapunto a veces práctico, a veces

incluso cómico, de la insobornable determinación de su compañero de viaje Ernesto Guevara tanto a la hora de defender sus sentimientos románticos

como para atender a un enfermo, expresar con absoluta libertad sus opiniones o socorrer, en la medida de sus posibilidades y a veces a costa de la

comodidad de ambos, a quien lo necesita. La película se configura así como una especie de road movie de factura clásica – y más cercana al gusto de

Hollywood que anteriores trabajos de Salles, no en vano detrás de ella está la mano de Redford – en la que, en un principio, ambos se preocupan mucho

más de cuestiones relacionadas con el amor, el sexo y la continua falta de dinero para comer o para reparar esa vetusta moto Norton (apodada, un tanto

jocosamente, La Poderosa) que de esa otra cara del continente que recorren y que, a partir de la estupenda escena del encuentro con la pareja de

comunistas perseguidos en el desierto de Atacama en Chile, se hace dolorosamente presente para no abandonar ya a ambos en su viaje, que se

transforma sutilmente en algo mucho más serio.

Y, sin embargo, Salles no incide demasiado en esta lectura, no pierde de vista nunca la cara más humana de sus protagonistas sino que, más bien al

contrario, deja que sea esa realidad la que poco a poco vaya imponiéndose: la estupenda secuencia en la que ambos deambulan por el Machu Picchu,

entre las ruinas de la civilización inca, la forma en la que se relacionan con aquellos que van encontrando en su camino o la mirada con la que el futuro

revolucionario va descubriendo la miseria (la hermosa secuencia en la que observa, mientras disfruta de su viaje en barco por el río, la pobre barcaza en

la que son remolcados los que no pueden permitírselo) o la injusticia a veces hipócrita (a ese respecto son reveladores los choques con las monjas en la

leprosería que a ratos rozan lo surrealista) son elementos que, poco a poco, conforman un retrato entre antropológico y sociológico de esa

Latinoamérica que uno intuye que, por desgracia y pese a todo, no ha cambiado demasiado de los años cincuenta a la actualidad.

Gael García Bernal compone un retrato convincente del futuro 'Che', reflexivo e introspectivo pero en el que uno puede hacerse una buena idea de las

claves de esa arrolladora personalidad que después forjará una leyenda, pero es un estupendo Rodrigo de la Serna quien, con su tierno y entrañable

Alberto Granado, se convierte en la verdadera revelación de la película: la química entre ambos es incuestionable y alcanza momentos de tal complicidad

que es imposible no disfrutar con esa amistad ribeteada de emoción, momentos duros y, por supuesto, diversión – no hay que perderse la forma en la

que Salles aprovecha el recurso de guión de esos quince dólares para mostrar la forma en que evoluciona el sentir de Ernesto – que sin duda es la

columna vertebral de esta película a la que, si hay algo que achacarle, es que ceda en algún momento a la tentación del retrato heroico – sobra, por

innecesaria y por romper el tono sobrio del relato, la escena del cruce del río a nado, que además no figura en el libro de Guevara –, pero de la que sin

duda quedará en la mente del espectador la forma en la que cobran el protagonismo que se merecen, tanto en la mente del espectador como en el

ideario del joven Guevara (“No sé que voy a hacer, este viaje me ha cambiado muchas cosas”, admite en su despedida) las vidas de todas esas personas

con las que se han cruzado en su aventura, algo que queda demostrado de manera inequívoca en esos contundentes retratos en blanco y negro con los

que Salles – retomando y ampliando una estupenda idea de "Ciudad de Dios" – cierra su película.