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21 HISTORIA Y ESTRUCTURA ECONÓMICA ARGENTINA 2015 SONDEO SOBRE ORÍGENES Y EXISTENCIA DE LA DEMORA

La etapa de la demora. Bruno Battaglia

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Etapa de la demora entre la 1er Guerra Mundial y la crisis del 30

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Page 1: La etapa de la demora. Bruno Battaglia

HISTORIA Y ESTRUCTURA ECONÓMICA ARGENTINA

2015

SONDEO SOBRE ORÍGENES Y EXISTENCIA DE LA DEMORA

Bruno Battaglia

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Page 2: La etapa de la demora. Bruno Battaglia

ÍNDICE

2 Prólogo

3 Influencia internacional en la formación de la estructura productiva

8 Distribución de tierras e ingreso

11 Estructuración social y política derivada de la matriz productiva adoptada

13 La etapa de la discordia

16 Visiones alternativas de la etapa de demora

19 Epílogo

21 Bibliografía

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Page 3: La etapa de la demora. Bruno Battaglia

PRÓLOGO

Este resumido trabajo tiene como objetivo indagar brevemente sobre algunas

de las visiones respecto de una fase puntual del desarrollo argentino. Se basa

en la etapa definida como Demora por los autores Guido Di Tella y Manuel

Zymmelman1. Este proceso, si bien se desarrolla en un lapso de tiempo más o

menos definido, sirve en realidad de enlace o vínculo entre las etapas que lo

anteceden y aquellas posteriores. Se la caracterizó por una contracción de la

inversión, conectada con el desarrollo de la frontera, en particular de la

inversión extranjera, y una detención en la evolución de la posición relativa

entre la agricultura y la industria2.

La era que es centro de este trabajo está aproximadamente definida entre el

comienzo de la Primera Gran Guerra y la Gran Crisis que se desató ese martes

negro de 1929 y tuvo su culminación durante 1930 y gran parte de toda esa

década.

Luego de hacer un repaso por la tesis de Di Tella & Zymmelman, creí

adecuado proponer una visión alternativa, para lo cual elegí el texto de Carlos

Díaz Alejandro, con la intención de exponer cierto contraste. Para finalizar,

realizo un escueto análisis sobre mi interpretación en vista de las teorías

expuestas.

1 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975. 2 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975. (P.34)

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INFLUENCIA INTERNACIONAL EN LA FORMACIÓN DE LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA

La posición asumida y ejecutada por Argentina en la división internacional

del trabajo, como proveedor de –casi exclusivamente- alimentos a los países

ya insertos en la Revolución Industrial, llevó a una supeditación casi extrema

respecto a los avatares económicos mundiales. Esto no quiere decir, por

supuesto, que factores internos no hayan potenciado, retrasado o acelerado el

desarrollo de la estructura productiva característica del país de fines del siglo

XIX. Al mismo tiempo, suplía su demanda de manufacturas con producción

inglesa.3

Como colonia española, enfrentó un tipo de colonización distinta a la del resto

de países de dicha corona, caracterizadas por la explotación de recursos y uso

de mano de obra esclava casi en su totalidad. La lejanía respecto de la

extracción de metales preciosos, junto con las políticas españolas que

impedían el intercambio con otros puertos, derivaron en una situación de

desamparo.4

Fue la abundancia de ganado lo que dio el puntapié inicial para transformar

esas condiciones:

..en poco tiempo se poblaron las llanuras de animales capaces de

ofrecer sustento (carne) y artículos de valor (cuero y grasa). Ambas

cosas permitieron el asentamiento definitivo de la población

española, atrajeron a los indios del interior y originaron al gaucho..5

A pesar del monopolio de Lima del comercio marítimo impuesto por España,

los primeros pobladores de lo que es hoy el territorio litoraleño supieron

sobrevivir recurriendo al contrabando –antecedentes quizás de gran desapego

a las leyes- llegando incluso a presionar y conseguir, en ocasiones, permisos o

cuotas para exportar mediante el puerto de Buenos Aires. Hay que tener en

cuenta que, sin la posibilidad de realizar intercambios comerciales, el territorio

3 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975. (P.46 y 51)4 ASENSIO, Miguel Ángel: “Argentina y los otros”, Corregidor, Buenos Aires, 1996. (P17 y P36)5 GIBERTI, Horacio: Historia Económica de la ganadería argentina, Raigal, Buenos Aires, 1954. (P14).

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Page 5: La etapa de la demora. Bruno Battaglia

porteño carecía totalmente de riquezas a explotar. Buenos Aires era entonces

nada más que un centro comercial derivado del intercambio español con las

regiones norteñas donde se asentaba una floreciente población.6

Cuando el cuero pasa a valorizarse mucho por el comercio, finaliza la

preponderancia de las vaquerías, y gradualmente nace la estancia colonial,

como la primera unidad económica de producción importante en el territorio.7

El debilitamiento de las explotaciones minera de Lima y, posteriormente Potosí,

el ímpetu de la Revolución Industrial que comenzaba en Inglaterra, y la

decadencia de España en todo el mundo, fueron cimentando las bases de la

ganadería durante la segunda mitad del siglo XVIII. Durante las primeras

décadas del siglo XIX, y luego de lograda la independencia, el país comienza a

incorporarse a la órbita económica de Inglaterra y su incontenible expansión: lo

que Gran Bretaña no pudo conquistar militarmente, lo hizo económicamente.8

En cuanto a la integración de la economía mundial, ésta aceleró la

transformación y diversificación de sus estructuras económicas y aumentó el

ritmo de desarrollo. La importación de alimentos y materias primas a precios

más baratos que los producidos internamente provocó la disminución de la

importancia del sector primario dentro de sus economías y el traslado

acelerado de la mano de obra hacia actividades industriales y servicios de más

alta productividad que las primarias.9

Puede definirse al país del siglo XIX como un espacio abierto, caracterizado

por vastos territorios casi deshabitados, alejados de los circuitos comerciales

mundiales y con un inmenso potencial de recursos naturales. En el caso

puntual de Argentina, el recurso abundante era la tierra. Dentro de la categoría

de espacio abierto también se encontraban regiones como Estados Unidos,

Australia y Canadá. Pero es primordial diferenciar el tipo de colonización a que

fue sometido cada uno.10

6 GIBERTI, Horacio: Historia Económica de la ganadería argentina, Raigal, Buenos Aires, 1954.(P15, P17, P24 Y P29)7 FERRER, Aldo: “La economía argentina”, FCE, Buenos Aires, 1980. (P43)8 ASENSIO, Miguel Ángel: La economía argentina como incógnita, EUDEBA, Buenos Aires, 1988. (P80 A 82).9 FERRER, Aldo: “La economía argentina”, FCE, Buenos Aires, 1980. (P102)10 ASENSIO, Miguel Ángel: “Argentina y los otros”, Corregidor, Buenos Aires, 1996. (P16 a 17)

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Es de remarcar el contexto económico mundial en el que se desenvuelve el

territorio actual de Argentina en las décadas anteriores a lograr su

independencia. Inglaterra tenía como premisa la búsqueda de nuevos

mercados para sostener su prodigioso crecimiento. La idea de expandir

mercados era la de conseguir dónde colocar sus manufacturas y, a su vez,

conseguir los alimentos que necesitaba. Resulta esclarecedor un pasaje de

Gerchunoff & Llach:

La omnipresencia inglesa era una forma novedosa de

imperialismo. Aun en aquellas regiones donde el dominio

económico convivía con la tutela política, la relación entre la

“metrópoli” y la “colonia” era distinta que en el viejo modelo de

imperialismo (como el español del siglo XVI, por ejemplo). Las

colonias ya no eran solamente una fuente de materias primas

y minerales preciosos cuya importancia estratégica era al

menos tan apreciada como la económica. Para Inglaterra, lo

crucial era la disponibilidad de mercados para exportar su

producción y su capital, y no tanto el dominio político (aunque

éste fuera, desde luego, apreciado). La experiencia inglesa

hizo que el imperialismo comenzara a ser visto cada vez más

como una consecuencia de hechos económicos..11

Durante ese siglo XIX el país recibe formidables inversiones inglesas,

destinadas a asegurarse la producción argentina al menor costo posible. De

esta forma en la segunda mitad del siglo comienzan a cimentarse las primeras

líneas de ferrocarril, imprescindibles para la extensión de la frontera ganadera.

Fue en gran medida precisamente la expansión territorial la que abonó las

expectativas de obtener ganancias por parte de los inversores, sobre todo en lo

que refiere al sistema de transporte necesario para trasladar la producción a

Europa.12

Con la iniciativa extranjera se formó el capital social básico, necesario para,

en definitiva, extraer lo que los extranjeros pretendían. La prioridad era

11 GERCHUNOFF, Pablo y LLACH, Lucas: El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas, Ariel, Buenos Aires, 2007. (P18)12 ASENSIO, Miguel Ángel: “Argentina y los otros”, Corregidor, Buenos Aires, 1996. (P57 a 58)

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construir un sistema de transporte y comunicaciones, junto con otros servicios

públicos esenciales. La mayor entrada de capitales extranjeros se da a partir de

la década de 1880. La elección de esta fecha tiene varias razones, que

concurrieron a ese fin. Entre ellas hay que nombrar los avances en materia de

transporte marítimo, entre los que estaban aquellos relacionados a los puertos

y al mejor método para poder transportar carne al Viejo Continente. Otra

cuestión fundamental fue la consolidación del país desde lo territorial –luego de

la Campaña del Desierto- y su pacificación política. Fue el gobierno de Roca el

que puntualmente recibe el gran salto en las inversiones extranjeras,

constituyendo el motor de expansión durante varios años, además de resultar,

en gran parte, el modelador de la estructura a que se había de sujetar la

economía argentina13.

La relativa escasez de población en el territorio hizo que sea necesaria la

incorporación tanto de capitales como de población. Con muchas tierras, el

país necesitaba trabajadores, capital, organización empresarial y tecnología. La

posibilidad de grandes ganancias atrajo inversiones, casi todas del extranjero.

Los gastos estatales fueron mínimos, y se destinaron a la expansión de la

frontera contra el indio y, en algunas ocasiones, a simplemente mantener las

posiciones ya conseguidas.14

Durante el lapso entre los años 1880 y 1914 el capital social básico había sido

instalado casi en su totalidad, finalizando así la etapa del

Preacondicionamiento. Éste es el nombre que recibe una de las etapas que

utilizan Di Tella – Zymmelman para caracterizar la historia económica

argentina. Es una adaptación del esquema de clasificación propuesto por

Rostow15, por el cual las economías atraviesan –de forma general- una serie de

etapas en su crecimiento. Puntualmente, en la etapa de formación de las

condiciones previas para el despegue, el país en cuestión recibe una fuerte

intrusión externa de sociedades más adelantadas que modificarían totalmente

las estructuras tradicionales que persisten en esa sociedad.16

13 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P14, 51, 60).14 ASENSIO, Miguel Ángel: “Argentina y los otros”, Corregidor, Buenos Aires, 1996. (P29 Y 48)15 ROSTOW, W. W., “Las etapas del desarrollo económico”, FCE, 1974.16 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975. (p30 y 31).

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Podemos decir entonces que las potencias industriales buscaban en los países

periféricos no sólo alimentos, sino también receptores de manufacturas y

también la oportunidad de obtener ingentes rentas al aprovechar la dinámica

producción de bienes primarios. Fueron las líneas de ferrocarril las que

transformaron realmente el tipo de desarrollo posterior, orientado ya a la

exportación y los puertos. Sin ellos, y ante la pasmosa inexistencia de caminos

rurales, el agricultor quedaba totalmente fuera de la posibilidad de integración17.

17 ASENSIO, Miguel Ángel: “Argentina y los otros”, Corregidor, Buenos Aires, 1996. (P57 a 59)

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DISTRIBUCIÓN DE TIERRAS E INGRESO

El elemento condicionante fundamental de la distribución del

ingreso entre los distintos sectores sociales participantes en el

proceso productivo fue la concentración de la propiedad de la

tierra de la zona pampeana en pocas manos18.

Gradualmente –y ayudado luego también por la apertura comercial de la

Independencia- comienza a ser impulsado el salado de carnes, que utiliza lo

que hasta ese momento era un subproducto inútil del cuero y la grasa: la carne.

Esta nueva actividad valorizó mucho más las cabezas de ganado existentes,

llevando a un intensivo proceso de apropiación. 19

La expansión de fronteras, durante el siglo XIX, se dio simultáneamente con la

apropiación de grandes extensiones por parte de grupos reducidos,

aprovechando siempre su cercanía con el poder de turno. También hay que

considerar, además del tamaño, la calidad y distancia del puerto de cada

campo. A mediados del siglo XIX, ya se había consumado el proceso de

apropiación privada de las mejores tierras y con las ubicaciones más

destacadas en la zona pampeana. La clase ganadera terrateniente va ya

marcando su enfrentamiento con los comerciantes monopolistas tradicionales,

en su afán de conseguir total libertad para comerciar con otros puntos fuera de

los impuestos por la corona durante mucho tiempo20.

Nuevamente citando a Ferrer:

Este grupo se orientó, en respuesta a sus intereses inmediatos y

a los de los círculos extranjeros (particularmente los británicos) a

los cuales se hallan vinculados, hacia una política de libre

comercio opuesta a la integración de la estructura económica del

país mediante el desarrollo de los sectores industriales básicos

y, naturalmente, opuesta también a cualquier reforma del

régimen de tenencia de la tierra. La gravitación de este grupo no

18 FERRER, Aldo: “La economía argentina”, FCE, Buenos Aires, 1980. (P132)19 GIBERTI, Horacio: Historia Económica de la ganadería argentina, Raigal, Buenos Aires, 1954. (P50)20 GIBERTI, Horacio: Historia Económica de la ganadería argentina, Raigal, Buenos Aires, 1954. (P52, 52, 68, 109, 110)

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Page 10: La etapa de la demora. Bruno Battaglia

llegó a impedir el desarrollo del país en la etapa de la economía

primaria exportadora, dada la decisiva influencia de la expansión

de la zona externa y la posibilidad de seguir incorporando tierras

de la zona pampeana a la producción. Sin embargo, después de

1930, cuando las nuevas condiciones del desarrollo del país

exigían una transformación radical de su estructura económica,

la permanente gravitación del pensamiento económico y la

acción política de ese grupo constituyó uno de los obstáculos

básicos al desarrollo nacional.21

Se apuntala, mediante el reparto de tierras, la hegemonía de la clase

terrateniente. También hay que tener en cuenta que el predominio de una

economía pastoril impidió el desarrollo de la clase media, que existió donde

hubo mayor diversificación de actividades, como en el norte y Cuyo. Luego de

la caída de España, la independencia nacional y el ingreso de la producción

local en la órbita inglesa mediante la venta de cueros, grasa y tasajo a colonias,

es indispensable para afianzar posiciones poder llegar a la posesión efectiva

de las tierras. Emerge gradualmente el rodeo como método para el desarrollo

ganadero, ligado éste a las estancias ya mencionadas. 22

Durante la etapa de Preacondicionamiento, se pasa en pocos años de la

exportación de lanas, sebos, cueros, carnes saladas y otros derivados de la

ganadería a la exportación en gran escala de productos agrícolas que antes ni

se producían. Además, se incrementó la producción de los ya tradicionales23.

Fue tal la influencia de la concentración de la propiedad, que incluso perturbó el

nivel de remuneraciones de aquellas actividades que se desarrollaban en las

ciudades: esto se dio tanto por el aumento de mano de obra ociosa desplazada

del campo, lo cual reducía el salario ante el exceso de oferta de trabajo, y

también determinó bajos salarios en actividades alternativas a realizar en los

campos por la imposibilidad de acceder a tierras.24

21 FERRER, Aldo: “La economía argentina”, FCE, Buenos Aires, 1980. (P113 Y 114)22 GIBERTI, Horacio: Historia Económica de la ganadería argentina, Raigal, Buenos Aires, 1954. (P67 y 68)23 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P40)24 FERRER, Aldo: “La economía argentina”, FCE, Buenos Aires, 1980. (P132Y 133)

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El régimen de tenencia de la tierra perjudicó la posibilidad de una expansión

más acelerada de la producción agropecuaria, además de impedir el desarrollo

de grupos de pequeños propietarios, como así también la capacidad del sector

de absorber mano de obra. La mala distribución de terrenos no fue sólo en el

aspecto cuantitativo, sino también respecto a la calidad de las tierras. Aquellas

cercanas al Litoral eran no sólo altamente productivas, sino que también

estaban mucho más conectadas con los ferrocarriles y puertos, respecto de las

marginales.25

La expansión agrícola fue un instrumento para el mejoramiento de la tierra, ya

que se la adaptaba para pastos blandos mediante el uso del sistema de

arrendamientos: los trabajadores que recibían los campos, debían entregarlos,

en pocos años, con alfalfa sembrada. Este sistema fue complementario al

refinamiento de ganado vacuno y evolución hacia una etapa superior de la

economía pecuaria. Pero en términos sociales y distributivos, es inferior al

modelo anglosajón, en el cual existe una pequeña propiedad y explotación

agrícola y familiar.26

25 FERRER, Aldo: “La economía argentina”, FCE, Buenos Aires, 1980. (P138)26 ASENSIO, Miguel Ángel: “Argentina y los otros”, Corregidor, Buenos Aires, 1996. (P39)

10

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ESTRUCTURACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA DERIVADA DE LA MATRIZ PRODUCTIVA ADOPTADA

La estructura social del sector agropecuario es resultado directo de la

concentración de tierras y de la difusión del sistema de arrendamiento. La

amplísima mayoría de las personas dedicadas a la agricultura correspondía a

trabajadores sin tierra, medieros, arrendatarios y pequeños propietarios. Fue

así que el régimen de tenencia de tierras impidió la formación de una clase

media de productores, lo que hubiera permitido el uso de mejores técnicas y

maquinarias que lleven a un aumento de la productividad.27

Otra cuestión importante fue el desapego de las clases terratenientes por

reinvertir sus rentas en los campos. Tampoco invertían los arrendatarios, poco

incentivados a hacerlo en terrenos que no eran de su propiedad.28

Desde un punto de vista algo diferente o atenuado, Gerchunoff & Llach

sostienen que la apropiación de tierras prosperó, en gran medida, debido a que

en el momento de repartirse no valían absolutamente nada y eran

despreciadas. Ser dueño de grandes extensiones no valía entonces la pena.

También afirman que quizás la gran concentración de tierras no fue una

situación tan ineficiente productivamente, como suele afirmarse. 29

Yendo puntualmente a la distribución del ingreso, en las zonas rurales las

condiciones de trabajo eran paupérrimas, pese a los grandes ingresos de sus

propietarios; con el tiempo, estas desigualdades tendrían un efecto no

deseado: el sector rural sería identificado por décadas con la “oligarquía

terrateniente” y cualquier medida de política económica que favoreciera al

campo sería considerada contraria a los intereses de la población más pobre30.

Como corolario de esta sección, tomo de Di Tella – Zymmelman:

27 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P67, 68 y 69)28 ASENSIO, Miguel Ángel: “Argentina y los otros”, Corregidor, Buenos Aires, 1996. (P55)29 GERCHUNOFF, Pablo y LLACH, Lucas: El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas, Ariel, Buenos Aires, 2007.(P32)30 GERCHUNOFF, Pablo y LLACH, Lucas: El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas, Ariel, Buenos Aires, 2007.(P33)

11

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..en el período en que quedó finalizado en su trazado

fundamental el capital social básico de la Argentina, se

estructuró alrededor del comercio internacional, con una

marcada especialización en su producción y un alto grado de

apertura. Este hecho colocó al país en una situación de

dependencia estrecha e inmediata con respecto a la economía

mundial, y lo puso a merced de las oscilaciones de los precios

internacionales y de los niveles de sus importaciones y

exportaciones. Todas las crisis de los treinta y cinco años que

estamos estudiando están en estrecha relación con el curso

seguido por la balanza de pagos y, más específicamente, con

el impacto producido en la economía por las oscilaciones

desfavorables de la relación de intercambio y por la

disminución de los valores y volúmenes exportados31.

31 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P51)

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LA ETAPA DE LA DISCORDIA

Di Tella & Zymmelman sostienen fundamentalmente que al llegar al momento

de la Primera Guerra Mundial, el país estaba preparado técnicamente para

empezar la industrialización, pero que no fue posible debido a la resistencia

social y actitudes negativas hacia este nuevo sector. El comienzo de ese

camino habría sido posible, entonces, sólo luego de la crisis de 1930, que

desplazó recursos desde el sector agrícola hacia el industrial, teniendo en

cuenta la enorme baja en el comercio mundial32.

La economía se “distrajo” con la mejora temporal en términos de intercambio

que se dio durante los años inmediatamente anteriores a la crisis de 1930 –

debido a la declinación de los precios de importaciones frente a cierta

estabilidad de los de exportación-, que había llevado a percepción errada

acerca de la tendencia futura y a insistir en un modelo primario otrora exitoso.

Fue por los años 30 que también se daba una acentuada variación negativa de

los términos de intercambio entre los productos agrícolas argentinos y las

manufacturas importadas. Este cambio trae aparejado un impulso hacia la

promoción de producciones industriales, con el fin de sustituir importaciones. 33

Según los autores, fue necesaria la Gran Crisis para poder finalmente debilitar

la posición de los terratenientes, reestructurando así el poder político: las

condiciones económicas demasiado favorables suelen engendrar la

complacencia colectiva, mientras que el desafío proveniente de la existencia de

condiciones desfavorables provoca una respuesta saludable en todo el cuerpo

social, siempre que exista un mínimo de madurez social y económica.

Retomando lo relativo a las tierras, resaltan su mala distribución como

problema esencial al momento de movilizar recursos hacia el sector industrial,

al haber consolidado el dominio y la supremacía de una poderosa clase

terrateniente. Otro punto tiene que ver con el atasco de la expansión horizontal,

32 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P67)33 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P73)

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Page 15: La etapa de la demora. Bruno Battaglia

ya en su límite; ésta expansión fue uno de los motores principales en el

crecimiento de la etapa comenzada en 1880. 34

La especialización de la estructura productiva, que tuvo gran éxito durante

décadas, también fue la raíz de las dificultades sufridas a partir de 1914. El

hecho de ligarse casi totalmente a la demanda externa de productos agrícolas,

exponía la economía a los avatares internacionales. Asimismo, el crecimiento

mundial durante la etapa agroexportadora derivó en un gigantesco aumento de

la demanda de alimentos, desplazando precios a favor de la agricultura de

países proveedores como Argentina.35

Tomando de Ferrer:

Las causas de la correspondencia entre especialización en la

producción primaria y subdesarrollo han sido suficientemente

bien exploradas en la literatura contemporánea sobre el

desarrollo económico. En la medida en que el cauce fijado para

la integración mundial propició la especialización en la

producción primeria y obstaculizó la diversificación de las

estructuras económicas y la industrialización de los países

“periféricos”, se convirtió en uno de los factores fundamentales

que, después de un primer impulso inicial, frenó el desarrollo de

sus economías. Los procesos acumulativos típicos del

desenvolvimiento económico contribuyeron a reforzar las

tendencias puestas en marcha por los impulsos iniciales36.

El aumento de la calidad de vida de las sociedades europeas, junto con un

crecimiento poblacional aminorado en su ritmo, habrían menguado en gran

medida la tendencia al aumento de esa demanda, encauzando ahora su

consumo hacia manufacturas de origen industrial. Además, también evolucionó

el consumo local, hacia mayor proporción de bienes manufacturados en

relación a los alimentos: desde 1900 a 1910 las exportaciones aumentaron a

34 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P67)35 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P68)36 FERRER, Aldo: “La economía argentina”, FCE, Buenos Aires, 1980.(P103)

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Page 16: La etapa de la demora. Bruno Battaglia

un ritmo menor que las importaciones, lo cual presionaba ya la balanza

comercial. Fue de esta manera que cambió totalmente la composición del

comercio internacional. Se terminaba la etapa del comercio multilateral, y se

iba hacia acuerdos bilaterales. 37

La estratificación social resultó en una conducta anacrónica de los

empresarios agrícolas, empecinados todavía en continuar en los intentos

exclusivamente agrícolas. No sólo habrían estado motivados por el lucro, sino

también en un enfrentamiento vedado con los nuevos grupos sociales urbanos

que surgían en el país. 38

37 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P68 y 69)38 DI TELLA, Guido y ZYMMELMAN, Manuel: “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Buenos Aires, 1975.(P84)

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VISIONES ALTERNATIVAS DE LA ETAPA DE DEMORA

Desde otro punto de vista, Carlos Díaz Alejandro tiene una postura crítica

respecto a la tesis inaugurada por Di Tella & Zymmelman, que sostenían que la

desaceleración del crecimiento en ese lapso fue causado por el fracaso de las

autoridades en estimular la industria mediante políticas económicas. Resulta

interesante la opinión respecto a otras particularidades de Argentina en

comparación con otras naciones. En ese orden de cosas, Díaz Alejandro

señala, por ejemplo, la influencia de la población nativa en el territorio

argentino en relación a Australia y Canadá, que prácticamente no poseían

pobladores no europeos. Esta situación no habría colaborado mucho en la

búsqueda de crecimiento económico a nuestro país, dado que generalmente

los nativos tenían aptitudes y niveles educacionales menos propicios para ello

que los inmigrantes europeos. 39

En ese mismo sentido, también marca las particularidades de la inmigración

recibida y la generosidad de la ley con los extranjeros, que demostraban

indiferencia y falta de compromiso en la vida política local, con actitudes

hostiles, lo cual facilitó todavía más la consolidación del poder de grupos

tradicionales. En la caracterización de este grupo, también se desprende de

otros autores, al describir a los grandes terratenientes como personas nada

apáticas, sino muy por el contrario, liberales que procuraban constantemente el

crecimiento de la economía nacional. Los herederos de esas tierras que

continuaban creciendo en su valor seguramente no estaban motivados a

esforzarse para convertirse en empresarios industriales.40

Uno de los argumentos de Díaz Alejandro es que, si bien durante 1913 y 1917

hubo una ostensible declinación en las exportaciones –debida a la restricción

monetaria europea, malas cosechas y luego el estallido de la Guerra- después

de 1017 las exportaciones y el capital extranjero se recuperaron en el ciclo

39 DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983. (P65 y 66)40 DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983.(P71, 72 y 73)

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1917-1929, en el que incluso los términos de intercambio se mantenían en un

nivel aceptable41.

Según este autor, en el transcurso del período 1917-1929 no hubiera tenido

sentido el cambio sustancial en la matriz económica del país, que abandonase

la orientación que se tenía desde décadas antes de la Primer Guerra Mundial.

Si bien las inversiones inglesas menguaron, tanto así fue en otros países como

Australia y Canadá, que también frenaron su crecimiento en ese momento. El

crecimiento argentino no fue menor que el de otros países importantes. Se

había llegado a una etapa casi final de la gran expansión en ferrocarriles y

territorios propiciada e impulsaba por capitales principalmente británicos, pero

las inversiones desde los Estados Unidos continuaban llegando42.

El autor asiente respecto a que una baja en las exportaciones y la imposición

de aranceles podía derivar en cierta sustitución de importaciones. Esto podía

haberse logrado –teniendo en cuenta la orientación liberal en política en

aquellos años- mediante “una tendencia a la devaluación del tipo de cambio, lo

cual a su vez hubiese movilizado los factores automáticos que favorecerían la

sustitución de importaciones”. Mientras no disminuyera la gran demanda

externa de productos argentinos, no tenía ningún sentido pensar en una

industrialización en una economía plenamente ocupada. Una baja en esa

demanda externa, o problemas para aumentar la oferta, sí hubieran

determinado una expansión del sector sustitutivo de importaciones, aun sin

ninguna intervención gubernamental43.

Considero que el autor tiene el propósito de deslindar responsabilidades a la

conducción de la economía política durante la etapa definida por Di Tella &

Zymmelman como de Demora. Los responsables de las decisiones no habrían

tenido un margen de acción lo suficientemente amplio ni, obviamente,

posibilidades de augurar eventualidades o contingencias afrontadas por casi

todos los países durante esos turbulentos años. No habrían sido entonces los

41 DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983.(P62 y 63)42 DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983.(P72,73 y 74)43 DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983.(P64, 65 y 67)

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defectos a endilgar a los dirigentes la falta de racionalidad económica,

flexibilidad o cintura política, sino que más bien la economía estuvo cautiva de

condiciones inherentes a su desarrollo y origen.

Si la expansión mundial no hubiera sido interrumpida por las recurrentes crisis

mundiales, el cambio en la estructura productiva hubiera apoderado a los

nuevos dirigentes industriales, en desmedro de los tradicionales

terratenientes.44 Incluso afirma que la concentración de la propiedad no fue tal

que pudiera definitivamente dar a los terratenientes un poder oligopólico sobre

todo el país. Según Díaz Alejandro, en la toma de decisiones habría una

especie de trade-off entre eficiencia económica y distribución equitativa

del ingreso: las políticas liberales son una solución económica pero regresiva,

al favorecer a las elites. De esta forma, la eficiencia a largo plazo y una

distribución del ingreso que beneficie al pueblo sólo pueden lograrse mediante

un elaborado sistema fiscal, que no es fácil de conseguir. 45

Como corolario, Díaz Alejandro considera:

Supuesta esta flexibilidad, hubiese sido necesaria una gran fe

en los efectos externos de la industria para favorecer el intento

de reasignar los recursos –mediante políticas gubernamentales

ad hoc- trasladándolos de las actividades agropecuarias,

prósperas en ese momento, a las industrias protegidas. A

menos que se sostenga que las autoridades argentinas

hubieran debido prever la Gran Depresión, o que debieran

haber recurrido a políticas keynesianas en el lapso 1914-1917,

la tesis de la Gran Demora resulta insostenible46.

44 DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983. (P72 y 73)45 DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983. (P73)46 DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983.(P64)

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EPÍLOGO

La intención de este trabajo era apenas realizar un somero análisis sobre

algunas interpretaciones o estudios relacionados a lo que los autores que

seleccioné definen como etapa de la demora. Creo que su conclusión es una

de tantas explicaciones buscadas, por diferentes teóricos, para lograr

comprender qué fue lo que hizo que un país con una proyección tan promisoria

durante décadas, haya no sólo quedado afuera del grupo de países que

compartían sus características esenciales, sino que súbitamente –o no tanto-

esté sumido en el subdesarrollo.47 No creo posible poder lograr un consenso o

acuerdo, siquiera, acerca de cuál era la posición real del país durante las

primeras décadas del siglo XX.

Dentro de algunas posibles explicaciones se encuentra aquella que destaca la

inexistencia de Instituciones adecuadas o apropiadas para el despegue en el

momento oportuno. Entre las interpretaciones, se encuentra la de Díaz

Alejandro, según la cual fue influyente cierta antipatía, resentimiento y

desconfianza hacia los extranjeros, puntualmente los británicos, a pesar de

recibir grandes inversiones y ser parte de su órbita comercial por décadas. En

relación a otros países encumbrados de entonces, como los remanidos

ejemplos de Australia y Canadá, la Argentina tenía una tradición de

independencia política, nacida de las lucha libradas para poder conseguir

precisamente esa independencia. En cambio, las sociedades anglosajonas

habrían adoptado sumisamente su posición dependiente del Reino Unido, con

la ventaja de adoptar casi automáticamente las instituciones, sistemas políticos,

y todo aquello que configuran las “estructuras de encuadramiento”48. Esta

subordinación de los nombrados países -del dominio formal, en contraposición

al dominio informal en el que estaba Argentina- a los designios de Gran

Bretaña en la etapa de su declinación como imperio, les permitió sortear las

crisis y desplazar en parte a países fuera del imperio del comercio.

47 Sirve como botón de muestra, simplemente ver los títulos de las obras que utilicé como referencias: “El ciclo de la ilusión y el desencanto”, “Argentina y los otros. Historia económica del fracaso y el éxito”, “La economía argentina como incógnita”, “Auge y decadencia de la economía argentina”, etc.48 ASENSIO, Miguel Ángel: La economía argentina como incógnita, EUDEBA, Buenos Aires, 1988.

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Considero que no es del todo atinado el circunscribir a un lapso de tiempo

determinado, y las decisiones que en éste se tomaron, la responsabilidad o

culpabilidad respecto de la desviación en la trayectoria del país. Esto también

implicaría el reconocimiento y la identificación exacta tanto de una trayectoria

predefinida como de la estructura perfectamente interpretada, como punto de

partida. Incluso, queda la impresión de que esta etapa no es, para muchos

autores, tan particular o singular como punto de quiebre como sí lo es para Di

Tella & Zymmelman; sin llegar a ser indiferentes, otros estudiosos no rotulan o

distinguen estos años como de desvío rotundo de un camino definitivamente

exitoso, sino simplemente como una etapa más, sujeta a contingencias

internacionales diferentes a las décadas anteriores.

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Page 22: La etapa de la demora. Bruno Battaglia

BIBLIOGRAFÍA

ASENSIO, Miguel Ángel: “Argentina y los otros”, Corregidor, Buenos

Aires, 1996. (P17 y P36).

ASENSIO, Miguel Ángel: La economía argentina como incógnita,

EUDEBA, Buenos Aires, 1988.

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DÍAZ ALEJANDRO, Carlos: “Ensayos sobre la historia económica

argentina”, Amorrortu, Buenos Aires, 1983.

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GERCHUNOFF, Pablo y LLACH, Lucas: El ciclo de la ilusión y el

desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas, Ariel, Buenos

Aires, 2007.

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ROSTOW, W. W., “Las etapas del desarrollo económico”, FCE, 1974.

VAZQUEZ PRESEDO, Vicente: Auge y decadencia de la economía

argentina, Academia Nacional de Ciencias Económicas, Buenos Aires,

1992.

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