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(artículo publicado en RELEA no.9, 1999. Basado en una versión de 1989 preparada para el doctora en
Ciencias Sociales.)
POSITIVIDAD Y METODOS EN LAS CIENCIAS SOCIALES
Enzo Del Bufalo
La experiencia moderna
Cuando Descartes escribió “Discours de la Methode pour bien Conduire sa
Raison et Chercher la Verié dans les Sciences”, lo hizo para deslindar el campo de los
saberes legítimos de aquellos que debían relegarse al ámbito de la charlatanería, de la
superstición. De este modo la razón recobraba su autonomía a partir de ese complejo
articulado de campos de experiencias diferentes, tejido por la tradición hermética del
Renacimiento, donde se mezclaban las matemáticas con saberes mágicos y esotéricos.
Este acontecimiento es similar a la imposición socrática de un método para
rescatar la razón de la mediatización sofista que valoraba su discurso en función del
“quién” y no del “qué”.1 Ambos casos revelan la estrecha alianza entre el devenir de la
razón y la reflexión sobre el método para asegurar el dominio de la razón en la
constitución del sabe científico. La crítica trascendental quiso ser la culminación
grandiosa de este esfuerzo por asegurar definitivamente el campo de la experiencia
posible como el único terreno legítimo del quehacer científico. Pero la solución que
KANT le dio al problema de la experiencia, formulando la posibilidad de juicios
sintéticos a priori dejó insatisfechos a los filósofos y desorientados a los científicos de
la naturaleza, precisamente en un momento en que las ciencias naturales
experimentaban su mayor desarrollo y empezaban a aparecer, en forma independiente,
las ciencias sociales. Por lo tanto, el periodo postkantiano está signado por una
agudización de la preocupación por el método científico que da origen a la moderna
epistemología.
La realidad fenoménica construida mediante los juicios sintéticos a priori
hacia converger la tradición racionalista continental con el empirismo inglés, dando
solución al problema de cómo formular leyes de validez universal a partir de la
experiencia. Pero este modo genial del idealismo trascendental de fundir ambas
tradiciones chocó con el gusto positivista que se iba difundiendo como corolario de los
éxitos de las ciencias empíricas. Así fue que hombres como AVENARIUS y MACH
quisieron formular una versión muy adulterada del criticismo kantiano en sus
reflexiones sobre los principales problemas filosóficos de la física de finales del siglo
pasado. Pero al desvincular la actividad subjetiva del conocimiento de la dimensión
1 G. Deleuze, Nietzsche y la filosofía, Barcelona, Anagrama, p. 110
257
transcendental en que la había colocado KANT, la teoría del conocimiento, para
mantener su soporte empírico, terminaba por ahogarse en el psicologismo o en el
escepticismo. Al iniciarse el nuevo siglo, la reacción al psicologismo origina en
Alemania el neokantismo de CASSIRER que busca rescatar la validez de los juicios
sintéticos a priori y, sobre todo, la fenomenología de HUSSERL que recupera la
autonomía de la 1ógica y sus leyes de toda pretensión psicologicista. Pero la reflexión
filosófica que siguió esta vía se fue distanciando cada vez más de las necesidades
inmediatas de las ciencias empíricas. Los científicos se sintieron más cómodos con
teorías que eran más cercanas a su mundo y se refugiaron en las propuestas
convencionalistas que también daban respuesta a las aporías del psicologismo.2 De
hecho, el convencionalismo parecía ser la única solución al problema de la
verificabilidad de una determinada teoría. Una vez que se rechazan los juicios
sintéticos a priori es absolutamente imposible verificar una ley universal por la
experiencia, puesto que la empiria es siempre contingente y, por lo tanto, no ofrece
garantías para la inducción. De modo que los criterios de aceptación de una teoría se
establecen por convención.
Los convencionalistas sostienen
posiciones empíricas con relación a la génesis efectiva de la ciencia,
pero no aceptan el empirismo como una norma, en virtud de la cual
un juicio reconocido se basa, por referencia a datos empíricos, como
instancias suficientes.3
Los datos de la experiencia están siempre abiertos a diversas hipótesis
explicativas y todas ellas pueden ser válidas desde el punto de vista lógico. La
selección que haga el investigador dependerá pues de circunstancias extraempíricas.
Por lo tanto, los criterios de selección de una hipótesis son de carácter extrínseco a la
interpretación científica y se refieren a la comodidad, a las ventajas intelectuales que
proporciona cada hipótesis así como a valoraciones de tipo estético tales como la
sencillez expositiva, la elegancia formal y otras. El punto de vista convencionalista,
aunque nace y se desarrolla en un ambiente estrictamente vinculado a las ciencias,
parece abrir la vía a la reflexión sobre la conducta de la comunidad científica,
excediendo el marco estrictamente epistemológico de la discusión. Así, por ejemplo,
Karl MANNHEIM4 desarrolló una sociología del conocimiento para fundamentar en
la práctica de la comunidad científica los criterios de validez. Esta línea fue retomada
mucho más tarde por T. KUHN que vinculó la práctica de la comunidad científica a la
elección del paradigma científico dominante.
2 E. Husserl, Investigaciones lógicas, Revista de Occidente Biblioteca, Madrid, 1976, Especialmente los
capítulos 3-8, en los cuales Husserl, alejado de la discusión epistemológica estricta, dedica un amplio
estudio a la refutación del psicologismo 3 L. Kolakowski, La filosofía positivista, Madrid, Cátedra, p. 163
4 Aunque Mannheim esta en la periferia de la discusión epistemológica y su interlocutor principal es el
marxismo, recoge muy bien ese espíritu relativista que anima a los convencionalistas como Poincaré y
Duhem entre otros cuando afirma que La sociología del conocimiento es la sistematización de la duda que
se encuentra en la vida social, K. Mannheim, Ideología y Utopía, Madrid Aguilar, 1973, p. 52.
258
El empirismo parece ser la doctrina natural de todo aquel que hace
investigación sobre los fenómenos naturales o sociales; pero su defensa filosófica
siempre choca con la inviabilidad 1ógica del procedimiento inductivo y con el
espectro del sensualismo o del psicologismo que tiende a estrellar la verdad científica
en la barrera del solipsismo.
La filosofía analítica
Otros filósofos regresando a HUME y a su clásica división entre relations of
ideas y matters of fact intentaron escapar de los limites del psicologismo y del
sensualismo. Esta reacción tiene dos vertientes distintas que tienden a confluir en
muchos aspectos, aunque no en todos, dando origen a lo que se denominó filosofía
analítica, la cual convirtió por primera vez, el lenguaje en objeto privilegiado, si es que
no único, de la reflexión filosófica. El primer impulso en esta dirección lo dio G. E.
MOORE en Inglaterra, aunque el mayor exponente en ese país fue B.RUSSEL.
Ambos reaccionaron contra el psicologismo al igual que HUSSERL en Alemania. Este
ultimo, buscando apoyo en DESCARTES, había llegado a la conclusión según la cual
las leyes lógicas puras como, por ejemplo, las primitivas leyes de pensamiento o las
formulas silogísticas pierden completamente su sentido esencial cuando se intenta
interpretarlas como psicológicas.
Está claro, pues, que de antemano los conceptos de que se componen estas
leyes, y otras semejantes, no pueden tener una extensión empírica, sino que son
necesariamente auténticos conceptos generales.5 Esta conclusión tiene demasiadas
reminiscencias del realismo platónico y ya había sido rechazada por los empiristas
ingleses que estaban de acuerdo en que
la lógica no consiste de leyes de pensamiento en el sentido
psicológico, sino en reglas del lenguaje que serían verdaderas (o más
bien obligatorias) en virtud de convenciones lingüísticas vacías de
contenido.6
simples sistemas tautológicos como las relations of ideas de HUME, donde el
a priori del racionalismo se reduce al uso de símbolos en una dada manera7 De este
modo, es posible darle una solución empirista al mundo eidético sin caer en el
psicologismo. ¿Pero cómo evitar el sensualismo cuando se trata del matter of fact? En
efecto, cuando se reduce la lógica a tautología, entonces “el mundo es la totalidad de
los hechos, no de las cosas”8 Por lo tanto, el conocimiento empírico, es decir, no
tautológico, es tan só1o conocimiento de hechos, en particular de hechos atómicos.
Estos últimos terminan siendo configuraciones de objetos tales como espacio, tiempo,
color.”9 Este planteamiento de WITTGENSTEIN hace de la sensación subjetiva el
5 E. Husserl, op. cit., p. 151
6 L. Kolakowski, op. cit., p. 225
7 . A. J. Ayer, Language, Truth and Logic, p. 41
8 . L. Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus, Alianza, p. 35
9 Ibid., p. 35
259
elemento constitutivo de la realidad. Para evitar esto, CARNAP introdujo las cláusulas
protocolares que sustituyen al hecho atómico como elemento fundante de toda
afirmación empírica verdadera; es decir, que la verificación de cualquier enunciado se
hace mediante enunciados tal como lo propuso NEURATH.10
Así fue que estos autores elaboraron en Viena una nueva forma de empirismo:
el empirismo lógico, el cual redujo el ámbito de la experiencia posible al “mundo del
cual se puede hablar con sentido,”11
es decir, al mundo de los enunciados lingüísticos
reducibles a proposiciones atómicas. Por lo tanto, todo lo que no es tautología
lingüística o enunciados verificables se convierte en metafísica, es decir, en discurso
sin sentido, en lo opuesto a ciencia. A partir de este momento, la filosofía se reduce a
profilaxis lingüística que la depura de esos sedimentos históricos de muchos siglos de
metafísica y a epistemología entendida como comentario a los métodos de las ciencias
empíricas.
El punto más débil del empirismo lógico lo constituye su criterio de
verificabilidad de los enunciados, puesto que las cláusulas protocolares no eliminan
las vivencias como fundamento de lo verdadero, es decir, quedan atrapados en el
psicologismo. Por esta razón, POPPER se opone a la pretensión de una verificación
empírica del enunciado científico como lo postulaba el círculo de Viena12
Para este
autor, a la base empírica del conocimiento científico debemos aproximamos en una
forma deductiva, regresando a una cierta forma de convencionalismo al formular
“enunciados básicos” los cuales son “contrastaciones concebibles de hechos
1ógicamente posibles que proporcionan el material para la comprobación de una
hipótesis”. Estos enunciados que decidimos aceptar como satisfactorios y
suficientemente contrastados, tienen el carácter de dogmas, aunque pueden seguir
siendo contrastados si así se quiere. “Admito que de esta suerte la cadena deductiva es,
en principio infinita; sin embargo, este tipo de regresión infinita también es inocuo”.13
Una teoría se llama empírica cuando es falsable, es decir,
cuando divide de modo inequívoco la clase de todos los posibles
enunciados básicos en dos subclases no vacías siguientes: primero la
clase de todos los enunciados básicos con los que es incompatible y
que llamaremos la clase de los posibles falseadores de la teoría y en
segundo lugar la clase de los enunciados básicos con los que no están
en contradicción. Podemos expresar esta definición de una forma más
10
. V. Kraff, El Circulo de Viena Madrid, Taurus, p. 135 11
Precisamente Wittgenstein termina el Tractatus diciendo: De lo que no se puede hablar, mejor callarse.
La lucha de Kant por deslindar el pensamiento científico de la especulación metafísica, alcanza su máxima
expresión con este reduccionismo a ultranza del empirismo 1ógico, puesto que debido a las reglas de
verificación de los enunciados, hay que callar prácticamente sobre casi todo. 12
Así opina Popper de las cláusulas protocolares: se refieren a lo dado, a los datos sensoriales, descubren
los contenidos de la experiencia inmediata o fenómenos y, por lo tanto, los hechos cognoscibles mis
simples. Lo cual hace ver con suficiente claridad que la teoría de las cláusulas protocolares no es sino
psicologismo traducido al modo formalizado de hablar. K. Popper, La Lógica de las investigaciones
científicas, Madrid, Taurus, p. 92 13
Ibid., p. 100
260
breve diciendo que una teoría es falsable si la clase de sus posibles
falsadores no es una clase vacía.14
La falsación, además de evitar los inconvenientes de la verificación, recoge el
principio de WITTGENSTEIN según el cual toda proposición que trata al mundo
como totalidad no tiene sentido. El método de POPPER establece una discriminación
también convencional entre lo que puede llamarse ciencia empírica y aquello que
pertenece a la metafísica por no tener sentido empírico. Esta elección, como lo
confiesa el propio POPPER, es arbitraria15
y en el fondo no es más que una
interpretación del comportamiento práctico de la comunidad científica, especialmente
la de los físicos. Aunque POPPER no desdeña como los empiristas lógicos la
metafísica, llegando incluso a afirmar la utilidad de ciertas ideas metafísicas para la
ciencia empírica,16
sin embargo, relega al ámbito de la metafísica todos aquellos
sistemas holísticos que son por lo anterior carentes de sentido y, además,
inherentemente totalitarios.
A la falsabilidad como criterio se le han hecho muchas críticas17
que no nos
interesa resaltar aquí, ni siquiera consideraremos el obvio carácter ad hoc del criterio
para excluir del ámbito científico todos aquellos saberes que, como el psicoanálisis o
el marxismo, no son del agrado del autor, Pero sí nos interesa recalcar, en primer
lugar, el carácter de comentario a posteriori sobre el quehacer científico que tiene el
método de POPPER y, en segundo lugar, la pobreza del concepto de enunciado que
POPPER comparte con los empiristas 1ógicos. Este concepto es reducido a mero
instrumento para la formulación de hipótesis. Ambos temas son de gran importancia
para la discusión metodológica en las ciencias sociales y, por lo tanto, dedicaremos la
próxima sección de este trabajo a hacer algunas consideraciones sobre ellos.
Pero antes de entrar en estos temas es necesario concluir esta breve reseña
sobre la filosofía analítica, y sus derivaciones epistemológicas, recalcando, hecho que
bien señala KOLAKOWSKI, el indiscutible valor depurativo de la corriente analítica
en la filosofía actual. Sus resultados específicos son, sin duda, muy pobres y limitados
exclusivamente al ámbito lógico; pero ha contribuido a una mayor reflexión en lo que
respecta al estatuto cognoscitivo de la filosofía y sus reglas de interpretación “las
cuales nacen bajo la presión de los juicios de valor y de las actitudes”18
La positividad del enunciado
Para el estudio de los fenómenos sociales la metodología positivista tradicional
(incluyendo al positivismo lógico y al propio POPPER que se mantiene vinculado a
este enfoque en lo que respecta al sentido y al enunciado) tiene una grave limitante.
14
15
Ibid., pp. 52-54 16
Ibid., p. 38 17
. Entre los autores que han criticado el falsacionismo popperiano podemos señalar Polanyi, Kuhn,
Feyerabend entre otros 18
Kolakowski, L..La filosofía positivista, op. cit., p. 238
261
Coherentemente aplicada a las ciencias sociales, esta metodología se reduce a
interpretaciones ad hoc de la información estadística, relegando a la esfera de lo sin
sentido (metafísica) el tejido de las relaciones de fuerza que constituyen lo social y
que le dan sentido (nietzscheanamente), es decir, su valor a los fenómenos sociales. En
otras palabras, el enunciado y el sentido permanecen atrapados en el socrático ámbito
del qué y no el del quién. De ahí que el método positivista no logre resolver
satisfactoriamente el problema de la base empírica, ni el del status de la lógica. Si
quiere evitar una hipóstasis platonizante debe recurrir a la tautología que en el fondo
equivale a decir que la lógica es una simple convención simbó1ica, y si quiere evitar el
psicologismo o el escepticismo debe concluir como bien lo muestra POPPER, en el
convencionalismo metodológico reduccionista. En todo caso, la ciencia es asfixiada y
comprimida por una angosta concepción de lo que constituye la experiencia posible
que, en el fondo, no es más que el de la experiencia históricamente realizada.19
Hay, sin embargo, otra manera de aproximación positiva a la realidad y es la
que le restituye al enunciado su dimensión material trascendiendo su formulación
lingüística. Se trata de un enfoque que le otorga al sentido su rol de organizador de los
enunciados concatenados en forma circular y múltiple en vez de esa manera
unidireccional y jerarquizada a partir de enunciados protocolares o básicos propia de
las teorías que acabamos de ver.20
De este modo el sentido deja de estar subordinado
al hecho el cual es siempre una interpretación camuflada21
para convertirse en
expresión activa de la construcción de los conceptos, en medio del ordenamiento de
los fenómenos de acuerdo a las fuerzas que los poseen, porque la “esencia es
solamente el sentido y el valor de la cosa”22
De este modo es posible rescatar la
positividad de lo real sin caer en el positivismo y sin hacer concesiones innecesarias al
esencialismo platonizante o convencionalista. El punto central de este método reside
pues en el tratamiento del enunciado y, a manera de ilustración, seguiremos la
exposición que ofrece FOUCAULT.”23
La Función enunciativa
Para que se de un enunciado, afirma FOUCAULT, es preciso que una serie de
signos tenga con otra cosa una relación específica que la concierne a ella misma, y no
a su causa, ni a sus elementos.24
Esta relación no se agota en el ámbito lingüístico y
1ógico; no es una relación del significante con el significado, y del nombre con lo que
19
Esto en el caso de Popper, cuyo método se reduce a decir que ciencia es aquello que los científicos han
hecho históricamente desde Galileo en adelante, no deja de tener su lado irónico; puesto que es una
especie de historicismo metodológico 20
Vale aquí rescatar el concepto de juego lingüístico del segundo Wittgenstein, el de las Investigaciones
Filosóficas. Enaudi, p. 10. También Cf. G. Deleuze. Logique du sens. Edition de Minut p.87 21
Nietzsche decía que el hecho es siempre estúpido y siempre se ha asemejado más aún buey que a un dios.
Cf. G. Deleuze, Nietzsche y la filosofía, op. cit., p. 88 22
1bid.,p. 110 23
M. Foucault, La Arqueología del Saber. México, Siglo XXI 24
Ibid., p. 147.
262
designa; de la relación de la frase con su sentido; o de la relación de la proposición con
su referente.25
Desde luego, el enunciado tiene un correlato, pero
está ligado más bien a un referencial que no está constituido por
cosas, por hechos, por realidades o por seres, sino por leyes de
posibilidad, reglas de existencia para los objetos que en é1 se
encuentran nombrados, designados o descritos, para las relaciones
que en el se encuentran afirmadas o negadas. El referencial del
enunciado forma el lugar, la condición, el campo de emergencia, la
instancia de diferenciación de los individuos o de los objetos, de los
estados de cosas y de las relaciones puestas en juego por el enunciado
mismo; define las posibilidades de aparición y de delimitación de lo
que da a la frase su sentido, a la proposición su valor de verdad.26
Tales leyes de posibilidad y reglas de existencia quedan atrapadas en el marco
definido por la trascendentalidad de la conciencia que se mantiene irreductible a lo
material, desde el encierro teórico en el cual la coloca el discurso descriptivo. En un
primer momento, mediante el ejemplo de las teclas de la m8quina de escribir y de los
signos que con ellas se pueden imprimir en el pape1,27
FOUCAULT parecía orientarse
hacia la identificación del enunciado como nexo entre lo material y lo trascendental
pero en realidad sólo pretende liberar al enunciado del campo lingüístico que se
organiza desde la conciencia pura. Con relación a ésta, el discurso permanece silente,
y el enunciado sigue siendo a todas luces un hecho de razón; más libre y multiforme
que cualquier hecho gramatical o lógico; abierto a la materialidad, pero todavía un
producto, por así decirlo, del espíritu.
Sin embargo, el correlato concebido como el lugar, la condición, el campo de
emergencia, la instancia de diferenciación de los individuos o de los objetos, de los
estados de cosas y de las relaciones puestas en juego por el mismo enunciado permite
también desplazar al sujeto como elemento central del discurso. El sujeto no es:
causa, origen o punto de partida de ese fenómeno que es la
articulación escrita u oral de la frase: no es tampoco esa intención
significativa que, anticipándose silenciosamente a las palabras, las
ordena como el cuerpo visible de su intuición: no es el foco constante,
inmóvil e idéntico a sí mismo de una serie de operaciones que los
enunciados vendrían a manifestar, por turno, en la superficie del
discurso;28
es un lugar determinado y vacío que puede ser ocupado por cualquier
individuo. Por lo tanto, el sujeto, soberano punto de partida del conocimiento
desaparece al perder su individualidad, pero só1o en la medida en que es el discurso el
que le asigna su lugar, que lo define e identifica como individuo. La conciencia,
aunque despojada de individualidad sigue siendo la posibilidad originaria del
conocimiento. El hecho de que cualquier individuo puede ocupar el lugar del sujeto
significa que el discurso se organiza a partir del a priori de la razón, la cual hace de
25
Ibid., pp. 147-148 26
Ibid., p. 152 27
Ibid., p. 146 28
Ibid., p. 159
263
todo individuo un sujeto posible. La desindividualización del sujeto lo subordina al
discurso, pero refuerza la conciencia pura como principio de todo discurso.
Esto último se evidencia claramente en la tercera característica que
FOUCAULT asigna al enunciado: “La función enunciativa no puede ejercerse sin la
existencia de un dominio asociado”.29
El campo asociado que hace de una frase o de
una serie de signos un enunciado, está constituido por la serie de las demás
formulaciones, por el conjunto de formulaciones a que el enunciado se refiere; por el
conjunto de formulaciones cuyo enunciado prepara la posibilidad ulterior; por el
conjunto de formulaciones cuyo estatuto comparte el enunciado en cuestión.30
síntesis,
el enunciado no es principio de individuación de los conjuntos significantes: está
inmerso en una serie de enunciados. Además, el enunciado debe tener una existencia
material que forma parte de su constitución.31
Esta materialidad, desde luego, no es la
materialidad sensible, cualitativa, espacio-temporal, sino un régimen complejo de
instituciones materiales que define posibilidades de reinscripción y de tanscripción
(pero también de umbrales y de limites) más que individualidades limitadas y
perecederas.32
De esta manera, el enunciado queda determinado como objeto
específico y paradójico que los hombres producen mediante prácticas sociales, pero
desde la conciencia pura puesto que las reglas de la razón no han cobrado materialidad
ellas mismas. Es el enunciado el que tiene materialidad.
El análisis de FOUCAULT recupera la materialidad del discurso sin reducir a
su génesis material la trascendentalidad de las reglas de la razón que ligan el saber a la
constitución de un sujeto libre;33
de manera que su esfuerzo materialista no tematiza a
la razón como tal, quizás por miedo a caer en la trampa trascendental que lo
reconduciría nuevamente al mundo del espíritu. Pero, a nuestro juicio, esta falta de
tematización encierra el esfuerzo foucaultiano en un ámbito predominantemente
culturalista y pierde una magnifica ocasión para hacer la genealogía de la razón pura y
no só1o de sus saberes. El enunciado y la función enunciativa no desvelan las
relaciones de poder inmanentes al saber constituido por las reglas de la razón. Tan
só1o muestra, con acierto, que la formación del discurso, no se agota en la razón
misma, sino que está inmersa en un régimen de instituciones que le dan una
materialidad imposible de captar a partir de una descripción trascendental.
El enunciado de FOUCAULT configura una positividad plena del discurso,
dejando caer en el sin sentido la división entre tautología y facticidad. Pero el lugar del
sujeto desaparece en una comprensible reacción frente a las insalvables aporías a las
que conduce tomar el yo individual como sujeto soberano de conocimiento. ¿Significa
acaso esto que la subjetividad debe ser negada, si se quiere proceder más allá del
empirismo tradicional? Después de todo en este enfoque es insoslayable la pregunta
nietzscheana: ¿Qué quiere el que busca la verdad?
29
Ibid., p. 160 30
Ibid., pp. 164-165 31
Ibid., p. 169 32
Ibid., p. 172-173 33
M. Foucault, Microfísica del poder, op. cit., p. 29
264
El método genealógico que le da sentido al enunciado foucaultiano consiste
precisamente en interpretar y valorar, es decir, en establecer las diferencias y la
jerarquía entre las fuerzas que se apropian de una cosa y en establecer los valores que
determinan el sentido de esa cosa; diferencias de fuerzas que están en el origen mismo
de la cosa. Por lo tanto, una vez que se cambia la manera de interrogar, se abre un
nuevo espacio para el enfoque subjetivo, aunque ciertamente no en el sentido del
sujeto individual, sino en el de la subjetividad social. El método genealógico, y su
fuerza desmistificadora, se insertan en un enfoque más complejo que nos entrega una
positividad social cuyo ser es el devenir mismo y se encuentra muy alejada del ámbito
que captan los otros métodos.
El método pos marxista
El marxismo en todas sus variantes ha influido profundamente en el desarrollo
de las ciencias sociales. Más que de un método específico, se trata de un campo
conceptual profundamente influido por el movimiento socialista en el cual confluye
una variedad de enfoques más o menos tradicionales, en los cuales la dialéctica
hegeliana y el historicismo juegan un papel fundamental. No nos interesa hacer un
análisis de esta manera de conocer cuya influencia en las ciencias sociales es
indiscutible, como indiscutible es su anquilosamiento que acompaña el declinar del
socialismo real como experiencia histórica. En este trabajo nos interesa analizar
métodos capaces de abrir nuevos horizontes y por eso só1o rescatamos una
interpretación, a nuestro juicio preñada de futuro, que emerge de este campo al calor
de una experiencia histórica desde la cual el ámbito del movimiento socialista se abre
hacia nuevos espacios de libertad epistémica y práctica.
A falta de mejor nombre, denominamos post marxista la interpretación que
hace A. NEGRI del método que deriva de su lectura de Los fundamentos para la
critica de la economía política (Grundrisse) de MARX.34
Se trata de una lectura
profundamente condicionada por la experiencia política de los años sesenta y setenta
que insurge contra toda forma de totalitarismo moderno, pero que al mismo tiempo
rehusa caer en la tentación del pensamiento débil y del postmodemismo. Surge así un
método antidialéctico y no totalitario que reclama los derechos de lo múltiple. La
calificación de [post marxista no nos gusta, pero con ello hemos querido hacer énfasis
en el hecho de que esta interpretación partiendo, como se dijo, de la tradición
marxista, al igual que otras derivadas ya sea de la fenomenología o de inspiración
nietzscheana o incluso de la filosofía analítica (pasando por el segundo
WITTGENSTEIN), confluye hacia esa crítica radical de los límites impuestos por la
dialéctica con su insuperable dualismo entre sujeto y objeto. Un dualismo
epistemológicamente vestido de racionalismo y empirismo que ha dominado la ratio
34
Cf. Negri, Marx dopo Marx, Feltrinelli, 1979
265
occidentalis desde PLATON y que madura con el cogito cartesiano y sus
derivaciones.35
La escogencia que hace de los Grundrisse como texto para exponer su
interpretación no es casual. En primer lugar, se quiere polemizar con toda la tradición
del movimiento obrero administrado, como la llamó FOUCAULT, mostrando que en
el origen de ese movimiento había otra posibilidad de desarrollo muy distinta a la
recorrida. En segundo lugar, este texto de MARX fue escrito en un momento cuando
la crisis social era inminente y, por lo tanto, es una obra permanentemente abierta al
proceso de transformación y no a la recuperación dialéctica de las tensiones que
caracteriza siempre el pensamiento del movimiento social administrado. Es una obra
que busca captar la emergencia de la subjetividad revolucionaria, del nuevo poder
constituyente, de la irrupción de lo múltiple, en lugar de cerrarse en un marco
conceptual rígido y jerarquizado, hacia lo “uno” dialéctico y despótico. Así pues
NEGRI, a la manera de un comentarista medieval, examina el texto del maestro para
extraer de é1 su propio pensamiento que deriva de las prácticas sociales en las que
tanto é1 como el texto se encuentran sumergidos. Tan sólo de esta forma, NEGRI
puede extraer lecciones del texto.
La primera de estas lecciones enseña el método materialista de MARX. Este
parte de la abstracción determinada para establecer la tendencia cuya determinación
empuja hacia una nueva exposición y a un desplazamiento del campo de investigación.
Esto quiere decir
que el método materialista precisamente en la medida en que toma en
cuenta la subjetividad y se abre en su totalidad hacia adelante y se
vuelve expresión de esa subjetividad, en esa misma medida rechaza
todo cierre en una totalidad dialéctica en una unidad logica.36
El método de MARX hace surgir de esta manera un universo plural. La
dialéctica entre investigación y exposición es abierta. Toda conclusión expositiva de la
investigación abre muchos campos de investigación, no solamente en sentido
horizontal, es decir en el sentido del agotamiento sucesivo del campo de investigación,
sino sobre todo
desdeel punto de vista histórico y tendencial desde el cual, la
identificación de cada nuevo sujeto muestra de inmediato el nuevo
35
Vale aquí, hacer una breve consideración sobre la acusación de irracionalismo que afecta especialmente
a Nietzsche y a las interpretaciones que en ó1 se inspiran (véase Lukacs, Habermas etc.). Los que así
critican parecen no darse cuenta de que la critica que hace Nietzsche a la razón de no es gnoseológica,
sino genealógica. El valor cognoscitivo de la razón lejos de ser negado es potenciado hasta sus ultimas
consecuencias, hasta desmistificar su propio origen. En este sentido, Nietzsche es el continuador del
trabajo iniciado por la ilustración en contra de toda la mistificación del criticismo kantiano y sus
derivaciones directas e indirectas que nunca llevaron la critica hasta sus ultimas consecuencias. De
manera que el supuesto irracionalismo es, en realidad, un iluminismo extremo como supo comprender a
medias Adorno, Cf. T. W. Adorno, Dialéctica negativa, Madrid, 1975. 36
A. Negri, Marx dopo Marx, op. cit., p. 23.
266
antagonismo mediante el cual pone en marcha un proceso de
emergencia determinada de nuevos sujetos.37
Cada resultado de la investigación intenta precisar su contenido antagónico en
la exposición, la cual a su vez constituye un material que tiene que someterse a
investigación y conformar el tema de una nueva exposición, es decir que a la
representación (Darstellung) le sigue una nueva representación (Neue Darstellung).
Así pues no existe linealidad, sino pluralidad de puntos de vista estimulados siempre
por el antagonismo determinado. La exposición presenta saltos hacia nuevas
exposiciones con base en el ritmo de constitución de la investigación. En este método
no hay inclinación por la totalidad en el sentido monolítico, sino más bien en el
sentido de la multiplicidad de las secuencias y de los saltos, un instrumento “adecuado
para seguir la multiplicidad y dinamismo omnilateral de la realidad”.38
Habiendo establecido que el método permite determinar la tendencia que lleva
a la emergencia de nuevos sujetos, NEGRI lo opone polémicamente a ciertas actitudes
que podríamos definir como postmodernas, y afirma que la actual discusión sobre la
metodología de las ciencias sociales se plantea en el ámbito del “pluralismo de las
instancias de autovalorización social” y del dinamismo de la recomposición y esto se
pretende oponer a la metodología marxista. Parecería - observa nuestro autor - que es
suficiente con hablar de multiplicidad de instancias de recomposición, de
transversalidad del método de recomposición para rebasar a MARX. Pero NEGRI se
pregunta ¿más allá de cual Marx? ¿Ese Marx que se aprendía en las escuelas del
partido?, ¿o el que revive en la tarea teórico-práctica de la lucha obrera y proletaria?”39
Al leer Los fundamentos - dice NEGRI -, se tiene la impresión de que estamos
efectivamente más allá de MARX, pero también más allá de todas las posibles
metodología del pluralismo y las transversalidades. Por una parte, NEGRI quiere
deslindar su MARX del de los marxistas del movimiento obrero administrado que
gravitan alrededor de los partidos socialdemócratas y comunistas y que son el objetivo
fundamental de su crítica; y, por otra parte quiere rescatar la dimensión macrosocial de
los procesos de cambio del peligro de fragmentación, localización y dispersión. En
esto revela un fuerte apego a la experiencia histórica del movimiento de masas y,
aunque rescata la multiplicidad y la diferencia, no está dispuesto a renunciar al
momento colectivista. ¿Ambigüedad de un pensamiento que todavía no puede
determinar claramente la naturaleza de la relación entre singularidad y socialización
del nuevo sujeto? ¡Posiblemente! Pero también reacción frente al vacío de un
pensamiento débil, demasiado débil.
Constitución de la categoría: genealogía o dialéctica
La apertura hacia lo múltiple, lo diverso y heterogéneo encuentra un obstáculo
en la rigidez del concepto, en la propensión de la razón a reificar el devenir de los
37
Negri, p. 24. 38
Ibid., p. 25 39
. Ibid., p. 26.
267
flujos y las relaciones en sistemas conceptuales que lo fijan en estructuras esenciales y
que constituyen el campo de fondo para el mecanicismo, el esencialismo y la
dialéctica. ¿Pues qué es la dialéctica, sino un intento por devolverle la fluidez del
devenir a una realidad encapsulada por la 1ógica en un sistema rígido? Esta es la
rigidez que NEGRI encuentra en El Capital de MARX que hace de ese texto el
fundamento para el economicismo, el historicismo y la dialéctica recuperadora del
marxismo: esa ideología del movimiento obrero administrado. Para evitar este peligro,
es necesario rescatar la diferencia como momento genético del concepto evitando su
cierre en una esencia eterna. Pero Los Fundamentos es un texto débil a este respecto y
NEGRI busca apoyo en la “Introducción del 57”.40
El problema del concepto es el problema de lo general que se coloca en el
juego entre diferencia y repetición.41
Es imposible, por lo tanto, obviar el problema de
los universales y NEGRI claramente se coloca al lado del realismo al afirmar que todo
nombre posee una “cierta realidad”, el problema consiste en no mistificar “la
referencia” acoplando el nombre y la realidad en forma correcta. Para aproximarse al
concepto, hay que partir del “elemento general, orgánico que la constituye”. Pero si se
hace del concepto tan sólo un nombre, la realidad y el nombre quedarán separados.
Tomemos, por ejemplo, la producción en general en lugar de esta producción aquella
producción. Si la producción en general es una abstracción con sentido, lo es en la
medida en que “pone efectivamente de relieve el elemento común, lo fija y nos ahorra
una repetición”.42
Parecería que la diferencia ha sido anulada por la repetición que se
consolida en una cosa. ¿El realismo inicial nos conduce acaso a la reificación total?
¡No, en absoluto! - dice NEGRI. Este elemento general que es abstraído y aislado por
la comparación “es é1 mismo algo articulado que se ramifica en determinaciones
diferentes”, algunas de las cuales pertenecen a todas las épocas, pero otras solamente
se encuentran en ciertas épocas. Hay que aislar lo que difiere de este elemento central,
al tiempo que se aíslan las determinaciones que constituyen su unidad. En este párrafo
de la “Introducción del 57”, de donde NEGRI extrae las citas anteriores, está todo: “la
construcción de lo general conceptual abstracto”, su determinación particular sobre la
base de la diferencia y “la polémica contra todas las concepciones eternizantes de lo
general conceptual sobre una base materialista de los economistas y los philosophes
del siglo XVIII”. El concepto aparece articulado históricamente desde lo disparatado,
como diría FOUCAULT, se conforma por agregación y desagregación de elementos
originariamente heterogéneos. Estamos pues muy lejos de ese despliegue inmanente
de una esencia que permanece inmutable por debajo de sus múltiples manifestaciones.
Confrontemos lo dicho con lo que afirma POPPER, ese acérrimo enemigo del
historicismo, que parece creer que el esencialismo es inherente a las ciencias sociales
porque - nos dice -
40
Ibid., pp. 52-53 41
Cf. G. Deleuze, Difference et Repetion 42
A. Negri, op. cil., p. 61
268
La tarea de la ciencia social es la de explicar las entidades sociales tal
como son; la acción económica, los grupos sociales no son posibles
sino se descubren sus esencias.43
El problema es pues el de distinguir “lo esencial de lo accidental” o mejor aún
de discemir el elemento general común y la determinación particular. Por lo tanto,
continúa POPPER “en las ciencias sociales no es posible hablar de cambios o de
desarrollos sin presuponer ciertas esencias”. El esencialismo metodológico puede
fundamentarse con el argumento de HERACLITO de que el devenir desafía la
descripción racional y que, por lo tanto, la ciencia o el saber “presupone algo que no
cambia, que permanece idéntico a sí mismo: una esencia. Por ello, en cierto sentido, la
cosa presupone el cambio y por ende la historia”. En efecto, si lo que permanece
idéntico o inmutable cuando una cosa cambia es su esencia (idea, forma, naturaleza o
substancia), entonces los cambios a los cuales se somete a la cosa pone de relieve
partes, aspectos o diferentes posibilidades de la cosa y, en consecuencia, de su esencia.
La esencia se puede interpretar como suma o fuente de las potencialidades inherentes a
la cosa y el cambio como realización o actualización de las potencialidades ocultas de
su esencia. “En consecuencia, una cosa, es decir su esencia inmutable no se puede
conocer, sino a través de sus cambios”.44
La definición en sentido realista del concepto parece conducir necesariamente
a la esencia inmutable que despliega sus potencialidades en el devenir histórico. El
marxismo fundado sobre esta base se convierte en antropología, en descripción del
despliegue histórico de la naturaleza humana. Pero el pensamiento social que
acompaña el surgimiento de una nueva subjetividad cuya composición es múltiple y
abierta, no puede agotarse en la descripción del despliegue de la esencia humana, ni
cerrarse en un discurso conservador y totalizante. Este pensamiento debe ser
disolvente de las reificaciones constituidas por las relaciones de poder existentes y, por
lo tanto, tiene que recuperar la diferencia. Tiene que ser un pensamiento genealógico
como el de NIETZSCHE que se opone al despliegue metahistórico de las
significaciones ideales y de los indefinidos teleológicos. Se opone a la “búsqueda del
origen”.45
En efecto, el concepto del origen que tiene el pensamiento occidental
tradicional, desde Platón en adelante, es siempre y solamente el de un lugar donde
habita la esencia inmutable de la cosa. De ahí que la búsqueda del origen sea siempre
un recorrer contra corriente el camino andado por la esencia que se despliega es, como
dice FOUCAULT, el esfuerzo
por recoger allí la esencia exacta de la cosa, su más pura posibilidad, su
identidad cuidadosamente replegada sobre sí misma, su forma móvil y anterior a todo
aquello que es externo, accidental y sucesivo. Buscar un tal origen es intentar
encontrar a lo que ya estaba dado.46
43
K. Popper, op. cit., p. 21 44
Ibid. 45
M. Foucault, microfísica del Poder, Madrid, La Piqueta, p. 8 46
. Ibid., p. 9
269
La genealogía es el antídoto del historicismo porque - como dice FOUCAULT
- se ocupa de escuchar a la historia y no a la metafísica y por esto comprende que
detrás de las cosas existe algo muy distinto: en absoluto su secreto
esencial y sin fechas, sino el secreto de que ellas están sin esencias; o
que su esencia fue constituida pieza por pieza a partir de figuras que
le eran extrañas.47
Así pues cuando NIETZSCHE se pregunta ¿cómo es que la razón llegó al
mundo? Se contesta diciendo: posiblemente de una manera irracional, por
casualidad.48
La genealogía muestra con eficacia que “lo que se encuentra al comienzo
histórico de las cosas, no es la identidad aún preservada de su origen - es la discordia
de las otras cosas, es el disparate”.49
Para FOUCAULT “hacer la genealogía de los
valores, de la moral, del ascetismo, del conocimiento - pero también se podría decir
del Estado, de la producción, etc.- no será, por lo tanto, parte de la búsqueda de su
“origen”. Y es que
la genealogía no pretende remontar el tiempo para establecer una
continuidad por encima de la dispersión, del olvido. Su objetivo no es
mostrar que el pasado está bien vivo en el presente [...] es, al
contrario, mantener lo que pasó en la dispersión que le es propia [...]
es descubrir que en la raíz de lo que conocemos, de lo que somos, no
esta en absoluto la verdad ni el ser, sino la exterioridad y el
accidente.50
Por ello, FOUCAULT sigue la distinción nietzscheana entre origen y
procedencia (Herkunft) porque
la búsqueda de la procedencia no funda, al contrario, remueve aquello
que se percibía inmóvil, fragmenta lo que se pensaba unido; muestra
la heterogeneidad de aquello que se imaginaba conforme a sí
mismo.51
Pero el análisis genealógico no se agota en la heterogeneidad de lo constituido,
sino que es también, análisis de la emergencia (Entstehung) la cual se produce siempre
en un determinado estado de fuerzas y designa un lugar de enfrentamiento, es decir, el
lugar donde: a) los hombres dominan a otros hombres, de lo cual deriva la
diferenciación de los valores; b) unas clases dominan a otras y así nace la idea de
libertad; c) los hombres se apropian de las cosas que necesitan para vivir y le imponen
una duración que no tienen o las asimilan por la fuerza, dando así lugar al nacimiento
de la lógica.52
47
Ibid., p. 10 48
F. Nietzsche, Morgenrote en Werke, p. 23, p. 1.037 49
. M. Foucault, Microfísica del poder, op. cit., p. 10 50
Ibid., p. 13 51
Ibid., p. 14 52
Ibid., p. 17.
270
Es el juego de la dominación lo que impone la regia que introduce en escena
una vivencia repetida meticulosamente. Pero las reglas en si mismas están vacías y no
finalizadas,
es precisamente el gran juego de la historia ver quien las utiliza, quien
.se ampara en ellas, quien las pervierte. Pero las diferentes
emergencias que pueden percibirse no son las figuras sucesivas de
una misma significación, son más bien, el efecto de sustituciones,
emplazamientos y desplazamientos, conquistas disfrazadas, desvíos
sistemáticos. Si interpretar fuese aclarar lentamente una significación
oculta en el origen, solamente la metafísica podría interpretar el
devenir de la humanidad. Pero si interpretar es apropiarse, con
violencia o subrepticiamente, de un sistema de reglas que no tiene en
sí mismo una significación esencial, e imponerle una dirección,
plegarlo a una nueva voluntad, hacerlo entrar en otro juego y
someterlo a reglas segundas, entonces el devenir de la humanidad es
una serie de interpretaciones. Y la genealogía debe ser su historia:
historia de las morales, de los ideales, de los conceptos metafísicos,
historia del concepto de libertad... 53
Esta definición de la interpretación que elabora FOUCAULT, interpretando a
NIETZSCHE, manifiesta, a mi juicio, la emergencia de una nueva subjetividad. La
misma subjetividad cuya emergencia expresa la interpretación que NEGRI hace de
MARX. Una subjetividad que se opone a los mecanismos de sumisión, que se opone a
toda recuperación dialéctica, a la enajenación de su potencia constructiva en un poder
externo que se arroga el derecho de representaría y que fundamenta la legitimidad de
su despotismo en la historia. Por eso - dice FOUCAULT - la genealogía se opone a la
historia que tendría por función recoger, en una totalidad bien cerrada sobre si misma,
la diversidad al fin reducida del tiempo, una historia que nos permitiría reconocemos
en todas partes y dar a todos los desplazamientos pasados la forma de reconciliación,
es decir que se opone a la historia del historicismo.
A este respecto, POPPER señala que “un ejemplo típico de la esencialidad de
un análisis causal histórico según el historicista, es el problema de los orígenes”.54
Esto ocurre porque los historiadores buscan apoyo fuera del tiempo, porque suponen
una verdad eterna, una conciencia siempre idéntica a sí misma; entonces el sentido
histórico es atrapado por la metafísica. En revancha, el sentido histórico escapará a la
metafísica para convertirse en el instrumento privilegiado de la genealogía si no se
basa en ningún absoluto.55
La historia, dirigida por la genealogía tiene de acuerdo a
FOUCAULT tres usos: a) liberarnos de la metafísica y de la antropología, de la
memoria, es decir, se convierte en una contramemoria; b) su finalidad no es la de
construir las raíces de nuestra identidad, sino hacer aparecer todas aquellas
discontinuidades que nos atraviesan; y c) consumar el sacrificio del sujeto del
conocimiento. Este tercer punto merece algunas consideraciones.
53
Ibid., p. 18. 54
K. Popper, op. cit., p. 22 55
M. Foucault, op. cit., p. 19.
271
La muerte del sujeto decretada por FOUCAULT tiene por objetivo reconducir
el saber a sus raíces empíricas. Por ello, FOUCAULT se esfuerza por buscar las
condiciones materiales que hacen posible todo discurso. Pero su afán por recuperar la
materialidad del saber lo conduce a un rechazo del sujeto en general y no sólo del
sujeto de conocimiento soberano. En esto FOUCAULT se aleja del análisis de NEGRI
que afirma la necesidad de seguir adelante de manera dialéctica. Pero para que exista
dialéctica se necesitan sujetos.56
Aquí es NEGRI el que no logra ir lo suficientemente
adelante y renunciar del todo a la dialéctica. Cree necesitarla para poder fundamentar
el antagonismo entre sujetos diferentes. Pero como é1 mismo señala en otras partes de
su análisis, el antagonismo se fundamenta en la diferencia que se vuelve separación
irreductible. La dialéctica es precisamente la recuperación de esa separación en unas
relaciones de dominación.
El fin del sujeto soberano de conocimiento de FOUCAULT puede que no sea
incompatible con la emergencia de las nuevas subjetividades tal como la interpreta
NEGRI. El que muere es el sujeto moderno desconocimiento. Aquél que desde el
Renacimiento desplaza al dios medieval como fundamento del conocimiento,
expresión del afirmarse del individuo como figura social que emerge de las prácticas
sociales mercantiles. Su muerte no es más que su disolución genealógica en esos
procesos sociales para mostrar su materialidad constitutiva en el momento que se
produce una nueva subjetividad. Por su parte, el materialismo de MARX es
fundamentalmente una explicación de la emergencia de la subjetividad. MARX parte
de la heterogeneidad de los procesos reales y los compone en una totalidad, la cual es
nexo y unidad de las diferencias en la medida en que es una estructura subjetiva.57
En
este sentido, el concepto de totalidad cerca al método marxiano que por lo general se
caracteriza por la discontinuidad materialista de los procesos reales.
Tomemos, por ejemplo, la categoría de producción para ilustrar como la
heterogeneidad material se constituye en totalidad subjetiva. En los términos
fundamentales que la distinguen y en la totalidad que la caracteriza, la categoría de
producción tan sólo puede constituirse en tanto que categoría de la diferencia, como
totalidad de los sujetos, del antagonismo. De lo contrario la producción se fragmenta
en una multiplicidad de esta producción, aquella producción, etc. La producción como
totalidad sólo tiene sentido en términos de los sujetos que participan en ella y que la
economía política sólo reconoce como reclamantes del producto en tanto que factores
de la producción: capital, trabajo, tierra. La producción, es algo más que la
particularidad de las ramas específicas, porque existe un sujeto social que actúa en una
totalidad más o menos amplia de ramas. Por ello, aceptar la totalidad sin los
antagonismos que la componen equivale a no “concebir los mementos de la unidad”.
De este modo, nos dice NEGRI, MARX concibe la categoría (de la producción, en
este caso) fijando su base materialista en contra de la ideología del siglo XVIII, y su
base dialéctica en contra de los economistas, e insiste sobre la subjetividad de sus
determinantes en contra de reformistas y juristas.
56
. A. Negri, op. cit., p. 54 57
Ibid., p. 55
272
Pero materialismo y dialéctica son insuficientes para definir el método. Ambos
proporcionan la totalidad y la diferencia así como el sentido que tiene el nexo
estructural entre ambos - desde el punto de vista subjetivo, por supuesto. Pero todo
esto no es suficiente - dice NEGRI –
hasta tanto esta estructura, esta totalidad, no se divida en su propio
interior, hasta tanto captemos únicamente la subjetividad estructural
(capitalista) y no las subjetividades que dialécticamente constituyen
la estructura (las dos clases en lucha).58
NEGRI hace énfasis en el hecho de que
el procedimiento dialéctico se añade al materialista no para proveer a
la determinación de un posible desarrollo totalitario; si no más bien
para representar a la totalidad estructural como potencial de
escisión.59
En este MARX, por lo menos, queda excluido ese repliegue hegeliano de la
conciliación dialéctica que ya había sido criticado por Karl KORCH medio siglo antes.
Los elementos fundamentales del método
La dialéctica es siempre recuperadora, por eso el método materialista corre el
riesgo de ser replegado en un marco conceptual rígido y totalizante que termina por
reducir el antagonismo a un proceso mecánico de leyes perennes e inmutables y los
sujetos, convertidos en entes ideales eternos, son sometidos a un devenir histórico
teleológico, al final del cual no hay más que sumisión a un orden despótico universal.
Es precisamente para salvar al método materialista y su capacidad de rescatar la
heterogeneidad de lo real que FOUCAULT mata al sujeto de conocimiento y reniega
de la dialéctica. La objeción de NEGRI es que, entonces, el discurso se vuelve
expresión de un pensamiento anónimo, de una subjetividad que no logra reconocerse a
sí misma, que tiende pues a dispersarse y queda atrapada en un reticulado del poder
hasta agotarse y desvanecerse. La represión que ejercía el viejo orden despótico es
reemplazada por la dispersión como instrumento de dominación. ¿No es acaso éste el
destino manifiesto del postmodemismo? Toda subjetividad que quiera afirmar en
verdad su existencia separada e instaurar una nueva realidad debe apropiarse de la
experiencia histórica acumulada. Por eso para NEGRI es importante rescatar la
emergencia del sujeto como momento eminente de la discontinuidad histórica y cree
encontrar, en el modo como MARX utiliza el discurso de la economía política, un
método que permite mostrar como la construcción de la categoría se abre a la
emergencia de la subjetividad y se adapta al desplazamiento de la realidad que dicha
emergencia produce. Este método tiene cuatro momentos fundamentales: a) la
abstracción determinada, b) la identificación de la tendencia, c) lo prácticamente
verdadero, d) el desplazamiento de la investigación.
58
Ibid. 59
Ibid., p. 57
273
La abstracción determinada es el primer momento del método y muestra que
la gnoseología marxiana se mueve en el ámbito kantiano, puesto que asume lo
concreto como resultado de una construcción teórica y en esto difiere del realismo
ingenuo, tan frecuente entre los científicos duros y blandos los cuales presuponen que
lo concreto es aquello que viene dado inmediatamente. Este es el fetichismo de los
objetos – dice NEGRI - Pero para MARX la verdad de lo concreto se construye por un
proceso de síntesis de los datos de la intuición.60
No hay pues cabida para ningún tipo
de escepticismo epistemológico. Ciertamente nos encontramos muy lejos del
positivismo lógico y de las aporías del empirismo, y plenamente ubicados en el
transcendentalismo, el cual supone que, este trabajo de construcción de lo concreto, se
hace con las categorías constitutivas del sujeto de conocimiento pertenecientes a la
espontaneidad del sujeto, como diría KANT. Ahora bien, este problema nunca fue
tematizado por MARX y, por lo tanto, la génesis material de la actividad espontánea
del sujeto de conocimiento, es decir, el rastreo genealógico, que muestre su origen en
las practicas sociales, permanece en la sombra. Y sin este análisis, el
transcendentalismo flota en la ambigüedad idealista de los juicios sintéticos a priori y
su destino inexorable es el de ser recuperado por la dialéctica hegeliana o sufrir su
desintegración a manos del empirismo lógico.
La ausencia de un análisis materialista del conocimiento es una de las grandes
limitaciones del pensamiento de MARX que frena su desarrollo en sentido
materialista, que no permite disolver los fetiches conceptuales plenamente en las
relaciones sociales. MARX es el descubridor del origen social de la conciencia y, sin
embargo, este descubrimiento fundamental para liberarnos del despotismo de la
dialéctica y de otros despotismos, permanece atrofiado y enunciado vagamente en la
famosa frase: “el ser social determina la conciencia social”.61
Sin embargo, MARX no
esta muy lejos de reconocer a las prácticas sociales como el origen de la abstracción,
cuando afirma que:
Las abstracciones más generales surgen tan sólo allí donde se da el
más rico desarrollo concreto, donde una sola característica es común
para un gran número, para una totalidad de elementos.62
La abstracción se produce por acumulación de situaciones concretas en las que
aparece la misma característica como si la repetición práctica impusiese una dirección
al pensamiento. Este es el proceso de la tendencia, cuya identificación es el segundo
momento del método. El pensamiento así dirigido, construye nuevas categorías que
determinan lo concreto. Pero el método de la tendencia no es tan sólo un modo de
construir categorías a partir de una suma de adquisiciones históricas, puntualiza
NEGRI, sino una manera de interpretar el presente a la luz del futuro.63
Esta tensión
hacia el futuro es lo que en verdad abre las categorías a la posibilidad de
60 Ibid.
61
. A este respecto, llama la atención que Negri que conoce los trabajos de A. Sohn-Rethel ignore el
asunto. Cf. A, Sohn-Rethel, Geistege und Korperlische Arbeit. Suhrkamp, Frankfurt, 1972 62
K. Marx, Los Fundamentos para la Critica de la economía política, vol. I, op. cit. p. 30. 63
A. Negri, Marx dopo Marx, op. cit., p. 59
274
transformación práctica de la realidad que las genera. Así, la verdad, como
determinación de lo concreto, se convierte en posibilidad práctica de transformación.
Este es el tercer momento del método que NEGRI denomina lo prácticamente
verdadero. La categoría se construye por acumulación histórica de elementos y abre
una posibilidad práctica de cambio que impulsa un desarrollo ulterior de las
categorías.
El momento de lo prácticamente verdadero rompe con la inercia mecánica del
marco conceptual y le otorga al método un sentido subjetivo, abierto y constructivo.
Es aquí donde parece que la práctica se llena de subjetividad la cual se aloja en el hiato
entre juicios analíticos tautológicos y juicios sintéticos a priori. En esto radicaría la
superioridad del método materialista que reconduce a la inmanencia de las prácticas
sociales el transcendentalismo crítico y, con é1, el sujeto soberano de conocimiento
adquiere un espesor social y plasticidad histórica. Cualquier recomposición idealista se
vuelve imposible y la realidad con sus discontinuidades se vuelve irreducible a falsas
mediaciones dialécticas, Por el contrario, la diferencia aparece inmediatamente como
momento genético de la subjetividad.
Es tan sólo la falta de un análisis genealógico del conocimiento, lo que le
impide a MARX mantener la radicalidad del método materialista para evitar dejarse
atrapar en la dialéctica. NEGRI observa acertadamente que la diferencia es, después
de todo, una categoría fundamental del método de MARX que, sin embargo, no
alcanza su madurez en la “Introducción del 57”, pero que en Los Fundamentos se hace
antagonismo. Este emerge de las prácticas sociales como diferencia subjetiva, como
separación del orden que rige esas prácticas sociales e impone una presión a ese orden
que se traduce en una tensión del sistema categorial que lo obliga a mantenerse
abierto. Esto es lo que, según NEGRI, hace de Los Fundamentos una obra abierta.
Pero la insuficiencia de radicalidad antes señalada tiene un costo también en esto,
puesto que la riqueza de la tendencia como posibilidad real de las prácticas sociales es
con frecuencia achatada en la mera proyección de variables. La proyección es siempre
y solamente extensión mecánica de un sistema rígidamente cosificado cuya estructura,
por lo tanto, no tiene posibilidad de saltos cualitativos.
Precisamente apunta NEGRI el desplazamiento de la tendencia hacia lo
prácticamente verdadero, o sea hacia un hacerse subjetivamente verdad de la
determinación abstracta de lo real, es lo que desplaza la proyección y en su lugar
aparece el salto innovador. Este es el cuarto y último momento del método que capta
la participación de los sujetos en los cambios que ocurren en las prácticas sociales de
las cuales emergen.64
Las categorías se modifican, la tendencia es rechazada o cambia
de posición o sufre variaciones. Los sujetos que actúan en este medio plural, variado y
móvil, se ven implicados ellos también en tales variaciones. Nuevas diferencias y
nuevos antagonismos cambian la naturaleza del tejido de las prácticas sociales que
terminan por expresarse en un nuevo cuadro teórico: el de lo real. Este principio de
constitución es para NEGRI el centro del método de MARX gracias al cual la
tendencia no puede reducirse a mera proyección, ni la abstracción a hipótesis de
64
. Los saltos y los virajes de la realidad y la participación de los sujetos, afirma Negri. Cf., op. cit., p. 66
275
objetividad categorial, ni el criterio de práctica a un fetichismo realista de la
continuidad histórica. ¡Qué lejos está este MARX del marxismo con su proyecto
socialista, con sus leyes de la dialéctica y su realismo socialista!
En el MARX que NEGRI extrae de Los Fundamentos, la diferencia aparece
como crisis que se coloca en el corazón del análisis, todavía muy apegado al marco
conceptual rígido y reificado de la ciencia moderna. Pero es, como bien lo señala el
propio NEGRI, un principio esencial para el análisis de la transformación, porque es
conciencia del salto practico en el interior de la continuidad teórica.65
Este es un
MARX más allá de MARX porque su método es un ir más allá teóricamente, toda vez
que la emergencia de la subjetividad hace ir la realidad más allá. La producción libre
de conceptos no es tan sólo una prerrogativa del pensamiento, sino una necesidad para
manifestar la diferencia que es expresión de una subjetividad que quiere afirmarse
como separación de lo ya constituido.
El saber Rizomático
¿Un método como el que acabamos de reseñar es acaso apropiado para las
ciencias sociales? Hay implícita en esta pregunta un problema epistemológico y uno
operativo. El primero se refiere a la necesidad o no de superar los sistemas
categoriales cerrados propios de la modernidad para recobrar la heterogeneidad
material y su génesis en las prácticas sociales. La segunda se refiere al valor práctico
del saber como instrumento de transformación: ¿deben las ciencias sociales ser
eficaces en la transformación de lo social? Es obvio que la respuesta a esta segunda
pregunta depende del punto de vista desde el cual se hace ciencia, es decir del
ensamblaje de practicas sociales al cual un determinado saber pertenece. Y la manera
de contestar la segunda pregunta determina la respuesta de la primera. Es indiscutible
que siempre se espera de toda ciencia moderna una cierta eficacia operativa. Cuando
se acepta el marco categorial rígido del paradigma de las ciencias naturales, entonces
dicha eficacia operativa es externa a la ciencia misma, la cual estudia las relaciones de
una estructura real para determinar sus leyes que luego pueden ser manipuladas
tecnológicamente para conseguir algún resultado práctico. Pero bajo la influencia del
movimiento obrero administrado, las ciencias sociales participaron de las grandes
narraciones ideológicas - y con frecuencia se confundieron con ellas -, que servían de
fundamento a proyectos políticos específicos. Con la caída de las ideologías también
desapareció este tipo de exigencia para con las ciencias sociales. La reacción frente al
abuso ideológico de los saberes se expresa en el horror por las construcciones teóricas
totalizantes y sus pretensiones de transformar completamente la sociedad.
La actitud de FOUCAULT expresa muy claramente la nueva actitud de los
investigadores que quieren mantener una vinculación con las transformaciones
sociales: el trabajo del intelectual sirve para remover los prejuicios y las viejas
concepciones que obstaculizan la transformación con su inercia conceptual. Una
65
Ibid., p. 67.
276
postura inspirada en NIETZSCHE que ve en la transformación de los valores un
momento importante en la articulación de nuevos ensamblajes de prácticas sociales.
No se trata pues de prescribir modelos de conducta o proponer proyectos o programas
de cambios sociales. El trabajo intelectual integrado a la transformación práctica tiene
como principal objetivo remover las solidificaciones conceptuales, recuperar la
diferencia que está en el origen de cada concepto para disolverlo y recomponer sus
elementos en nuevas conceptualizaciones ordenadas en planos horizontales y
polivalentes, sin jerarquías fijas, las cuales reconstruyen siempre órdenes despóticos.
De ahí que G. DELEUZE y F. GUATTARI propongan un método rizomático,66
el
cual permite establecer conjunciones entre campos de saber distintos sin anular su
especificidad. Mesetas diferentes atravesadas por conexiones subterráneas que se
integran a una realidad articulada por maquinas y complejos maquínicos formando,
con esas máquinas, ensamblajes de discursos, objetos y prácticas que derivan
permanentemente en otros. La antigua separación entre trabajo intelectual y actividad
práctica se descompone en deseo que a su vez tiene una forma maquínica, es siempre
máquina o máquina de máquinas. El análisis recorre pues las diferencias que hacen
posibles las conjunciones y disyunciones que forman las máquinas, la parte articulable
en máquinas sobre planos de emergencia horizontales se convierte en objeto
privilegiado del análisis que por eso mismo se vuelve esquizoanálisis.
La investigación se convierte fundamentalmente en creación de nuevos
conceptos67
que forman máquinas con objetos materiales en unos ensamblajes
cruzados por articulaciones que DELEUZE y GUATTARI definen arbóreas de donde
provienen el orden y el pensamiento jerárquico que conduce al despotismo, el polo
paranoico; pero también cruzadas por líneas de fuga que horizontalizan el deseo
haciéndolo trascender para luego reensamblarlo en otra. De este modo el deseo se
libera de la territorialidad del ensamblaje que lo forma, se desterritorializa para luego
volverse a territorializar. La reterritorialización del deseo está implicada en la nueva
articulación maquínica y como el deseo existe solamente en articulaciones maquínicas,
las líneas de fuga presentan un grave peligro. El deseo al liberarse de una
territorialización con sus ordenamientos jerárquicos se libera, pero también corre el
riesgo de perder toda articulación maquínica. Si esto ocurre la realidad se
homogeneiza y el propio deseo baja a intensidad cero. La línea de fuga puede también
conducir a la muerte. El peligro de aniquilación es un espectro que siempre está en
todo proceso de liberación.
La realidad es pues, constitutivamente, heterogénea y maquínica, abierta a una
productividad conceptual infinita que, sin embargo, siempre tiene una especificidad
rigurosa en el ensamblaje maquínico que la produce y con el cual hace máquina. Esta
visión maquínica es totalmente opuesta al mecanicismo. Para éste, todo movimiento se
da dentro de un marco conceptual rígido y una estructura real inmodificable. Se trata
de un movimiento puramente cuantitativo cuya medición es el objetivo último de la
ciencia. De ahí que, desde este punto de vista, las ciencias sociales tengan un desfase
insuperable frente a las llamadas ciencias naturales o duras. Además, el hiato entre el
66
G. Deleuze y F. Guattari, Mil Mesetas: esquizofrenia y capitalismo, Madrid, Paidós. 1988 67
G. Deleuze y F. Guattari, ¿Qué es la filosofía?, Barcelona, Anagrama, 1991
277
concepto, siempre originariamente acabado, y la realidad objetiva es insuperable. De
ahí la necesidad de establecer criterios que aseguren una vinculación apropiada como
el criterio de verificación, falsación, etc., que son simples variaciones del viejo
problema metafísico de la adequatio rei. Por el contrario, el maquinismo ofrece
estructuras fluidas en permanente variación de sus elementos y relaciones y, además,
sin hiatos ontológicos, puesto que la diferencia entre el concepto y el objeto es parte
de la red de diferencias que hacen posible las conjunciones maquínicas de los equizos,
es decir, objetos parciales polivalentes.
Aparece clara la concordancia de este método con la composición material de
una nueva subjetividad que es la misma que se expresa en FOUCAULT o en NEGRI,
pero quizás con un grado mayor de madurez. En el método materialista de NEGRI la
totalidad se compone como momento subjetivo de la heterogeneidad de los procesos
materiales y por eso persiste una inclinación hacia la dialéctica. Aquí es la
subjetividad que se ha hecho heterogénea y singularizada y borra toda separación
ontológica con la realidad física: el deseo maquinado como cuerpo humano que forma
máquina con otros cuerpos humanos en ensamblajes complejos con otros elementos,
incluyendo los discursivos, es la manera como la propia subjetividad se produce y
comprende a sí misma. Sin embargo, esta singularidad no es la del individuo moderno
atrapado en su cuerpo y aislado en una sociedad hostil. El individuo de las soberanías
sometidas como lo denomina FOUCAULT. Se trata de una nueva figura social de la
subjetividad que rescata, como se dijo, su realidad material y singular que es
maquínica y, por lo tanto, capaz de formar máquina con otras singularidades en un
plano horizontal de jerarquías móviles y que justamente se enfrenta a las jerarquías
rígidas y despóticas que impiden su desarrollo. Es el individuo social, que reclama una
soberanía no sometida a ordenamientos despóticos y que produce saberes como
máquinas abstractas para conectarse en nuevos ensamblajes más libres y productivos.
La sociedad moderna se ha caracterizado por estar formada por individuos
encerrados en su propio solipsismo que sólo puede ser superado por el colectivismo de
masa el cual siempre maquina el deseo como ensamblaje despótico que anula al
individuo. En este tipo de sociedad, la dicotomía entre individuo egoísta y
colectivismo despótico es insuperable y se expresa en el ámbito de la representación,
las instituciones, de los discursos y en general de todas las prácticas sociales. De ahí
que la tradición política que hace énfasis en el individuo sea siempre apologética del
despotismo del capital y la que, privilegia el colectivismo se vuelve ideología del
despotismo de Estado.
Pero la nueva articulación rizomática expresa una subjetividad que si bien
refuerza su singularidad está maquinada de tal forma que esa vieja dicotomía
desaparece. El individuo reclama para sí una soberanía total que es incompatible con
ambas formas de despotismo y sus jerarquías, pero sólo puede ejercerla plenamente
haciendo máquina con otros individuos con conjunciones y disyunciones horizontales
278
y múltiples, esta figura de la subjetividad es el individuo social, como lo llama
NEGRI, que vive en una sociedad de individuos soberanos.68
Hacia un nuevo amanecer
Este breve y rápido paseo por campos epistemológicos que formalmente
constituyen islas separadas sin comunicación directa entre sí, aun cuando su rivalidad
implícita aflora permanentemente en sus discusiones internas, al tiempo que su punto
de partida adquiere sentido sólo en función de los enfoques teóricos que excluye, tiene
como propósito mostrar que no existe un sólo método de aproximación a la realidad o
si se prefiere una única manera de constituir la base empírica, a menos que se adopte
una postura cientista. Pero más importante aún que esta simple constatación de hecho
es afirmar la necesaria multiplicidad metódica que debe caracterizar la investigación
sobre lo social, especialmente en esta época en la cual el modelo clásico de
investigación científica inspirado en la física ha sufrido modificaciones en su propia
ciencia de origen, la cual se desplaza hacia conceptualizaciones menos mecanicistas y
más abiertas a procedimientos y criterios metafísicos. Esta multiplicidad inherente a la
investigación implica necesariamente la imposibilidad de prescribir un método único
y, por lo tanto, la imposibilidad de establecer a priori el método a ser utilizado. A este
respecto el desarrollo de la discusión epistemológica que gira en tomo a POPPER es
muy ilustrativo, especialmente cuando LAKATOS, llevado por el furor de la
polémica, se ve obligado a puntualizar que:
mi metodología, a pesar de las connotaciones antiguas de este
termino, sólo evalúa teorías o programas de investigación
completamente elaborados, pero no se propone aconsejar al científico
sobre como llegar a teorías adecuadas, ni sobre cuál de dos programas
rivales debería continuar empleando.69
En otras palabras, toda reflexión sobre el método tan sólo puede evaluar el
trabajo ya realizado con el fin de precisar los límites de los resultados alcanzados,
estilizar el procedimiento para hacer más comprensible como se constituyó la base
empírica, reduciendo las posibilidades de malas interpretaciones. Pero ciertamente no
para prescribir pautas o normas al investigador a las cuales éste deberá ceñirse como el
usuario lo hace a un instructivo o manual de procedimientos. La reflexión sobre los
métodos utilizados puede sin duda, ayudarle a afinar su sensibilidad a favor de un
mayor rigor selectivo y capacidad de autocrítica para detectar cuando el lenguaje gira.
en el vacío. En cada caso, el método debe constituirse concomitantemente con el
proceso investigativo, puesto que si la investigación ha de ser tal, no puede prescindir
de ese momento eidético que es el verdadero momentum en que cristaliza esa
búsqueda que no es algo más de lo mismo, es decir el momento del descubrimiento,
del desvelar, del resultado que no estaba puesto implícitamente y a priori.
68
Sobre el proceso de constitución del individuo moderno Cf. E. Del Bufalo, El sujeto encadenado.
Caracas, Ediciones del CDCH. Universidad Central de Venezuela, 1998 69
Lakatos, Historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales, Madrid, Tecnos, p.145
279
La escogencia del método condiciona la experiencia posible, determina aquello
que queda adentro y lo que es excluido, construye el sentido y el sin sentido que
organiza el espacio de los enunciados. De ahí que una metodología en sentido
tradicional del término - es decir rígida, acabada y prescriptiva -, sea contraria al
carácter inherentemente espontáneo y azaroso de la búsqueda. Al igual que la
burocracia académica y científica, sirve más bien para consolidar y divulgar con
precisión los resultados alcanzados, cumpliendo así una indispensable función que es
parte integrante de la investigación en sentido amplio. Pero cuando se impone como
norma del proceder de los investigadores activos tiende a atrofiar el impulso
imaginativo y debe ser rechazada.
El justo horror por el abuso del lenguaje, por ese lenguaje que gira en el vacío,
siempre tan inminente en las ciencias sociales, no debe hacernos caer en el
extremismo del empirismo lógico, al cual en su interpretación del sentido le ocurre
algo parecido a lo que pasa con los juicios sintéticos a priori y que condujo al rechazo
posterior de los mismos. En efecto, lo que a KANT le parecía una condición innata de
la intuición humana, no es más que el resultado de una experiencia social que
trasciende el individuo, es decir que los juicios sintéticos a priori son en realidad,
juicios sintéticos a posteriori que van consolidándose en sistemas formalizados o
tautológicos (como lo quieren los empiristas lógicos). Todo juicio analítico fue
sintético alguna vez. Si estos filósofos hubiesen sido empiristas consecuentes (no
todos quisieron serlo) hubieran debido concluir que el lenguaje - los sistemas
simbólicos en general - y sus reglas tienen su origen en la experiencia social; de lo
contrario, sólo es posible evitar una solución idealista, platónica soslayando, como de
hecho lo hacen, el problema del origen.70
Por ello, el rechazo a la solución kantiana y
el automático refugio en el empirismo es más que todo instintivo.
Asimismo, no es posible la determinación apriorista del sentido. Precisamente
el avance del conocimiento consiste en establecer el sentido ahí donde no existía. Por
lo tanto, éste no existe antes de que culmine la investigación. Si esto es así, ¿debe
acaso abandonarse la investigación sobre el método a favor de la simple
espontaneidad? ¡Ciertamente no! Esta debe proceder pari passu con la investigación
empírica; pero esta última no debe subordinarse a aquella. La investigación, la buena
investigación es creación metódica.
El reto de la investigación en ciencias sociales es el mismo en todos los
campos del saber y consiste en la conquista de nuevos espacios de libertad. Por lo
tanto, el derrumbe de las metodologías rígidas y acabadas debe propiciar la conquista
de una dimensión gnoseológica y estética nueva: el gusto por la diversidad, por lo
múltiple; la cual debe enseñamos a apreciar lo divergente y no sólo a tolerarlo como
acto genuino de libertad, como emancipación definitiva de todo doctrinarismo que es
el legado del hombre encadenado a su propio origen animal. Ejercer el rigor en la
frescura de un espacio de investigación sin límite es la verdadera conquista de estos
70
Tan sólo la genealogía de las formas pura de la razón, puede mostrar el origen practico de las mismas,
que es la única manera de superar el viejo dilema entre empirismo y racionalismo. Cf. E. Del Bufalo, La
genealogía de la subjetividad, op. cit.
280
tiempos de caída de los ídolos que todo investigador debe pagar con la angustia de la
incertidumbre.
281
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