La Transferencia Freud, Ferenczi y Fromm

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  • 7/25/2019 La Transferencia Freud, Ferenczi y Fromm

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    LA TRANSFERENCIA: FREUD, FERENCZI Y FROMM

    Jorge Silva Garca

    Trabajo Presentado en el Encuentro Internacional sobre la obra de Sandor Ferenczi UniversidadInternacional Menndez Pelayo Santander, Espaa, 21 de julio de 1983.

    Al estudiar a Freud, Ferenczi y Fromm, con nfasis en el problema de latransferencia, dud entre escribir un artculo lleno de citas bibliogrficas decada uno de estos grandes pensadores, o bien relatar las experiencias vivas yvividas de ir descubriendo el sentido ntimo del tema que nos ocupa.Freud (1910; 1914; 1925) comprendi de modo paulatino, que Ana O. habatransferido un sentimiento ertico, al Profesor Breuer (1893), su mdico

    tratante: ternura manifiesta e inesperada que Breuer, careciendo deelementos para comprender tal despliegue amoroso, aunque discreto, no selo pudo explicar a s mismo, ni a su paciente. Ante tal situacin, slo le quedsuspender el tratamiento y alejarse.Freud (1905 (1901) p. 116) publica por vez primera el trmino transferencia

    en El anlisis del Caso de Dora y lo define como la expresin de un deseo sexualinfantil inconsciente, dirigido originalmente al progenitor del sexo opuesto yahora expresado, sin querer, hacia el terapeuta. Entiende, de modoimportante, que nada tiene que ver el terapeuta como originador del

    sentimiento manifiesto de su paciente. Comprende, que la situacinprivilegiada del psicoanlisis facilita el que emerjan deseos inconscientes,reprimidos y en consecuencia, no conscientes para el analizado. Con suacostumbrada genialidad, entiende tambin, que el paciente debe llegar a serconsciente de lo que inconscientemente ha manifestado. Ah se inicia lo quese design como la interpretacin y el manejo de la transferencia, elementos

    indispensables, entre otros, para que una terapia sea considerada como unpsicoanlisis.Hasta ah todo pareca simple y claro: se precisa que es en el devenir de un

    psicoanlisis, y slo ah, donde emerge el fenmeno de la transferencia,siempre inconsciente para el paciente y su naturaleza es siempre un deseosexual infantil.Con el tiempo llega a percibir Freud (Macalpine: 1950), que hay transferenciaspositivas y negativas, maternas y paternas. Una y otra vez intenta comprenderel proceso psicodinmico del fenmeno de la transferencia. Pens en variasexplicaciones de tal proceso psicodinmico: que se deriva de la sugestin; una

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    fantasa sexual; un afecto desplazado; emerge del superego; es unaintroyeccin; corresponde a la repeticin compulsiva; deriva de la proyeccino de la identificacin... todo lo cual resultaba confuso, pero, repito, tres hechossiempre sobresalan; la naturaleza espontnea del emerger de la transferencia

    como parte de la neurosis misma del paciente; por otro lado, tal procesoinconsciente es dirigido al terapeuta y, por ltimo, siempre representabaalguna pulsin sexual infantil inconsciente.Los trminos utilizados por Freud y sus discpulos, para designar el fenmenode transferencia, sufren de complicaciones semnticas al ser designadosindistintamente como la transferencia, una transferencia, transferenciasestado transferencia, rapport analtico, a lo cual por ltimo se agreg un

    nuevo concepto: neurosis de transferencia para designar la regresin infantil

    que puede acontecer durante el psicoanlisis.

    Nuestra confusin como estudiantes se vea aumentada por las definicionesdiversas de varios autores y profesores de seminarios... a esta complicacin seagregaba la paulatina toma de conciencia de que la transferencia eraobservable en situaciones extra-analticas cotidianas, hecho que algunosanalistas aceptaban plenamente (por ejemplo Ferenczi citado por de Forest,1954, p. 16) y otros rechazaban.Adems se hablaba del manejo de la transferencia, de la necesidad de

    propiciar la transferencia positiva y del requerimiento de interpretar la

    transferencia con oportunidad y claridad, para evitar el fortalecer las

    resistencias o dar al traste con el psicoanlisis.Cmo llevar a cabo todo esto frente a lo indefinido del trmino transferencia?Definirlo intelectualmente resultaba a todas luces imposible. La lectura deobras diversas, slo nos precisaba, como ya se dijo, que se trataba de unamanifestacin inconsciente para el paciente, sin relacin con la realidad delanalista; que slo se haca patente en el contexto del psicoanlisis y segnSilverberg (1948), la transferencia siempre se acompaaba de una sensacinde desagrado por parte del analizado. Resultaba la transferencia una Espadade Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas... espada por dems invisible,

    puesto que cada uno de nosotros la identificaba a su modo y la experimentabacomo quera y poda, pero siempre vivindola como una amenaza dispuesta ademostrar nuestra incapacidad como terapeutas y el fracaso de nuestraformulacin. Agregado a todo ello, nos sentamos desarmados ante las crticasacerbas al psicoanlisis y a nosotros como psicoanalistas en ciernes, por lopobre y lo confuso de nuestra terminologa.

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    Pese a todo, haca sentido el concepto de transferencia y resultabacongruente, aunque para nosotros los nefitos nos resultase incomprensible;parecamos a punto de comprenderlo... y nos eluda. Era a todas luces claroque la transferencia haba que experimentarla, que vivirla para aprehenderla...

    Nos desafiaba en aquel entonces (1946-48) el captarla intelectualmente. En1951, con el Dr. Erich Fromm, comenc a vivir mi transferencia. Paso a pasopude formular y comunicar intelectualmente lo que haba aprendido ycaptado.Otro hecho me qued claro: la transferencia la vive el analista de mododiferente, de acuerdo con la teora psicodinmica del desarrollo humano quesostenga: Freud, en un principio, valor la seduccin sexual de los nios amanos de adultos o de otros nios ya sexualizados por experiencias previas.Descart esta tesis, ms adelante, cuando capt su propio Edipo al analizar

    uno de sus sueos. Su idea de la sexualidad infantil se fortific cuando vio ensus conflictos con Charcot, Fliess y con otros, la repeticin de su rivalidad conuno de los hijos de su medio hermano, nio un poco mayor que l. Freud llega pensar que haba, en su inconsciente, algn componente de homosexualidadlatente... todo ello congruente con los conocimientos de su poca. Resultaconsecuente, que al descartar la teora del origen traumtico de las neurosis,lo que vio en la transferencia de sus pacientes, resultante de la solucininadecuada de su Complejo de Edipo, era el deseo sexual al padre del sexoopuesto, el repudio y el rencor al padre del mismo sexo; el temor a la

    castracin; la envidia del pene y los resentimientos y dems conflictos queocultaban deseos sexuales inconfesables para el enfermo.El tratamiento exitoso deba, mediante el anlisis de la transferencia, resolverel Complejo de Edipo existente y llevar al sujeto a un proceso de sublimacinque le permitiese encontrar su pareja ad hoc. En el caso de la mujer, siemprequedara algn resentimiento hacia su madre por haberla concebido castrada(Deutsch: 1944) sin un pene propio y teniendo que conformarse con dar a luza un hijo varn... nico pene que podra simbolizar como suyo.Como toda rama de conocimiento que se inicia, las hiptesis, las tesis y la

    teora resultante en que se sustenta el psicoanlisis, al igual que laterminologa que utiliza, adolece de deficiencias y errores, puede inclusoparecer prendida con alfileres, pero el psicoanlisis perdura porque plantea

    un ncleo racional, pleno de sentido. No le faltaban razones a Freud, quien alconfrontar a sus detractores, les indicaba que cambiaran su crtica si viviesen,en carne propia, la experiencia analtica. De hecho, Freud se percat de estanecesidad desde el principio y de ah se deriv, que cada candidato a esta

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    especialidad, debe participar en un psicoanlisis didctico y teraputicopropio, con un maestro calificado, experimentado y convencido. Intilextenderse en las consecuencias de ser discpulo de quien no est convencidode lo que ensea, cualesquiera que sea la rama acadmica o cientfica que

    aparente profesar. Algunos seguidores de Freud (Klein: 1976), buscan lacoherencia explicativa y la precisin semntica de los trminos psicoanalticos,puesto que se ha seguido progresando en el conocimiento de los procesospsicodinmicos del ser humano y se cuenta con una experiencia cada vezmayor.Para Fromm (1941; 1947; 1962) el carcter del individuo sustituye al instintoanimal. El carcter personal imprime su sello de respuesta individualizada,puesto que cada uno de nosotros se va formando en el seno de la familia,donde se aprenden, de manera importante, los modelos, las normas y los

    principios de socializacin con nuestros semejantes y con otros seres vivos(animales y plantas) y se aprende el uso o el repudio peculiar de los objetos.Fromm enfatiza adems, el influjo decisivo de los modos de produccin sobrela caracterologa social, sobre el grupo o subgrupo socioeconmico a quepertenece la familia, sobre sta y sobre las personas quienes la constituyen. Asu vez, Fromm precisa que el individuo influye sobre su familia y sobre susubgrupo o grupo socioeconmico. La interaccin es continua y constante ybaste como ejemplo el propio Freud, quien lleg a cambiar actitudes socialeshacia el sexo y los hbitos sexuales prevalecientes, al igual que imprimi su

    huella indeleble en las artes y en otras muchas ramas del saber humano.Alabado o repudiado, el nombre de Sigmund Freud es conocido en todo elmundo y su obra seguir siendo objeto de estudio y controversia, porgeneraciones presentes y futuras.Fromm ense cmo la transferencia es la manifestacin, en las relacionesinterpersonales, de la enajenacin individual enraizada en las orientacionesnegativas, irracionales, del carcter individual; orientaciones que se fueronformando desde la ms tierna infancia; ense cmo esta manifestacinpuede ser flagrante o sutil, abierta o encubierta, pero siempre inconsciente

    para el sujeto. Desde la cuna se nos va formando y nos vamos formando unmarco de referencia que modula nuestra socializacin con los dems, seanfiguras con autoridad, nuestros iguales o aqullos que hayamos aprendido yaceptado conceptualizar como inferiores; todo ste marco de referenciaencuadra nuestras mistificaciones ms diversas que, en tanto nuestras, lasconsideramos normales, hasta ser capaces de aprender nuevos modelos ymodales de socializacin. El proceso de desmitificacin y de des-represin es

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    lento y pleno de vicisitudes, no es un proceso fcil ni carente de esfuerzo. Estemarco de referencia mistificado, enajenado y enajenante, lo cedemos condificultad y temor, porque constituye todo un sistema psicolgico defensivopara salvaguardar nuestro yo propio (self) de todo aquello que nos amenaz,

    con amenazas veladas o directas, con desamor o indiferencia, con todosaquellos errores del ambiente no facilitante (Winnicott: 1965) que la mayoraencontramos al nacer.En el devenir del psicoanlisis al ir des-reprimiendo, vamos aprendiendo aobjetivar, a desmitificar a todos aqullos quienes integran nuestra situacinfamiliar (Laing: 1969), sobre todo a nuestros padres y otras personasdestacadas y significativas, al igual que vamos objetivando, de modo crtico,nuestro propio proceder. La valoracin cada vez ms racional de nuestroanalista, de los seres de nuestro entorno y de nosotros mismos (lo cual

    constituye una parte importante del anlisis de la transferencia), va sufriendocambios cada vez ms significativos: los odiamos, recelamos, desconfiamos,tememos al mismo tiempo que, a veces, los necesitamos, los idolatramos,amamos, deseamos ad infinitum; hasta que el analista conquista nuestraconfianza plena y podemos ser crticos cndidos; podemos ser sinceros,abiertos, llanos en nuestros sentimientos y pensamiento, porque nos haconvencido que es un modelo de persona muy diferente a lo conocido aunque,desde luego, no es perfecta.Transferimos toda una gama de sentimientos y actitudes irracionales, visibles

    en como hablamos, caminamos, en toda aquella comunicacin no verbal quenos es propia. Lo transferido poco o nada tiene que ver con la realidad;transferimos los prejuicios estructurados en toda una vida enajenante. Vemostodo a travs de nuestro narcisismo, reducto defensivo de nuestro yo propio(self) atemorizado, herido y muy dolido por las propias circunstanciasenajenantes de nuestros progenitores, que ninguna o poco culpa tienen de sercomo a su vez fueron formados y programados. Su narcisismo, al igual que elnuestro, les hace creer que su proceder y su hacer no slo es normal, sino

    hasta loable.

    Merced al anlisis de nuestra transferencia, llegamos a comprender si biennunca a justificar, que han sido y son vctimas de su pasado como lo hemossido nosotros. En la inmensa mayora de los casos, no han procedido con dolo,ni con premeditacin, ni alevosa, ni ventaja (salvo aquellos casos exiguos, biendocumentados en los archivos de criminologa y otros, puesto que lamalevolencia existe); lo usual, es que nuestros padres fueron inconscientes desus errores y les azora en extremo, el atisbo a las consecuencias

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    desafortunadas de stos en nuestro acontecer, cuando no niegan y rechazanindignados o dolidos nuestras crticas. Transferimos toda una forma peculiarde ser, de sentir, de pensar; transferimos prejuicios y vicios mistificados ennuestro esquema de socializacin, como tambin transferimos todo aquello

    prejuiciado y mistificado en nuestra relacin con los objetos como por ejemploel repudio a libros, a la msica, etc., etc y lo transferimos porque nuestracaracterologa vigente impone toda una forma de ser, que no podemoscambiar hasta que, como ya se dijo, no ocurran modificaciones en laorientacin de nuestro carcter, por el desarrollo de procesos dedesmistificacin y de crtica objetivantes. Sin la ruptura de nuestro marco dereferencia previo, no existe posibilidad alguna de construir un nuevo marco dereferencia que obliga a cambios creativos y productivos en la orientacin denuestro carcter. Lo que refuerza la ruptura del mamo previo, es el anlisis de

    la transferencia. No se trata, de modo alguno, que la transferencia slo semanifieste en el psicoanlisis; de lo que se trata es que en las sesionespsicoanalticas es donde su manifestacin resulta obvia, puesto que elterapeuta debe ser una entidad conocida para s mismo y puede objetivar conmayor claridad, lo que hay de racional o de irracional en la imagen que de ltiene el analizado. Es obvio que el terapeuta no debe escudarse en la

    hipocresa profesional (tomando una frase afortunada de Ferenczi (1933)) y

    en todo momento debe tomar en serio, la crtica de su paciente; debe, enconsecuencia, pesar toda crtica y dar la razn cuando haya lugar. El analista,

    en tanto ser humano, no es infalible, ni carente de defectos ni errores.Es por ello que para Fromm, el analista, debe velar por ser su mejorinstrumento de trabajo... Sola decir. Al igual que el buen estado de suescalpelo, es de importancia vital para el cirujano, el escalpelo del analista, suser, debe estar siempre limpio, brillante y afilado. Adems, no siendo

    perfectos, pero s perfectibles, cada sesin de terapia nos brinda unaoportunidad para continuar contratransfiriendo nuestros errores y analizarlos,en la relacin llana, interesada, franca, participante y objetiva con nuestrospacientes y analizados. En todo momento estamos obligados a ser una

    autoridad racional y razonable.Donde se logra objetivar la transferencia, de manera inconfundible, es en lossueos, tanto en su aspecto manifiesto como en su contenido latente. Desdeel primer momento, el sueo manifiesto ya nos da un atisbo valedero alpresentamos cmo suea el paciente a las personas de nuestro sexo si conamistad, afecto y confianza o con diatriba, burla, agresin y hasta muerte; obien, ni siquiera suea a seres de nuestro sexo. La ventaja del atisbo que ofrece

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    el sueo manifiesto, es por ocurrir fuera del control del soante y porquerepresenta un aspecto auto-crtico de lo que est por resolverse o que puedey conviene que sea trascendido. Si bien es cierto que la relacin, en vigilia, denuestro soante con nosotros puede ser cordial, comedida y hasta cariosa,

    sus sueos nos indican hasta qu grado existen an problemastransferenciales a resolver y la naturaleza de estos problemas. Los lmitesnaturales de este trabajo, nos impiden extenderlo con ejemplos. Por la mismarazn, no me extiendo en hablar de la contratransferencia. Lo nico que deberecalcarse, es que las sesiones de psicoanlisis conviene que transcurran en unmbito espontneo y natural, aunque de por s, son tensionantes,angustigenas. Debemos recordar que crecemos y maduramos con angustia ycon miedo, y que todo ello requiere paciencia y un esfuerzo constante porparte de los componentes de la dada psicoanaltica; todo lo cual resulta

    congruente si recordamos que el proceso analtico es parte de la mayuticadel ser.No se puede dejar de sealar la importancia del anlisis directo e indirecto dela transferencia y si bien hemos intentado describirla con palabras, slo laexperiencia misma del psicoanlisis puede comunicar la comprensin de losaspectos ms sutiles y ms importantes de dicha transferencia; adems, entanto no se establezca una relacin confiada y racional con el terapeuta, elsujeto no puede enfrentar sus temores ms recnditos; ello se puedeejemplificar diciendo que para que bajemos al Noveno Crculo del Infierno,

    al igual que el Dante, requerimos de fe en nuestra propia integridad yconfianza en nuestro gua, ese Virgilio quien ya conoce el camino.Sandor Ferenczi (1873-1933) fue un amigo fiel y dedicado a Freud; siemprecomprometido hacia su amigo nunca rompi con ste, pese a las crticasinjustificadas de su maestro y amigo. Pero Ferenczi no fue sumiso a Freud yreabri antiguos caminos que ste ltimo haba cerrado y abri otrosconsecuentes con su talante de hombre amoroso, humano, pleno de ternuray feliz en su hogar. Lleg a ser considerado El analista de los casos perdidos(De Forest op. cit.) porque fue infatigable en sus esfuerzos por comprender y

    curar a quienes lo consultaban. Uno de sus trabajos, muy hermoso yestimulante, publicado en el ao en que muri (Ferenczi; 1933), y quepresent el ao anterior, ante la Sociedad Vienesa de Psicoanlisis, en ocasindel 75 aniversario del natalicio de Freud, se intitula: La confusin de las

    lenguas, entre adultos y nios; resulta todo un cntico a cun humana puede

    ser la relacin mdico paciente en psicoanlisis. En este trabajo relata susesfuerzos para dejarse abierto a la crtica de sus pacientes, sin importarle que

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    tal crtica pudiese ser custica, mordaz, insolente o acompaada de vituperiosgroseros. Consider que el analista es slo un hombre ms, quien no debeescudarse tras de mantos falsos de una autoridad hipcrita, sino que deba serun modelo de tolerancia, comprensin, inters y amor... sobre todo esto

    ltimo. En este mismo trabajo seala que el psicoanlisis debe retomar elorigen traumtico de las neurosis y dar un alto valor a la seduccin sexual delos nios a manos de adultos a cuyos cuidados estn (padres, institutrices,ayos, maestras, servidumbre, parientes...) o de nios sexualizados ya, porexperiencias previas. Da pruebas clnicas de sus observaciones y si bien noanula explcitamente la universalidad del Complejo de Edipo sostenido porFreud, s anula tal universalidad por implicacin. Adems seala algo queFromm considera de importancia capital: los nios no tienenespontneamente inquietudes sexuales, su inquieta curiosidad y las

    indagaciones resultantes, tienen, por naturaleza un sentido ldico y debsqueda de ternura. Con toda atingencia Ferenczi llama a sta la Edad de laTernura. Son las actitudes prevalecientes en el ambiente, las que envisten deculpa el juego inocente, o son los adultos quienes utilizan esta natural ternurapara sus propios fines equvocos. Nos seala Ferenczi, el azoro paralizante queafecta al nio, cuando su ternura se ve atropellada por la inquietud sexual deladulto y cmo el nio se somete a su agresor, acuando as una frase:sumisin al agresor que tom carta de vigencia a partir de la II Guerra

    Mundial. Apunta Ferenczi la deformacin brutal que sufre el carcter del nio

    sometido y cmo el nio tiene que asumir que l es el malo, para poder asdefender su integridad como ser de la amenaza terrible de reconocer que eladulto lo ha utilizado para sus propios fines, sin miramiento alguno, y sin quele importen las consecuencias probables para su vctima.Ferenczi fue an ms lejos y en el trabajo a que hemos hecho referencia, indicael papel tan significativo de la madre y del amor materno. Al contrario deFreud, l vio cmo los padres, por descuido o por rechazo, pueden propiciar laneurosis futura de sus hijos.Desde el punto de vista del tema de la transferencia, lo antes sealado indica

    con claridad que Ferenczi ampli, por implicacin, la concepcin que estefenmeno tuvo para Freud. Si Ferenczi se hubiese quedado con la acepcin deFreud, nunca hubiese comprendido el valor del trauma sexual en la infancia;l hubiese credo, al igual que Freud, que se trataba de una autojustificacin,que serva para esconder la inquietud sexual propia del nio, inquietud sexualpertinente al Complejo de Edipo. Freud pensaba que se transfera el temor decastracin disfrazado. Adems, Freud pensaba que el fenmeno de la

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    transferencia se limitaba al acontecer de la infancia, en tanto Ferenczi, implicla persistencia de dicho proceso en la edad adulta, desde la infancia y Frommreafirma esto, al sealar que estamos presos de la orientacin improductiva oenajenada de nuestro carcter, hasta poder ser ampliamente conscientes de

    tal orientacin y poder as modificarla a orientaciones productivas y creativas.Es indudable que Ferenczi vivi en la transferencia de sus pacientes, lasumisin al agresor, y pudo guiarlos a ir tomando conciencia de la parlisis

    que los atenazaba, la desconfianza, la ira intensa sentida ante el atraco y eldescuido claro de los padres, y finalmente, el miedo que origin la sumisin.Ferenczi vivi, en la transferencia de sus pacientes, el anhelo de ternura, decomprensin y proteccin que deseaban desde nios y facilit lo que hoyllamamos la regresin reconstructiva que permite optar por un camino

    nuestro, propio, no sumiso ni defensivo. Ferenczi vivi con sus pacientes toda

    la profunda necesidad del amor maternal y paternal inexistentes.Se puede pensar que Sandor Ferenczi no sigui el camino de Adler, Rank y Jungy rompi con Freud, por miedo. Yo creo, al igual que Izette de Forest, que norompi abierta ni encubiertamente con Freud por varias razones: Su lealtad yamistad con Freud fue por completo comprometida e inamovible. Sutolerancia a la crtica de sus pacientes, crtica que integraba y cuya integracinle permita superarse, lo llevaron a una dinmica semejante frente a las crticasde Freud.Adler, Rank y Jung no slo rompieron con Freud, sino adems desecharon y

    repudiaron tesis muy importantes de la teora freudiana; en tanto que Ferenczisuper aquellos aspectos tericos que no le hicieron sentido, al buscarcomprender y ayudar a sus pacientes. La prctica clnica fue apasionante paraFerenczi y cuando la teora existente no cumpla con su papel de explicar losfenmenos observados, la trascenda sin dejar los aspectos tericos vlidos.No puedo dejar de insistir en el anlisis de la transferencia como fenmenocrucial en el psicoanlisis; ni puedo dejar de agregar, que conviene leer a estostres grandes pensadores de este campo y que el remate debe ser, laexperiencia propia de vivir y analizar nuestra transferencia.

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    NOTAS[*] Publikation des ErichFrommArchivs, TbingenPublication of the Erich Fromm Archive, Tuebingen, GermanyCopyright beim Autor / by the author.

    Copyright 1983 and 2009 by Dr. Jorge Silva Garca, Joaquin Romo 171, Tlalpan, Mxico, 22 D.F. 14260 /Mxico; EMail: [email protected]

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    http://www.erichfromm.de/biophil/joomla/images/stories/pdfDateien/Silva_Garcia_J_1983a.pdf