Novela de Tribu 3 - Garras Rojas y Fiann - Philippe Boulle

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  • 7/29/2019 Novela de Tribu 3 - Garras Rojas y Fiann - Philippe Boulle

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    World of Darkness- Mundo de Tinieblas:

    GARRAS ROJASPhilippe Boulle

    (Grupo Hombre-Lobo / Saga Tribus Garou / Volumen-3,Relato-A)

    "Tribe Novel: Red Talons"Traduccin: Manuel de los Reyes

    PRLOGO:LOBO Y HOMBRE

    En cuanto el carib se hubo apartado del rebao, su suerte quedechada. Lucha contra el Oso carg a la par de Ojo de Tormenta, conel resto de la manada pisndoles los talones. Ojo de Tormenta seabalanz sobre el costado de la bestia y Lucha contra el Oso le golpeen lo alto de la paletilla. No pas mucho tiempo antes de que otroscuatro lobos estuvieran tambin encima de l, desplomndolo en unestrepitoso amasijo de astas y pezuas.

    Salta la Liebre ga cuando la bestia, en su pataleo, le coce enel costado. Ojo de Tormenta y Lucha contra el Oso, los alfas, pusieronfin a los forcejeos de la presa mediante fuertes mordiscos en el vientrey en la garganta. Al poco, los dems asistan hambrientos a su festn.Corre sin Fatiga se acerc demasiado para el gusto de Ojo deTormenta, que le mostr los dientes a su sempiterno rival. Su gruidogutural, su pelo erizado y sus labios fruncidos citaban la Letana de losGarou mejor que ningn Galliard: La primera porcin de la caza para

    el de mayor rango. Corre sin Fatiga se tir al suelo y ga,sometindose. Ojo de Tormenta volvi a concentrarse en su opparacomida.

    Aquella noche de invierno, con la tripa llena, la manada de lobosdurmi profundamente con la gracia de Gaia.

    * * *

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    Mick aparc su SLK 320 negro en doble fila enfrente del clubRelease, al sur de Londres, haciendo caso omiso de las luces largasdel panoli al volante del VW que intentaba pasar por esa misma calle.La cola que conduca hasta el cordn de terciopelo ocupaba tresmanzanas, mas l no le prest atencin. El gorila, un negro vestido de

    Armani de los pies a la cabeza que deba de pesar al menos cuarentakilos ms que Mick, le dedic la tpica mirada fulminante desde detrsde sus gafas de espejo, antes de apartar la cuerda. Mick sac unbillete de diez del bolsillo de sus pantalones negros de Prada y se loentreg. En el interior, Stash se encontraba a los platos, produciendoun ritmo a dos tiempos que estaba consiguiendo enloquecer a lamultitud. Hombres con trajes de mil libras se contoneaban junto amujeres cubiertas por unos vestidos tan elegantes que revelaban

    mucho ms de lo que ocultaban. Mick se pase por en medio de todoaquello igual que un tigre en la selva, dejndose sentir, que no ver.Superpuesto a los aromas del sudor y la marihuana, poda oler elertico almizcle resultante de mezclar libido y temor. Camin en lnearecta a travs de la masa de bailarines sin que nadie llegara a rozarlosiquiera; de manera inconsciente, todo el mundo le abra paso.

    Aquellos danzantes cuyo instinto de supervivencia no era tan aguzado,hombres y mujeres por igual, lo observaban sin ocultar su deseo.Polillas para la llama, sin duda.

    Lleg al pequeo entresuelo desde el que se divisaba toda lamuchedumbre, enfrente de la garita del DJ. Uno de los reservadostapizados de cuero estaba vaco (desde luego) y se col dentro. Lacamarera tard un minuto en llegar con su Glenlivet. Bien hecho.

    --Bueno, y, de dnde eres? --La muchacha llevaba un modelo deDolce y Gabbana que resaltaba su deliciosa figura. Entr en elreservado para sentarse junto a Mick con apenas un atisbo deaprensin. Atrevida.

    --De muchos lugares --repuso Mick, sin mirarla--. En principio, deCroacia. --Su mente flot diez aos hacia atrs, al da en que su

    madre y l haban aterrizado en Gatwick. S, el pequeo MikaGerbovic haba sido un mocoso enclenque que no dejaba de llorar porsu difunto papi, pero eso haba ocurrido antes de que creciera, antesde que la Seora hubiese despertado al espritu oscuro que se habatrado consigo desde su tierra natal, antes del cambio. A mam aquellono le haba hecho ninguna gracia, claro que no.

    Se dio cuenta de que la muchacha estaba balbuciendo algo y la

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    ataj.--Vamos arriba, vale?La expresin de su rostro era una ricura. La sala VIP del club

    Release era el sanctasanctrum de la movida nocturna, un lugar queaumentaba su leyenda con cada estrella del cine americano al que lecerraba sus puertas... y les haba ocurrido a muchas. La muchachasali del reservado y le ofreci la mano a Mick. ste prefiri cogerladel brazo, sentir el calor de su sangre acelerada. S, el cambio habasido para bien, y Mick saba que se avecindaba ms. Aquel gloriososusurro spero de su interior hablaba de una liberacin, de que latierra iba a soltar su ms gloriosa semilla, aquello a lo que todosservan. Y qu nombre ms hermoso tena aquello.

    Llev a la muchacha hacia el exclusivo ascensor de hierro forjadoque conduca hasta el piso de las personalidades y volvi a mirar

    abajo, hacia la pista de baile. Se pregunt si alguien conseguiraencontrar algn da a mam bajo todo ese cemento.

    _____ 1 _____

    --Jo'cllath'mattric.Ojo de Tormenta permaneca en silencio, inmersa en la fronda de

    conferas y en el glido viento otoal que envolva a la Colina de lasLamentaciones, el cementerio sagrado de los Camada de Fenris quellamaban hogar al clan de la Forja del Klaive. Aqu era una visitante,apenas convencida de que el viaje a travs del rtico hubiesemerecido la pena, pero ste era el lugar donde un amigo ocasionalpasaba su tiempo en el tmulo y aqu era donde ella haba esperadoverlo.

    En su lugar se haba encontrado con una asamblea de aspectoominoso. Haba tres Garou en la colina, todos ellos en forma deHomnido. Dos eran oriundos del clan, y no dos Fenris cualquiera: el

    hombre era Faldas de Montaa, el recin designado guardin deltmulo. La mujer era Karin Jarlsdottir, lder del clan. Pese a serhomnida y Fenrir, Jarlsdottir era tambin una juez de la luna, deprestigio nada desdeable. Ojo de Tormenta, nacida bajo la medialuna al igual que ella, haba odo hablar bien de ella en el seno de supropia tribu, al otro lado del polo, en lo que los humanos llamabanCanad. Los Garras Rojas no tenan fama de lisonjeros.

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    El tercero de los presentes, tambin una mujer lobo, acababa demusitar aquella nica y temible palabra antes de desplomarse en losbrazos de Jarlsdottir. Ojo de Tormenta la reconoca como a otravisitante procedente del otro lado del Atlntico, una Furia Negraestadounidense llamada Mari Cabrah. Como tantos otros, habaacudido aqu para asistir a una importante asamblea pero, en lugar deregresar a su hogar, haba acompaado a una manada de Fenris enuna expedicin hacia el corazn de Europa. Su misin consista encorroborar las historias que hablaban acerca de una amenaza delWyrm. El que estuviera ah, sin duda herida y sola, no poda significarnada bueno para los guerreros Fenrir que haban viajado con ella.

    --Gaia misericordiosa, ellos tambin no.La voz, apenas un susurro incluso para el odo lobuno de Ojo de

    Tormenta, proceda de unos cuantos metros de distancia. De no haber

    hablado, Mephi Ms Veloz que la Muerte podra haber permanecidooculto por tiempo indeterminado, aun cuando fuera l al que Ojo deTormenta haba venido a buscar. Mephi, trotamundos y explorador, notena rival en lo que ataa a moverse con sigilo, ni siquiera entre losmiembros de su tribu, los Caminantes Silenciosos.

    Ms bajas, dijo Ojo de Tormenta, sin palabras, al tiempo que seacercaba a su antiguo compaero. Nacida loba y criada como tal, aligual que todos los Garras Rojas genuinos, Ojo de Tormenta hablabael idioma de los lobos, consistente en gestos, miradas y movimientos.Siempre, ms bajas.

    --Intent prevenirles --repuso Mephi, en la lengua de los Garou,curiosamente universal, una combinacin de palabras humanas ymovimientos lupinos que era uno de tantos dones cedidos por lamadre Gaia a sus favoritos. Pareca abatido, lleno de un profundopesar que Ojo de Tormenta conoca de sobra. Tambin l habapartido de aquel lugar junto a una manada para desvelar trazas delWyrm en Europa, y tambin l haba regresado solo, con relatos quehablaban de la masacre de la manada, de un ro corrupto y de unterrible espritu del Wyrm que se revolva en el sur--. Debera haber

    evitado...--Mostraos! --La orden, medio grito, medio gruido, proceda dela cima de la Colina de las Lamentaciones. Ojo de Tormenta semaldijo en silencio por haberse distrado. Tendra que haber sabidoque el guardin Faldas de Montaa, pese a su reciente incorporacinal cargo, no pasara por alto la presencia de intrusos en ese lugar.Mephi y ella salieron de la espesura a largas zancadas. Ambos

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    comprendan la conveniencia de acatar los dictados de un guardinenfurecido.

    Faldas de Montaa levantaba unos sobrecogedores tres metrosde alto en su forma guerrera de Crinos. Pareca que su pelaje grisreluciera en la noche, como si reflejara su rabia interior al tiempo quecubra al hombre lobo en que se haba convertido. En cada manoaferraba una enorme hacha nrdica; sus fauces lobunas restallabanamenazadoras y terribles. Tambin Karin haba asumido su forma deCrinos, aunque su tamao era menor que el de Faldas de Montaa.Permaneca agazapada junto a la maltrecha Mari, para protegerla.

    El impulso de plantar cara y pelear fluy a travs de Ojo deTormenta con la caricia familiar de un antiguo amigo, mas saba queaquello era una estupidez. El guardin era un guerrero nato armadohasta los dientes. Ms importante an, cumpla con su deber. Aquel

    era territorio Fenrir, terreno sagrado incluso, y ella, como forastera,tena que mostrar la debida deferencia. Agach la cabeza y el rabo,antes de tumbarse en el suelo en seal de acatamiento de aquelhecho. Observ que Mephi, pese a permanecer en forma homnida,bajaba la mirada y extenda las manos con las palmas hacia fuera,algo alejadas del cuerpo.

    --Basta, guardin. --Karin Jarlsdottir retom forma humana antesde continuar hablando--. Ambos son invitados del clan, no enemigos.

    Faldas de Montaa compuso un gesto burlesco durante unsegundo y se trag su rabia, antes de asumir a su vez la forma dehombre. Las dos hachas ahora parecan inmensas en sus manosencogidas, aunque l no demostraba que le costara esfuerzo ningunocargar con ellas.

    --Ms Veloz que la Muerte, lo conozco, pero no a la loba.Ojo de Tormenta --respondi la aludida con un rpido aullido--,

    enviada de los clanes de los Pinos Celestes y el Cruce del Carib.--Bienvenida, Hija de Dos Mundos --aadi Jarlsdottir--. No nos

    sobra tiempo para presentaciones. Me temo que hemos perdido a losmejores de entre nosotros, y debemos pertrecharnos para las

    inminentes batallas. Guardin, prepara las defensas del tmulo y dilesa todos aquellos de los que puedas prescindir que se renan conmigoen la Casa del Vuelo de Lanza. Voy a llamar a los videntes y a losdems invitados.

    Ojo de Tormenta se pregunt por qu habra empleado su nombrede guerra la cabecilla de los Fenrir. Slo sus compaeros msallegados y aquellos que haban acudido a ella en busca de dictamen

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    una Perdicin enorme o algo as. Recuperamos la piedra del senderotras la que bamos, pero no conseguimos detener la invocacin. Vicmo aquel ser se alzaba para romper una inmensa cadena de laTejedora y, cuando sta hubo cado, comenzaron a brotar Perdicionesde la tierra.

    Al contrario que la manada del Viento Helado, la del VientoErrante no haba estado constituida por Garou residentes en la Forjadel Klaive, pero eso no impidi que una oleada de ira y pesar baara alos Fenris reunidos ante la mencin de la muerte de valientesguerreros de Gaia.

    --Cabrah combate a uno de esos seres en este mismo momento.Est dentro de ella, o algo as.

    --No es para tomrselo a broma --intervino otra voz. La mujer erajoven y pareca fuera de lugar en el adusto saln nrdico de la

    Camada. Su atuendo comprenda todo lo que era aborrecible para Ojode Tormenta: un diseo absurdo nacido del sentido de la esttica delos humanos y tejidos infestados por la Tejedora. Resultaba evidenteque se trataba de una de esas condenadas Moradoras del Cristal--. Lonormal cuando se pilla uno de estos bacilos del Wyrm es que sea

    juego, set y partido. Si est consiguiendo aparselas, es que sureputacin no le hace justicia.

    --Bien dicho. --Karin mir a la Moradora del Cristal durante unafraccin de segundo--. Julia, verdad? De Inglaterra?

    --Julia Spencer del clan de la Antigua Ciudad, para ser msprecisos. --Esboz una sonrisa cargada de lo que a Ojo de Tormentale pareci irrespetuoso desdn, pese a lo que Karin no se crisp lomnimo.

    --Las presentaciones fueron demasiado breves durante laasamblea. --Aquello pareca zanjar cualquier posible tensin entreambas--. Pero ests en lo cierto, Mari Cabrah es una feroz guerreraespiritual. Ha de serlo para estar a la par de alguien como Jonas

    Albrecht. --Los Fenris congregados profirieron en sonoras carcajadasal escuchar la lacnica puya lanzada por su cabecilla contra el "rey"

    estadounidense de los Colmillos Plateados. La frivolidad y el sarcasmono eran algo que interesara demasiado a Ojo de Tormenta, pero sabaapreciar la importancia de unir al clan ante un peligro inminente--. Silas dos manadas que partieron de aqu se enfrentaron al mismoenemigo, hemos de esperar que ese enemigo responda.

    La conclusin de Jarlsdottir demostr ser ms que acertadacuando el silencio que sigui a sus palabras fue taladrado primero por

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    un poderoso aullido, y luego por otro. El primero adverta delacercamiento del Wyrm, y el segundo llamaba a los Garou a lasarmas.

    El clan de la Forja del Klaive estaba siendo atacado.

    _____ 2 _____

    Aquella maana de invierno, con el estmago an lleno de carnede carib, Ojo de Tormenta se despert al clido roce de Lucha contrael Oso, que acariciaba su pelaje despeinado por el glido vientosubrtico. Se gir, remolona, y correspondi a su gesto. En verdad era

    el mejor de los lobos, ms merecedor que ninguno del puesto de alfa.Todava se acordaba del da en que se gan su nombre, haca yanueve inviernos. Aquello haba ocurrido antes de su cambio, cuandoseguan siendo unos cros, cachorros en la manada de su madre.

    Haban matado a un alce cerca de un ro y los alfas estabanalimentndose cuando apareci un oso. Profiri un aullido y empuj alos lobos con la intencin de robarles su pieza. Pareca que la manadaiba a permitir que la gran bestia se saliera con la suya pero, antes deque nadie pudiera detenerlo, su hermano se abalanz sobre l. Unlobezno aal solo jams debera haber sobrevivido al enfrentamientocon un oso enfurecido, pero haba elegido el momento preciso paraatacar. Tras saltar sobre el lomo del coloso, haba hincado los dientesen su hombro y haba mantenido su presa. Las poderosas zarpas deloso no podan alcanzar al lobato y, cuanto ms se debata, ms seabra la herida entre las fauces del cachorro. La bestia, enloquecida,se haba cado por la orilla del ro, atravesando la fina capa de hielohasta ir a parar al agua helada. A fin de no ahogarse, el oso habaemprendido la huida. El recin bautizado Lucha contra el Oso regresa la nieve para reunirse con su familia, y recibi una buena porcin de

    la caza. Haba demostrado el mismo fuego y la misma pasin la nocheanterior, con el carib.Ojo de Tormenta se lami el roco del pelaje. El invierno estaba

    dando paso a la primavera, su calor no tardara en hacerse sentir, yaquel era su sitio: una loba rodeada de lobos. Haba cumplido con sudeber para con la Nacin Garou, para con la tribu y el ttem. Habapeleado contra el Wyrm y la Tejedora. Haba visto a compaeros de

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    manada reducidos a trizas por grandes Perdiciones. Haba paladeadola amarga bilis de fomori moribundos entre sus fauces. Haba llegadola hora de ser una loba, como lo era por nacimiento. De ser lo que era.

    La manada se alej del macizo de altas conferas tras despuntarlas primeras luces. Los aales, ladradores, jugueteaban, estableciendorangos para despus deshacerlos con una velocidad que quedabareservada para los jvenes. Salta la Liebre no pareca ms resentidodel golpe que la noche anterior, enfrascado en tumbar boca arriba a sucompaero y pretender que era el alfa.

    Corre sin Fatiga promulg su autoridad a los jvenes lobos conuna serie de sonoros ladridos. Cuando Salta la Liebre hizo casoomiso, lo inmoviliz sobre el manto de hojarasca. El joven lobo gasu sumisin, tal y como ella misma haba hecho ante Ojo de Tormentatras la ltima cacera. Alla al Alba, de dos aos de edad, volvi a

    hacer honor a su nombre comenzando la llamada. Su aullidoestentreo barri las laderas de las colinas estivales, propulsadoenseguida por la respuesta de Ojo de Tormenta y el resto de lamanada...

    ste es nuestro territorio de caza --anunciaban--, la tierra y laspresas son nuestras para que las recorramos y las cacemos.

    Ojo de Tormenta sospechaba que, a kilmetros de distancia, otramanada estaba percibiendo el ltimo eco de sus aullidos y decidiendoque ese da iran a cazar a otra parte. Esperaba que quiz los espritusde sus hermanos y hermanas vctimas del Wyrm escucharan tambinla llamada y se alegraran al saber que su hermana estaba dondedeba. Los Garras Rojas llamaban a aquellas tierras el protectorado delos Pinos Celestes; los humanos, los Territorios del Noroeste; para ellaera, sencillamente, su hogar.

    Con una vigorosa sacudida, se desembaraz de las ltimas gotasde roco que salpicaban su pelaje y liber su cabeza de aquellasideas. La teora y el arrepentimiento eran las muletas en las que seapoyaban los humanos. Ella era una loba. Observ con orgullo a los

    juguetones cachorros y se percat de que, si Gaia la hubiera trado de

    vuelta una o dos lunas antes, sera ella la que los hubiera parido.Propiedad --pens--. Otra muleta humana. Los cachorrospertenecan a la manada y ella era su madre alfa. Al diablo con elembarazo de Corre sin Fatiga.

    Pronto estaban corriendo de nuevo y, para cuando el sol hubotocado el horizonte del oeste, se haban alejado dieciocho kilmetrosdel lugar donde haban dormido. Lucha contra el Oso condujo a la

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    manada por una caada abajo para obtener algo de agua y reponerse,pero no todos los lobos lo siguieron. Salta la Liebre coron la cresta dela colina y su postura cambi. Presa, dijo, con mayor nitidez de laque ningn humano sera capaz. Una vaca que se ha alejado delrebao. No nos ha olido ni odo. Es dbil.

    Ojo de Tormenta se tens, presa de la anticipacin ante laperspectiva de disfrutar de dos comidas suculentas tan seguidas. Losdems comenzaron a ascender por la colina, preparndose paraseguir a sus alfas en la cacera.

    Mas uno de los alfas no apareca. Lucha contra el Oso seencontraba junto al pequeo riachuelo, lamiendo el agua. Se dira quese encontraba ajeno a todo, tal era la satisfaccin que leproporcionaban el refrigerio y el descanso. Salta la Liebre se tens,dispuesto a correr, y dio un primer paso, tentativo, para alejarse de su

    padre y alfa. Lucha contra el Oso se gir y ladr, y su hijo dio unrespingo, atemorizado. El anciano lobo no corri para amonestar a suhijo y compaero de manada extraviado, sino que lo inmoviliz con lamirada. Salta la Liebre se la sostuvo durante unos instantesinterminables. Su actitud de desafo comunicaba de manera infalible loque senta ante la huida de la presa. Por fin apart los ojos de los desu alfa y se tumb en el suelo, en silenciosa sumisin. Los dems seaproximaron despacio hasta el agua, tal y como les conminaba Luchacontra el Oso. La comida del da anterior los sustentara.

    Ms tarde, cuando la manada se detuvo a descansar por unashoras, Lucha contra el Oso habl con Ojo de Tormenta. Con unoscuantos barridos de su cola y unos movimientos de su cuerpoenvejecido, transmiti su mensaje de forma difana. Salta la Liebre tedar buenos cachorros cuando llegue el calor.Aquella sencillaaseveracin lo deca todo. Slo el macho alfa de la manada podaaparearse, y ahora se era Lucha contra el Oso. Para que Salta laLiebre pudiera engendrar descendencia tendra que desbancar a supadre, y para que ste abdicara tendra que...

    Silencio --ladr Ojo de Tormenta--. Los cachorros sern tuyos.

    Estoy viejo y cansado, hermana --dijo, slo con tumbarse--. steva a ser mi ltimo deshielo.Aquella afirmacin careca de tristeza yde amargura. Slo haba resignacin. A la usanza del lobo.

    Al cabo, mientras el resto de la manada dorma, Ojo de Tormentadio un paseo. No era justo, pens, a su pesar. Ella tena la mismaedad que Lucha contra el Oso, el ltimo superviviente de su camada.Slo porque Gaia hubiera decidido concederle la piel cambiante, por

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    qu tena que ser l y no ella el que se adentrara en la primavera a laespera de la muerte? Haba dedicado sus diez inviernos a velar por lamanada y los cachorros, conducindolos a caceras con xito y averanos dichosos a pesar de los humanos y sus costumbres, campoabonado para el Wyrm. Ningn Galliard le dedicara sus cantares y,sin embargo, era l el que haba obedecido los mandamientos deGaia. Era sa la justicia que imperaba en el mundo?

    En ese momento, sus orejas se irguieron al escuchar elcondenado sonido de un motor eructando y capt una dbil vaharadade acre humo procedente de un tubo de escape. Fue entonces cuandosupo que Lucha contra el Oso no iba a morir al olvido de Gaia.

    _____ 3 _____

    El Himno de Guerra de los Fenrir era algo hermoso y terrible cuyosonido recordaba al aullido de una tormenta invernal que descendierasobre una solitaria aldea costera. Por desgracia, en esta ocasin laaldea era el propio clan de la Forja del Klaive de la Camada, y latormenta era la furia desatada del Wyrm.

    Ojo de Tormenta parti de la Casa del Vuelo de Lanza a toda lavelocidad que le permita su forma lupina, en direccin a la guarida deToren Guardin de la Tejedora. Karin Jarlsdottir le haba ordenado quedefendiera del asalto a Mari Cabrah, que an se debata, y eso era loque pensaba hacer. El sonido de la batalla proceda de todas partes,prximo y lejano a un tiempo; los gritos de guerra, casi jubilosos,competan con los terribles y estridentes chillidos de los condenadosDanzantes de la Espiral Negra. Ojo de Tormenta comprenda ahorapor qu haban sido tan pocos los Fenris reunidos en el Vuelo deLanza: ya haban dispuesto una frrea defensa del tmulo, defensaque ahora estaba cosechando sus frutos en sangre de Danzante ygloria para los Fenrir.

    Coron la colina ms cercana al hogar de Guardin de laTejedora y se le pusieron los pelos de punta. Dos de los asaltantes deltmulo, seres vetados por Gaia, se alzaban ante ella en su propiaversin corrompida de la forma guerrera de Crinos. Resultaba obvioque uno de ellos era una hembra, puesto que pendan de su torsolampio hileras de mamas oscilantes. Su rostro estaba cubierto por talcantidad de costra que Ojo de Tormenta se pregunt cmo era posible

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    --De lado --dijo Jarlsdottir en cuanto hubo escudriado la nicaestancia de la casa. Extendi su enorme martillo y los cuatro Garouobservaron su superficie reflectora; de algn modo, las heces de labatalla no se adheran a l. El mundo fsico no tard en hendirse y seencontraron en el reflejo del tmulo en la Penumbra. No era unespectculo agradable.

    Las imponentes paredes cubiertas de runas de las fortificacionesde la Umbra se erguan a su alrededor, pero el cielo que los cubra yano se encontraba en calma. Un sobrecogedor tifn espiritual, comoOjo de Tormenta nunca haba visto (pese a su nombre), ruga en elfirmamento de la Umbra. Guardin de la Tejedora estaba en lo alto delas almenas, agitando una gran lanza en direccin al cielo y las negrassombras que lo surcaban. A su alrededor bregaban espritus dehalcones, lobos y vientos que obedecan su voluntad y se enfrentaban

    a la arrolladora tempestad. En un segundo se haba percatado de sullegada y baj de un salto para unirse a ellos.--Este ataque no es fortuito, Greifynya --inform. El Theurge era

    anciano y su pelaje de Crinos encaneca, pero sus ojos brillabancargados de energa. Las runas y las inscripciones que cubran su pielresplandecan de poder; los espritus guardianes que comandaba lefortalecan para la batalla. Su lenguaje corporal delataba lasemociones que bullan en su interior: a partes iguales, preocupacinpor la seguridad del lugar sagrado que estaba a su cargo yanticipacin ante la gran batalla para la que haban nacido todos losFenrir--. Estos esbirros del Wyrm andan buscando algo.

    --Opino lo mismo --convino Karin, cuya voz sonaba ms difanaen la Umbra, pese a su forma de Crinos--. Los Danzantes del reinofsico pretendan distraernos mientras los espritus se apropiaban de loque haban venido a buscar. Qu son estas cosas, Perdiciones?--aadi, indicando con un gesto las negras formas que ocupaban elcielo tormentoso.

    --Yo nunca las haba visto as, Greifynya.--Pero yo s --interrumpi Mephi--. sos son los seres que

    brotaron del erial prximo al Tisza. Me... me parece que han venido apor m. --Admitir tal cosa supona un trago amargo para un Garou quese haba forjado su reputacin eludiendo al Wyrm. Si haba puesto enpeligro al tmulo, su vida estara en entredicho.

    --O a por ella --sugiri Guardin de la Tejedora, sealando a lasombra de Mari en la Umbra--. El ser de su interior est vinculado aesa tormenta, de alguna manera.

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    lunares durante mucho ms tiempo. Haz honor a tu nombre,Caminante. --Dicho lo cual, Mephi Ms Veloz que la Muertedesapareci.

    Voy con l, aadi Ojo de Tormenta en lengua de lobo, con unsimple giro de cabeza. Ya casi haba salido de la casa cuando ladetuvo la orden de Karin.

    --No, Ojo de Tormenta, tengo otra misin para ti. --La Greifynya ledio a la Garras Rojas la oportunidad de darse la vuelta antes deproseguir--. Es posible que las Perdiciones hayan venido en busca deMari o de Mephi, pero no lo creo. Hay alguien ms en quien podranestar interesadas.

    Volvi la mirada hacia Grita Caos, que la observaba con la bocaabierta.

    --Pero...

    --Llvalo junto a Antonine Gota de Lgrima, a los Estados Unidos--dijo la Greifynya--. Procura que est a salvo.Ojo de Tormenta sinti cmo una rabia acbar se acumulaba en

    su interior. Se le eriz el lomo. Cmo poda pedirle la mujer queprotegiera a ese estpido? No haca tanto, cuando lleg a la Forja delKlaive, Ojo de Tormenta se haba contado entre los que exigan laejecucin inmediata del metis, sin ceremonias, as de dbil haba sidola resolucin del prvulo frente a acusaciones sin fundamento. Ahoratena que velar por l? Era absurdo! Era...

    Mir de soslayo a Jarlsdottir, que sin duda haba ledo sinproblemas el lenguaje corporal de Ojo de Tormenta y mantenaclavados en ella sus ojos fros e inflexibles. Era una orden de laGreifynya del tmulo donde ella era una invitada. Era una orden de laalfa, y la Letana estipulaba que no se deba cuestionar al lder entiempos de guerra. Ojo de Tormenta baj la mirada, acatando as laorden de la cabecilla Fenrir, y se volvi hacia Grita Caos. No lesorprendi ver que aquel metis Hijo de Gaia, una violacin ambulantede la Letana, no lo vea todo tan claro.

    --No! Tengo que quedarme para defender el tmulo junto al

    resto de vosotros! Ahora ste es mi hogar! No puedo marcharme.--Grita Caos --comenz Karin, con voz calma, aunque templadapor la rabia suprimida--, el Contemplaestrellas Gota de Lgrima dijoque t habras de formar parte de una tercera manada, necesaria paraderrotar esta amenaza. Sin esa tercera manada, muchos de losmejores guerreros de este clan ya han fallecido, y me temo que sernmuchos los que se unan a ellos antes de que termine la batalla.

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    Aprecio tu deseo de defender la Forja del Klaive, pero ser mejor quevayas junto a Gota de Lgrima. As que vete.

    --Pero...Jarlsdottir hubo adoptado su forma de Crinos antes de que los

    dems la vieran moverse. Su mano derecha salt a la garganta deGrita Caos y su pie izquierdo avanz hacia detrs de la pierna derechadel joven. Empuj hacia delante y Grita Caos cay de espaldas, conlas garras de Karin en la trquea.

    --Vete!Ojo de Tormenta sacudi la cola, admirada. Para ser un

    Homnido, Jarlsdottir saba comunicarse como un lobo cuando hacafalta. El cro de Gaia (que en esta compaa pareca ms nio quenunca, pese a la corpulencia de su forma de Crinos) se levant encuanto lo soltaron y se dirigi hacia la puerta. Antes de salir, volvi a

    mirar a la mujer que lo haba vapuleado tan a las claras.--Ten cuidado --se despidi Karin, antes de caminar de lado.En lobo, le dijo Ojo de Tormenta al muchacho. Observ cmo

    cambiaba hasta convertirse en un pequeo y delgado lobo gris, ancon pequeos cuernos de carnero. Sgueme, aadi, tras lo quesalieron y se encaminaron hacia la Colina de las Lamentaciones,donde estaran afianzados los puentes de luna que an se tuvieran enpie.

    An les quedaba medio kilmetro para llegar cuando el aire seabri encima de sus cabezas con un sonoro chirrido. Un ser depesadilla salt del tajo practicado en la Celosa. Su forma era la de unenorme lobo, pero pareca hecho de pura oscuridad, resaltada porPerdiciones como hilos que reptaban por su interior. Sus ojos ardancon un malvolo fulgor verde y en sus fauces sostena un jirnensangrentado de carne de Garou.

    Ojo de Tormenta reconoci el pelaje gracias a las runas que locubran.

    _____ 4 _____

    S, dijo Ojo de Tormenta, en un idioma de dientes desnudos,ojos clavados y pelos erizados.

    No, repuso Lucha contra el Oso, de la misma manera,sosteniendo su mirada y levantando la cola ante el desafo a su

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    autoridad por parte de su hembra alfa. No es nuestro estilo.S!. Su gruido precedi a un ladrido estruendoso y, de

    improviso, empez a correr y a saltar, impulsada por su rabia. Luchacontra el Oso retrocedi de un brinco para tomar una posicin msventajosa, pero ella se mova ms rpido de lo que ningn lobo seracapaz y, para cuando atac, ya haba cambiado. La imponente formadel lobo feroz Hispo le proporcionaba al menos cincuenta kilos deventaja. El macho sali rodando igual que un cachorro.

    Lo cierto fue que no se rindi as como as. No hubo chillidosagudos, ni gargantas abiertas de repente. Lucha contra el Oso gru,ladr y combati como si aquella enorme loba cambiante fuese tanslo uno ms de los muchos retos a los que haba hecho frentedurante el transcurso de sus muchos inviernos. En vano. En cuestinde segundos, la loba lo haba tumbado de espaldas y aquellas

    grandes fauces rodeaban su garganta, con fuerza. Tena dosopciones, rendirse o morir, as de sencillo. No haba mucho dondeelegir.

    S, concedieron sus orejas gachas y su cola encogida. S.Ojo de Tormenta se apart del macho acoquinado y se redujo a la

    forma de una gran loba rojiza. Tenan que ponerse en marcha siqueran encontrar a su presa.

    Tardaron una hora, pero dieron alcance a los humanos cuandostos detuvieron su vehculo en lo alto de una ligera elevacin. Eltiempo que haba pasado Ojo de Tormenta entre los humanos le decaque aquel objeto era lo que llamaban una "ranchera" pero, por lo que aella ataa, era tan slo otra monstruosidad engendrada por laTejedora. Tres hombres se encontraban de pie alrededor del objeto,comiendo y charlando. Los sonidos llegaron hasta los odos de Luchacontra el Oso, pero ste no consegua comprender las palabras. Ojode Tormenta no tena tanta suerte.

    --Oye, Maurice --le dijo un hombrecillo rechoncho a su compaerosentado en el suelo del remolque--. Ya sabas que Shauna ha vueltoa las andadas? --Llevaba el largo cabello negro recogido en una

    trenza.--Pues s. Una pena, ya te digo. --Maurice, ms esbelto que sucamarada, mordisqueaba algn tipo de vianda ya envasada--. Cuentanque se lo est pillando al Viejo Hubert. Los de la montada haran bienen encerrar a ese capullo de una vez por todas.

    --El alcohol sirve lo mismo para pillar cogorzas que para pagarsobornos --intervino el tercero, al tiempo que apareca al otro lado de

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    cien kilos!--Me parece que lo tengo a tiro --dijo Gregory, el alfa humano,

    mientras alzaba su rifle. A travs de la mira telescpica disfrutaba deuna esplndida imagen de Ojo de Tormenta... mientras que no tenaninguna oportunidad de ver a Lucha contra el Oso, hasta que fuedemasiado tarde.

    --Cuidado! --grit Dorion el gordo cuando divis al enorme lobogris que cargaba colina abajo. Mas su voz de alarma llegaba tarde,muy tarde, cuando la bestia ya haba saltado y Gregory comenzaba acaerse. Maurice dispar su arma, pero no antes de que la sangre deGregory se vertiera en el suelo. Tambin Dorion dispar, pero fue anms en vano, ya que el lobo estaba moribundo.

    A medio kilmetro de distancia, en lo alto de una pequeaelevacin, Ojo de Tormenta le dio la espalda a la matanza y

    emprendi el regreso al territorio de su manada. El hombre llamadoGregory ya no matara a ms lobos, y el nombre de Lucha contra elOso sera recordado.

    _____ 5 _____

    Mick hizo un cuenco con las manos bajo el agua caliente quebrotaba del grifo de cromo. La violenta iluminacin de su cuarto debao pona de manifiesto hasta la ltima mota de mugre y porquera, yse haba propuesto frotar hasta que no quedara nada. Tena que frotarhasta que no quedara nada. El agua pas de estar caliente a escaldar,levantando volutas de vapor del pulido lavabo de porcelana. Perfecto.

    Alcanz la pequea balda de cromo donde guardaba una aeja navajade barbero y otros preciados tiles de aseo y presion el difusor deNeutrgena una vez, dos.

    El gel naranja se disolvi en una jabonadura blanca cuando lofrot entre sus manos, hasta convertirse en espuma. Cerr los ojos yse llev las manos a la cara, rellenando con espuma hasta el ltimo

    resquicio y recoveco de su rostro perfecto. Emple los anulares parafrotarse alrededor de las aletas de la nariz, y sus anchas palmas paraesparcir el jabn, primero por las mejillas y luego por la garganta.Volvi a ascender, empleando todos los dedos para acariciarse lafrente. Cuando le pareci que haba frotado hasta el ltimo poro,sumergi las manos en el agua para enjuagarlas. La espuma habaadquirido un satisfactorio tono rosado. No haba otro jabn como

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    Neutrgena para que saliera la sangre.Despus de aclararse el rostro con agua y palparse (frotarse

    jams, slo palparse) con una toalla limpia de algodn blanco parasecarse, pas la mano por el enorme espejo para limpiarlo de vaho.Su piel presentaba un leve rubor por culpa del tratamiento, perodesaparecera. Mir la toalla y vio que no la manchaba ni una solamota de sangre. Como deca siempre, no haba nada comparable aempezar el da con una buena limpieza.

    El vapor haba vuelto a empaar el espejo, sumergiendo su reflejoen una neblina gris. En esa niebla, vea cosas. En el agua corriente,oa cosas. Noticias, buenas noticias. Haba gente que iba a acudir a l,gente con la que podra jugar de verdad. Mick sonri al pensar en ello.Repar en una mota de carne sanguinolenta atrapada entre el caninosuperior izquierdo y el incisivo. Cogi la seda dental.

    * * *

    La bestia heda a Wyrm como nada que Ojo de Tormenta sehubiera encontrado antes, y se haba enfrentado a ms de unengendro a lo largo de sus diez inviernos. Cuando el ser dio un pasohacia delante, el olor a sangre y dolor eman de l igual queenjambres de moscas de un cadver al que se le hubiera dado unapatada. Otros seres, bien fueran Perdiciones u otro tipo de espritus dela putrefaccin, reptaban y coleaban inmersos en las tinieblas de supelaje y su cuerpo.

    Grita Caos se irgui en Crinos y se aprest para la batalla, pero elser mantena la mirada clavada en Ojo de Tormenta. Avanz un pasoms y, si es que su cuerpo era capaz de transmitir algn mensaje, supostura pareca decir: Eres ma, cachorra. Rndete.

    Ojo de Tormenta sinti cmo arreciaba su rabia. En esta ocasin,no ofreci resistencia. Las heridas de su costado izquierdo, an encarne viva, ardan y azuzaban su clera. El trago amargo que le habahecho pasar Karin Jarlsdottir al obligarla a hacer de seorita de

    compaa para aquel cachorro incestuoso de Gaia contribua aenfurecerla, y se dej llevar. El fuego de Luna prendi en sus venascuando su esbelta forma lupina se agigant en una fraccin desegundo. Las zarpas delanteras se estiraron y agrandaron hastaconvertirse en poderosos brazos recubiertos de pelo, y no tard energuirse cuan alta era su imponente forma de Crinos. Con todos sussentidos enfocados tan slo en el lobo del Wyrm, se propuls y surc

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    permaneca oculto por el mismo espritu, pero ahora volva a resultarvisible. Lo mir de soslayo con su ojo bueno y le record al humano alque haba arrebatado el can. Aquella s que haba sido una caceragloriosa.

    Revirti a Lupus y se desprendi de los recuerdos del pasado. Noera se momento para reminiscencias. Tena que poner a salvo aGrita Caos; se era su deber para con Karin Jarlsdottir y los dems.Mir de soslayo al metis de Gaia y ste reasumi su forma de lobo.

    Cubrieron el ltimo medio kilmetro a toda velocidad, conscientesde que el tmulo se estaba enfrentando a un asalto despiadado. Losgritos de guerra de los Fenrir y los Danzantes de la Espiral Negrarivalizaban en intensidad, y los olores del miedo, la ira, la sangre y elfuego se entremezclaban en el viento. Ojo de Tormenta se alegr devolver a escuchar el estrepitoso tronar del martillo de Jarlsdottir, y Grita

    Caos contribuy con una serie de rpidos gaidos a los aullidos debeneplcito que levantaban ecos por todo el territorio de los Fenrir.Fue un grito bien distinto el que les dio la bienvenida cuando hubieronllegado a la Colina de las Lamentaciones.

    --Santo Cristo en la cruz! --Julia Spencer, la Moradora del Cristalque estuviera antes en el Vuelo de Lanza, apelmazaba el escarchadosuelo otoal con sus botas--. Genial.

    Vamos, dijo Ojo de Tormenta con un brusco ladrido lobuno. Sedispuso a invocar a las Lnulas que le garantizaran el acceso alpuente lunar que cruzara el rtico y la llevara de regreso a su hogar.Desde all, emprenderan un arduo viaje hasta llegar a Albrecht, enNueva York, pero era factible. Acababa de levantar apenas la voz enun aullido de splica a los espritus cuando la Moradora del Cristalhabl de nuevo.

    --No malgastes saliva, los pueteros puentes ya no estn. --Elrostro enjuto de Spencer adopt un aire que a Ojo de Tormenta lecost esfuerzo reconocer; parte abatimiento y parte desafo, con unapizca de sarcasmo. La opacidad de los humanos poda llegar aresultar frustrante en ocasiones, y en esta ocasin lo empeoraba el

    hecho de que las gafas tintadas de la mujer le ocultaran los ojos con lamisma eficacia que su abultada chaqueta enmascaraba su lenguajecorporal. De hecho, se cubra con un despliegue de telas tpicamenteincomprensible. Para qu necesitaran los humanos capa sobre capade ropa? Cmo ibas a correr o a pelear con los pies envueltos encaucho y cuero?

    --Qu ha ocurrido? --Grita Caos fluy a su forma de Homnido

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    de las Lamentaciones, sobre la que se encontraban, era ahora unvasto montculo cuajado de regias lpidas de piedra que sealaban lastumbas de los hroes Fenrir. Las fosas estaban vacas, puesto quesus habitantes aguardaban la llegada del Apocalipsis en la otra vida.

    Ojo de Tormenta saba que tambin debera ver las altas murallasde runas de la fortaleza de Guardin de la Tejedora, as como elflamante fulgor del deshecho Yunque de Tor del que el tmulo tomabasu nombre. Mas la tempestad era lo nico que alcanzaba a ver. Laslpidas desaparecieron en la arrolladora masa de nubes y Lnulasenloquecidas antes de que hubiesen coronado la cima. Todo lo quequedaba a los pies de la colina haba sido absorbido por la tormenta.

    --Sujtame! --exclam Spencer, cuyas ropas restallaban al vientode la Umbra--. Deprisa!

    Grita Caos cambi a Crinos y cogi a la mujer homnida con su

    brazo izquierdo, mientras hunda las garras del derecho y de los piesen el suelo para afianzarse. Ojo de Tormenta saba que no iba a sersuficiente; el viento pareca decidido a arrojar a aquellos intrusos a sudominio. Fluy a su vez a la forma guerrera y asi del brazo a GritaCaos. Con el otro brazo, se ancl a la lpida ms prxima y semantuvo firme gracias a su considerable poder. Empero, el viento eramuy fuerte y continuaba arreciando.

    --Gracias! --La Moradora del Cristal, ya algo ms segura, meti lamano en otro de sus muchos bolsillos y extrajo una especie de tablillade plstico gris. Ojo de Tormenta no poda ver con claridad qu estabahaciendo, pero sinti cmo se tensaba Grita Caos. Un haz, una luz,una chispa o tal vez un ascua sali despedida de la tablilla.

    Ojo de Tormenta, con las garras aplicadas a la tarea de no soltarla piedra, se arriesg a alzar la vista. La tormenta lo eclipsaba todoaunque, cada cierto tiempo, las nubes se arrebujaban como siquisieran permitir un atisbo de la Umbra que rodeaba al tmulo y a latempestad. En cierta ocasin, Ojo de Tormenta vio la estrella roja que,para algunos, vaticinaba la venida del Fnix y la batalla final. En otras,vio la tenue regularidad reluciente de Urdimbre, la desquiciada trampa

    de realidad de la Tejedora. Aquel brillo, o al menos una hebra delmismo, se estaba aproximando.--Preparaos! --chill Spencer, por encima del aullido incesante, y

    asumi su forma de Crinos. Era delgada y cimbrea para losestndares Garou, con el pelaje marrn y gris oculto bajo atavosdedicados, pero el cambio de tamao bast para que Grita Caosestuviese a punto de perder su presa--. Perdona --se disculp, no sin

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    nueva pata sala desdoblndose de su interior. La Garou se dispuso arepeler otro ataque, consciente de las otras araas que descendanpor el hilo detrs de su lder.

    --Ya est! Vamos.Ojo de Tormenta ech un rpido vistazo a su espalda. Una fina

    lnea temblorosa se arqueaba procedente del cielo de la Umbra sobresus cabezas. Una senda lunar. Gracias a Gaia.

    --Saltad! --grit Spencer, y saltaron.

    _____ 6 _____

    El hilo sedoso tir del costado de Ojo de Tormenta cuando el

    encanecido Morador del Cristal hubo suturado la carne. Su pelo gris yla barba jaspeada enmarcaban un rostro ceudo cuajado de arrugasque hablaban de muchos aos de lucha. Sus ojos verdes seahuevaban tras unas lentes de aumento que contribuan a distorsionaran ms su aspecto.

    Julia Spencer, la joven Moradora del Cristal que los haba sacadode la Forja del Klaive, apareci en el umbral.

    --Todo en orden, Geoffrey?--Vamos a ver, invitaste a una Araa Tejedora a un tmulo de los

    Fenrir, Julia? --Los ojos del anciano no se apartaron en ningnmomento de los primeros auxilios que dispensaba. Spencer se apoycontra una pared prxima en la serie de desvanes reconstruidos queserva de hogar al clan de la Antigua Ciudad--. Sabes que los Garoutenemos leyes contra ese tipo de cosas? No s si te sonar unabagatela que nosotros llamamos la Letana.

    Ojo de Tormenta se mordi la lengua cuando el anciano pas deocuparse de las heridas de su costado a las de su hombro. Estabatendida en una mesa metlica elevada, y se senta fuera de lugar porcompleto en su forma de lobo en lo que podra tomarse por un

    moderno hospital de campaa.--Vers, Taylor--repuso la joven Moradora del Cristal--, lo que tests haciendo se parece un montn a ocuparse de las aflicciones deotro. --La parfrasis de la Letana estaba bien trada, pero tambinconsigui erizar el lomo de Ojo de Tormenta, dado que era ella la queestaba permitiendo que ocurriera.

    --No es lo mismo, Julia, querida. Incluso los Garras y los Fenrir

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    lobo del Wyrm segua all, si bien algo atenuado.--O a Hispo, qu ms da. --Taylor se volvi hacia su compaera

    de tribu--. Qu amigos ms majos, querida. Por aqu, la jefa estesperando.

    Taylor los condujo fuera de la enfermera hasta el entresuelodesde el que se dominaba el patio interior del tmulo de los Moradoresdel Cristal. Por lo que poda ver Ojo de Tormenta, todo el lugar seencontraba dentro de un enorme edificio con aperturas en lo alto parabeneficiarse de la escasa luz del sol que brillaba sobre aquella ciudad.Haba una especie de jardn en el patio, aunque a ella no se leocurrira llamarlo natural. All era a donde los haba conducido lasenda lunar; pareca que haba muchas otras estancias alrededor ypor encima de aquel sitio. Todo apareca pulcro y bruido, semejante aun valle tras una nevada, antes de que las liebres hayan tenido tiempo

    de imprimir sus huellas. Pero por todas partes se vean paredes ytechos. Incluso el patio estaba hacinado en medio de cemento, acero ycristal. No poda ocultarse la presencia de la Tejedora.

    Llegaron a un claro en un extremo del jardn, donde se habanreunido varios Garou y algunos humanos miembros de la Parentela.stos se delataban al observar atnitos a Ojo de Tormenta, unainmensa loba feroz que caminaba junto a tres humanos. Todos ellosestaban sentados sobre el exuberante csped. Ante ellos haba variastablillas como la de Julia, aunque de mayor tamao. Presentabanteclas y botones que algunos de los humanos apretaban con unarapidez vertiginosa.

    --Bienvenidos al clan de la Antigua Ciudad --salud una mujerpelirroja, mirando por encima del hombro de uno de los usuarios de lastablillas. Hablaba en Garou, para la visible consternacin de variosParientes--. Espero que Geoffrey haya hecho un buen trabajo, Ojo deTormenta. Me llamo Nicola Corre por el Ro, la supuesta anciana deesta turba de alborotadores. Creo que os interesar acercaros yecharle un vistazo a esto. Al parecer, tenemos un invitado.

    Ojo de Tormenta y los dems se acercaron al grupo de Parientes

    y miraron a las pantallas de las tablillas. Tuvo que forzar su vistalobuna para concentrarse en las imgenes planas a fin de distinguirlas,ignorando el parloteo de los Moradores del Cristal acerca de lasexcelencias de las "lneas sin cables", fueran lo que fuesen stas. Latablilla del operador de la Parentela exhiba una imagen del tristecemento del exterior de la ciudad. Haba un vehculo negro en unaesquina.

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    --Eso est a una manzana de distancia. El Mercedes lleva ahmedia hora. Acabamos de enviar a una manada.

    * * *

    Mick apret las teclas de control del CD del salpicadero hasta queencontr un ritmo agradable y envolvente. Le molestaba mucho nohaberse fijado antes en aquel almacn reconvertido. Hasta queaquella deliciosa voz rasposa no le hubo conducido hasta all, nisiquiera se acordaba de haberlo visto, y eso que haba pasado ms deuna noche interminable conduciendo por esas calles hostiles en buscade nuevos lugares de reunin y alguna que otra compaera de juegos.

    Vaya, que aquello no era normal.Un guardia de seguridad sali del edificio y camin hacia el coche

    de Mick. Qu interesante. No poda verlos, pero ola a los otros que semovan por los tejados y los callejones. De lo ms interesante.--Disculpe, seor--dijo el guardia, cuando se hubo acercado a la

    ventanilla. Portaba un uniforme claro, portaba una porra de polica y untransmisor receptor--. Puedo ayudarle?

    Mick esboz una sonrisa e inhal el almizcle lobuno del hombre.--Pues s, hombre. Trabajas en ese edificio de ah?--Qu puedo hacer por usted, seor?--Vers, organizo bailes nocturnos y estoy buscando nuevos

    espacios. --Las mejores mentiras eran siempre las que seaproximaban a la verdad. Mick le entreg una tarjeta de visita al pobremuchacho--. Me estaba preguntando si podra alquilar el local duranteun par de das. Ya sabes, para montar una fiesta. Bien remunerado.

    --No, no se alquila, seor. --El guardia no cogi la tarjeta y lededic a Mick su mirada ms inflexible--. A lo mejor tiene ms suerte simira ms adelante.

    Uuy, qu miedo. Mick sonri y puso el coche en marcha.--Vaya, qu pena. Voy a mirar ms adelante.Cuando hubo dado la vuelta a la esquina y el guardia hubo

    desaparecido del espejo retrovisor, observ la negrura absoluta queencharcaba el suelo del coche, y a la feroz sonrisa lobuna que flotabaen esa oscuridad.

    --Pronto, mascota.

    * * *

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    antes de ver a Salta la Liebre, inmvil, con la cola en alto en actituddominante.

    Lucha contra el Oso ya no est, proclam con algunosmovimientos y an menos sonidos. Ha matado a uno de nuestrosenemigos y vamos a cantar por l.

    Lev la cabeza al cielo oscurecido y profiri un sobrecogedoraullido lastimero, cancin que conoca como Endecha por los Cados.Ensalzaba a aquellos que haban muerto por Gaia, propagando susnombres para que los espritus del viento y las estrellas lostransportaran y fuesen recordados para siempre. Aunque Gaiapermaneca siempre a la escucha, las canciones entonadas con elcorazn y por toda la manada eran las que mejor se recordaban. Ojode Tormenta no tard en darse cuenta de que la suya era la nica vozque se escuchaba.

    Los cachorros paseaban de un lado para otro, presas de su propiaansiedad. Algunos estaban tensos, erizado el pelo pero lnguidas laslenguas, como si dijeran Esto est mal con cada fibra de su ser.Otros parecan rendidos a la nada, tendidos en el suelo, lamentndoseen silencio.

    Dices que Lucha contra el Oso ha matado a un rival --repusoSalta la Liebre con un gruido quedo--,pero hemos odo disparos deasesino y gritos humanos. No lo entiendo.

    Ojo de Tormenta camin despacio hacia Salta la Liebre, el loboque iba a convertirse en su macho alfa, sobreponindose a lafrustracin.

    No --ga--, a un lobo rival, no. Mat a un hombre.Fue como si hubiese descargado un golpe sobre el enorme lobo

    gris, que recul de repente.Por qu atac el hombre a Lucha contra el Oso?. Su

    pregunta, enunciada con rpidas zancadas y creciente ansiedad, sloconsigui aumentar la tensin de los jvenes.

    No lo hizo --ladr Ojo de Tormenta--. Cazamos al hombreasesino de lobos y lo matamos.

    Salta la Liebre agach la cabeza y frunci los labios. Se lepusieron los pelos de punta y ronc un gruido enojado y peligrosodesde lo ms hondo de s.

    Esto est mal. Vete.No. La respuesta de Ojo de Tormenta fue sencilla e inequvoca.

    Su forma se hinch hasta convertirse en el corpulento Hispo quepodra aplastar a toda la manada. La rabia herva en su interior. sta

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    es mi manada y t eres mi compaero.Eres una cambiaformas, Ojo de Tormenta Mata al Hombre.

    Nosotros no. Era Corre sin Fatiga la que hablaba, la hembra msanciana, despus de la propia Ojo de Tormenta. Tus costumbres noson las nuestras. Tu lugar no est entre nosotros.

    Soy una alfa!. Ojo de Tormenta gru, con sus doscientos kilosde msculo e ira pugnando por liberarse. Obedeced!

    No, respondieron al unsono Salta la Liebre y Corre sin Fatiga.Ambos eran fuertes, estaban dispuestos a luchar, y a morir. Ojo deTormenta podra matarlos a ambos sin ningn problema. Slo tenaque liberar su rabia abrasadora y la terrible forma de Crinos seapoderara de ella. Dos lobos no tenan nada que hacer frente a unGarou rabioso. Sera tan fcil...

    Ojo de Tormenta dio media vuelta y sali corriendo, rumbo al

    norte. No volvi la vista atrs.

    _____ 8 _____

    Ojo de Tormenta haba procurado no gritar desde el momento enque llegaron a Heathrow. Por si fuese poco que hubiera tenido queasumir su forma de Homnido, dbil, sorda y con el olfato de uncachorro recin nacido, ahora se encontraba a bordo de algn tipo deingenio de la Tejedora que iba a llevarlos al otro lado del ocano.

    Trag saliva y sinti la garganta spera como una lima. Intentreducir el pnico al mnimo, dicindose que haca aos que conocaaquellos aviones. Los haba visto surcar el cielo subrtico. Inclusohaba llegado a acercarse a varios de ellos con su manada. Al fin y alcabo, su especie la consideraba una erudita en cuestiones humanas.

    Pero meterse en esa punta de flecha gigantesca era bien distinto!Hasta el ltimo instinto de su cuerpo, lampio y embutido en esasajustadas ropas homnidas, se rebelaba contra aquello. Era una

    locura!--Esto... --comenz, y se maldijo por ensima vez por haberempleado la lengua Garou. Una rolliza mujer humana, ms gorda quecualquier vaca que Ojo de Tormenta recordara haber visto jams, sequed mirndola con la boca abierta, tras no haber odo ms que unsonido animal brotando de sus labios. Ojo de Tormenta se call ycomenz de nuevo en un ingls susurrado--. Esto no me parece buena

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    idea.--No nos queda ms remedio --repuso Grita Caos, con voz queda.

    Se tocaba con una gorra de lana que resolva de forma pasable elproblema de sus astas. Con suerte, los mismos espritus que habaconvocado Julia para conseguir que el retorcido fetiche metlico deOjo de Tormenta pasara desapercibido para los humanos contribuirantambin a camuflar su deformidad. Ambos estaban situados en unaesquina de la sala de espera de British Airways reservada para lospasajeros del Concorde, mientras Julia se ocupaba de un ltimorecado en algo que llamaban Sala de Porttiles.

    --Si queremos llegar a los Estados Unidos --continu el Hijo deGaia--, sta es la va ms rpida.

    --Est mal. Est mal fiarse de la Tejedora.--Julia sabe lo que se hace. T misma se lo dijiste a ese cretino de

    Geoffrey. --Dio un sorbo de la botella de agua que le haba pedido a lacamarera antes de que se fuese Julia.--Ese cretino estaba retndola por la superioridad, pero no le

    faltaba razn. Invocar a una araa de aquel modo fue muy arriesgado.Corriendo tantos riesgos slo se consigue invitar al desastre.

    Julia ocup el tercer asiento frente a la diminuta mesa redonda ala que estaban sentados.

    --Vosotros dos, a ver si bajis la voz un poquito, que estisasustando a los dems pasajeros. --Asinti con la cabeza hacia suizquierda, donde un nio humano los observaba con ojos como platos.Continu, en un susurro:-- El caso es que traigo buenas noticias. Hecomprobado mi correo electrnico y, al parecer, una amiga que tengoen los Estados Unidos est en Nueva York en viaje de negocios. Haaccedido ha echarnos una mano cuando aterricemos. Nuestrosasientos estn asegurados y vamos a embarcar en cuestin deminutos.

    * * *

    Cuando la voz del hombre de British Airways tron por elintercomunicador para llamar a la puerta de embarque a todos lospasajeros del Concorde con destino a Nueva York, Mick ech unvistazo a su reloj. Los buenos de BA, siempre a tiempo. Tir suejemplar del Times, pulcramente doblado, a una papelera de diseo yse incorpor a la cola.

    Una docena de pasajeros lo separaban del tro, que a sus ojos se

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    Ojo de Tormenta esper, permitiendo que se acercara cada vez ms,aguardando el momento adecuado.

    Ahora. En el preciso instante en que el lobo del Wyrm daba otropaso, ella salt. El techo de la bveda era lo bastante alto parapermitirle ascender lo suficiente y caer sobre el ser. Los Garou noson presas!, aull mientras se abalanzaba sobre su enemigo. Susgarras se hundieron en la fra masa negra que era el ser. Sinti, msque oy, su grito. Mas ya volva a flotar a su alrededor como la brumay, antes de que pudiera moverse, se haba reformado detrs de ella.Se agarr a ella y corri sobre su espalda, como si ella hubiese huido,despus de todo, y le propin un feroz mordisco.

    Ojo de Tormenta sinti el aguijn del bocado, pero saba quesera mucho peor si le daba al ser lobo la oportunidad de zangolotearlay desgajar la carne. Intent retroceder hacia el lateral del tnel, pero la

    presa era firme. Se zafaba lejos de su alcance cada vez queprocuraba sacudrselo de encima, como ya hiciera durante su primerabatalla. A falta de opciones, Ojo de Tormenta gir sobre una de suspoderosas piernas de Crinos y se cay, de espaldas, contra las vas.

    La corriente que flua por el tercer ral golpe primero al ser lobo,que emiti un chillido horripilante, al tiempo que emanaba un olor aalquitrn lquido. Transcurridos algunos segundos, el engendro sedisolvi en una masa nubosa de cenizas y peste. Ojo de Tormentarod para esquivar la va, sin demasiado xito, pero unas cuantasquemaduras y sacudidas bien merecan la pena con tal de haberherido a aquel ser abominable. Y lo haba herido, sin duda. Se tenspor un momento, preparada para su regreso, mas ste no se produjo.

    Se est lamiendo las heridas, pens. Sera demasiado pedirque hubiese muerto.

    Alejar al ser le haba costado tiempo, ms que suficiente para quelos dems hubiesen sucumbido. Salt fuera del foso y corri hacia elsegundo pasillo. Y se detuvo.

    Grita Caos colgaba de una larga cadena que oscilaba sujeta a laescalerilla al final del pasillo, con el cuello y un brazo tembloroso

    enredados en los negros eslabones con pas. Sostena la cadena conla mano libre, desesperado por intentar aliviar la presin sobre sutrquea. Ojo de Tormenta corri en su ayuda y mir hacia lo alto de laescalera para ver qu era lo que haba al otro lado de la cadena. All, aunos dos metros y medio por encima de ella, un Garou negro en formade Crinos estaba acuclillado sobre la barandilla, tirando de Grita Caos.El pelaje del hombre lobo exhiba un negro aceitoso, demasiado

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    perfecto, y sus orejas eran largas y puntiagudas.--Ah, qu maravilla --ronrone el Danzante de la Espiral Negra,

    con acento ingls--. Otra compaera de juegos.

    _____ 9 _____

    La rabia de Ojo de Tormenta la llev muy lejos aquella primeranoche fra de primavera tras abandonar a la manada de lobos.

    Alternando entre la grcil velocidad de su natural forma de loba y elsobrecogedor poder del feroz lobo Hispo, segua rastros de olor entrelos territorios de distintas manadas.

    Saba que as era como sobrevivan los lobos solitarios,

    recorriendo los lmites territoriales establecidos entre manadas. Alcontrario que la mayora de los solitarios, ella era capaz de derrotar encombate a toda una manada de lobos, pero no quera mancharse lasmanos con esa sangre. No, los lmites tambin ocultaban las sendasque recorra su otra familia, los cambiapieles, los Garou, para llegar asu lugar sagrado. El tmulo de los Pinos Celestiales no era grande nimajestuoso, en honor a la verdad, pero pocas cosas asociadas con latribu de los Garras Rojas lo eran. En la curva de un ro todavacubierto por el hielo se alzaba un soto de pinos mucho ms altos quecualquier otro que creciera en aquel confn del norte. Su altura era talque tocaban el cielo, segn cantaban los Galliard, y los videntes de laluna confirmaban que los espritus del viento y de las estrellasapreciaban a aquellos rboles majestuosos. Hacerles dao algunoconstituira una grave ofensa y, por tanto, los Garou se afanaban en suproteccin.

    En la espesura de aquellas vastas tierras de verde perenne, losGarras Rojas del clan de los Pinos Celestiales celebraban susasambleas y veneraban a sus ttems. Durante seis inviernos tras sucambio, aquel haba sido el hogar de Ojo de Tormenta. All haba

    aprendido las costumbres de la piel cambiante, la Letana y lastradiciones de las tribus de Luna. Haba observado, embelesada,cmo Huele la Verdad condenaba al traidor Socava al Wyrm,procurando aprender todo lo posible del egregio anciano quecomparta su signo lunar: Philodox, el juez.

    Cuando los rboles despuntaron sobre el horizonte y Ojo deTormenta hubo captado la seal olfativa que anunciaba a las claras

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    Esta es tierra de Garou, intent concentrarse en aquel momento. Nolo consigui; su mente retrocedi a lo acontecido haca tres inviernos.Junto al resto de la manada del Sol Estival, se haba enfrentado aSocava al Wyrm cuando ste regresaba acompaado de susaborrecibles hermanos Danzantes. Aquel da haba visto muchasatrocidades (hinchados jabales del Wyrm que escupan sangre ygusanos, la deforme Perdicin que el traidor tena por mascota), perolos Danzantes de la Espiral Negra haban sido lo peor de todo. Garouque se haban sometido al gran devorador, que se haban convertidoen lo que haban nacido para combatir.

    La batalla fue tremenda aquella noche de verano, y numerosaslas prdidas. Socava al Wyrm y los dems haban vertido una enormecantidad de sangre de Garou con sus manos, pero el tmulo resisti.El que aquella supuesta victoria, que tanto le haba costado a Ojo de

    Tormenta, todava le supusiera una gran gloria nunca le haba ofrecidodemasiado consuelo.Segua echndolos de menos.Se dio cuenta de que haba dejado de correr, de que se haba

    quedado plantada en el intersticio, impregnado de olores, que dividael territorio del clan propiamente dicho de los de las diversas manadasde lobos de la Parentela que lo rodeaban. All, con las marcas devarios lobos y Garou flotando en el plcido aire de la maana, sehaba perdido en los recuerdos. Mas no haba venido hasta aqu paradejar su propia impronta. Inclin la cabeza hacia atrs y comenz aaullar.

    Ojo de Tormenta, antao llamada Juez de los rboles, acude alos Pinos Celestiales --anunci--. Traigo la historia de un hroe deGaia, para que la entonen espritus y Garou por igual. Quin protegeeste tmulo?

    Nosotros --fue la respuesta, primero de una voz, luego de uncoro de lupinos--, la manada de la Estrella Ms Radiante defiende estelugar del Wyrm y la Tejedora.

    Nosotros --se escuch una segunda meloda de aullidos--, la

    manada de los Seis Inviernos tambin cuida de los rboles de losespritus del cielo y los protege de todo mal.Ojo de Tormenta corri a lo largo de la orilla del ro en direccin al

    curso de agua y a los altos pinos de las cercanas. No hubotranscurrido mucho tiempo antes de que aparecieran varios lobos paradarle la bienvenida. El primero fue el prvulo Garras adecuadamentebautizado como Veloz como el Vendaval, que salt ante ella, risueo,

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    ostentando su posicin de Garou adulto sin por ello retar a Ojo deTormenta. No tardaron en unrseles otros, entre ellos el WendigoPhilodox Escucha a la Noche y la Garras Theurge Habla por los

    rboles. Destacaba por su ausencia el anciano de la manada de losSeis Inviernos, el Galliard Odo por Gaia, el guardin de lascostumbres ms veterano del clan.

    Durante la siguiente media hora, Ojo de Tormenta retoz con losdems lupus Garou, correteando por los alrededores y revolcndosecon ellos en batallas fingidas igual que cachorros que jugasen aestablecer rangos. Todo aquello posea un talante indudablementelobuno, con la excepcin de que, como Garou, era bien recibida sinreservas en aquel territorio. Una loba solitaria que entrara en elterritorio de otra manada de lobos poda tener la seguridad de que ledispensaran un recibimiento mucho ms letal, como ella bien saba.

    Incluso aquellos que descendan de homnidos eran bienvenidos altmulo, siempre y cuando se integraran con sus primos lupus. Ojo deTormenta se regocij en el recuerdo de aquel orgulloso Uktena Ahrounque haba sido incapaz de jugar a cuatro patas y que se habamarchado corriendo entre bufidos.

    El sol lleg a lo ms alto del cielo mientras los hombres lobo sepresentaban; al cabo, se impuso la seriedad. Mientras estableca quean ostentaba un alto rango, si bien no el ms alto entre los Garou delos Pinos Celestiales, Ojo de Tormenta confirm que Odo por Gaia seencontraba ausente del tmulo. No haba escuchado ninguna endechapor aquel gran aullador de la luna, por lo que dudaba que hubieseperecido en combate. De todos los Garras de los Pinos Celestiales,ella habra sido la primera en sentir su muerte.

    Odo por Gaia est lejos --dijo Habla por los rboles--. Se ha idoa visitar el tmulo del Cruce del Carib.Aquel lugar sagrado,protegido por Garras Rojas y varios Uktena, quedaba a varios das deviaje hacia el norte. Pese a su carcter sacrosanto, se le atribua unoscuro pasado, de ah la presencia de una manada de UktenaCuidadores de Perdiciones.

    Por qu? Es un largo viaje para tan anciano bardo.El viento le cont a Odo por Gaia que se iba a celebrar unaimportante asamblea en una tierra lejana. Si a Habla con los rbolesle molestaba que los espritus hubiesen elegido al Galliard comoreceptor de su mensaje, no daba muestras de ello. Hay quiensostiene que haba que enviar emisarios, y Odo por Gaia ha partido

    para propagar nuestra opinin. Tenemos que montar guardia en el

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    tmulo hasta su regreso.Por ltimo, la Theurge pregunt:Y, para qu has venido?Una parte de Ojo de Tormenta se dio cuenta de la brusquedad

    que entraaran esas mismas palabras para odos humanos; sinpretensin de cortesa, sin falso servilismo, tan slo una preguntadirecta. Tales eran las costumbres de los lobos, y as haba de serpara los Garou.

    He venido para que se cante la Endecha por los Cados por micompaero de manada, Lucha contra el Oso, y para que se cante porm el Rito del Ultimo Cachorro.

    Escucha a la Noche, el imponente Philodox blanco y gris quehaba sucedido a Huele la Verdad como juez principal del tmulo, fueel siguiente en tomar la palabra.

    Lucha contra el Oso era un lobo, no un Garou. Era unaaseveracin, no una pregunta. Cmo muri?Combatiendo al Wyrm --contest Ojo de Tormenta, con un

    aullido orgulloso y una postura an ms altiva--. Cazamos a unasesino de lobos y falleci matando al hombre.

    Un lobo ha matado a un hombre? --pregunt Habla por losrboles, con un gaido ansioso, como expresaban sorpresa loslupus--. Cmo? Porqu?

    Ojo de Tormenta era consciente de cmo la observaba Escucha ala Noche, con la punta negra de su cola enhiesta y las patas plantadasen el suelo. No haba enseado los dientes ni se le haba erizado elpelaje, pero no haca falta. Era una mirada de evaluacin. QuisoresponderPorque s, pero el idioma de los lobos no se prestaba amedias verdades ni a hechos encubiertos. Es una lengua de pequeosmovimientos, olores excretados, respiraciones rtmicas y ladridosocasionales, de ojos algo mohnos.

    Porque yo se lo ped.Se acercaron otros Garou, rellenando as el silencio subsiguiente

    con sus siluetas de depredador. Aumentaba la tensin y los jvenes

    hombres lobo se paseaban nerviosos imitando, sin darse cuenta, lareaccin de la manada de lobos ante la misma noticia.Los lobos no matan hombres --proclam Escucha a la Noche

    con un rpido ladrido--. Los matamos nosotros. Es uno de losmandamientos de Gaia.

    El hombre mereca morir. Era un asesino de lobos. Lasrespuestas de Ojo de Tormenta vinieron enunciadas por su pelo

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    erizado y sus gruidos desafiadores.En ese caso, por qu no lo mataste t, Hija de Dos Mundos?.

    El que Habla por los rboles empleara el antiguo nombre de Ojo deTormenta, el que narraba la historia de por qu su ojo herido mirabaahora hacia dentro para atisbar las profundidades de la Umbra y, as,la verdad, significaba que la Theurge estaba dndole una oportunidad.

    --Se mereca la gloria que concede la muerte de un guerrero.--Aunque quera hablar en la lengua de los lobos, haba muchosconceptos que slo encontraban voz en el idioma Garou. Se diocuenta de que los lobos no saban cmo decir "gloria" ni "guerrero"--.Era un alfa --continu, al tiempo que avanzaba un paso y encontrabacmo expresar la idea en palabras de lobo:-- Su deber consista endefender el territorio de la manada.

    Escucha a la Noche permaneci inmvil durante varios minutos,

    recriminando a Ojo de Tormenta en silencio, con su frrea mirada. Alcabo, se dio la vuelta y ga, diciendo:sa no es nuestra costumbre.

    Aquellas palabras, procedentes del juez mximo del tmulo, noconstituan un mero reproche. Eran una condena, y el resto de losGarou all reunidos no tard en comprenderlo as.

    Oh, espritus --comenz el aullido de Habla por los rboles--,escuchad el relato de Ojo de Tormenta Ms Sabia que Gaia. Lo quealgn cachorro podra haber confundido por un ttulo honorfico era, sinlugar a dudas, una crtica elevada a todos los Garou all presentes:Slo los necios se creen ms sabios que la madre Gaia. El resto delos hombres lobo no tardaron en sumar sus aullidos al de la ancianaTheurge, cargando la vergenza de Ojo de Tormenta a lomos delviento. La que est ciega en dos mundos, la llamaron. Peor an:La que convierte a los lobos en hombres. Si exista una condenapeor para una Garras Rojas Philodox, a Ojo de Tormenta no se leocurra cul poda ser.

    La rabia se acumul en su interior, parti en direccin al norte,consciente de que los espritus del viento y la luz de luna

    transportaban su infamia mucho ms rpido de lo que ella podracorrer jams.

    _____ 10 _____

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    La cadena dentada se clav en el cuello de Grita Caos y steemiti un gorgoteo gutural. Unos espumarajos escarlatas tieron elplido pelaje de su mejilla. El Danzante de la Espiral Negra, por suparte, continuaba con su diatriba.

    --Que no te gusta estar colgado? Que no se vive bien sin aire niesperanza? --El ser esboz una sonrisa maliciosa y le propin otrotirn a la cadena--. Lo que me figuraba. Pues, vers, es lo mismo quele hicieron los vuestros a l. Estuvo as, gritando, durante ms tiempodel que eres siquiera capaz de concebir.

    Ojo de Tormenta dej que siguiera parloteando, sin apenasprestar atencin a las palabras, y se movi un metro hacia laizquierda. Tens las patas y se dispuso a saltar hacia arriba pero, enese momento, su enemigo se volvi, balanceando a Grita Caosenfrente de ella para bloquear su brinco.

    --Ah, ah, ah, nada de saltos. --La sonrisa del Danzante seensanch ms de lo que debera ser posible, con hilera sobre hilera dedientes como alfileres resplandeciendo a la tenue luz del nen hundidoen la pared. Balance a su presa hacia delante y atrs, clavando a Ojode Tormenta en una esquina del hueco de la escalera--. Me pareceque te vas a quedar ah mirando a tu amiguito, igual que llevamosnosotros viendo a los nuestros desde hace tanto tiempo.

    Clav los ojos en l para asegurarse de que concentraba toda suatencin en ella, y comenz a aullar. La llamada consista en una seriede gritos y ladridos, acentuados por un veloz estribillo extrado delHimno de Guerra de los Garou. Rez para que los cliath que le habaconcedido Gaia estuvieran prestando atencin.

    --Aulla a la luna todo lo que quieras, tu especie no va a encontrarayuda en este lugar.

    Ojo de Tormenta mantuvo la mirada impertrrita y dio gracias alos Incarna porque pareca que el Danzante no comprenda losdetalles de su invocacin. Por eso, y por los remolinos y los destellosque aparecieron en el aire encima del traidor del Wyrm.

    Carlita salt fuera de la Umbra y se abalanz sobre el Danzante

    de la Espiral Negra con un clamoroso grito de guerra de losRoehuesos. Su daga colmillo se hinc en el correoso pelaje del ser, enla carne, y ste profiri un alarido.

    --Bien! --aull Carlita.El Danzante solt la cadena y Grita Caos se desplom al suelo de

    golpe. La tensin que lo constrea cedi al fin, su forma guerrera seencogi a la de un lobo delgado y se escurri entre sus ligaduras,

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    dejando trozos de carne recubierta de pelo prendidos de los garfios.Patin sobre las baldosas y hubo recuperado la forma de Crinos paracuando hubo emprendido el ascenso de las escaleras en direccin asu torturador. Ojo de Tormenta eligi una ruta ms directa; suspoderosas piernas la transportaron tres metros y medio hacia arriba deun enrgico salto. Aterriz sobre la misma barandilla en la que habaestado apoyado el Danzante haca apenas unos segundos.

    La primera estocada de Carlita haba encajado su pual en el bajovientre del Danzante, e intentaba encontrar la oportunidad de asestarleuna segunda y definitiva, pero no iba a resultarle tan sencillo. La bestiase sujetaba las entraas con el brazo izquierdo mientras retroceda porel pasillo que coronaba la escalera, sin ofrecerle un blanco fcil a lamuchacha. Se mova hacia delante y atrs, esquivando sus envites yatacando con las largas garras bruidas de su mano derecha que, al

    igual que sus dientes, eran tan afiladas como estiletes y parecanhechas de acero. Carlita presentaba ya varios cortes en el brazoizquierdo, pero se negaba a desistir.

    Ojo de Tormenta mir hacia las escaleras, donde Grita Caosacababa de aparecer, y ladr una orden. Ambos adoptaron susesbeltas formas de Lupus y se adentraron en el pasillo a la carrera.

    Aunque cualquier pasajero lo bastante desafortunado como parahaberse topado de bruces con ellos habra pensado lo contrario, losdos lobos eran pequeos en comparacin con los colosales Crinosque batallaban en el interior del pasillo. Ojo de Tormenta profiri ungaido, aceler el paso y se coloc a la izquierda de Carlita, mientrasGrita Caos se apostaba a la derecha. Otro segundo y habran dejadoatrs a los combatientes, alcanzando as la vulnerable retaguardia delDanzante.

    Mas Carlita, ansiosa por esquivar las garras del Danzante, dio uninopinado paso a su diestra. Su musculosa pierna de Crinos golpe depleno a Grita Caos y el metis, herido con anterioridad, profiri unquejido lastimero. La combinacin del tropezn con el Hijo de Gaia ysu grito distrajo a Carlita, que se mir la pierna en vez de mantener los

    ojos clavados en su oponente.El Danzante de la Espiral Negra abri las fauces y vomit unensordecedor enjambre de agresivos insectos verduscos. La nube seapresur a envolver a Carlita, pese a los denodados aunque ftilesintentos de Grita Caos por ahuyentar a los bichos. La oportunidad deOjo de Tormenta de atacar al Danzante por la espalda se habaevaporado, a menos que estuviera dispuesta a dejar a su merced a la

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    joven Garou que acababa de cegar. Acumul la masa extra que leconfera la forma de Hispo y se abalanz sobre l.

    La vio venir. Alz el brazo derecho para detenerla. El espacioestaba demasiado atestado como para que las garras resultaranefectivas pero, an as, consigui conectar con el abultado pecho de laloba. Por un segundo, la inercia la mantuvo all colgada, inmvil contrael brazo de la presa a la que no poda llegar. Se ensearon las faucesabiertas, impotentes, antes de que l la empujara lejos de s, contra lapared. Carlita y Grita Caos ya haban conseguido desembarazarse delos insectos, as que opt por emprender la huida por el pasillo y doblla primera esquina con la que se top.

    Los tres Garou partieron en su persecucin, pero el lbregopasillo estaba vaco cuando se asomaron a l. Les bloqueaba el pasouna reja herrumbrosa que no deba de haberse abierto desde antes

    del Impergium. Ojo de Tormenta se apresur a escrutar losalrededores. Su propio reflejo le devolvi la mirada desde elresquebrajado panel de Plexigls que cubra un ajado mapa del metro.

    La Umbra, ladr, antes de caminar de lado.El doble en la Penumbra de la abandonada estacin subterrnea

    era tan gris y deslucida que a Ojo de Tormenta le record a ladescripcin que le haba ofrecido Mephi Ms Veloz que la Muerte de latierra sombra de los fantasmas. Las paredes, ya mugrientas en elmundo fsico, aqu aparecan cubiertas por una gruesa capa de mohoy ceniza. Enormes cucarachas espritu albinas se paseaban por lainmundicia que alfombraba el suelo y goteaba de las corrodasUrdimbres que adornaban el techo. La reja de hierro aqu no era msque una delgada cortina de eslabones roosos, una barreraanecdtica. Ojo de Tormenta vio destellos de colores procedentes delpasillo, al otro lado de la puerta, y en medio de aquellos haces de luz,la silueta del Danzante. Se lanz en pos de l.

    Lleg a la siguiente cmara justo detrs del Danzante, al tiempoque escuchaba cmo Carlita entraba caminando de lado en algnpunto a su espalda. La Moradora del Cristal Julia Spencer, en su

    cimbrea forma de Crinos negra y marrn, flotaba con las piernascruzadas en el suelo de la Umbra, sumida en una especie de trance.Tambin el lobo del Wyrm estaba all, aunque atrapado en una slidamasa de refulgentes Urdimbres. Cerca de Julia aparecan cantidadesingentes de Araas Tejedoras, tan grandes como conejos, emitiendotodas ellas un brillante haz de color al materializarse. Comenzaron ahilvanar otra hebra de Urdimbre, envolviendo an ms al lobo del

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    Wyrm. El Danzante no aminor la marcha. Se agazap, manteniendolas mortferas garras a ras de suelo, y corri directo a por Julia.

    Ojo de Tormenta profiri un sonoro ladrido de advertencia,rompiendo la concentracin de Julia a tiempo de salvarle la vida. LaMoradora del Cristal se cay al suelo y se gir hacia el Danzante quese le echaba encima. Su instinto de supervivencia era muy agudo, porsuerte, y se apresur a agacharse y a protegerse el torso y el rostrocon el brazo izquierdo.

    El Danzante cambi de objetivo de inmediato... o puede quehubiese pretendido amagar el ataque a Julia desde el principio,despus de todo. En cualquier caso, salt por encima de la jovenTheurge y, de un tajo formidable, deshizo gran parte de los finos hilosde Urdimbre que aprisionaban al lobo del Wyrm. Sin el hlito de Juliapara impulsarlas, las pequeas Araas Tejedoras carecan de

    motivacin para seguir hilando y, de una sacudida, el ser lobo seliber.Los dos engendros del Wyrm se volvieron hacia los Garou. Ojo de

    Tormenta, Julia y Carlita se erguan en forma de Crinos, con loscolmillos desnudos y las garras extendidas. Carlita esgrima su dagacolmillo, en guardia. El Danzante retrocedi un paso hacia la lbregapared, con el lobo pegado a sus piernas. Ojo de Tormenta se dispusoa saltar, pero se vio privada de oportunidades. Con el hmedo sonidode la carne al desgarrarse, una gigantesca boca cuajada de dientes seabri en la pared, detrs del Danzante. Permaneci as por unsegundo, goteando baba verde de sus colmillos, antes de extendersepara engullir a los engendros del Wyrm. Aquel mordisco, profundo yensordecedor, hablaba de bestias hambrientas tan grandes comociudades. Cuando la boca se hubo cerrado, se form una herida frescaen la pared de la que haba surgido, supurando pus amarillo.

    --Un agujero del Wyrm. --Julia observaba aquella enorme ampollaen la Umbra, con los ojos cerrados, concentrada. En un segundo, lasnumerosas Araas Tejedoras se afanaban en tejer una tensa telaraasobre el agujero. Abri los ojos sin que las araas aminoraran el ritmo.

    Al parecer, no haca falta que nadie les ordenara sellar tan flagranteirrupcin del Wyrm en su dominio, slo que las apercibieran de suexistencia--. Vale. Por ah no van a volver. --Se volvi hacia suscompaeros--. El Danzante ya debe de estar muy lejos.

    Momentos ms tarde, los tres Garou haba desandado sus pasospor el pasillo y haban caminado de lado para reunirse con Grita Caosen el mundo espiritual. El metis las recibi en su forma natural de

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    Crinos, sentado con la espalda apoyada en la pared, cerca de laescalera. Tena el pelaje y la carne lacerados por magulladuras, cortesy heridas profundas, fruto de la cadena fetiche. Tena el cuello encarne viva, sangrando. Carlita se arrodill junto al Hijo de Gaia; sutalante bravucn haba cedido el paso a la preocupacin, el dolor y lafatiga. Tambin su brazo izquierdo presentaba largos tajos provocadospor las garras del Danzante. Julia, por su parte, pareca ilesa pero,cuando hubo recuperado su forma de Homnida, Ojo de Tormentapudo ver que estaba tan plida como la cera. Hasta su olfato lleg elolor de la ptina de sudor fro que le cubra la piel. Invocar y dirigir atantos espritus le estaba pasando factura. Tambin ella se dej caeral suelo. La propia Ojo de Tormenta segua resintindose de lasheridas de su espalda y su costado, resultantes de su primerenfrentamiento con el ser lobo. Se le ocurri que era extraordinario

    que ninguno de ellos hubiese muerto todava.--Qu queris que os diga? --dijo Grita Caos, entre flemosasexpectoraciones--. Le hemos dado una buena paliza! --Exhiba unaamplia sonrisa, sus oscuros ojos castaos resplandecan con unallama ante la que empalideca el dolor y toda la sangre derramada.

    La estacin de metro abandonada no tard en resonar con lascuatro voces que, en armona, entonaban el gran aullido de victoria delos Garou.

    * * *

    Mick atraves el callejn, con una cojera tan visible como torvaera la sonrisa que adornaba su rostro. Al parecer, aquellas rarezas dela naturaleza s que saban plantar cara. Supuso que no se dabancuenta de la futilidad de su causa. La venida de Jo'cllath'mattric estabaprxima, y ningn piojo iba a poder evitarlo.

    Empero, podran complicar las cosas. Empaar la perfeccin. LaSeora exiga perfeccin.

    Baj la mano hasta el cinturn de sus pantalones de Gucci y se

    percat de que estaba empapando de sangre su camisa borgoa. Qupena, estropear as una seda de Yves Saint-Laurent. Esa canijaRoehuesos iba a tener que pagar por ello, un da u otro. A lo mejor lemeta esa repugnante daga colmillo por el...

    Ea, ea, no nos pongamos groseros --se recrimin--.Concentrmonos en lo que tenemos entre manos.

    Sac su minsculo telfono Nokia y marc una larga serie de

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    nmeros. En el preciso instante en que comenz a sonar, apret contoda la fuerza que le haba concedido la Seora. El telfono se agriet,chispe y se redujo a aicos cuando el pequeo espritu atrapado ensu interior sufri una muerte tan lamentable como til, por loestridente. Llegaran enseguida.

    Se adentr an ms en el callejn, observando los montones deperidicos y de harapos que podran ser humanos, basura, o ambascosas. La escalera del final de la salida de incendios ya estaba bajadacuando l se asi a ella y comenz a trepar. Se detuvo en el tercerrellano, para inhalar el aire viciado que flotaba entre las viviendas y laantigua fbrica que se ergua tras ellas. Qu delicia, casi como enLondres. En el ltimo rellano antes de llegar a la estancia, lanz a ungato por el borde de una patada y oy cmo se estrellaba contra elasfalto con un golpe sordo y satisfactorio. Segua sonriendo cuando

    hubo sorteado los ltimos peldaos y emergi al tejado alquitranado.--Salid, todos.Lo hicieron, cuatro. Mick, como tena por costumbre, se fij

    primero en las mujeres. Una era alta, con talle de avispa y cabello deala de cuervo. Iba embutida en cuero y constreida por un cors conbroches de hierro. Ola a sexo y a tierra podrida, y se haca llamar laDama del Tajo. La odi de inmediato, por culpa de sus patticosintentos por imitar a la Seora.

    La otra mujer prometa mucho ms, sin lugar a dudas. Menuda,ataviada con vaqueros rados, botas militares con puntera metlica yuna camiseta gris impresa con las palabras Property of SUNY

    Athletics. Tena el rostro salpicado de marcas blancas de quemadurasque contrastaban con su piel caoba y le conferan una elegante texturacerosa. Se llamaba Naz. Mick la nombr su segunda.

    El hombre exhiba ms a las claras que alojaba a una Perdicinen su interior. Era alto, delgado y enjuto. Crestas seas se apretabancontra su carne, formando un diseo sin duda reminiscencia de la granespiral que la Seora le haba mostrado a Mick con tanto mimo hacaaos. Su cabello, de un blanco estridente, se erizaba formando

    ngulos extraos y serva de halo para su rostro, que slo ofreca unrasgo: una gran boca redonda, semejante a la de una lamprea. Unalengua roja coleaba dentro de aquellas fauces, lamiendo todos losolores que impregnaban el aire. Se llamaba Anguila.

    Luego estaba el perro. Producto de generaciones de endogamiaentre mastines, al parecer, pesaba ms de cien kilos y su cara eraenorme y achatada. Sus impresionantes mandbulas resultaban

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    visibles a travs de la piel traslcida. El resto de su cuerpo estabacubierto, no de pelo, sino de una masa rizada de lombrices blancas.Se caan a puados sobre el negro tejado al comps de su trote, perose dira que crecan del interior del cuerpo del perro, porque en ningnmomento quedaba expuesta su piel. se sera Chico.

    S, stos serviran, sin duda.--Gracias, mi Seora --le susurr Mick al aire viciado--. Os

    servimos y, por medio de vos, a Jo'cllath'mattric y, por medio de l, alPadre Wyrm.

    Estaba a punto de partir a la cabeza de su nueva manada, cuandoAnguila percibi un rastro. Su lengua restall hacia delante y atrs yemiti una hermosa cacofona de chillidos. No estaban solos.

    --Qu demonios? --El viejo holgazn surgi de detrs de lospostes de la torre de agua que descansaba sobre el tejado. Las

    drogas, el alcohol, la inhalacin de gases qumicos, o una combinacinde las tres cosas, haca mucho que le haban fredo la mayor parte dela sesera, pero conservaba el suficiente juicio como para dar mediavuelta y empezar a correr. Todos los fomori miraron a Mick, queesboz una tenue sonrisa.

    --Chico, trelo.

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    El lugar sagrado de los Garras Rojas llamado Cruce del Caribquedaba a dos semanas de viaje hacia el norte de los PinosCelestiales. Para llegar all, una loba solitaria como Ojo de Tormentatena que atravesar los territorios de una docena de manadas o ms,rodendolos todos si quera evitar cualquier tipo de contacto. Losespritus que propagaban su deshonor viajaban mucho ms deprisaque ella, desde luego, pero eso no le impeda correr tan rpido comose lo permitan sus fuerzas. El clan del Cruce del Carib escuchara su

    relato por voz de sus propios aullidos, no el informe de la reprimendade los que la haban condenado. Odo por Gaia prestara atencin; lallamada del Garras Rojas ms ilustre de la regin restaurara surenombre y se extendera hasta el ltimo confn.

    Pero antes tena que llegar hasta el tmulo, y los humanos quetena enfrente no iban a facilitarle las cosas. Haba captado su rastrohaca algunas horas, cuando el viento hubo cambiado al