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I Días de cinismo. Días de desasosiego. Días ,de desconsuelo. Días de sentir, como lo escribiera Shakespeare en Enrique VI, que sopla un mal viento que a nadie beneficia. Así se siente vivir en México actualmente. Así se siente contemplar la violencia y a los Violentos, los asesinatos y a los asesinados, el resurgimiento del PRI Yal enco- petado que lo encabeza. La atmósfera prevaleciente es escéptica, dura, socarrona o incluso resignada. Y usted, lector o lectora, se preguntará si tiene algún sentido hablar desde ese músculo terco que es el corazón y mantener la esperanza cuando muchos han intercambiado el optimismo por la amargura, el ánimo por la des- esperación, la fe por el pesado fardo de la desesperanza. Parecería que una densa neblina de miedo e incertidumbre se ha posado so- bre el país y hace dificil distinguir el blanco del negro, el bien del mal, lo correcto de aquello que no lo es. De allí la importancia, advertida por Boris Pasternak, de re- tomar nuestros deberes ante el infortunio: creer y actuar. De re- flexionar aunque sólo sea un momento en las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las palabras que capturan mis creencias más funda- mentales? ¿Puedo nombrar un principio que guía mi vida? ¿Cuál es la verdad descubierta que me sigue alentando? Si me pregun- tara "¿en qué creo?", ¿cuál sería mi respuesta? Planteo estas in- terrogantes con la idea -como lo hizo ational Public Radio en Estados Unidos- de reunir ideas para escribir una especie de himno nacional, una celebración de la multiplicidad, una carto- grafia de nuestras convicciones colectivas, una carta de amor al

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Días de cinismo. Días de desasosiego. Días ,de desconsuelo. Díasde sentir, como lo escribiera Shakespeare en Enrique VI, que soplaun mal viento que a nadie beneficia. Así se siente vivir en Méxicoactualmente. Así se siente contemplar la violencia y a los Violentos,los asesinatos y a los asesinados, el resurgimiento del PRI Yal enco-petado que lo encabeza. La atmósfera prevaleciente es escéptica,dura, socarrona o incluso resignada. Y usted, lector o lectora, sepreguntará si tiene algún sentido hablar desde ese músculo tercoque es el corazón y mantener la esperanza cuando muchos hanintercambiado el optimismo por la amargura, el ánimo por la des-esperación, la fe por el pesado fardo de la desesperanza. Pareceríaque una densa neblina de miedo e incertidumbre se ha posado so-bre el país y hace dificil distinguir el blanco del negro, el bien delmal, lo correcto de aquello que no lo es.

De allí la importancia, advertida por Boris Pasternak, de re-tomar nuestros deberes ante el infortunio: creer y actuar. De re-flexionar aunque sólo sea un momento en las siguientes preguntas:¿Cuáles son las palabras que capturan mis creencias más funda-mentales? ¿Puedo nombrar un principio que guía mi vida? ¿Cuáles la verdad descubierta que me sigue alentando? Si me pregun-tara "¿en qué creo?", ¿cuál sería mi respuesta? Planteo estas in-terrogantes con la idea -como lo hizo ational Public Radio enEstados Unidos- de reunir ideas para escribir una especie dehimno nacional, una celebración de la multiplicidad, una carto-grafia de nuestras convicciones colectivas, una carta de amor al

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país que llevamos debajo de la piel. Una forma de trascender loque nos divide para recolectar aquello que nos une a pesar de laspreferencias políticas, los prejuicios, el género, la edad, el caminoandado.

Se trata de decir yo creo en México. Creo en la poesía deEfraín Huerta; en el poema de José Emilio Pacheco, "Alta trai-ción". En los hombres del alba y las mil voces descompuestas porel frío y el hambre. Creo en el país bello como camelia y tristecomo lágrima. En la ronca miseria y la gris melancolía. Amplio,rojizo, cariñoso, país mío. Lugar de ríos y lagos y campos enfer-mos de amapolas y montañas erizadas de espinas. Yo pienso en elfuturo nuestro, en la espiga, en el grano de trigo, en el ancho co-razón mexicano de piedra y aire. Nuestro gran país, un criaderode claras fortalezas. País duradero entre penas y esperanzas carco-midas, gracias a esos mexicanos de alto cielo con vida que nos danluz y sustento. Mexicanos que son acero y alma y alimento diario.

Yo creo en el patriotismo, en la justicia social, en la creati-vidad, en la participación, en el servicio, en los derechos indivi-duales, en lo que mira más allá de las fronteras de los hombresvarados, cínicos, fríos, con ojos de tezontle y granito. Yo creo enel amplio país donde caben los homosexuales y los católicos y lasmadres solteras y los rezos privados y la laicidad pública y los quecreen en Dios y los que dudan de su existencia. A ratos, triste paísdonde la cobardía y el crimen son pan diario y a pesar de eso loquiero. México negro, colérico, cruel y a las vez tibio, dulce, va-liente porque en sus calles viven hombres y mujeres de buena vo-luntad.

Yo creo en México. En el país de rosas o geranios, claveles opalomas, manos o pies, panistas o perredistas, derechas o izquier-das, saludos de victoria o puños retadores. Porque el Corán enseñaque Dios nos creó de una pareja única y nos moldeó en naciones ytribus para que pudiéramos conocernos, no para que pudiéramosodiarnos. Porque debajo de los ojos de fuego y los chorros de in-sultos y la brutal tarea de pisar mariposas y sombras y cadáveres,hay lo que nos pertenece. Lo que vierte alegría y hace florecer jú-bilos. Las limpias decisiones de tantos mexicanos que saltan, para-lizando el ruido mediocre de las calles, dando voces de alerta. De

esperanza. De progreso. Voces para pelear contra el miedo, con-tra la corrupción, contra la impunidad, contra el abuso, contra elejercicio arbitrario del poder, contra el río de fatigas.

Te declaro mi amor, magnífico país. Ojalá otros, muchos, lohagan también. Lancen al aire o plasmen en una hoja de papel oenvíen a [email protected] aquello que aprecian deMéxico. Esta patria, vidrio molido, patria navaja, patria rabiosa,patria melancólica, patria abandonada. Pero patria al fin. A ti temando un corazón derretido, un torpe arrebato de ternura, unalámpara tenue frente a mis ojos, unas ganas inefables de seguir lu-chando afanosamente para que el alba sea alba y México puedaser lo que me imagino.

Es cierto, durante los últimos tiempos a los mexicanos nos haido francamente mal. Crisis, epidemias, matanzas y catástrofes.Penurias económicas y angustias morales. Un presente hostil, unpasado en fuga y un futuro por demás incierto. Nuestra gran re-~serva moral, la alegría y el entusiasmo parecen estar a punto deagotarse. La patria camina triste, desencantada concentrada enrabia, en palabras de Germán Dehesa, "como con aire de esposaque descubre que su marido ideal tiene otras ocho familias, es pe-derasta y se excita torturando borregos". Pero es en este mínimojardín donde hay que dar la batalla para que México renazca yse sacuda, como perro recién bañado, de tanto parásito que le haquitado su sustancia, su ánima y su estilo. Es tiempo de cultivarnuestro jardín.

Hoy toca, como diría Germán, pedir la paz. No cualquiera.No queremos la paz de los sepulcros. No queremos la paz octa-viana. No queremos la paz de los que se someten ante las ame-nazas o la abierta violencia. Tampoco queremos la perversa pade antes, nutrida en la ignorancia, la colusión, la postración y laconnivencia con las abusivas autoridades y los no menos horren-dos dinosaurios priístas. Queremos una paz nuevecita, lustrosa,respetuosa, que se funde en los derechos y en la palabra, y que conellas inaugure un horizonte, aunque sea lejano pero asequible, deequidad y justicia para todos.

Hoy toca ofrecer el patriotismo. No del gritón, no del bravu-cón; hablo del otro; del que nace de reconocer que se pertenece

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342 DENISE DRESSER Epilogo 343

a un lugar y a una historia que desde el pasado proyectan unaluz que edifica un futuro. Si alguien carece de ese patriotismo ypiensa que la violencia del país no le incumbe, o que es una co-yuntura propicia para us muy personales designios, o proyectos,o berrinches, o aspiraciones presidenciales, pobre México que hanaturalizado seres así. Con o sin estos seres saldremos adelante.Agradecimientos hay muchos: la luz en el Zócalo al amanecer, losvolcane festonados de neblina, tanta buena voluntad y buena inte-ligencia, tantos seres tan nítidos, tan trabajadores, tan comprome-tidos. Con seres así, podremos equilibrar presencias tan equívocascomo las de "La Barbie" y "El Azul" y "El Chapo" y el "Gel boy"y "La Maestra" y la incertidumbre y la flojera y el miedo y la re-signación.

Hoy toca entender que el despertar permanente de Méxicoentraña el desmantelamiento del viejo sistema autoritario y laconstrucción de nuevas instituciones democráticas. Implica el finde las viejas reglas y el principio de los nuevos códigos de con-ducta. Implica enterrar el viejo sistema para que no resucite.

Esas tareas de largo alcance y de largo plazo fracasarán siMéxico duerme la siesta en lugar de abrir los ojos. Fracasarán si losresponsables del sistema autoritario cuyos resabios aún padecemosse apropian la silla presidencial. Fracasará si las partes más podri-das del priísmo logran amodorrar a la población y adorrnilarla.

Hoy toca formar un frente unido contra el regreso del pasado.Una coalición ciudadana para mantener los ojos bien abiertos.Para no bajar la guardia. Para desgarrar las redes de complicidady los patrones de patronazgo. Para pelear contra aquellos que quie-ren volver a la intimidación, a la corrupción, a la posición privile-giada que tuvieron cuando el poder no era compartido. Para evitarque la democracia imperfecta tenga una vida corta y una muertepredecible. Para evitar la eutanasia del país.

Hoy toca creer que México puede ser distinto. Hemos perdidola costumbre de imaginado, hemos perdido las ganas de conce-bido. Nos han dicho que lo nuestro es callar, obedecer, agachamos,aceptar sumisamente e! martirio y e! cáliz. Adquirimos e! horrendovicio de! sufrimiento y e! despojo permanentes. Aprendimos la do-cilidad y la sumisión de un país que mansamente carga -como

Sísifo- esa piedra que pesa cada vez más. Pero con fecha de hoy,México puede ser diferente. La tarea es enorme y nos incluye atodos: hoy México puede ser visible y acariciable si tú, ciudadanoen ciernes, contribuyes a que sea así. Yo estoy di puesta a trabajarcon más ánimo que nunca en el único lugar que conozco, frentea las palabras y afiliada al único partido que conozco: nosotros.

Hoy toca decir "México" y que estallen mil imágenes reco-lectando entidades perfectamente definibles, sensoriales, limitadas,emocionantes. La voz de Eugenia León cuanto entona "Yo vengoa ofrecer mi corazón." El canto de Lucha Reyes y Pedro Infante yJorge egrete y cualquier mariachi. Un parque verdecido de in-fancia y un grupo de amigas que juega "avión". Decir "México"y que aparezcan rincones en Guanajuato, nubes de bugambilias,algún atardecer en Querétaro; una tabla pletórica de alegrías ypepitorias como diademas de color; la honda noche de Palenque;el malecón de Veracuz que es un lento c,;minar de mujeres son-rientes.

Hoy toca anunciar que la dulce Patria, tan sabia y dulcementecortejada por López Velarde, es hoy para mí el rostro de mis hijos,la nostalgia de mis muertos y una creciente urgencia de justicia ydignidad para todos. Es un modo de hablar cantadito, ceremo-nioso, y diminutivo. Es la selva chiapaneca, el río en Tlacotalpan,la música de Horacio Franco, el desierto norteño, el santo olor de lapanadería, el riesgo de quedamos sin patria y la oportunidad derestaurada y lograr entre todos lo que quería Ro ario Castellanos:"Que la justicia se sienta entre nosotros." E muy emocionante sermexicano en este nuevo milenio. Yo agradezco esa dádiva. o creoque seamos mejores que nadie. o acepto que nos consideremosinferiores a ninguno. Somos de aquí. Venturosamente somos deMéxico.